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LA ARGENTINA ALTERADA,
LA RESTAURACiÓN NEOCONSERVADORA
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El IIn de una época
Hay dos forn~~~~lbio Ortega:
-tuando
vi£~1.hjs__ rp!i~o. según enseñaba cam~ia _algo en nuestro f!1Undo y cuando cambi,a
el mundQ. Si sucede esto últinio, ~ªV ~ri.siLhjSJ.ID:jca. Es decir, las géncracio~cs que conviv~SiCñten que se quedan sin las convic-
ciones del pasado. que es como decir "sin mundo". A los argentinos .--,'-
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a casi todos .195 que vivieron
la feliz dé-
cada del veinte, como se. decía entonccs- les c.<;tabapor suceder eso. A partir del momento en que percjbieron que el mundo que los rodeaba cambió, no atinaron a pensar una resput."ita nueva 11 una nueva política,
nacional
e internacional.
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pusieron
fuera de
sí, se alteraron. La Argentina que sigue a la década del vcintc será una Ar. gentina crítica. P~ra. ~Igunos o!..de~ada, para otros monótona. Para ciertos sectores, vivirá la restauración de la "dignidad perdida". Para otros, la udécada infamc", según una expresión que hizo época. ~cro casi todos vivirán Jos tiempos nuevos con malhumor, impaciencia, tensión y cierto me1odramatismo. ViviráR. en fin, una doble vida o una vida falsa, quc es lo que le ocurre con frecuencia al alterado. Qui,zás eso e,xplie;a en par.re las perspectivas contradic[~ia~_9'!,~,...I9..s-![gCl"!.ti~C?~~. d.c sr ~ismos y 9c I~' que les pasa. / IlAlgunos años, como ciertos poetas y políticos y ~Igunas exquisitas mujeres, gozan de una (ama superior a la común de sus homólogos: sjn duda alguna, 1929 fue uno de estos años ... ' Fue, como ~cribió Galbraith, un año digno de recordarse: uno fue ,
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1 GAI.BRAITH, J. K., El croc del 29. Barcelona, Seix-B:uraJ, 19M. Recicn. tem,eme, el economist::l y escritor norteamericano volvió sobre el tema en "Harper's Magazine" de noviembre de 1969: 1929 tmd 1969. Finrmcial genius js o sboN memory and riling markel. Un economista podría recomendar estudios técnicos más rigurosos sobre la crisis de 1929; difícilmente un ensayo tln claro y. ameno como el de Galbraith, que para nuestro propósito es suficient~; Sobre el clima de la época, un dato no désdcñable: se suicidan l.uWJne.. ••. Alfonsil1:l Storni. HOr:lcin QuiroJ!a. Lisandro de 1::1Turre".
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El ctlJsh de 1929
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ATLANTlCO
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'.l Inversiones aproximadas de Gran Bretaña en América latina, comparadas con las realizadas en el resto del mundo. {Segun "New York Times", del 2 de julio de 1939.1 . El "crash" de 1929: "Algunos años, come. ciertos poetas y pollticos, y algun3s exquisitas mujeres, gozan de una fama superior a la común de sus homólogas.. .o', Asf fue el 29. la Argentina no seda condicionada s610 por su anterior metrópoli económica, Londres¡ un serio rival habla entrado en la liza: Washington.
OC~ANO
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. Entre 500 y 800
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MIls de 800
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que el..J~E de Vv'a.'L~~~!_fue .has~ame más ~omp'ica_dlJ que el resultado de la conspiración de ~vénturcros torruosos. Fue, seg'ún muchos aprecian h(i~.. u'n;~(;1Jjbi~l-;ción.e~traña de _ilusiones. e;peranzas __iJ!l]litad,as.. optimismo sin cuento e irresp0,"!~al!!lida~, que envolvió al propio p.rcsidente Coolidge, 4uien en su último mensaje sobre el cstado de la Unión en dit:ie1l1hrc de 192X dijo nlldll mcnos 111lC:
Entre 100 y 200 •••.•••.••
al colegio anres de 1929. se cas<', después de 1929 o ni siquiera hahía nacido en el 29, "'o cual ahsuct"c al inreresado de toda culpabilidad", Fue 5ñihién un año que los economistas se apropiaron para explicar muchas cosas. porque en él cOlllenzcl "el. más lIlonument~1 sU,cesu eéonól1Iico en )a hisroria de Jos Fstados Unikt~nosa pf.u_~.ba- de I~-'G-~a-n~T)ep~~i'ó~l"."Blls~~d~cir -;quí'
Ninguno dc los Congresos de los ~~ ..•tados Unidos hasta ahora reunidos parll examinar el cst::ldo de la Unión tuvo ante sí una perspecti\'::I {"::Infa\'of::lhle ...
MeOO5 de 100
Según par~ce no s(')lo el Presideme nonealllcricano fue incapaz de predecir un desastrc. Economist::ls ilustres -hasta entonces al I1Icnos- COll1oel profcsor In'ing Fischcr de rale, pronostica han
Inversiones aproximadas de Estados Unidos de América en América del Sur dUo rante la depresión mundial. (Según "New York Times", del 13 de marzo de 1932.1
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en la misma época quc~recios de 10$ v~l~c~.QabíaILaI~111.ada. _ ~~. nivel alto y que ~allí permanecerían. P~ro -como oc.~rno 3, los argentinos del 90- el p_odc!:.-~e! encantamiento se rompl~. eLsls~eroa económico norteamericano comenzó a revelar senas fallas. (liiichos dirigentes y empr~arios perdieron la lu~idc~ ,elemental v el mercado de valores reflejó violentamente la sltuaClOn. Luego ",sobrevino la depresió!!, En 'romo, del 29 tejióse en Nueva ~ork una leyenda que incluye a peatones "saneando CO~ dehca~cza los cuerpos de especuladores y financieros que se ha~~an arroJad~ por la 'ventana. Parece que nad::!(} poco de eso ocurno .v Galbralth se divierte ridiculizando la leyenda, dandó pruebas de que la ola de suicidios fue apenas mayo~ que años antes. y que po~os eligieron el método de tirarse por la ventana. De todos modos, parece hoy claro que la ~conomía nortea~.e~i~an.a. ~unc~~naba. en".el 29 de ml?do incorrest0' sea por la p~slma dlstnbuClOn de la r.en~a, por 1;- muy d~ficientc cstruct~ra de las socied~des .<;omerclales, por la mala estructura bancaria. por la dudosa sltuaclOn de la balanza de pagos y por los míseros conocimientos de economía de la época o; mejor, por todas esas causas a la vez.
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-ELfu:oblema más gr:ave fue q~e_ la .reces!{I~ ~:on.ón~ica .d.u~{~ mucho tiempo, -hizo temblar a los sistemas e~0[lomlcos y. pohtt~q,~ de la época y estimuló experiencias <¡ue, al ~abo, se ~I~culan~n la gestación de la Segun~a Guerra Mundlal._~~~ ~~?nomica norteamericana se extendió a Europa, al Ext~emo Onente 'ya .América lati~a enúe 19~O y 193?,. no ccdióllh.asta promediar la década. SI en su ongen la cnslS fue un hecho norte;mericano" ~j~ ~'_~us~s_prop.i~mente po.lí~icas, su pr?paga~ión sacudió al mundo occidental y parte del onental con _I~~ensl.d.ad si~ precedc~tes. -Los 'norteamericanos habían ~echo n~uchas_inversiones en 'Eurol?3 -especialmente en Alemama. Austna y Gran B~~taña- ~q~~ pr~curaron repatriar, desistien~o de hacer ~~eva~. El encadenamiento de consecuencias fue prolongado y deJO rUl- £1 nacionalismo nas y tensiones. TxªnsfqffllQ, tam_bié~! ~.I?r~e':l soc!a.I_.y. ~oJítico. económIco Por lo pronto, en la vida económica triunfa el. ~aclOnahsmo, el pragmatismo proteccionista exigido po.r la preston de empresarios y organizaciones obreras, y los hnea~lentos de fo.rmas de economía dirigida que en los Estados Umdos se~trªduJo en ~el O O ,. New Deal (1933) de Franklin Delano Roosevelt,\G.!:!'_'LBce'!'~J", _ no sigue ,el camino tradicional del I,i~re cambio, sin~ que se de- , dica a cultivar las relaciones comerciales con las reglones que se encuentran bajo su zona de influencia o su dependencia política:
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adopta el sistema de "preferencia imperial", que en 1932 se proyecta en los acuerdos de Ottawa. lAS puntos fundarnentales2 de 'ios doce acuerdos que constituyeron el resultado de la Conferenda de Ottawa fueron los siguientes: "a) Gran' Bret:2ña se COl~lprometió a mantener la preferencia del 10'ft de la ley de 1932, . ~~~ja <¡ue no podía modificar sin consultas' con I?s Dominios; ( b) a establecer derechos sobre los productos cxtranleros, \' e) a '''-elablecer cuotas sobre dichos productos", Por su parte, los Do~ minios se comprometieron a establecer preferencias recíprocas. Eso implicaba, asimismo, el propósito de restringir las. importaciones de países <¡ue no formmn patte de'l-Commonwealth. EIl~Ios es~~a la Argentina, <¡ue fue mencionada especialmente ~nte la coriferéncia P9r la gravita~ión <¡ue tenía su competencia .cn el comercio de carnes y de trigo .. La denuncia tuvo con~uencias graves para la economía argentina; afectada como todas '1as"(:Iemás por la depresión;t Todo eso, más lo acontecido en el resto del mundo, señaló la tendencia hacia el declive de los víñculos económicos internacionales. hacia el bilateralismo .comercial, mientras las tendencias autárquicas y geopolíticas conducían a la reivindicación del "cspacio vital". Aunque luego se volverá sQbre el tema, la crisis del 29 creará a las finanzas públicas de tos Estados latinoamericanos una situación tanto o más grave <¡ue la que sufrirá la economía, en general, pues. el poder de compra de los países periféricos -poder derivado de las 'exportaciones- disminuye bruscamente' y el cs<¡uema de una política económica conducente a llsustiruir importaciones" comienza a cobrar vigencia, mientras el Estado buscará controlar el ritmo de la producción y de las ext: portaciones .
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"En la Argentina -escribirá Carlos Ibarguren en La Historia que he 'Uivido- sintiéronsc en seguida las gravIsimas consecue'ncias de la catástrofe... El sacudimiento imprevisto echó por tierra ~uestra p.fQ~p..£riQ.ª!,Lmcr.cantil...yQ.!I~~~cº.Q.9miai el 'crédit.o se r~tringió ~c:...im'p"rovi~o_y_ ~~~.n~~~. ~~.J~e cort~do_ ~n. a.hE.~luto¡ los negQfi(]~pªra)iz~ronse; los ba.!!9~S fueron c(Jrri~(J~... " Mientras tanto, el desquicio istrativo que acusabáél segundo gobierno de Yrigoyen no permitía una respuesta adecuada a la crisis, aunque aun los sistemas mejor ordenados de e.'ia época sintieron intensamente el cimbronazo.
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2 CoNIL 'PAZ, Albeno y Ff".RRARI, Gustavo, Política ~xterior DTgrnti7lo. 1930.1931. Buen()~ Aires. Huemul. 1964. p~gs. 12 :1 15.
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Los hombres que dobla han la esquina de la. década feliz del Ideol6gico "'''10, l'\ veinte se encontraron,. pues. con la década difi~il ~' an~arga del _.J treinta. A la crisis_económica y sus consecuenCIaS agobIantes, se sumó militante de id~ologías antiliberales pesimistas que ponían en é"ú~ión ¡;~acidad de los siste~l~spolíti~o$ dcmocf,'íticos y parlamentarios pata imponerse a la,cnsls y dOlnl?arla. S~g~~ algunos, se habia llegado al apogeo de la 'edad de las Ideo logias : Mucha gente que consideraba al comunismo como, anatema, el elitismo voluntarista y eficaz de aquél le resultaba singularmente atractivo. Si un pequeño grupo revolucionario había sido capaz de dominar el imperio ruso, ¿qué impediría a grup?S crcyem~s en otros religioncs seculares" hacer lo mismo a partir de otras Ideologías o de otros absolutos temporales considerados, también, intérpretes del sentido de la historia? La di~tadur.a. se les aparecía, p,!es. ,~omo una forma adecuada a tiempos de CriSIS~~ los qu~ los - gobiernos constitucionales parecían impotentes: SurglO el fasclsm~, sin ser al principio un movimiento internaCIOnal. '~r~ necesar.1O tener "suceso" en la conducción del .E..<;¡tado. Mussohm, en Italia, fue ejemplo para t:Jluchos. Pero el fascismo era ideológical~lent(' débil. Apenas se aludirá en este lugar a cicr«~s conc~os ~nen[adores, a algunos elementos constitutivos. FaSCismos.-mas bIen ~ue fascismo, pues deberán' añadirse la Alemania de. H.ltler, la AC~lOn Fran~aise de Maurras, la España de Franco- y sO~lahs~lOs,dpcrnnas materialistas, tienen sin embargo puntos de partida diferentes. Los socialismos se apoyan cn una esperanza, ~' la porción de verdad que les corresponde se traduce en un programa. y en una ideolog.ía ?ptimista. Los fascismos, por el contrario. sé' origi~an en un scn~tn~len~o angustiado de decadenéia y de ruina. A partir de ese Sentll1~ICn~O, sucede una suerte de retorno a lo e1cmental, a lo nacora1, a lo IOsuntivo: el carácter biológic6 de los fascismos, mezcla de lo S;100 y lo morboso, " la búsqueda de un "salvador" que enderece la historia entusiasm~ en su momento a. las generaciones ¡úvenes de la década del treinta. ~tas hallaron~ sobre todo en naciones que huscaball su resurgimiento. el atractivo del paroxismo nacionalista de los fascismos. acompañado de la pretensión de una profunda revolución social. Nacionali~tas \' en cierro sentido socialistas. los fascismos eran estatistas ~' totiit3rios. En Alemania aparecib un docrri-
nario, un, fanático, un devoto de la' ideología tal como él la concebía v le habla dado contenido en Mein Kampf: Adolfo Hitler M. _ . 11.1 l. . Icn traS e . I )era 1sm0..v el comunismo se habían lanzado Como .creen--e~as.umvers~.Ies.a la conqui~ta de lo,shombres. un ra.sgo distinti~o del ñaclonal-soclalJsmo de Hitler fue el mito de la raza, teorizado mediante un ensamble arbitrario de fuentes distintas. Con el anrisemitis~~, satisfizo las expecrati.vas, ,cul~ivó los temores y exasperó las ~~s,ed~des del pueblo, aleman. La Ideología nacional-socialista surgID asl COnlO un fcnomeno típicamenre moderno, ávido de imponer un nuevo orden traducido en una autocracia totalitaria permanente por 13cual la raza aria satisficiese las naturales v "rectasfunciones" que su doctrinario le atribuía, ejerciend~ el dominio casI absoluto de las razas y pueblos "inferiores". La éJ;te no sería . reclutada sólo en Alemania, sino en otros paíse."iC0l110Gra.n Breraña, los Estados Unidos de América, los reinos esca.ndinavos \1' allí dondc existiesen arios .v nórdicos. La ideología nazi tenía. además. un culto apropiado a la sociedad de masas. Descansaba en la visión' r~cista de la historia, y por lo tanto, 'cn una visión regresiva: necesitaba .de u~ factor domi~a?te e impulsor. Por eso, .v por la influenCIa reciproca que eXlstla entre un doctrinario fanático como Hitler y sus seguidores, la ideología nazi hacía tanto hincapié en el cl/lto del jefe.
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Adem.á~ de la l.l.il.lli(lgr~riaya rcculIlcnJada.'suh.rc
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E~ Esp:~a, l1lie~t:as tanto: ,con el triunfo de la República en. 1931 c~menzo la act,~,dad polmca de' un personaje singular. CUyo pens':H:OIe~~oproyectose en un movimiento ideológico \' en u'na orgamzaclO,n que marcaron buena parte de la historia' española contcn~porane~, Apen~s .se e,ncuentran ra.stros de [al ideólogo y de ~u ,deolo~,a en las histOrias del pensamiento político conrelllporaneo .'1, Slll embargo, sería vano tratar de entender el factor .ideológico y sus 1l13tices en I(JS movimient()s latin(lamcricanos ,. en !os ar%enrinos sin registrar su pre."icncia. Se tnita de José An'~O11l0 Pnmo de Rivera. y Sáel17. Heredia. nacido en Ma.drid en I?OJ~ hijo del dictador Miguel Primo de Rivera que gobernó á Espa~~ entre 192~.v principios de 1930. José Amonio, C0l110le COnOClan .~os.espanoles, fundó en 1933 la Falange Española v en 193.5 ~ISlOdlcato ~:'pañ(il Universitario. En 1934 la Falangc se fUSIono con las JO. N. S. (Juntas de Ofensivas Nacional Sindicalisr.) .~ fue perseguida luegn del triunfo del Frente Pnpular en. 1936, ano en que. proccsado. Primo de Rivera murió fusilado. Br~I,lante, audaz, de heroica consecuencia inclusu, José Amonio deJO un pensamiento político sobre cuvos rasgos aún ho,' se dis-
hisruri:l del pen.
S2lmentO pahuco -S:abme, Prclm-. ~'er cn el SCn~l~lI mdlcado en el rext(I 1\ Fredc:rik M. Warkins, Tb~ ogt of Idrolog)'. Polmeo/ tbo1tgbt, nfO ro lIJe pUSt111, U.S,A .• Prenticc.Hall. 1m.... Y:lI~ Unh'crsiry PrcS5. 1964.
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cut"c. Lo que no se discute es su ambivalente i~fh.),cncia. en c\. n~cionalisIP9'_latinoamc!i~!1~, cspecialrhCñtc'. eñ el nacionalismo de derecha católico de la Argentina de los años 30. Para algunos eu~opeos no. españoles, el pensamiento de Primo de Rivera fue una -versión' 9cl fascismo. Los textos dan para eso, pero también para interpretar una .suerte de "ccntrismo de José Antonio, situado entre el fascismo y el comunismo. Pero un centrismo muy particu" lar, "si se atiende a su discurso de fundación de la Falange Española; donde abomina del liberalismo, del sistema dcrnocrático. del sufragio universal, de los partidos políticos y se pronuncia en favor de la 'violencia para construir un "Estado futuro" nacional-
Chardin, la "voluntad de ruptura v la a 010 í, de . . " de un Albert Camus 1 " 1'. d . ~ g la VIolenCia , a po ,tlca esprendlda de todo fu d f. 1" I n amento con eslOna como e personalismo de Emn 1 M" . d f d ' . ' lanue Oumer "de ro o un ame.nto etlco" COmo en Burnham y I •. " . de "todo fundamento id ló." .." os maIjUlavehstas, o _ ea glCO como en Ravrnond Aran se 'n el derrotero senalado por Marcel Prélot 1 'd l' ,gu 1 di. as J eo og'"s perduran e te~a e. a Ideo o~~a se convierte, en tiempos de alteración' en un mgredJcnte deCISIVOdel Contorno internacional ' factor relevante para explicar las c is' d h' ~ en un . 1 r IS e muc as SItuaCiones naClonaes, . ,. f.aSCJsmos . entre ellas la argentina. Liberalismo , SOcialsmo f a1anglsmo, y aun corrientes ex . d 1 1 ' , . 1 d' . prcslVas e I amado catolicismo soe," , "puta ron la fidelidad de seguidores la. . ., d d 1 f ' ImagmaclOn e PtOPI aga o,res, a ormulación de programas de acción 1, adhesión d e os 101 ,tantes y el sentido di. ' " En . . e a oportumdad de los políticos. ,. F..stados V_md_osde América, Francia G B"~o!JtJca mte~ior ~ .la política exterior seguían ..vba.:ac~-c~~::~~'~; ~~~~~: Guerra slstell}3SpresidenCiales y parlamentarios En Al J. I .. Mundial ,. '. , . . ,. ~ emama, a cnSls po1¡tlca que SlgulO a la CflSISeconómi . I . d E [ r M ca v SOCia condUJO a Hitler al o er. n ,ta ,a, ussoliní procuraba. para el Estado "el ,. de autonomJa" Atravesa d Id.' maxlmo dejado Estad. d n o a epreslOn, 1, Primera Guerra había . .os v.ence Ores .v can poder de recuperación Es d . . venCidos e msatlsfechos. Entre éstos estaba Al. Y ta , os ,hora por el autor de Mein Kampf L ema~,". condUCIda 'igro l' . ' a paz come,tzo a correr pepu:s ~ regmlen de Hitler sc acercaba a los dcsi nios del fasCismo Italiano. Mientras tan"to , 1..nS potencias '. "ncas" ' , dg E seguían una política de ... ~ . europa '1 "" negoeIaclOn y apaCIguamiento que vaciló so o en 1938, cua.nd~ suceden los golpes de fuerza alemanes. Los Estados Umdos SIgUIeron dominados hasta 193 I d.~.la Gran De r ., 1 . .) por e problema -, ;-- ,- - p eslpn y os confhctos de mtereses que prod. I polmca del New DI. 1 uJo , ea e me uso después su política eco ' , ~o ~orrcspondería. fácilmente al Uespíritu internacional c::p~;~~ IVO que sus estadJ~t::l"decían apoyar La amen I " , u . l . aza a emana crecla P es, ffilenu:as as barreras de seguridad que se intentaban levanta;
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Las corrienteS id~ológicas contemporáneas no se agotan en los fascismos, en el falangismo, ni en el comunismo. Surgen las .l':desviaciones de la izquierda", como el socialismo trotskysta y la ,í~quierda comunista internacional, que se proclaman observantes ..dehnarxismo integral y hacen suyas todas las posicrones doctrina.les de Marx, Engels y Lenin, mientras acusan al pa'rtido Comunista . y a' Stalin de "desviaciones de derecha':, Y aun se acentúan corrientes ~ocialistas liber~les y humanistas. El liberalismo, mientras. tanto, .se renueva o se llrevisa". Surge la crítica contra Udejar hacer", el repudio" de l. creencia en" la- evolución ineludible hacia el colectivismo, la ratificación del individualismo como puerta abierta .hacia la moral, y la original reivindicación de la intervención del Estado para atem. ar los efectos, las consecuencias de la desigualdad en .Ias co.ndiciones humanas. El "neo-liberalismo" rechaza, pues, la pasividad del Estado, los moñOp"olios," el""poder financiero, el. espíritu conservadot y .Ia -indiferencia frente a las consecuencias so~iales de los desequilibrios económicos. Añade el intervencionismo estatal, la lucha contra los monopolios, la justicia social. Conserva el espíritu capitalista aunque observa cón .atención el proceso de socialización. del mundo contemporáneo, Micntras en las corrientes profundas del pensamiento político se advierten el "llamado a la convergencia" dc un Teilhard de 4, El "Ialangismo" fue y es una doctrina y un movimiento con caracteres propios, en el que vuelve a aparecer 12 tndicional oposición de España frente a Europa. Conviene ir directamente a las fuentes, y Icer a José Antonio Primo de Rivera. El prnsamiemo político hispanoamericano. Buenos Aires, Depalma, 1968, volumen 17. También, 'Ios textos publicados en "Cró. nica de la fPlern española", f2ScÍculo 48, Buenos Aires, 1968, donde se dan ';i conocer mteresantes testimonios del 'Diario parlamentario y del periódico esp~ñol "Arriba"'-fundado por José Antonio. de donde podda sustentarse el peculiar "centrismo joseantoniano",
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contra. ella Iban fracasando una", una. A mediados de la d' d del tremta, el sistema de seguridad colectivo estab " .. _~ca a él la Sociedad de las Naciones. a en CnS1S.v con ,¡ , lió ' En ese p~n~rama crítico ingresó la guerra española, que estael 17 de Juho ,de J936, El conflicto español significó va' " cosas a la vez F tlas , , ... ue ,un aspecto de los conflictos ideológicos que ..•'" contrap0nlan en Europa l s' f. .. a o,. reglmenc.o;¡ aSClstas. cOlllunistas ,. i~
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democráticos ..-' Pero fue también un conflicto con perspectivas abiertas pa(a. las' preocupaciones estratégicas -el control de rutas en el Mediterráneo v en el Atlántico, Gibraltar, cte.-, '::Ir ,a,un para las preocupaciones ~conóll1icas, a propósito de la carrera de. ,armamentos que realizan los grahdes Estados y :u rc?erCUSIOIl en las industrias metalúrgicas interesadas. En los on~enes de la ~erra española, las potencias más ac£ivas fueron Itaha y Alemant~ en, favor del Movimiento "nacional" español. Pero luego, to~o~ los Estados europeos tomaron posición. Los ~acionales se benefl~lar~n. con la ayuda italiana V aleman<}; los republicanos, con la d~ los rusos ~, en m~nor medida 'con la de los ses !' otros goblern~)S extranjeros. Aunque todos habían acordado mantenerse prescmdenres, el principio fue violado constantemente., Pero m~ se r~.ata de exponer en este lugar aspectos de un .confhct~) ternble, SIO,Od~ señalar su importancia en el contexto mternaclOn~1 de la d~c~?a del treinta, la tensión moral e ideológica que. creo en la 0PIOIOIl pública europea y en ,países como la Ar.gentlOa --:do~de e.1.problema español se vivió con general angu,stla ;.' alento d.Il~mas I.d~ológicos-, así COIllOel hecho de que HI~ler y Mussohm pudles~~1 comprobar hasta qué punto ses e mgleses se Illostraban diSpuestos a conceder para evitar una guerra gener,al.. , El proceso internacional ~político .y eCOI1OllllCO-de 1<1~iecada del treinta contiene, pues, el flUJO de l1luch~)s factores e influencias que penetraron los sistemas polí:i~os naclonal~s de I<.,s países de la periferia, condicionando su actiVIdad y desafIando su capacidad de respuesta. En la mayoría de lo~ casos, como en e}.de la Argentina, cambios en políticas específicas, co~no .la polltlca económica, fueron el resultado de esos factores lIlas bIen que de la decisión ~spontánea de sus conducto:cs. Fueron" por lo tanto, respuestas dependientes, y no independientes o autonomas. Hacia Hacia 1930 terminó una época. Con ella se fueron muchas orden ilusiones v.se detuvo la fragua de sistemas políti.cos q~~ e.n Am~_; rica latin'a apenas habían logrado ciert~ p:ecana legItImidad. subsistema latinoamericano, cada vez mas ligado al r~mbo n~)rteamericano, era fuertemente tributario de un sistema IOte~naClOnal frágil \' cuando éste estallb, la catástrofe arrastró no solo el las
metrópolis, sino que complicó la \'ida de aquellos que trataron de permanecer neutr.ales. El crash del 29 produjo en la economía latinoamericana consecuencias mucho más graves que crisis anteriores. Después del 29, y sobre todo de la Segunda Guerra Mundial, se advirtió que la prosperidad _financiera de ciertos países I.atinoamericanos no era .suficiente para hacerlos invulnerables a los peligrosos cambios operados en las relaciones económicas internacionales. Éstas iban hacia un "relativo divorcio entre las economías metropolitanas y las periféricas, de las que se espera ahora predominantemente ciertas materias primas, no todas por cierto indispensables" y según una difun~ida caracterización, las -áreas periféricas amenazan transformarse en los slums del planeta, comparables a esas áreas urbanas cuya degradación, una vez comenzada, parece .irrefrenable,1l No sólo los cambios en las relaciones económicas internacionales gobiernan o condicionan decisivamente el comportamiento de los sistemas políticos nacionales de América latina por la acción de los grupos de interés, sino que el factor i1eológico operará como detonante de crisis políticas y socia!es y retornará, aunque con nueva y sutil fisonomía, la intervención de las fuerzas armadas en la política como rasgo, desde entonces característico, del proceso latinoamericano. El Estado, a su vez, asume l~n rol activo que ni siquiera los partidos conservadores podrán soslayar. Estado, economía y política se vincularán desde entonces de manera diferente. La separación entre la socie~ad política y la económica, que en los años veinte parecía imponerse corno necesaria, aparecerá insostenible, máxime cuando la crisis afecta incluso a los sectores dirigentes de 'la economía,
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La diplomacia trabaja para evitar que la cnsls econ0J11lCosocial afecte el sistema internacional. Pero la conferencia panamericana de Montevideo, de 1933, si bien se tradujo por iniciativa argentina en un tratado de no agresión y conciliación, tuvo su contrapartida económica en cuanto los Estados Unidos lograron evitar una condena masiva del proteccionismo aduanero que practicaba y la ~onferencia se inclinó en favor de acuerdos bilaterales de liberalización aduanera recíproca, En 1936 y en 193~ -en Buenos Aires y en Lima-. los países americanos volvieron a reunirse bosquejándose paulatinamente un sistema panamericano que, .sin embargo, dependía estrechamente del comportamiento de la potencia hegemónica de la región: los Estados {Jnidos. Si al princi-
un nuevo mundial
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HALPERís
f)ONGHI, "fulio,
oh, cit., pág-s. H7 :l
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pio el sistema parecía una "Ijg~ de neutrales", c(~mo las.que Europa había conocido en el pasado i pronto se \'ena asediado pur el cambio insinuado hacia 1940 en la política norteamericana, como se advirtió va en la conferencia de La Habana de finc..",de ese año. Para los norteamericanos, en efecto. el mecanismo panamericano scda desde entonces, v hasta su ingreso en la guerra. dcmasiado lento como para condicionar sus inminentes decisiones be!igerantes. Sólo en 1942 se reuniría en Río de Janeiro una nueva conferencia panamericana, la que recomendó la ruptu~a de relacionc~ con el Eje. La guerra sirvió para recomponer el sistema ~anameflcan.~ según las posiciones relativas de sus cO~lponentes hacl~ la p.~tencla hegemónica y hacia la guerra. Los p~J~CS centroameflca~os declararon la gue~ra, México y Brasil lo hiCieron ,P(~Codespues -1942cO,nlo que lograroon explotar política ~: ~C(.monllca~nentea su favor. en el contexto latinoamericano, la CflSISmternaclOnal, sobre todo en sus relaciones con el loderoso vecino del Norte", mientras que la reticencia argentina. q~e lu~go se eX'plic.a~á."no sólo se apoyaba -como querían los advcrsanos de,su pohtlca.-: en el prestigio alcan7..ado peir el Eje entre muchos d~, sus poIJtlCOSC0!1s.e,rvadores v jefes militares: se vinculaba tamhlen con la perdu~aclOn del ascendiente británico, opuesto entonces como a~t~s a la !Oclusión total de la Argenti.n~ en el área de predonlllllo nortea me. f1cano ... !tI' La política ext~rior 'y"las relacioones econ6micas intern:cionales se convirtieron. en la década del 30 Y sobre todo en los anos de la , guerra, el) ejes fundamentales ~e las políticas int.eriores de. l~s Estados latinoamericanos. V en signos de referencia necc..•.• anos para . hacer ,inteligibles los pr;lcesos internos. La faliga
del régimen
El contexto internacional esbozado c.. •.••a la vez. ambiente de la crisis de la Argentina de los partidos, de la restauración neoco.nservadora y del golpe de E.",rado de 1943 Y sus consecuenCias ~'¡nniediatas. i 81e proc~u puede leerse cun cierta facilidad en Halperin Dunghi. ob. cit., p:iSS' 372 a 374, en Conil ~n-Fer~ari:. oh: cit.: y .~ jacqu;ts Lamherr, A71lmea latina. EltnlCturar rOClaltl t l7lItlNJelonespo/mear, ~f1cl, 1954. ~ HALPERíN DONeHI, Tulio. ob. cit., pá~. 374. La confer~nC1a paname. ricana de México en f~brero de. 1.945 abrio la puerta al remgreso. ,de. la Argentina en la comuntdad amerIcana, pc;ro a COstll de la .dcclaraclOn. de guerra' a Alemania en m:u7.O de 1945 y lucJ!1Ide un proceso IIlterno aparcn~ temelite dc.~concerr:mte.
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, En la ,Argenrina, el triunfo de Hipólito Yrigoyen en las elecciones naCIOnalesde 1918 desconcertó a la oposición y a los observadores políticos. En realidad, era la prj"mer~ experiencia contemporánea de los argentinos de lo que significaba un movimiento popular en acción. b Unión Cívica Radical no llegó a constituirSe en un partido "burocrático" mientras dominó la jefatura personal Q de Yrigoyen. Su figura ejerció una influencia moral y legitimadora muy poderosa. carismática, que cl)volvJa un cont~ol también personal sobre sus seguidor.es y descansaba a menudo en' recom~ pensas traducidas en la posibilidad de a posiciones dentro 'del partido o de la burocracia estatal. Cuando sobrevino la reelec-' ,ción de 1918, vióse que la U, C. R: debía organizarse como un partido de masas o correría el peligro de la desintegración, pues la vid~ de su jefe llegaba al ocaso. Para los radicales yrigoyenistas, si~ embargo, el triunfo significó la ratificación de' una línea política que incluía tanto medidas económicas -<::omo la nacionalización del petróleo, debatida en 1927-28-, cuanto 1::1intención -sin traducciones programáticas muy concrctas- de promover una suerte de democratización social. Un conservado'r representativo, Matías G. Sánchcz Sorondo, advenía en esos debates: "Aver fueron los alquileres, hOYes el petróleo, mañana será 'la propiedad rilral ame. nazada de ser, re.distribui~a .. :" Para los conservadores y para los sectores f?conomlcos dommantes comenzab.a a ser claro que la relariya escisión entre la sociedad política y.la sociedad económica -o si se quiere 'entre el poder económico y el poder político- era una concepción peligrosa que podria terminar en una situación opuesta a sus intereses .
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Segunda presidencia de Yrigoyen
Sin embargo, la segunda presidencia de Yrigoye~ no puede ser entendida sin atender a ciertos procesos gestados durante el periodo presidencial de Alvear, .condicionados por el contexto internacional en transformación. Esos procesos se.'vinculan con casi Procesos internos todos los de lo que se ha llamado la "constelación de en marcha: el poder militar poderes" de la sociedad argentina, pero hay dos 'que son especial- y el poder Ideológico 'menre relevantes para explicar el desenlace del JO: la influencia del lactar ideológico y el cambio de actitud operado en clpoder mili" -.'0 . taTo Ambos procesos se cnCuentran estrechamente relacionados. '9 Sobre la "estrucrura de la jefatura" y cuatro tipos cancteristicos que el autor llama: 1) burocrático y durable; 2) personal y frágil; 3) burocránco y frágil Y 4) persom.l y d1,lrable,es útil ver David Apter, Método comparativo para el t1tUdio de la política. En "The American Journal of Sociology", \'01. LXlv;'no 3, nov. 1958, o en versión castellana del "Boletín fnformativo del Seminario de Derecho Político..•••Salamanca, 1959,_ págs. 1 a 30. Yrigoyen e.~aría $irua<;foen el tipo 1). se~n nuestra apreciación.
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En primer lugar, con anteriori~ad a 1928 ~e gesta un movimiento ideológico complejo y mil~tante conocjdo como nacionalismo de derecha, paralelo a los movimientos ideológicos europeos esbozados en páginas anteriores. Si bien el nacional~smo argcn,tino, no es reductible a una sola versión" tiene como denominador común su antiliberalismo v su cdtica mordaz v constan.te al principio de legitimidad constitucional del1}ocrático' hasta. entonces compar~ tido por la mayoría de las fuerzas políticas. argentinas. En segund9 lugar, antes de la segunda istración de Yrig?ycn, se producen cambios significativos en ~as relaciones entre la sociedad. militar y la sociedad política o, si se prefiere, entre las fuerzas arm~das y la sociedad argentina. Pucden cxplorarse, sin duda~ otros faGtares actuanres o convergentes en el desenlace del JO Y en .las' décadas po.stcriorcs, pero esas dos fueron, sin discusión, relevantes. El nacionalismo de d~recha constituye un fenómeno demasiado complejo para el analista político y el historiador como p~ra ser descripto aquí de manera exhaustiva. Sólo se brindarán,' pues, algunos datos y elementos de juicio indispensables.'o El nacionalismo no es un movimiento unitario y continuo, aunque la los palábra y ciertos análisis ligeros parezcan súgerirlo .. No puede ser presentado como un bloque con unidad interna, pues ello se conciliada mal con' el espectácu'lo de sus contradicciones doctrinales y d~ sus discrepancias. El nacionalismo se diferencia en el tiempo y en las situaciones, así como por los tempera,mentos que convoca. Hay,nacionalismos y nac;ion.ali~E.3,s.' De ellos interesa aquí los que tuvieron gravitación decisiva en la década del veinte y sobre todo algunos de sus rasgos salientes. Hay toda una Ugeogra..: fía" de la derecha todavía por hacer que permitiría distinguir entrr sus diferentes mánifcstaciones regionales, y una vinculaciqn estrecha entre la derecha nacionalista y el llamado Hintcgrismo" católico que tuvo señalada influencia en ia década del. treinta. Existen modos de actuar de.. esa d~recha que trasciende a los partidos -la Liga, por ejemplb, una esauctura laxa que se adecuaba bien al modo de ser de ia derecha extrema-, pues los partidos pasan y la 10 'Erure la :abundante Jitcntunl relativa al nacion:alismo intelectual y dado que aquí sólo aludiremos a ciertos rasgos y protagc1nistas, seleccionamos el norable ensayo de Ernst Naife, Tbru factS of . Fascmn. Acti01l FranfoiuItolian FtUc;um-National SocialiJ711, traducido del alemán y editado en Nueva York en 1966, al excelente libro de René Rémond, La droire en , de la premi¿u T~stQUTat;071 la la Ve. Republique, París. Aubicr, 196] -por 10 que sugi;re en 2?alogías con corrientes argenti~as-, ~ c.l recj~ntc y mu)' inform:atlvo trabaJO de M:aysa Navarro Gerassl -y blbhografl2 y fuentes allí cif2das-, Los naci01701iJtas, Buenos Aires. Jorge Alv:uez, 1968.
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nacionalistas
.?crccha q~cda. y al. propio tie~llpo I~ organización partidaria le " :ugna:,' eXIste un vocabula~lo ~~<;Ierras convicciones que han ,'"~ca;actc~l~dq a la de~~cha naclO~allst.a -el orden, la grandeza. la . 'ra!~ t.elunca, etc;!- aSI ~~m?, la ,hlstona de las palabras constituye. . casI ~Ie~~re. una contnbuclOn sorprendente para entender la realidad poiJlIca que pretenden designar. Elilisla, partidario del orden que pl.anteaba c~m{~ ú.~o de los ~érminos de un dilema respecto d~ la hbertad, autofltano y moralista. el nacionalismo dirá que ha llegado "la hora de ]a espada" y c1a~lará por la intervención mili'rar en la arena política para salvar la patria que considera amenazada por una conspiración internacional que los políticos profe. sionales .v la democracia parlamentaria se les antojaba incapa~cs de ~eutral¡~r. Su temática inte~tará v,incular tendencias e ideologías mternaclOnales, como el faSCismo, con fenómenos vcrnáculos COOlO tÍ rosismo .y con actitudes de lucha frente al imperialismo, que du.r~n~e más -de una dé~ada estará representado por el predominio hnt301co y. luego ramblen por los E."itados Uni,dos. El nacionalisl1lo retoma la bandera .de la uhispanidad" \' alienta toda una escuela histórica conocida como "revisionismo':~ .Pu~de~ distinguirse antes del JO, pues luego se incorporará el falangism~). tres corrit;ntes principales en el nacionalismo de derecha argentino: el nacionalismo fascista. el nacionalismo mau-. rrasiano v el nacionalismo conservador. Los tres coinciden 'en' la crítica a 'Yrigoyen." Pero los d~s' primeros coinciden. además: en la crípca, feroz a la Argentina de los .partidos. al principio chnsti. .tucion.a,1,vigente y, al capo, al liberalismo político=- Los dos primeros son opuestos al sistema. El {¡Itimo comparte algunas de .Ias banderas de aq,':I~lIos.pero se transforma en una oposición dentro del sistema q'ue. sin en~bargo. pretende "revcrtir" transformándose en reaccionario v restaurador. ' Vno de los protagonistas principales del nacionalismo de derecha fue Leopoldo Lugones, para quien había llegado en . los años veinte la hora de la espada porque ".sólo la virtud' militar realiza cn ese momento histórico la vida superior que es belleza, espe'ranza y fuerza". Sus ideas se difundirán a partir de la segunda elección de Yrigoyen, con "La Nueva Repú~lica". periódico qu'e habían fundado el 19 de dicicmbre de 1927 los hermanos Julio v Rodolfo ]razusta, Ernesto ~~dacio, Jua.n E. Carulla \' César E.' Pico. 1.,<1 prédica nacionalista conrra Yrigoyen y la democracia, fuc consrante. hábil .v con un auditorio e.:adave'? más amplio ent~e oficiales de las fuerzas :mnadas, jc'lvcnes intclccttl:l.les ~. la derccha cOl1scr-
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vadora. tes, en críticos ción de
Las corrientes doctrinarias europeas aparecían, transparendiscursos,. folletos v. periódicos de aquellos paradójicos del "extranjerismo" que, según ellos,'impedía la consolida.la identidad nacional argentina.' .
'Si bien el fascismo, segmentos de la do~trina nazi y la evocación de Primo de Rivera transitaban por el idearro aparentemente nacional del nacionalismo, quizás ninguna doctrina perduró tanto como la 'de Charles Ahurras." No parece exagerado decir que :-aún hoy- hay maurrasianos que se ignoran. Si se quiere, 'eI pensamiento de Maurras representa el más importame esfuerzo jnte~tado en este siglo para. dar a la derecha s~ una doctrina firme V coherente. La indigencia intelectual de la extrema ~erecha con.temporánea muestra que Maurras no fue ree.mplazado. A diferencia de Bonald, por ejemplo, Charles Marirras no huscó determinar los fundamentos del po?er. sino responder a la cu~tión práctica de las condiciones en que el poder se podía ejercer normal,! válidamente. Se hallan en su doctrina partes importantes de la construcción intelectual de los grandes reac~ionarios del siglo XIX, pe~o amputada su pieza clave: Dios. Por eso se prestab3 a críticas contradictodas: ¿laicista? ¿clerical? En rigor, una. suerte de "teocracia sin Dios", un profundo escepticismo sobre la bondad de la naturaleza humana que conducía a la crítica implacable de I~de!!1.9cracia, la repugnancia hacia el l
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La crítica ideológica del nacionalismo de derecha no fU(; el único elemento .pto para c1.desgasrc del segundo gobierno de Yrigoyen. Un proceso de importancia decisiva se gestaba en el ejército. Si bien el cuerpo de oficiales había comenzado a reflejar -en los años veinte los cambios operados en la sociedad argentina l~ -casi un tercio de los oficiales ascendidos a los grados más .altos del ejército durante los gobiernos radicales eran hijos de inmigrantes-. y los asuntos profesionales absorbían la atención de la mayoría, no era un misterio para nadie que los Eringpates , del ejército manifestaban cómo debía ser ¡;;-política pública en la £sfera económica y acerca de las posibilidades de desarrollo industrial por la alteración en las relaciones económicas internacionales. El 'general Mosconi, director de Y. P. F. entre 1922 v 1930, exponía la tesis de un incipiente nacionalismo económi~o. Paralelamente, no habían -perdido vigor las ideas tradicionalistas en cuanto a un país básicamente agrícola y su siruación necesariamente vinculada a los merca~os de ultralll~r. Los movimientos gremiales eran observados con cierta aprensión, pues los conflictos anarquistas, las h~~lgas s~cialistas y los actos de violencia configuraban para los militares sIgnos de desorden y de la potencial influencia comu. nista, luego que los bolcheviques habían tomado el poder en Rusia. L~ reacciones no .eran .s.in embargo uniformes, pues el propio D¡rector del ColegIO MIlItar en 1920, ontonces coronel Agustín P: Justo, describja a la Argentina como "una sociedad que cambIaba su estructura", en ]á que el papel de las fuen.as armadas debía ser el de lIasegurar el libre ejercicio de todas las energías", pero no el de un lIparticipante" en la lucha por el cambio. Pero cuando la década del veinte avanza, la actitud de JUsto hacia loscambios sociales y su' relación con los principios constitucionales no es compartida por oficiales jóvenes que ponían énfasis en. otros valores: por' ejemplo, el orden y la jerarquía. Para eUos, un general como José F. Uriburu veía más claro cuando demostraba su simpatía por regímenes corno los de Primo de Rivera en España y Benito Mussolini en Italia. Para ese sector militar, ciertos intelectuales y políticos de la sociedad argentina que, como los militantes de la izquierda, veían al ejército en términos marxistas como instrumento de opresión de la clase dominante o eran simplemente antimilitaristas en el sentido tradicional de los socialistas . 13 POTASH, Roberr A., Tbe Army 1& Polit;er in Argrotina. 1928-1945. Yngoyen tO Perón, cit., publica la lista de oficiales promovidos a Jos rangos más altos del ejército durante Jos gohiernos radicales (pág. 20).
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Ejército '1 pallliea
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liberales y de muchos radicales V demócratas progrc.o;;istas. necesItaban una lección.
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Pero la posición cntlca del eJcrclto respecto de Y.rigoycn empezó a crecer cuando su segundo período prcsidencial comenzó
a caracterizarse por la inestabilidad y la ineficiencia política. Yri-
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goyen eligió como ministro de Guerra al general Dcllianc. cntonc~ retirado, pero éste no pudo actuar con eficacia tanto por su precario estarlo de salud, como por la interferencia del ministro del Interior, Elpidio González, Yrigoyen retomó, además. su inveterada costumbre de subordinar la conducción de los asuntos militares a consideraciones políticas o personales. El Presidente "parecía ver al Ejército como una asociación de individuos, casi una familia o un club político, más bien que una institución jerárquica en ]a cual moral. y disciplina se relacionan íntimamente con ]a -cuidadosa observancia de normas est~blecidas ... " 14 La crítica ideológica se sumó a la crítica de la política militar de Yrigoyen .. pese a que los gastos militares a~mentaban, pero en beneficio de las personas, más bien que e~ el de un programa iniciado en la presidencia de Alvear para proveer al ejército de equipos modernos. Las' . expensas en armamento, descendieron de 42 a 16 millones de pesos moneda nacional entre 1928 y 1929, Y el porcentaje del presupuesto militar respecto del presupuesto general bajó de 20,9 a 18.9 % y luego a 18,6 % en 1930. El descontentn en los círculos militares fue estimulado por el favoritismo político de Yrigoyen en el tratamiento del p~rsonal militar, de las reincorpo.raciones, remociones y promociones, incluso retroactivas, que practicaba contra' normas explícitas. La crítica militar fue asentándose, pues, en causas "corporativas" profesionales,
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El tema militar se hizo casi obsesi\.o. Lus oficiales identificados con la ya citada Logia General San Martín o con los segui: dores del ex ministro de Guerra de Alvear, general Justo, eran relevados. cambiados de ¡esrinu o puesros en disponibilidad. El 'coronel Luis Garda. que había sido cabeza de la Logia y Director del Colegio Militar, escribió desde su retiro, en poco más de un año, m~s de un centenar de artículps desde el diario La Nación, puntuali~ando los "desarreglos" castrenses del gobierno yrigoyenista. Uriburu, también en retiro, aprovechóse de la desafección creciente entre ]os militares hacia la política de Yrigoycn para comenzar sus trabajos consplrativos. I~ POTASH, Roben
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Doctor Neumeier - Es un caso crónico de estreñimiento cerebral . lC1ricarura de J M.
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Oírica, 1917.1
La polr-ri.zgC:i6npolítica se hizo centrifuga. Un Yrigoyen senil no pudo enfrentar la ,a ICI n de fuerz.a~ opositoras ni, en el momento decisivo la intervElnción poi trca del poder militar. ' COI
El proceso de alienación del poder militar' fue gradual pero ,constante. Había comenzado a gestarse antes del 28.. Todavía en 1929 la presidenci~, del Círculo Milit~r fue ganada por 929 votos contra 635 por el venerable general '(ret.)" Pablo Ricchieri, apoyado por el coronel Manuel Rodríguez, amigo de Justo, a la fórmula enc~be~ada por el recientemente retirado general Uriburu. Pero ~n lun~o de 1930, el nuevo presidente del Círculo, general FranCISco V~lez. se preocupó.por.~eñalar en su discurso inaugural que las relaclOn.es co~, el gobl~mo se caracterizarían por una ues_ cru~~osa "conslderaclon y prudencia, y no por obsecuencia y servJhsmo , lo que Potash interpreta bien como una manera cla~a de cri~icar li~\Iícitamen:e .a los ofi~ial~ identificados con el yrigoyeOlsmo.' El 2l de luho, un edItOrial de La Prensa se titulaba, a propósito de un discurso del coronel García, uNi obsecuencia Hi POTASH,
Roben
A .• ob. cit., P:iKS. 38 y
39.
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ni servilismo en el militar". El poder militar no operaba en el v.ado .. Era solicitado por d' ambiente v é.'te se había cargado de tensión "c intolerancia.
te. :r La crisis ftP.ólito y rig!lY<;!!S.~b:_~~~ fuerte.!esp.a-'d-2.-e~-la .~á. mara de Diputados. Sus partidarios ocupabao 91 bancas; la oposicwí167:-PCroCñcl Scna~o las posiciones se invertían: 10 apoyaban 7 seoadores; .10 eofrentabao 19.'" '~egÓAp~der _con un apoyo popular impr~ion~nt.e q~_c_~urd~o _a los opo~ito_r.es_,. p~~(). ést.os :a~~ar~n P?CO ~n rc~obr~rsc y I~_atmósfera S? fue enrareciendo con asombrosa rapidez. I,a ~~tivid?d Icgi.!l;ttiv~ fu.c al principio de relativa
colaboración:
se
sancionaron
diferentes. Del gobierno: pues la capacidad física del c d'll , 'd' . au I o ec no rap~ a~~nte mIcntras mantenía su estilo 'ccntralizador. La c?nsecuencl3 ~JslbJe fue la acumulación de problemas, sin solución --".'/~puesta efIcaz. Del partido Radical: sin cuadros de c~~ducci<Ín sufICIentes, fu~ ganado además por la corrupción. lA De los partidos~~ la 0poSlclOn:, encabezados por el partido Socialista Indepen.. dlen~, curos hombres fueron "Io~ promotores principales do un vasto mOVImIento popular que habla de acabar con Yrigoven, des. truyendo su populandad por una acción eficaz de las masas" -se. gún uno de sus líderes, Federico Pinedo_,19 tanto el conscrvadorism.o bonaerense como el partido DemÓcrata de Córdoba' v el Radicalismo annpersonaJisra de Entrc Ríos llevaron' a cabo' una labor d; des~a~te facilitada, por la inoperaocia yrigoyenista. La 'OpOslclonsoc13l~sta.y la dcmocrata progresista fue también rotun'da; pero no conspJratlva; Aun el partido Comunista fue arrastrado . por
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de 1930 La OPOsicIón
polltlca
en J929 1~_v.C$_~cornola
11544 s~jornada l~gi!Jde t~b.~jo, I~ ley 11563' disponiendo el ~enSQ ganadero nacion~L.,.v o~ras leyes previsionales y de alguna repercusión social. Pero como '.observa Etchareborda, q~ed~n sin aprobar el plan de defensa sanitaria, un convenio comercial con G;añ ljrctaña -precedente del pacto Roca-Runciman, conocido como misión lord D'Abernon y aprobada en Biputadosv el proyecto sobre nacionalizaciÓn del petrÓleo que queda en el Senado "en carpeta".l1 Las obras públicas reciben algún aliento y se crea el Instituto del Petróleo en enero de 1929. Se fundan cerca d~1.700 escue!as y se mantienen en política exterior I~s]'iñeamientos de la primera istración yrigoyenista{ La lectura de los boletines ofigales no traduce el clima ~prim.cn,t.~,q~.~_se fue formando. mes a mes, con la. cont.rj~uc~n de todo.s: el gobie~ y la~ 0P~.skiQ!!; los. pe:ri9d~c~; 105' 'universitarios, los militares v los' obreros; la izquierda y la derecha. . •
En marzo de. 1.93~tlos c;:.o~~ci~s4.~_~noy_as_ió.npar'1tmentaria' Marzode demostraron que el yngoycOlsrno :lcusaba los golpes. Suma-dos-los elecciones ,1
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,..19 P~~EDO,Fc~crict;', En tj~m'po d~ la Re'pública, Buenos Aires 194ó. V~ [amblen ~ tesnmomo ~n "RcVlSta de Historia", La crinr d~ 1930,Buenos
AhIrCS , 195~,numero muy bl~n.concebjdo que contiene relatos y artículos de om bres Situados en las pOSICIOnesmas distintas.
. 17' ETOiEPAREBORDA, Roberto. uLa segunda presidencia de Hipólito Yrigoyel1 y' la crisis de 19]0", en 1; Historia Arg~tjt1a Contnnporánea, cit ..
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18 ~e aspecto del. proc~o es expuesto de manera coincidente no sólo t~g; ~e la opo~cl6n, SinO por yrigoyenistas como Ernesto Palacio Ist~ma e a A!,gf'1Jtma, tomo 11, pá~. ]61: "Lll indecisi6n or 'nica del PresIdente se habla a~rav~do con los anos, así como su afán abs3:benre de resol~~rJ? todo por SI ml.smo~10 que se tr;ducía en parálisis istrati. va. .. En el mlSmo sC!1tldo Etc.hepareborda, ob. cit., pág. 359: "Quizi el más grave error del ~,n~flanoca~dillo haya sido el acep.tar ser reelegido. dada avanzafid~I~dad... El pamdo gobem;nte, ; su vcz, sufría los av;nces C un o IClaIsmO corruptor .. :' .
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111En Diput2dos había ]6 conservadores, 15 :mnpersonalisns, 4 lenci. n¡stas, 2 camonistas, 4 socialistas y 6 socialiStas independientes, fonnando la . oppsición. En Senadores 9 conservadores, 9 antipcrsonalistas y 1 socialista. El gabinete de Yrigoyen l~ fonnaban ..Elpidio GonzálC2..en lnterior; Horacio ~. Oyhanart~ en R. Extenores; Juan de la Campa cn Justicia e 1. Pública; Enrique Pérez Colman en Hacienda; Juan B. Fleit2s en Agricultura~ Benja- . mín. Avalos en. O. Públi,cas; gef!c:ral Luis J. Dellepiane en Guerra y vice,alrtllrante Tomas Zurue,ta ~n Manna. \
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Los testimonios' de la época -y de protagonistas que intentaron evaluar los sucesos con cierta objetividad años dcspués- coinciden eo la convergencia de factores que procedíao de lugares
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. 2{)lhAL, .luan José, 30 afias d~ biuGn'a 'argrotina. Buenos Aires, Acru;lida~, 1962,.pags. 20.r 21. !£I nobierno de Yrigoyen en¡ pua el P.- C. "el gObl~O ~e la r~c~lO!l capI.~hst:l, comtj 10 demuestra su política represin. reac~lonana, •. fasClSbzante... Rodolfo Puíggrós, Hirtoria cTÍtica de lar partIdos palmeos, Buenos Aires, 1956, pág. ]0], observa que el comunismn no suJ?o compr~nder el. s~n!ido de la crisis, como "lo decl:aró el propiu Codovdla dC;Spuesdel mo~mlenro". No serí; la' primen vez.ni la última que esto aconteCiera al comumsmo argenrinn.
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1930:
La revolución del 30 tuvo adhesión popular, sobre todo en Buenos Aires, po. niendo en evidencia la 1atiga .del régimen radical. Dos lineas luchaban, sin embargo, por la explotación polftica de la crisis: el nacionalismo antiliberal y el conservadorismo neo. liberal representados por Uriburu y Justo, respecti. vamente. General José F. Uriburu, jefe de las fuerzas que depusieron al presidente cons. titucional Hipólito Yrigoyen en 1930.
El' gbaeO,eral JOsé F,' Uriburu, rodeado por su gabinete, se dirrge al pueblo desde os eones ed a Casa Rosada. .
totales, comparados con los sufragios de 192H. las distancias se habían acortado: ~!
1928 . .
R39.214 536.90R
Diferencia en favor dc la U. CR.
302.326
Unión Cívica Radical Oposición
1930 623.765 614.336 9.429 voto,
Otra vez, la evaluaCión' de ese resultado debe ponderar .eI hecho de que la de 192R había sido una elección presidencial v la de 1930 sólo de diputaciones. Pero de todos modos el impacto fue grande, sobre todo en Buenos Aires donde el radicalismo perdió frente al "Socialismo independiente y compartió la minoría con el parrido Socialista. "\ 1 Hipólito Yrigoyen sc había quedado sin apoyo del poder ¡ ideológico -incluso buena parte del clero católico había sido ga[ nada por el nacionalismo-; sin apoyo del poder .militar -aunc¡uc no tenía tantos opositores .como los nacionalistas creían. tampoco disponía de adhesiones entusiastas, sino en un sector reducido-; incomunicado .v sospechoso para el poder económico y a merced ~ de la oposición política. I La pregunta clave era, pues, en qué condiciones lIegal>a-eí presidente Yrigoyen Jll desenlace de una conspiración que pre- La paraba; desde principios de '930, el general Uriburu. La mayoría de los testimonios de la época denuncian una sensación de fatiga
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políri~a y ~~cial, un ~tado de ilegitimidad sociológica, una suerte de r~lgnaclOn frente a la conspiración militar que según confiesa PalaCIO....:...espectadorde los sucesos,' participante en el movimiento naciona.lisla y en la Liga Republicana e historiador- "seguía, entretanto; Sin que el.gobierno tomara ninguna medida para conjurarla", La LIga ~epubhcana convocaba a la oposición frontal, el llamado KJ~n Radlc~l. trató de neutra.lizar a los opositores Con la violencia, y e,,;a llamo al ~ombate callejero a la Liga Patriótica Argentina. La vlOlencla gano la calle, los incidentes menudearon \' el ambiente de crisis económica, política y soCial se tornó. para ;nuchos, insoportable. Los. radicales llegaron, incluso, a hacer fraude electoral. utilizar~n. al ejé~cito para las int,ervenciones federales y apar~cieron comrad,clendo Ideales. y banderas que habían dífundido. o agit~ao, para fundar en esos SIgnos una nueva legitimidad. Esa legitimidad nunca había supera?o cierra inn'ta precariedad. El propio yrigoyemsmo :ont~Jbuyo a he~lfla de muerte. Oficialismo y. oposición fueron comphces, a su manera, de la agonía de la Argentina de los partidos. El general Uriburu era sobrino de un ex Presidente V miembro de una familia aristocrática; con amplios os en' el mundo económico y sodal, entre las élites ideológicas del nacionalismo de derecha y con los círculos politicos opositores, y. considerado según el entonces capitán/éJó~.rcomo "un perfecto caballero ...
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un hombre puro ~. bien intencionado",;!' dio los últimos toqu~s a la conspiración, Un grupo paralelo operaba, mientras tanto, bajo la inspiración del ex ministro de Guerra de Alvear, el general . Agustín P. Justo, Ambos coincidían en el objetivo inmediato -d~rribar a Yrig?yen-, pero d¡ferial"! en cuanto a los ohjctivos políticos mediatos y' aun en sus ideologías correspondientes. En síntesis, Uriburu representaba la idea de 'una revolución de inspiración corporativisra, en la línea del fascismo. JUStO, el propósito de u"na reversión política •. de una, vuelta al pasado prcrradical, en una línea conservadora. En los designios de Uriburu estaba la reforma instituciohal v un régimen tan largo como fuera necesario para realizarla. En'ere las intenciones de Justo figurahan cierta adhesión condicionada a los pfincipios constitucionales y la creación de un gobierno prov,isional de d~ración breve, que preparase rápidamente la transición. Sarobe fue un cronista fiel de ambas posiciones "y, a la vcz, partidario de una suerte, de "legalidad sin y rigoyen", . Según el .testimonio del propio Per6n, la posici6n de U riburu, a cuyo grupo estaba adscripto, tenía menos predicamento ent,re \'l los o"ficiales dispuc.c¡tosa participar en el movimiento que la posici6n del grupo de Justo, Per6n tuvo la impresi6n de que el g.upo de Uriburu carecía de habilidad para llevarla huen puerro la eonspiracióh y buscó acerc'ese al de Justo, en' el que jugaban un papel principal Sarobe y Bartolomé Descalzo. El primero de ellos trat6 de establecer, "en términos simplc.~ y en f~rma concreta, sin tergiversación posible, los objetivos y miras de la revolución", como escribe en sus, memorias, La revolución iba "contra I<)s hombres" y no tenía como finalidad cambiar las instirucionc.<;. En esto, la posición difería ~Iarameme de U r¡buru y su grupo. El 5 de setiembre, Yrigoyen delega el mando en el viCepresidente Enrique Marríncz -elegido en el Colegio .Electoral a raíz de la muerte del candidaco Beiró-. mientras la calle es tomada por manifestaciones ~tudjantilc.c¡. Hay heridos y la te~sión parece haber llegado a un nivel insostenible en Buenos Aires, centro neurálgico dc la conspiración. Sus autores discur:cn aún los términos "21 Una' de I~ mejores crónicas de I~s sucC;!;os es el libro de Jusé '112rÍa Sarobe, MmzOTias sobrc la rC1JoluciÓ71del 6 de sctitmbre de /930, BuenlK Aires, Gure, 1957, que incluye un valioso documento: "Algunos apuntes en borrador sobre lo que yo vi de la p're~nción y realil.2ción de la revolución del ó de setiembre de 1930, Contribución rrson21 a 12 histori2 de la revolución," escritos en' enero de 1931 por e entonces capitá.n Perón. Puede "consultarse, además de 13 biblio~f1Ifí2 que se h2 ido cir2ndo, Carlos Cossio, I.a rct'o/"ci6n del 11d~ sctimlhTc. Buenos Ajrcl', J.~ Faculrad, 1933,
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de, la proclama que fijaría los propósitos de la rc\'o!uci()n, y Unburu cede aparentcmente a la insistencia de Sarobe \' Dc.,caizo accediendo. incl,:,o a que aquél corrigiese un manifiesto prepa;ad~ ~or d nacl~n.IJSta Le?poldo Lugones. Todo eso puede ocurrir Sin reSistenCias, pues d,a~ antes el ministro de Guerra Dellepianc n? pudo conve~c~r a ,Yngor<;n ,de tomar medidas militares y poliCIalespara ~epnmlr Ja conspiración en marcha, Elellepiane renuncia el 1 de setIembre. En la madrugad. dcl 6, el gohierno está solo, e! ~resldente ha ~nvlado su renuncia manuscrita y el ejército, eon_ la Je~~tura de, Ur~bu.ru. toma el.poder. F.llc una operación política y millt~r~ casI asept~ca, pr~parada sin prisa y sin pausa. en la que los par?clpantes ,ruvJeron ~Jempo de pensar cn lo que iban a hacer, pcro 5,0'0 se pusieron de ~~u~rdo en cuanto a la toma del poder. La. primera prueba del eJcrclto en el poder comcnzc'l como un CUidadoso ope:ativo militar y cu,lminó en un "paseo" de seiscientos cadetes, novcclentos soldados. decenas de automóviles rodeados 'por cs~ectadores al~o.rozados .v un oficialismo paralizado, Al día sigUIente de la cnSls se mostraron las faccioric.c¡de la revolución su cuc.epo bicéfal~ _~ los rastros de la improvisación. El orden co~s~irucJOnal,estallo SIOque muchos lo deploraran, Los argentinos apenas s~ dleron cuenta que, cntre todos, hahí~n llevado a su p::ttria ::t la crrsis de In .t:Tisis . , .
Entre la revolUCión corporativlsta reversiÓn conservadora
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La frustración de Urlburut .T~'nto las causas como la calificaci6n de los sucesos de 1930 son obJcto de polémica, La crisis de ese año clave no sacudió sólo a la Argentina si.no también a varias naciones latino~mcricanas.22. Uno de los f.ct,ores comunes fue la abierta responsabilidad política asumida en casI todos los casos por los cjércitos. "£c¡refenómeno ha dado lugar a una amplia, aunque todavía 'insatisfactoria, literíl.-
Renuncia Hipólilo Yri~oyen
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?2 En el ~l"2si,I'"Chil~.~r.uguar y Perú ocurren crisis an~logas (confr. 'Revl~ de .HlStofla :, La mm .d~ JO, ya cit.). En el Brasil, en 1930 "12 ~;:va:cl~n b~beral habl~ pu~to fm ,al predominio de las oligarquías políticas e . n a o y parecla 2bnr C2ffil.noa una ampliación de la base polítiC2 ~meJame a la ya lograda desde qUince años antes en ]:;aArgcntina". Vaigas mten~ó retardar el proceso. En 1934 hubo una constitución con noras cor_ poranvas, y en 1937 Varf{as 2doptó un "fascismo mitigado" que luego de un ~ol~ de ,~tado culminÓ en el Estado N01Jo. En Chile, en 1932. una rev~ UClon militar protagonizada por la fuerza aérea con signo socialiSta d,uro poco. CU2tro ~eses después los militares conducí~n 21 poder, por e1cc~ Clones, a Alcss2ndn. Uruguay debe pasar hacia 1933 por I:a dictadura de 365
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tuca popular y erudita en torno de la intervención de los milit3;es en política. Hasta hace algunos años, los estudios y ensayos aludlan con abundancia al concepto confuso de "militarismo". Como ha observado Jos~ Nuo, el punto de. vista "rradicionaJ1' deriva del antimilitarismo europeo del siglo diecinueve. América latina" ~in embargo, no es Europa, y la suposición más o meoC?s ,ex'pl!clta de que el progreso y el régimen civil son a su vez ~mommos no es necesariamente válida para ella. El punto de vista "moderno" se basa en la exper-¡encia de las nuevas naciones de Africa V Asia, pero las repúblicas latinoamericanas no son nuevas y. han tenido experiencias. históricas que difieren de. los Estados de -esos continentes. Además, ninguna de las dos mterpretaciones responde a las preguntas claves: "¿Por qué los militares. intervienen en la política latinoamericana? ¿Cuál será la orientación de esta intervención?"2¡l Por fin, los militares argentinos -aunque las diferencias entre los distintos. períodos históricos \' aun entre antes V después de la profesionalización son notorias-, tienen una tradic'ión intervencionista que comenzó a afirmarse con las guerras de la Independencia. . La crisis del 30 en la Argentina fue el resultado de una m~zcla de fac.rores. Algunos, como se ha visto ya, de naruraleza profe.sional o "corporativa" dentro del ejército, cuyas relaciones con Yrigoyen se fueron haciendo más v más tensas. El código relativo a la s~bordinación del poder militar al poder político que los oficiales hahían aprendido cuando tenían vigencia los valores militares alemanes en su instrucción militar, generó no pocas c(jntradicciones en sus actitudes hacia el gobierno radical cuando los conspiradores comenzaron a actuar y aun en el momento de la crisis.
Contradicciones similares se han hallado entre los orígenes sociales el comportamiento político de los militares durante la crisis. Es exac~o que los generales Uriburu V Justo estaban identificados con I~s "mtereses tradicionales" y que por carácter, formación y relacIOnes no se i.den~~ficaron nun~a. con el "populismo" yrigoyenista, pero esa exphcacJOn no es sufICIente cuando se trata de describir el comportamiento de oficiales como Savio, Faccione, Pistarini, Rocco -en el campo uriburista-, o de Tonazzi y Rossi -en el de 1usto-, hijos de inmigrantes italianos. Las mo'tivaciones económicas del I~~anramiento se llasan en presunciones, pero no hav pruebas sufiCIentes sobre la intervención de intereses económic¿s extranjeros en la "financiación" del movimiento militar, atribuida sobre, ~odo a la ~tandard Oil .y a la embajada norteamericana a proPOSlto.del na~lOnaJismo económico de Yrigoyen. En todo caso, no se entiende bien por qué un hombre identificado con esa línea y luego sop,orte de la teoría del desarrollo industrial pesado bajo la conducclOn del Estado, como eJ entonces teniente coronel Savia apa.rece .en las "~emorias" de Sarobe integrando el "staff" revo~ luclOnano de Unburu en Jugar de hallárselo defendiendo a Hipólito Yrigoyen.24
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Terra, para derivar hacia un régimen constitucional al a110 siguiente. En Paraguay, el ejército revolucionario se transformaría :~ restaura~or. ~,alvo ~a rara continuidad mexica,na, luego de su feroz revoluclOo, .c~d~ SltuaCIOO l:mnoamericana sugiere una apreciación específica, sin pe~IUlclO de. proc..u~ar luego un cuadro teórico general. (Confr. Tulio Halpenn Donghl. oh. elt., págs. 366, 380, 394, 400 Y 42R.) :.!:1NUN, José, A Latin American Pbenomtnon: ~he (Jau A!ilitary Coup. Berkeley, Univ, d: Cali~ornia. Instituto. de Es.tudlOs l~ternaCIOt1~le~. 1965 en "Trends in SOCIal SClence Rescarcn m Latm Amencan StudlcS , esp. 'págs. 55 a 65. Una sistematil.ación y crítica de los trabajos .más .importantes sobre el tema ha sido hecha por L. N. McAlister., de la ~.OIver~ldad ~e Florida, Recent Research and Writings 011 the R,ole ot the Mllltary In LatlTl America. El método comparatÍYo es en este tema indi~pensablc para apreciar similitudes v diferencias. Respecto del proceso argentmo entre 1928 y 1945. nos seguiremos remitiendo espe~ialmel1tc a ~a excelente t;sis de Potash! y3 citada. E¡lector podrá h::lllar al fmal de este bbro y en el artlculo de McAlJster una infonmciún biblingr:i.fic;I suficiente para lIlolVor inforl1lacioll.
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. No es extraño que desde el campo conservador -o nacionalista conservador- y desde el nacionalismo antiliberal hasta las izquier~as so~_ia~jstaso niarxistas e~t,onces actuantes, se; haya exp'licado el mOVImiento de 1930 aludlendose al clima político, a los precedentes creados por Y rigoyen golpeando las puertas de Jos cu~r~~les para sus conspIraCIones, a 'Ia sensación vigente en la opmlOn de que se, había llegado al fin de una época y al de un gobIerno que habla acumulado desaciertos v un "d¿sarden inc?nceb~ble" ..2á La fatiga del sistema polític~ era visible, el amble?:e mtenor e int~rnacional só.lo. aportaba factores de exasper~cIOn y todos, gobIerno y OpOSICIOnes,entraron sin resistencias mayores en el declive h.acia la crisis. Lo que se estaha discutiendo era su sentido.. Los diecisiete meses del gobierno de Uriburu fueron ocupados por una lucha sorda respecto de la orientación definitiva del movimiento reyolucionario .y de la sucesión presidencial. Su gabinete
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¡ I~.-'i 0 V El plan de Uriburu
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25 .Rurz revolUCIones
Roben GUIÑ~z6 argentmas
A. Potash, (h.),
oh. cit., págs. 50 a 54.
Enrique,
"La Revolución de 1930", en Cuatro Buenos Aires Club Nicolás prqnunciadas en el Cí~clll0 de Armas
(1890-1930-1943-1945).
Avellaned::l, 1?60. Ciclo de conferencias de RuellOS AIres. .
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~~esentaba al, conservatisl11o tr;¡diciónal político y econonuco y tenía un hómbre clave: d ministro del Interior, Marías G. Sánchez Sorondo," Eran hombreS que tenían entre 50 y 60 años y habían prestado servicios, en su mayoría, en istraciones conservadoras anteriores a la época do' los gobiernos radicales. Un grupo de oficiales, entre los cuales se hallaban como asesores o consejeros del Presidente el teniente coronel Juan Bautista Molina, Kinkelin )" otros not:orios nacionalistas de derecha, así como los tenientes co-. rancies Faccione y Alvaro Alzogaray, rodeaban a Uriburu en medio de franco predominio civil. Si bien el primer discurso de . Sánchez Sorondo, en nombre del nuevo régimen, asoc'iaba al movimiento con el 2.5 de mayo v el 3 de febrero c~mo "revoluciones libertadoras" y prometía "conseguir que la República vuelva :¡. su estabilidad institucional", el objetivo político de' Uriburu era producir cambios en la Constitución que introdujeran en el régimen político notas corporativas, evitaran el predominio que consideraba "nefasto" de los políticos profesionales e impidieran mediante la calificación d~l, sufragio experiencias C01110 la yrigoyenista. La restricción del voto y la representación funcional de grupos eran las líneas de fuerza del difuso programa de Uriburu. Sánchez Sorondo, por su parte, había concebido .un plan político que permitiese el retorno gradual al régimen constitucional reformado. Comenzaría por elecciones pr,ovinc:ialcs -para 'imponer gotirna-. dores en los estados donde se suponía que tenían más. fuerza los grupos pofíticos ?ntiyrigoyenistas-¡ seguiría por' la eleéción de cóngresistasj sometería a la asamblea las reformas constitucionales, V luego se lIamada.a elecciones presidenciales., El plan parecía impecable: pero súponía por lo menos dos cosas: que el partido Radical no tendría capacidad. de recuperación. '! que sus opositores políticos -que habían coincidido en el derrocamiento de Yrigoyen- estarían de acuerdo con la reforma constitucional corpor:J.tiva..
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:.!6 Erne .••. to Bosch ocupaba la cartera de Relaciones Exteriores (comu entre 1910 y 1914); Ernesto Padilla la.de justicia e 1. Pública (había sido gobernador de Tucumán entre 1913 y 1917); Oetavio Pico, Obra!' Pública..<¡ (fue subsecretario de justlci:l. en 1895); Beccar Varela en Agricultura; Ernesto Pérez en Finanzas (donde había est2do en 1921). (G.nfr. Alberto Ciri2, Partidos y poder en la _Argentina 'moderna [/930-/9461. Buenos Aires, jorge Alv2rez, 1964. E.specialmente pág.••..19 :1. 24.)' Completaban el .gabinete: el general. Francisco Medina en Guerra y el contralmirante Abel Ren:trd e!, Marin:l.. En vicepresidente E.nrique S:l.ntamarina y Secret:uiu de la PrcSl~tenci:l el teniente .coronel Emilio Kinkdin.
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Los presupuestos del plan eran frágiles . A parentemente el .d' . partl o RadIcal estaba vencido Desde la coqueta .1'1 f ' v . VI a rancesa °betJ'l o/aTltI' A~vcadrhabía declarado a un periodista de La Razón so re a re':OuclOn e 1930:
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El plan puesto a prueba: alianzas y oposiciones
Tenía que s,er ~sí. Yrigoyen, con un~ ignorancia ahso: J.utade .toda practIca. de gobierno democrático, parece que sGehubIera' complaCido en menoscabar las instirucione.c; obernar no es pavar . ) d estruvo' su propIa .. . .' . . ('Yngoyen C;'tatu~ ( ... ) El eJérCIto, que ha jurado deferider la ConstJtuclOn, d~be mer~cer n~estra oonfianza, (pues), no será unbaguardIa pretonana nJ (estará)' dispuesto a. tolerar la o ra nefasta de ningún dictador ... :.!i Pero en noviemhre de 1930 un rad.IcaI "alvearista" escri!)í~ a Alvear que:
El pe Id u iSOlO,que .en un primer momcnto se ec.:hlía muerto v qu d' h .Id . n di' e pe la . U~lI emente ser itido en las I as e verd.adero radIcaiJsmo, es decir, el antipersonalis_ ~10~ha r~GclOn~do en los últimns días v va no hahla sino de Ir a la lu.c~a por sus caha.les. Ha reabierto gran número . ~s~s c9m~tes.¡ h~r:t'ap3;recido en la Capital V en las pro~~n~las peflodIqumcs due defienden sus intereses, \' sus a ~rcsplcomo Merca er, en una reunión que celeb'raron' en .da ata, hablan v ensalzan la gloriosa ohra de s'u par~ (~... :!¡::. .' . d I MatÍas Sánche:, Sorondo no contaba ni con la feroz debilidad e a m,emona poi mea, OJ COn el hecho de que el partido Radical mantema su est~uctura nacional pese a que su jefe y líder Yrigo en ~~~;I~~a de~.emdo en M~rtín García, su lugarteni~nte Alvear ;esi': .. Pam, y el presldentc. Uriburu operase con el estado de SItIO .v la ley marcial. En noviembre de 1930 el CQml.t' .- 1 de I U C R h b' ' .... , ,e naClOna .~. a :' _' " a 13 decretado la. Ureorganizaci6n nacional" que comenzo a cumplir en' fo . I d' P . . . rma 31S a a. ero, entretanto, Alvear había reVIsado sus declaraCIOnes de setiembre V tendía a la "reconcil,.a ., de las f .. '. Clon . racclOnes Internas" del 'radicalismo. '
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de I mIsmo tiempo: se ~~taba operando una nueva alineación as fuerzas ~ grupos pollllcos respecto del gobierno revo.'ucionano, que ha~l.a Sido reconocido por la. Corre Suprema en' una • 27 La Razón, 8 de setiemb~e de 1930' (c,.r. F 'l. L. pa~. 74 a 77). por e IX una, :.!J
Alt,t'I11' .•
Ll'NA. Félix,. oh. cit .• P2J!.. 7~.
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"acordada trascendent;I".21l Era un "gobierno de tacto cu~'o título no puede ser judicialmente discutido con éxiw p~r las personas en cuanto ejercita la función istrativa y política denvad~ de su posesión de la fuerza como resorte de orden y de se~un~~d social", había declarado respetar la supremacía de la ConStlt,uclon V la autoridad del Poder Judicial. El régimen de Uriburu ruvo el roporte' fundamental de las fuerzas armadas, el apoyo del nacionalismo ant1hb~,ral .Y.~onservador y de las derechas provinciales. y: la adhcsJ,on mlclal del partido Socialista Independiente, del partido Demacrara Progresista, del partido Socialista. del antiper~onahsmo.y de algun~s ~rganizaciones del movimiento obrero. f!lIcntras el ~oder econonllco y la Iglesia -a través de algunos voceros pertenecientes s.~bre to~o al nacionalismo católico- seguían. el proceso con atenclOn. y 9!Sposición favorable. Pero ta.n pronto como l!ribur~ ~~sistió.en sus propósitos de reformas institucionales, a la 0POSlCJ011 a~le:ta y obVia del partido Radical se unió -respecto d~ esns ob¡etlvosla mayoría de los partidos políticos Y,o una facc~on slgmflcatl~a de las fuerzas armadas que. se in~linana. p~ula~l~al~ente, .hacla el I@erazgo del geheral Justo. Cuando el plan de Sanchez Sorondn se ponía en marcha, el gobierno de ~ri~uru conta~a apenas con el apoyo condicionado de parte del c¡etclto, los habituales grupos nacionalistas anriliberales v pequeños sectores del conservadonsmo. Mientras tanto, Justo eludía asumir responsabilidades mayores en la istración de Uriburu -con lo que quedaba disponible pata la pugna por el poder político-, y sus seguidores militares -como e! corone! Manue! Rodríguez, encabezando Campo de Mayo y luego el Círculo Militar- ocupa?an posiciones estratégicas. El golpe de gracia para el plan politlco de Unburu fue dado por el experimento "piloto" que constituyeron para el gobl~rn.o provisional las elecciones del 5 de abril de 1931 en la provlnGla de Buenos Aires. Se presentaron los conserva~or~1 los radlcal~ y los socialistas. El partido Radical llevó como candidato a Honono Pueyrrcdón, y .triunfó. pe esta manera, se dcr~umbaba .u.no de los presupuestos básicos del plan polítí~o. SobreVinO la CrISISdel. gabinete de Uriburu, y e! precio principal fue el cargo. de m~mstro de! Inrerior. Sánehez Sorondo fue reemplazado por PICO,mientras e! asruto general Justo y el honesto demopro~resista Lisandro de la Torre -candidato de Uriburu para la preSidenCia futura- re29 El texto completo de la acordada se puede leer e~ Ciria. ob. cir., págs. 22 a 24 y en "Jurisprudencia Argemin:a", tOmo 34. p2gS. 5 a IJ.
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chazaban mSlnuaciones para incorporarse al nue\'o l!aúinete \' se aprestaban para la . lucha política inminente. •. . _~I Presidente pudo apreciar la I'ulnerabilidad polírica de su gobierno. pero insistió en las reformas constitucionales. apoyadas por Carlos lbarguren desde su cargo de interventor federal en . Córdoba, y Ins nacionalistas Malina y Juao Carulla. El periodismo liberal denunciaba cotidianameme las intenciones "fascistas" de Uriburu, y la Legión Cívica Argentina, organización paramilitar con casi diez mil y aprobación presidencial -decreto del 8 de mayo de 1931-, coosrituía unaprueha inquietante de que el único revolucionario del régimen era el grupo encabezado por el Presidente. pero que esa. revolución sería de signo corporativista ...
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las elecciones de 1931
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.Jusro empleó en el proceso su habilidad política, mostrando parte de sus cartas, alternativamente. al oficialismo y a los radicales. El 25 de abril de 1931 Alvear retornaba a Buenos Aíres para encabezar la estructura radical. Corno otrora Roca con Mitre, Justo. fue a recibir a Alvear al puerto de Buenos Aires. para ¡mro.dudr una cuña entre ~I sucesor de un Y rigoyen preso y sus seguidores, Alvcar no insistió en descalificar al yrigoyenismo, lo cual neutraliza ha en parte la maniohra política de Justo. Desde el hotel Ciry, el jefe radical publ;d) un manifiesto ordenando la reorganización del partido. Firmado por dirigentes "persona listas" y "amipersonalistas". COIlU.'Ga"lIo. Mosca, Ortiz ~. Tamborini, y Ricardo Caballero. Güemes V Honorio Puevrredón, el manifiesto de la Ujunta del City", "como' la Jlamaron lo; radicales, tendría mayor infl~encia que el producido por el resto del antipersonalis;llo, conservadores .\: socialistas independientes para apoyar a Justo desde la "junta del Casrelar", Pero JUStC)no se amilanó, En juli(~ de 1931 se produjo una conspiración militar dirigida por. el teniente coroncJ Grcgorio Pomar. en Paraná. La rebelión falló " dio ocasión a Uriburu para perseguir al radicalismo: se dausurar~m comirés y . periódico.s partidarios; se depnrt(', a los principales dirigentes radicales incluyendo a Alvear y poco después se vcrc) la posible candidatura de los participantes del gohierno de Yrigoyen. La lógica interna del proceso inicia~o en 1930 se imponía ;1 los
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La represión anlirrZldlcal
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de noviembre
de 1931. El beneficiario
el general AguStin P. Jusro.. Los radicales reaccionaron
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~radlclDnal de conspiración y de abstención. La derecha .conscr:~dora. carc~te volviendo
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esto fue
1 Justo; el camino hacia el POder
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de una
estructura política naCional, retorno t3mbl~n a su estll.o acuerdista: los conservadores, el socialismo independIente y el an~lpersonalisrilO formaron una fUerL.3 con~cida como la ~o.T1~Or~Q1l(;.,.a, cuyos candidatos fueron Justo ..v JulIo A. Roca. - JulIto '. hIJO dei ex Presidcnte. quien desplazó a Matienzo-. La IzqUIerda lIberal formó la A Jianzo Civil con los socialistas v los demócratas-progresistas, quienes proclamaron a,-Lisandro de Torre-Nicolás Rc[m.
presión que responde al obje~ivo de reins~al~r cn la c.'\~ruc~ra de poder estatal usos de otras epocas. J\-1ovJnllc.nro rcaccuman.o, e.n cuanto inrentana \"oh'cr <1 un pas~dfJ ;Jntenor ;\ la expenencla
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yoría, seguían creyendo en valores políticos no habían sido consecuentes COn las reglas de
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cracía pluralis,a.
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y padecerian
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El' régimen de Uriburu dejó [narcados varios impactos en los árgentinos: desde entonces, ~omen~~ ..!t~dvertirse una escisión en-!re la sociedad política y la sociedad militar. En ésta, el lIalllado ptofesionalismo" había cedido a la denominada "politizaciÓi1" de las fuerzas armadas, que crearía -pese a esfuerzos para neutralizarla por parte de los gobernantes siguienresoposiciones internas o faccionales. y por fin demostró que los argentinos, en su maII
la
EI8 de noviembre de 1931.la Coneordancia. favorecida por el gobierno provisional y sus recursos. y ~in la participa~ión. del, r~dl. calismo, triunfó sin dificultades. Termmaba la experiencia CIVICOmilitar de U r¡buru. Lo que en los propósitos de su jefe se encaminaba hacia una revolución institucional inspirada en una suerte de fascismo atenuado, terminó siendo una reversióll político, ex-
radical, si~ificaba la entronización de una ilusión política que. sería alterada por la influencia dc procesos en marcha.so En rigor, fue una forma de restauración neoconservadora, una hábil istración y un laboratorio de nuevas alianzas V de tentativas de ensimi~mar. a una Argentina alterada que des~mbocaría en una experiencia hasta entonces inédita.
La istración de .Justo La presidencia del general Justo contituye, por sus notas características. uno de los períodos singulares de la historia de .Ia Argentina moderna. Du;-ante su gestión se insinuaron procesos que harían eclosión en la década. del 40, pero la restauración conservadora, que se perfiló' como una "reversión política", fue al cabo un fenómeno más complejo y matizado que el que sugje~eri los calificativos ideológicos, apologéticos o peyorativos. que generosamente le han atribuido la derecha y la izquierda. Muy cerca de los 56 años, el Presidente era el primer oficial del ejército profesional que llegaba a aquel cargo desde Roca. Pero era, además, un ingeniero
civil, natural
del interior,
vinculado
con
Ja "clase alta" de Buenos Aires, con prestigio en el ejército, y con experiencia política hecha desde posiciones muy próximas al vértice del poder. Su estilo fue muy diferente al de Yrigoyen, relativamente próximo al de Roca, p'ero también adecuado a un difícil período de restauracíón. Corpulento, jovial, paternalista. luchador. ambiAgustín P. Justo fue el úl: timo gran político de la ele {'cha argentina.
" 372
C:J _ ~\
30
Confr. Fermín Sohma, Introducción a los cambios po/iticos. Esque-
ma groeral de .Ia rnJoluci6n y sus homólogos. "Boletín informativo del Se. minario de Derecho Político", S2larn:mca, 1959, pá~. 353. .
373
1
Rasgos significativos
cioso. cauto, 111U\'hábil. flexible \" con la doble fisonomía de un Jano que miraba. a un tiempo haci.a la sociedad militar ~. hacia la sociedad civil, Justo fue el último gran dirigente político que produjo la derecha argentina. La istración de Justo se caractenzo por ciertas notas significativas. propias algunas de una restauración política .. otras de los nuevos tiempos que se avizoraban a través del fm .de la época anterior. Las nqras derivadas de la re.o:;t3uracióntluedaroll expresadas en el fraude político, que fue una práctica a la que algunos adosaron un remedo de justificación ideológica menor: e! "fraude patriótico". Esa nota \ política impidió la legitimación del neoconservadorismo en el po'der, lo cual explica en parte la "persistencia de la crisis argentina. l~~snotas apropiadas a los nuevos tiempos pueden resumirse en el Jt1uido d~l Ertado que. d~l11ostraron Justo ~. su gahinete -que no es exactamente lo mismo que el "estatismo de los conservadores"-, ~. en I~ importancia_ <;(Jn;~e. cuente que adquiriél la istración cOl1lq instrumento de Un¡l política. El poder político se reconcilió con el poder económico \' subordiné> al poder militar. Pero al mismo tiempo, no parece posible entender la istración de Justo y, sobre todo. la criSIS y las experienCias posteri()re.~. sin atender a cienos hilos con'ductores que en la década del 30 son más relevante..; que otros, aunque algunos no se mostraban de manera man,ificsta o r~a\a!:l. en ~í . mismos una actiwd latente: la persi~tente militancia ideológica del na.cionalisrm,)de derecha yo la tensión pendular entre '.'pr.ofesionalismo" y "politización" en las fuer~as armadas.
dones con las fuerzas armadas, conocido entre sus camaradas como "01.hombre del deber" por s~ ,dhesión al pri.ncipio del profesionahsmo .v de la subordmaclOn nllhtar al poder civil: el corone! (luego general l. M,nuel Rodriguez. L~ ~_~~~bresque ~l.lejor.colaboraron Con la política interna d.e Ju~to de."dc ese gabmete m~~gural fueron De T ul1Iaso \' Rod,ríguez. Pero el .p'rilllCro muri() apenas dieciocho meses d~spués \' el segundo en los comienzos de 1936
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El gabinete del presidente JUSto fue uno de los harómetros Gabinete que permitían medir las alternativas de su política. Se inició inte- poHlicas grado con dos del antipersonalisnu~ -el ministro del Il)terior. Leopoldo Melo. ~. el ministro de Justicia e Instrucción Pública. Manuel M. de Iriondo-; con un homhre representativo del partido Demócrata Nacional, que agrupa,ha 3 conservadores militantes -el minístf{) de Obras .Públicas, Manue1 Ramón Alvarado-¡ con la pre.'iencia singular del socialismo independiente a través del ministro de Agricultura. Antonio De TOlllaso, quien con Le Breron sería recordado en el futuro entre los mejores hombres en su puesto; con figuras de mentalidad .v estilo conservadores ~. relativamente independiente..; -como el ministro de Relacione." Extcriores. Carlos Saavedra Lamas; el ministro de Hacienda. Alhcrro Hueyo v el ministro de Marina. Pedro S. Casal-¡ v con un hombre de I~ ahsolura confiaOí',a de JUSto. C]UCsería da've para sus rela~
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y ¡úerUls
. I.os cambios ocurridos en el gabine~e entre 1932 \' 193H fuern," . tan. significari~os como la' constitución del origfnal: p<>r el ~~lIll1srenodel Intenor pasaro" Ramón S. Castillo e, interinamente. Ah'aradoj por Hacienda. Federico Pinedo -uno de Jos hombres más lúcidos de la der.echa y militante del socialismo independient~:-, R~b~rtn M: Ortlz y Carl~s .~cevedoj por Justicia e InstrucCIO~ Publica el ~I~ado Cast~lIo.y Jorge de la Torre; por' Agricultura ':UIS Du~au -dlngente pnnclp,1 de 1, Socied,d Rural- v Miguel Angel Cárcano; y por los mmlstenos de Marina v de Guerra,.el capitán de navío Eleazar .Videla .v CI general Ba:<;ilioB.' Pe(tillé. En. orden a la su~csión pre.o:;idencial,se advierte la presencia de qUienes compondnan la fórmula que sucedería a Justo -Ortiz y Castillo-:'y la incorporación, luego de la muerte de Rodrígue~. de u.n,~~llllltar" al qoc se atrihuían '~simparías radicale.o.;":el genera! Pernne. En el Congreso, el presIdente Justo tendría e! contre! absoluto d~1 Senado, ~n. el que salvo dos del11é)crata~progresistas po~ Sama F~, dos SOCIalistaspor la Capital Federal y dos radicale.~ antlpersona!Jstas por Entre Ríos los demás senadores re.o:;pondíalT a la Concordancia. y dominaría con suficiencia la Cámara de Diputados.; dondc el partido Demócrata Nacional llegó en 1932 con 56 diputados. asc<;ndió a 60 en 1934 v se mantuvo en un nivel rcla.ti~amen~e p:trejo. hasta terminar en' 1943 COn 4R diputados.' El socl3.hsmo ~ndependlente. en su fugaz actuación poJí~ica, tuvo J.l diputados .tl! ~ol1lenzar el período y el radicalismo antipersonaIl~ta 17. Un mdlcador comp~ementari(} de las alternativas del gobierno ,de Justo en sus .~~Iaclones con el Congreso' está dado por el hecho de que los SOCIalistasllegaron con ,43 diputados en el año . ~l Put2sh scli"l" 4U~ el Ren~ral Rudríguc:t era el humbre "elegido" pnr J.usw pua sucederlo. en la preSidencia. (Eot~evisr2s con Manuel Rojas \. con ~,b?gado ~ a.mlg!?de JUSto. Manu~1 OTUS.) Cunfr. oh. cit. págs. 81 ~ 83. El CIrculo .lnumo d~ JW.fo, ademas de los ministros nombrados D~ T omalOO~ Rodnguez. incluía " dos ingenieros -Pablo Nogués y }ustini"llu Allende osse- r~ponsablc.<;d~ los programa.~ de ~xp:msiótl de ferrocarriles cstat;¡lcs y de l.¡II111nns. reSIlt..cri\.arnenrc.
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j¡ l' dejaron el parlamento con Ji en 1943; la democracia. progresist~ llevó 14 y se esfumó antes de terminar el mandato de Justo v ¡, U. R. elevó mucho su caudal, al modificar su política abstencionista. recién a partir' d~ .1936, pero. sin P?dcr alterar <;1~ontrol de Justo sobre la situación política. ReUnidas todas las dlpU7 raciones favorables al Presidente, éste contaba con casi un centenar de ha,ocas dispuestas.3 apoyar su pol~~ica.l\2 , . .. Las consecuencias de la deprcslOn ccononllca mundIal COIn- 'Una gestión . . d e 1 econ6mica c¡dieron con los desarreglos en la conducción istratIva polémica y llna . istradOn último gobierno radical. La Argentina esta b a Inserta en un eficaz c~adro de las relaciones económicas internacionalcs controlado por los británicos, mientras la economía nacion~1 se fundaba s~.bre todo en la exportación de productos agrarios y por lo tanto se h~lIaba :.'gravemente expuesta ante el reajuste. :conómico de los mercados europeos".~j\ Esos factores que condlclon~tron ~~ . conducción política y económica de Justo, sob~e t?do en ~_aprt- _ merá mitad de su gestión. El colapso en lo~ ~reclos .mtern,aclOn~les y' el protecc~onjsrn~' de los mercados tradiCIOnales afecto el vl~ar sector agrÍt:ola-ganader?, El desempleo era cada vez may~r: El SIStema bancario no estaba preparado para soportar la CriSIS y los ingresos del sector público eran tan escasos que no podía en~rentar ni el pago de sus empleados ni de ,.us aeree?o~es del cxtenor. El gobierno se aprestó :i_c~ntrolar ,la Crt~l~economlco-fman.clera <;ontartdo para ello con sus recursos p~lIt1cos, con una actl~d ~r~?mática respecto de la realidad y con una COl1sccucnt~dlsposlclon para abandonar" rígidos. principios, del liberalis~o econ~~¡c~. Para ello adopto una sene de medidas controvertidas, que Implicaban en algunos casos la decidida intervención del Estado ~n campos hasta entonces vedados por quienes, en. el mejor de los casos, decían defender mecanismos económicos que sus memores extranjeros habían abandonado sin demasiados escrúpulos. Justo se lanzó a la regulación del comercio exterior, a través El pacto , " mas controv~rtl 'd as que cu 1mmo ., en el Ila-. Roca.Runclman de una de las polmcas
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.:rl Confr, Daría C:lntón, Materia/ti o.. , y Lor pntidor políticor argentinor entu 1912 -¡ 19H, documento de trabajo del Centro de Jnv,estigacione.•• Sociales dellnst, T, Di Tella, 1967, pág. 27, Las cifras elec.torales, Sin embargo, tienen un valor relativo frente a la práctica generali7..2dadel fraude. :l3 CeNIL PAZ, Alberto y FERRARI, Gustavo, oh, cit., págs, IS a 31. En el mismo sentido, José Alfredo Martínez de Hoz (h.). "Agriculrura y Ganai:lerÍa", en Argt!1ltina 1930-1960, Buenos Aires, Sur, 1961. págs. 189 ~ 210: "Los -resultados de 12 Conferencia Económic:l Imperial que se reumó ~n Omwa en 1932, implicaron para la Ar~entina una situación de de!wentalil frente :1 los Ouminins' htitánlcos',,:' ,
mado pacto Roca~Runciman,. Este convenio, conocido también 'como el Tratado de Londres del 2 de mavo de 19lJ, fue tramitado por una misión encabezada por ~I vicepr~idente Roca, e integrada por Guillermo Leguizamón, Miguel Angel Cáreano, Raúl Prebiseb, Carlos Brebbia .v Anibal Fernández Beiró. La contraparte era encabezada por el ministro de Comercio inglés Walter Runciman. Roca llevaba dos in'strucciones principales: ayudar a los ganade,ros argentinos a que aumentar:an su participación en el mercado del Reino Unido, y arrebatar el qmrrol del comercio de exportación al pool frigorIfico anglo-norteamericano. Runciman era presionado por la Cámara de Comercio británica por varios motivos: la escasez de libras -pues los británicos quedan "descongelar" 150 millones . ,~ en pesos argentinos bloqueados desde el control de cambios impuesto en nuestro país en 1931-, la necesidad de mantener v expandir mercados en el extranjero para sus productos manufactura~os y proteger a los criadores británicos.1u Antonio De Tomaso fijó en nota dir:igida al ministro Saavedra Lamas las exigencias mínimas que debía sostencr Roca en Londrcs, entre las cuales no figuraba el problema de la "descongelación" de fondns. Sin elllbargo, los brit~nicos plantearon esa cuestión COI11O csencial.ll•i La discusión duró "tres enervarites meses" \' dio como resultado la' denominada "{:nnvcnción ria del Tratado dc Paz \" Amistad de 1825, para ac.recemar- V facilitar el intercambio come'rcial entre 1aIfc¡;¿blica Argentina el Reino Unido de la Gran Bretaña r Irlanda", que: con'prcndía un '.cuerpo principal, un protocolo adi~ cional y una ~onvención arancelaria, Entrc las cláusulas principales, el Reino Unido aseguraba a la Argentina una Cuota de importaci6n do las existencias de chmed no infcrjor a las .cantidades exportadas por la Argentina a los británicos entre julio de 193 I Y junio de 1932, y que babían ascendido a 390.000 toneladas; se previó un sistema para Ja recupeJación paulatina de los fondos bloqueados, con lo que se decidía sobrc el tcma de los cambios con un interés del 4 o/r .anual según lo pactado para los saldos impagos favorables a Gran Bretaña, interés que en realidad ascendia al 14 % según surgió de los debates parlamentarios sobre el Convenioj y licencias de importación que el gobicrno lngJés concedia y controlaba de tal modo que un R5 'ir de la cuota de im-
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SMITH,Peter H, Come y político ~ la Argentina, cit" pág. IlIl. PAZ, Alberto y FF.RRi\RI, Gustavo,' ob. cit" especialmente páginas 16 a 25, donde están publicatlas las instrucciones de De Toma.~o, la respuesta de Roca y los detalle.•• de la Comoencilm. lW
Mi CoNIL
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ficiarios de.' Pacto eran los grandes intereses agrícola-ganaderos. que el gobierno de JUSto identificaría con el interés generaT .'En segundo lugar, de que _dicho gobierno _hahía pagado un precio muy alto para. asegurar el a los mercados británicos v, en. "rcrcer lug~r, que ~na política dependiente siempre mantendri::l estrechos margenes para la negllciación,
porcación quedaba en manos de. los frigoríficos ingleses y .no~tcamericanos, que controlaban el negocIo de la c~rne en la Argentma. Este tema fue objero de polémicas estridentes, pues afectaba ~a capacidad de control del gobierno argentino sobre su comercIO exterior.
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El debate que siguió al Convcni,o" para su, ~atifica,ció~ por el Congreso, exhibió posiciones antagoOlcas. Cntlcas ~aus[)cos del convenio fueron Nicolás Repetto, Juliu A. Noble, LlSandro de la Torre V Federico Pineda -para quien el tratado no era bilateral, sino "u~a obligación unilateral argentina". Parte de los argu~lentos fueron resumidos años después por Carlos lharguren .. Mlcntras tanto, el Daily Mail anunciaba en Londres que "por pnmera vez en los últimos setenta años los esmdistas británicos han sido capaces de negociar con potencias extra~jeras en u~ pie de igualdad .. ," (! ), V la mayoría de los grupos de Imercses Vinculados con la producción de' carne en la Argentina aprobaban el ,pacto o no .rev~l~ban discrepancias visibles emre invernadores, cnadores fngonflc.os. Pero si bien 1, C. G. T., por ejemplo, recién creada v aturdida por los problemas de organización y los má.s inmedia[Qs del de~empleo no trató el pac[Q ni s~s cons~cue~clas para lo~ ~ons,umldores el Convenio Roca-Runcmlan dIO p!c para la predica Ideológi~~ nacionalista, especial,mentc a ,p.anir de .Ia publicación de ()~ libro particularmente agresIvo y Original c.sCIlto por dos hermanos de "un clan ganaderu de Entre Ríos": Julio y Rodolfo [razusta, tirulado La Arge11ti71Qy el imperialismo británico .. La ~a~der~ del antiimperialismo. tenía un lugar donde clavarse, para ser, agitada sin desmayo por el nacionalismo, Algunas frases de los nllembr~~ de la delegación brindaban un blanco eX,~ele~t\...E~a bastante mas que el pragmatismo de Justo o la pretenslOn sm:;era dé De To~~so en el sentido de q\Je "no ,se había inaugurado ninguna pohnca comercial nueva". pues el bilateralismo habíase intentado durante el segundo gobiemo de Yrig?yen, ~ través, d:1 frustra~~ acuerdo D'Abernon. Una suerte de ahenaclOn ccononuca .v.pohtlca traducida en frases tan infelices como la de que "la Argemln::t,se p~rccc a un importante Dominio británico". di~ha P?r LegUlzamon, o que "la Argemina, por su interdepend~ncla rcclproca cs. d~sdc ~I punto de vista económico. un::l par~e mt,egrante del Impcrlo ,~nránico ... n, repetida por Roca. bnndana un argumemo critico oportuno. De todos modos. la mayoría oficialist~ en el Congreso aprobó el Pacto. Las controversias ~ontinuaron. Sin .ell1,barg~,apo~'adas en primer. luga.r cn la creencia de '1u(' los prinCipales bene-
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La bandera del "antiimperialisrno"
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, . Aunque los p,lanreos ideológicos lIlenudeah¡¡n ~. los más pr¡¡gllla~I~OSno ~t~ndl~n a los aspe~tos rerór.icns de 1::1cuestión par¡¡ resl~tlr la c:'tlca, csra no carecla de una huena parte de verdad. La mfluencla o 13 dominación hriránica, viosc, ramhién, a través de' la legjslació~ hancaria, particularmente tras la creacií'ln del Banco Cenrral, hajo el minisrerio Pinedo \' con el asesor::llllienro del expcr.to bri~ánico Orro Niemeyer, y las 1l1edidas::Idopradas en torna ~~I ~.IStelll.a.de. transp()rte~ -tanto el ferfln'jario, que convcrgía desde, el !i:Jglopasado ~ohrc el PUCrto. COl1l0 el de la cOI~lpaiHade rranvlas de Ruenos Alres-. en gcneral con equipos ohsoletos. inadecua~os y .cuY::I,renovación esr::th::lsuhordinada. al provecho de los capitales Inverndos en ellos. El gohierno de Justo defendíase de la crír~~a, ~' exp(~nía sus progresos en ohras púhlicas .v en la construcClon de caminOS, que cuhrieron más de .10,000 kil"J111etro~ sohre los 2.100 kilómctros c¡ue exisrían en 19.12. .. Pero el conflicto más ~ensacional c¡ue enfrent"l la adlllinistraUn conflicto clon de JUSto fue, sin duda. el dehate sohrc la polítka dc las sensacional .c~r_n_~<; •..suced:h,co de los enrni:diehos en torno' del pacro RocaRuncJnlan, El dCQate estall6,en el ~cll¡¡do en 1935 a raíz de una denu?cia de Lisandro de la Torrc par::t que se invcstigara el <':0merClo de la carne, que califica ha como un "esc3nda/o nacional", Debatc dramárico, con un protagonista temerario \' orador temihle. se inserte'>en la campaña ":mriimperii1lista" \" fa'voreci,'¡ tal \'ez exageradamente al ganadero .\' políti~o santafesi~o Con el título de "abogado original de la soheranía econ{lmic¡¡ ¡¡rg-enrina",:il1 El cáustico ata'1ue de Lisandro de I¡¡ Torre~ <.:on67 años de edad .v gran expcrienci::l políric¡¡. dudl cinco s~siones del Senado. pero llevó tres selll3nas al entonces ministro Duhau \' ¡¡ Federico Pinedo Contestar los cargos. De la Torrc actuc'l tanr~) en dcfens:l: de los criadorcs ,'" de los pequeños productores. cu::mto en su cali-
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. ;~'~ S,'-:""fH .. Pctcr H .. oh, dI .• dunde descrihc el .~eIlS:lt"ioIl21debate. La ~unllslO.n l,n\'e5ngadtlra hizo comprobacione.~ espec(aculares. CUOlu cuandu inspeCCIOno el buque "Norman Sta,' ••. halló rotulados t"UnJO "corned becf' CO~ o"esrino a Gran Bretaña legajos de.- 't"ált"ulu de CO~ll1del Frigorífico Anglo (pag. 163>. p~~n.sus proyectos d~ cnnrrol eran por lo !Ilenns "inm:ulls", como recOllOCIO lino tic sus \'Ucerns.
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dad de oposiwr polírico. Aracó al gobierno en lo político, \' a los invernadores, frigoríficos ~. poderosos intereses que consideraba "cómplices" en el escándalo. De pronto, el extenso debate tu\'O un desenlace dramático: el 2J de julio de 1935, en medio de un grave altercado entre L. de la Torre,! Duhau que contemplaba una barra sin aliento, sonaron varios disparos ':' se vio caer al senador Enza Bordabehcrc -santafesino, que en ese momento sostenía a L. de la Torre, empujado por Duliau- v al propio ministro. leste había sido herido en una mano. Aquél, que cubría el cuerpo del interpclantc, esmba muerto, El "gran debate" había terminado ... Como bien señala Smirh, de ese debate salieron maltrechos en su fama los frigoríficos extranjeros. el ministro Duhau no logró Icvan~ar de manera convincente el cargo de recibir en su calidad de invernador un '.'sospechoso favoritismo" ':' el gobierno. que había sido atacado por su pasividad frente a la actividad de intereses sect.oriales que no coincidían precisamente con los intereses de la nación. El imp,cto psicológico del debate fue notable, si bien los. grupos de interés no abandonaron por eso sus posiciones. El diuio La Prensa, resumió bien la impresic>n que el debate produjo, luego de su dramático final:
"general Justo, Mela, Saavedra Lamas, " bella compañía", como expresab,.indignado don Marcelo en carta, María T. P. de Alzaga. El 4 de mayo de ese año Alvear recibe carta de Manuel Carlés, quien le informa sobre la situación militar:
El proceso polltlco "
Distinguimos para ser exactos: hay tres ejércitos. El dirigido por el Estado Mavor, CUY' dignidad abochornada espera vindicarse .. EI que vive como el perro en relación al amo, con los ojos puestos en el que manda para cumrlir todas las consignas, desde el espionaje a la delación. , el grupo militar que nostalgia la dictadura .v mantiene latente el propósiro de restaurarla. Enemigo éste de la democracia, aliado de la política situacionista, hostil al radicalismo ... ~ll El análisis de Carlés reflejaba 1, realidad. Desde el principio de su istración, Justo se demostró muy atento respecro del . soporte militar -quc en rigor debía suplir la carencia de legitimi;dad ~del régirnen-, ~. confiaba en la cond~c~ión castrense del general. ~o~rígu_~z.. PErlT.si' oien la. ma~'()r parte de la ofkialidad . , ., úapolíticamcnte neurral o se mantenía lealmente subordinada al poder civil, había dos pinzas que podían cobrar con el tiempo simétrico poder: una, que simpatizaba con el radicalismo o compartía -1: la opinión de que el gobierno de Justo era origin,lmente ilegítinm; + } otra, .que seguía respondiendo a los ideales de U ribuIu. consideraba que la "revolu'cic>n de setiembrc" hahía sido traicionada. y responl. día a una menta liJad autoritaria. , Hacia 1935, la pre.'iié)fi dcntro del radicalismo para que sc levanrara la abstención era nluv fuerte. No eran los riempos de. Yrigoven. El. partido había co~ocido la experiencia del poder y, al fin y al cabo, era un órgano que iba hacia la atrofia si no era emplcado'en la función. propia: reconquistar el poder. En 1934 lo. ,. gra algunos triunfos locales; en 1935 rompe la política de intransigencia y ~oncurre £ elecciones para gobernador o diputados en Entre Ríos.,Corriente.'i. Santiago del Estero. Santa Fe, Catamarca, Córdoba: Buenos Aires. Mientras tanto, renace en la U. C. R. la rivalidad entre "alvcaristas" o "legalistas" -a quienes se asociaba con el "acuerdislllo" finisecular- y los "yrigoyenistas" () "mayoritarios", por lo tanto intransigentes con Justo y su régime~. La U. C. R. triunfa en Entrc Ríos -con la fónnula Tihiletti-I.anús \' 54.000 votos contra 43.000 de los conservadore."i-; pierde en C(;rrientes y en Santiago, pero a su. vez gana en el reducto conservador de Córdoba la fórmula Amadco Saharrini-Angel Gallardo,
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Cteemos que. e.'itamos en presencia de tino de los trahajos parlamentarios más útiles realizados hasta hoy en el país ... De hoY.en adelante, ni la actual istración ni. sus continuaClore.'i podrán permanecer impasible.~... :r.
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la vuelta de los radIca/es
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L~ impasibilidad del presidente Jusro se redujo al pmblema de las carnes. Había aprovechado bien sus recursos políticos, la superioridad de su coalición oficialista, la lealtad militar garantiz,da por la conducción del general Rodríguez, la debilidad de la oposición .pese a 'Ia estridencia de los críticos Y la ,división aún existente en el movimiento obrero,1l~ En julio de .1933 h~bía muerto Hipóliro Yrigoyen, en medio de la consternación de una multitud. impresionante. Alvear estaba en el 34 c~mino a Europa, exiliado una v.cz más, )' la U. C. R. parecía desmantel,d, por la acción del :17 J.a Prensa, 31 de julio de 1935, y Sm.ith. ob. cit.,
pago
IH2.
Según I:a invCSlig2ción de Smich, 12 inform2ción mas objetiva ~. complera sobre el domimo del pool frigorífico, Jos heneficios que obtenían y el m~mejo de su ~ontabilidad, 12~upenor.idad de ~os inverna.dores sobre los criadores y la necesIdad de una acmud acm'a del Estado mediante el control del beneficio de Jos frigoríficos y .el. aju.ste de la ~fen:;l y la dem:md~, fue publicado en 1938 por .•. el Cornac Mixto InvCSllgador del ComercIo de Carnes Anglo-A~entin? designado de conformidad con el Pactn Roca-Run:\11
(:i",an kunfr.'uh.
380
dI .. p~)..~. 19-+:l 1%1.
Muerte de Yrigoyen
:\:) J.:n:A. Félix. AIf..'c',rr, p,i~. 1.l2.
381 :1
por 109.000 votos contra 104.000 del conservador Aguirre Cámara .. Según parecía, donde los comicios eran limpios, los radicales ganaban o. en todo caso,. era difícil que perdiesen ... La experiencia
de -Buenos Aires rarificaba esa impresión. En noviembre, Manuel Frescn nbtuvo 178.000 vOtos contra 171.000 del radical Honorio .Pllcyrrcd?". El fraude fue manificslO. El gonierno permaneció
El frilude
impasible, o casi, frente a lo que constituía un presupuesto c()m~ partido por sus principales: los radicalc..•.•no volverían ... El embajador norteamericano envió su comentario acerca de las. elecciones en un despacho a \Vashington fechado el 22 de noviembre de 1935. Tanto () más rotundo que el más indignado de los yrigoycnistas. rerrninaba diciendo: Thc Nacional Oemocratic Partv, rhe main polítical group in rhe Governmcnr Coalirion: has won the provincial e1ections in rhe Provi'ncc of Buenos Aires in whar is considcred as (me of the most farcical and fr:wdulent political contesrs ever held in Argentina" ,.fU ' El proceso político rendía nuevamente a la p()larización~ pero el arbitraje potencial de las fuerzas armadas no era ignorado por nadie. Los conservadores no perdían oportunidad para advertir que a los militares no les agradaría retornar a los 14años crí~ícos" del 2R al 30. Los radicales, por conducto () de otras figuras aventu sospechas Rodríguez.
a las . fuerzas
fraude
de
militar
sobre
1935 hizo que
mérito
de los argumentos
en 1936 dejó a. Justo patizante
radical
. ::Ideptos un Círculo "todos
reclamaran
que
de Rodríguez. Pertiné.
discurso
y
Justo
del general
v en torno
de una suerte
Las palahras 'de Molina. puhlicadas
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haciendo
del Ministro
Nombró Ramón
el
la vigilancia
La muerte
d_emocráticas.
envolPero
'rechazó
vio con alarma
en favor de elecciones
los extremismos"
democrá.tico.
pedido
querían
en sus querellas,
sin. su 111ano' derecha.
C0l110
insólito
Militar
que los políticos
armadas
los radicales
los comicios,
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de Delfor del Valle, de Alvear
representativas. tampoco oJ1lití~n csfuerl.:os para de anrimilitarislllO, Y el ministro de Guerra
por su parte. entendía
ver nuevamente
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a un sim-
cómo Malina
ganaba en el
en contra
de
de socialismo'
Lo
Pre'lISo por
40 Desp2Cho nO 835,(100/726, cit. p;)r Pot2sh, ob. cit" pág. H8. nota 20: "El pareido Demócrata Nacion21, el principal grupo político en la c021ición gubernamental, ha ganado las elecciones provinci21eSen la provincia de Bue. nos Aires en lo que es considerad2 un2 de Ja m~s burlesca v fraudulent2 con rienda elecroral jamás realiZ2da en la Argcntina.. .... .
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'envío del autor, hallaron ~co inusitado en la oposición. en las f~erzas de .izquierda y en la Federación Universitaria Argentina. '. El presidente .Justo forzó el retiro de Molioa en mayo de 1937 y éste paso a apoyar a Alvear y a los radicales, per? entonces era sólo un militar retirado.,. . Luego de la muerte de Rodríguez y de las e1ecciooes para dipu- Justo recobra el control del tados en las que la U. C. R. ganó una docena de distritos creandn proceso . un bloque en la Cámara Laja conocido como el "frente .popular" con socialistas y .demoprogresistas, Justo se vio enfrentado a un período crítico en el que creció cJ. hosti~amiento de se~tores nacionalistas, de F. O. R. J. A. -Fuerza Onentadora Radical de la Jove'n Argentinaen la que actuaba o Luis DeJlepiane, ?abrid del -Mazo, Arturo Jauretche, Homero Manzi, Arturo Gama Melhd v otros que publicaban su prédica en Cuadernos, de los socialistas y de parte del radicalismo a propósito del affaiTe CHADE." ~ En ese mismo año retorna del exterior un exponente del naclOnalis~o de la derecha militarista: el coronel -luego generalJuan Bautista Molina .. llste encabezaría un gru~o opositor a JustO dentro del ejército y tendría. como mentor a DIego LUIS ¡ytolman. quien habría preparado un "plan" para un golpe de Est~do que debía tener Jugar el 9 de julio de 1936 y que dlfundlo en un anfleto con la leyenda: "Por la Argentioidad Integral. PartIdo kadical." El plan' c~rporativista y nacionali~a. de Molinari no llegó' a fraguar .•' No sólo preveía el desplazanuento de tndas .las 41 La prestación de Jos servicios e1éctri.cos ~staba ~istribuida entre grandes empresas que se vinculaban con holdings internacIOnales: ANSEC SOFINA. La filial de ésca, CHADE. servía a I~ Capital Fcdenll, al Gran ¡uenas Aires y a p2ree del litoral. Había, a~~saclOnes graves en tomo ~el mm eléctrico y de violaciones' a las pnmlClvas ord~nanzas ~e conceSlOn (en 1943, una comisión dirigi,da p~r ~I 'cor~ne~, Matlas Rodnguez ~n~~ re21izó un~ .prolii2 y apenas difundida Investlg2clon), y en ]936 se dlscutlo una propucsra de CADE (Subsidiaria .de SOflNA y a ca.rgo de la ca.rtrra de CHADE) y de la ClAE que pretcndía la prórrog2 de I,as conce~ones eléeuicas' por 25 años, y por otrOS 2S años en forma de SOCiedades~I~ta~. Según documentos del informe Rodríguez Conde. SOFINA, y su~ flh21e. •• llevaron 2del~nte una presión sospedlosa sobre .Ia rn2yona radical. -la U, C. R. n2bí2 gan2dn el dominio del Concejo Dellbcrante en las d~cclonc.•• del 36-. Y las nueV2Sordenanzas resultaron'2prob~dls. Huno. acu~aclOncsde. soborno, sc verificó un2 sugestiva correspondenCIa entre dlrectlv?~ de las empresas eléctricas (s;c puede ver. en paree en el libro 11vear de Fehx,,~una~ aunque los comentariOS son ap2slonados), se comprobo u:n ca.so de . Imp~ rialismo económico" y el affaire fue t2n poco c;l~ro que. ni el r,cvoluclOn2nu coronel Petóo puso en circ,ulación el fa.maso mforme Ro~n~:z Conde. Tanto la fama de la" mayona del Concelo como de los. d.lrectl\os de las empres2s no S21ióbien parada del proceso, Y eso e.•• lo obleU~(J: 42 Ver NAVARRO GERASSI, Marysa. ob, cit., pág, 99 a pr~poslto d~l sector nacion21im de C2fulla v "B2nder2 Argencina" que no ataco al f!ob,cmu de
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autoridades públicas y 13 intervención de las- empresas económicas más importantes, sino la reestructuración de las organizaciones laborales y profesionales .. Todo en aras de la ¡¡liberación nacional", frase que era frecuente en la prédica nacionalista de derecha y que años después retomada la izquierda nacion~1. Pero el 20 de junio' el ministro de Guerra dispuso el traslado del co'tonel Molina a la Dirección General de Ingenieros quitándole el mando de tropas, y cambió el destino militar ~e otros sospechosos. Sin embargo. Justo no fue más allá contra Molina, quien fue prop'uesto al.año siguiente para ascender a general. Ni el propio Potash, quien estud,ia muy bien el p~der militar de la época, puede explicar el juego de Justo, pero quizás aquél responda a ], flexibilidad V ambivalencia de sus movimientos políticos, Hacia 1937 el peligro' había pasado, El ~residcntc dcdicóse a pensar en la sucesión .. Cont~ba aún cOn la mayoría de las fuerzas armadas a su favor, conformes con la conducción de los asuntos militares, con el presupuesto, con la modcr": nización del ejército y la marina -que había logrado establecer su . base principal eri Puerro Belgrano-. mientras los nacionalistas ha-' bían pospuesto sus maniobras conspira ti vas para el período siguiente que estimaban, no sin razón, más propicio. JUSto computaba a su favor, también, la debilidad de un radicalismo dispuesto a la negociación, y el control que mantenía sobre el Congreso. Había llevado una polí~ica cxteriór aceptada por la. mayoría de las naciones latinoamericanas y logrado que "'a morosa tramitación de la paz del Chaco", que puso fin a 1" hostilidades entre Bolivia y Paraguay, culminara en Buenos Aires con un armisticio en 1935. 'Al año siguiente, Roosevelt había llegado a Buenos Aires en el acorazado "Indianapolis" para inaugurar la Conferencia interamericana extraorainaria, cuyo desarrollo mostró a la Argentina opuesta a la idea de una asociación americana y .a la tentativa norteameric::tna de un compromiso regional que significase una connotación Il
JuSto -al fin, era un militar;- ni el pac[Q Roca-Runciman. Para confrontar las crÍticas \'er Ciria: ob: cit., págs. SI a 63. Una impresi9" justificador:¡ impommre de la derecha hberal puede verse en Federico Pineda En tiempos' d~ la R~públicQ. ' Respecto del nacionaiismo católico conviene no omitir la influencia f~/angista, que según ~n caracterizado n;cionalista, el presbítero Julio Mennelle, era la forma mas perfecta del nacionalismo sin los vicios del nazismo y de!. fascism~ i~lia"o. ~ guerra española era para MenvieUe una "guerra san~ y Esp~na I.ba haCIa un Estado nacional-crisriano perfecto. Era el bis~ P:z'lJS1!0 n~~lonalJSta, frente a Europa. Un remedo, siglos después, de la I-.spanadel SIR'loXVII (confr. en esta obra, el tomo 1, págs. 81 a 87).
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la POlIlica
exterior y la" srtuacrOñ1nterna
de dommlO del hemisferio occidental ~or parte de los Estados Unidos", según comentarios del secretarIO de Estado norteamennO Cordell Hull. Pero Justo contabilizaba lo que para muchos ~~ una época de uapOgeo. del préstigi~ ~fge~tirio";U cuyo ~inistro de Relaciones Exteriores había sido dlStmgmdo con'el Preml~ No'be! de la Paz en ese año de 1936, cuando Hull conSIderaDa toaavía a Sáavedra Lamas una de las "alas de la paloma de la paz" =1a política, pues la económica era él mismo-, y a~n no se la.me~taba del uobstruccionisrno': que el ministro premIado practlcana en la.Séptirpa Conferencia interainericana. En ~938, el enton~cs ministro Cantilo expuso al mismo Hulllas razones deja ~rgentma . para no llevar demasiado lejos los ,comp.rom.tsos regIOnales: evo.caba al Mitre de casi setenta años arras e, mevltablemente, .a la dtp.lomacia del 80 Y a Roqu'e Sácnz Peña, aunque no menc~onara SinO al último, Se trataba de guardar la individualidad naCIOnal de l. . Argentina, de no sonieter~e a la hegemonía norteamericana .. y, .sobre todo, de "no ofenqer a Europa", a la que los argentInos scg~ían uhidos por lazos económicos y culturales ... En última' instancia: la restauraci6n conservadora de J~sto jugaba también la carta dei peligro de una ':sal!da autoritaria", V lo hacía con habilidad. Con ella amenazaba mdlfec.ta~e~te a la ~posición, presionaba al radicalismo para q,uc se c~nvl:tlesc en una oposición ltdentro" del régimen, contenta las aspiracIOnes ~evolucionarias de las izquierdas .que debían temer las ~onsecue~c.Ias de un golpe fascista, y se apoyaba tanto en la ve~t.lente c.atollca y maurrasiana del nacionalismo como en la tentaGlOn c1encal de buena parte del catolicismo.'u Dentro de un régimen ilegítimo, desde el punto de vista sociopolítico, l~._~onstelació~ de pod~res se. art!~ulaba o relaci~~aba respecto 'del ¥obierno de Justo: subor~maclOn del poder militar; apoyo del poder moral (la Iglesia Catollca Y, sus voceros pnncl_pales); adhesión del poder económico; anragonIsmo del poder Ideológico; débil oposición de fuerzas políticas neutralizadas por la . 43 Confr. Conit Pn.Ferrari, ob. cit., p:ígs. 45 ~ 63; Ciria, ob.. cit., pág. 68 Y opinión de Edmund Smith Jr. e~ Y~ket Dlpl,,"!Qcy(U.S. murtltntion in Argentina), Dalias, 1953; Fedenco P,nedo, En tu771pOS d~ ID R~. wblica, tomo 1, págs. 146 Y sgtes.
.•.• ':La celebración del Congreso Eucarístico I!'tema~ional de Bu~nos . Aires en 1934, puso en las calles de ,Buenos Air~ ~~a mult1t~d de .~at6hcos, por lo cual el oficialismo justisra. huerfano de opmlOn. adopto tan;tblen.desd.e emonces una acentuada definición clerical". Confr. Ernesto PalaCIO,HutOTIQ d~ la Argentina, tomo 11, pág. 387.
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fuerte articulación del oficialismo ~. por el método del fraude electoral. ' Cuando en 1937 las fuerzas políticas se aprestan para los co- la s~e$iOn . . .d . I . G . . presldenclal_ mlClOSprcsl ene la cs. 3110 y Julito Roca gcstlon?" una candi•. _ clatura común, una fórmula para "suprimir los apasionamientos de' '. la lucha". según una expresión evocativa de la política del Acuerdo. . Pero la convención radical elige su fórmula el 28 de mayo; Marcelo T. de Alvcar recibe apoyo ,unánime; 'Mosca, 125 ,,¿tos, mu\". lejos Laurencena, Puevrredón v Güemes. L3 Concordancia co~[rolada por Justo, de'signa la 'suya: un ex ministro de Alvcar, antipersonalista y, como recórdaba la izquierda, abogado de los ferrocarriles bdránicos pero militante radical hasta la "Junta del eity" es candidato a presidente -Roberto M. Ortiz-. v un conservador catam:uqucño, miembro del gabinete de Just~, como el primero,"completa la fórmula, Ramón S, Castillo, , La Concordancia, con Ortiz v Castillo, obtiene 1.100,000 votos, La U, C. R" con Alvear v Enrique Mosca, llega a los 815,000 sufragio~, En todo caso, la consagración del presidente Orriz merecería de Federico Pineda el siguiente comentari~ a propósito de 'Io~,comicios y de las acusaciones de fraude que menudearon y que La Naciól1 registró sin desmentirlas:
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SOCIAL
La crisis
Los procedimientos que se usaron en esos <7omicioS" {del ; de setiembre de 1937), que difícilmente podían imputarse a los ex ministros, hacen Í?'lpos;bJe catalo~ar esas elecciones entre las mejores ni entre las buenas 01 entre las regulares que ha habido en el país, , ,'"
u Federico Pineda, En lie111por dt J" RtptílJ!ita tomo 1, plÍg. 181. La Nación setiembre.] de 1937. No hay testimonios objetivos que desconozcan el mecanismo del fraude político que el oficialismo había puesto en movi~ miento en un proceso posterior a la época de la "Argentina de los partidos", y por lo tanto cualitatinmeme diferente al de l:J "Argentin:a de los notables".
LA REVOLUCiÓN
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Si el general" Justo procuró hacer de la restauración .conser900 dli!ls del vadora un proceso de modernización del conservadorismo como Los president~ Ortiz fuena políti~a, su propósito se vio parcialmcnt~ frustrado, El ~stado ásumió un papel más activo que hasta entonces y la polínca económica fue conducida con. habilidad y pragmatismo. aunque excesivamente subordinada a intereses vinculados con metrópolis que declinaban en el contexto internacional. Pero el llamado liberalismo conservador estaba doctrinariamente en baja y, en nuestro país. políticamente a la defensiva; La carencia de dirigentes políticos lúcidos en el conservadorismo, llevó a Jusro a buscar apt?yos en fuerzas distintas de los partidos en cuanto las mismas pudieran , brindar soportes políticos, JUSto advirtió. además, que la vigenci
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~tle. cr~ticaban a Alvear, y coincidía con gra~des segmentos de los line.mlentos políticos y económicos de F. O. R. J. A. Y de intelectu.les o ens•.ylst.s. mllit.ntes como R.úl Sc.l.brini Ortiz y Jau~etchc. ~I na~lOn':lhs.mo de. derecha aumentó, en medio de ese ~aclO, la ~uerza de su prédica, y é~a ..~p~ntó a objetivos ap3fcnteme~tc alejados del campo polícico: la invescigación histórica, tradUCida en el "revisionismo" como escuela ideológica e iconoclasta. l. er!tic. cultural y filosófica del liberalismo y de sus expresione; vcrnaculas, y l?s ensayos políticos crIticos.l Y dentro del régimen, el, c?nscrvad.onsmo populista de un Manuel Fresco, médico ferroVla~JO de o~lg~n humilde que. re.atizó un gobierno eficaz en realiza~lOnes practicas en la provincIa de Buenos Aires, pudo suceder con total despr~cio hacia el juego limpio en el campo político, mercc~ a la resIgnada actitud de la mayoría, que ya no confiaba en el SIstema. Las posibilidades del caudillo Bareeló, de Avellaneda para la gobernación de la misma provincia, se explicaban dentr~ del contexto del régimen y del estado de ánimo .que cundía en el país. . . . El presiden;t~ Ortiz llegó al poder en medio de ese ambierit~,. ~m aparato pohtlco propio y merced al apoyo de Justo. Apenas . Import.ba que las estadísticas le atribuyesen el 57 % de ios suf~agio~l s.i.eI. régimen sobrevivía penosamente a una profunda crisis de legitimidad. El general Justo hubiera preferido a su camarada, el general Rodr(gucz, pero éste había muerto en el 36. Tenía a su alcance •. un Leopoldo Mela, pero los hechos demostradan que Ju~to aspiraba a retornar, mo ~oca e Yrigoyen, a la Presidencia, y Mela no era confiable. Por último, los conservadores del P. D. N. e~an suficientemente impopulares como para presCindir transitof1amente de ellos: Eligió, pues, a un radical antipersonalista, dé ;1 años, que había sido minimo de Alvear y de su propio gabinete, acept~ble para los radicales alvearjstas y para los conservadores, y un buen SUCeSOrpara disponerse a retornar. La vicepresidencia,' en cambio, había sido objeto de negociación, como. otrora obser. ;1 <;:oofr.~Ioreal ~orni, ensayo en preparación, q'uien cita e~ la corriente re~'lsIOnlSta1:1,. l!1nuencl~ de Manuel Gálvez y sus biografías de Rosas, 52rr1,llento,Apanclo Sarav~a!.Yrigoyen; a los mencionados hermanos Irazusta, en e~e caso ,,~n, ~u ana~ls de La cOTuspo1ldencia de Rosas; a José Ma. RoSll.,etc.; la ~rmc.a antlhberal tiene sus Jideres en el padre Castellani -ej.: El .'f1!JetJo gob,trr!0 de S.tTTlcho-; Menvielle; Nimio de Anquín; los ens2yos polmcos e~ el mlsmo Galvez, en Marcclo Sánchez Sarondo -La Tt1Jo/ución que ammclamos, etc,-. Un detalle informativo y valorativo baSt2me preciso pue~e hallarse en Los 1laciO'11alistas,obra ya citad2 de Marysa N2varro Geram, lo ql.ie nos :Jhorra otr2S remisiones,
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El' ~residen!e 'Ortiz
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v.ra M.tienzo: Justo había preferido a Miguel Ángel Cárcano, pero un fuerte líder conservador del interior, Robustiano Patrón Costas. salteño como el astuto ex presidente, que no podía imponerse como vic~presidente, impuso en cambio un aliado: el prestigioso abogado y profesor universitario catamarqueño, Ramón S. Castillo, de 64 años, conservador, y can buena disposición hacia Patrón Costas para la sucesión futura ..2 En este punto se pueden .nticip.r .lgunos de los datos políticos-previos a la crisis del 43, pues los protagonistas potenciales acaban de ingresar a la arena política: Justo, que trabajará en favor de su retorno¡ Ortiz, que significaba una garantía par.J aquél pero que se inchnará luego hacia los radicales alvearistas; Castillo, que sucederá a Ortiz y dará lugar. la oportunidad espe.rada por Patrón CoStas, y el poder militar y el poder ideológico -entonces sobre todo el nacionalista de dcrecha- que gravitarán sobre el proceso o lo seguirán. En 1940 se acentúa el deelive: Ortiz desaparece de la escena y C.still9 ocupa el poder ejecutivo hasta eI.desenlace de junio.del 43. Pero en 194/ mueren Alvear y Ortiz, y en enero de 1943, JUSto. De pronto, desaparecerán las fórmul.s de equilibrio y quedarán en la arena Castillo -y su sucesor Patró'1 Costas-, el ejército y los nacionalistas . Ort~z llegó al poder enfermo -era diabético-, y con la' apareMe .íñtención de jugar un papel análogo al de Sáenz Peña en un contexto profundamente cambiado. Fue partidario del juego electoral limpio, se incli!1ó por el radicalismo antipersonalista encarnado 'por Alvcar y procuró ganar la autoridad que los comicios ilegítimos no le habían oto~gado. Al mismo tiempo, veríase :necesitado del. apoyo de las fuerzas .rmadas y del propio Justo. \' ase~iado por los nacionalistas. s E:.stos sufridan el primer golpe cu~ndo el presidente Ortiz firmó un decreto poniendo en "disponibilidad" al militar n.cionalista Juan B.utista Molin. a propósiro d~,ün ,discurso en torno de la revolución del 3D, mientras se ope-' raban' cam~ios que significaban la paulatina remoción de militares nacionalistas -o por Iq menos su neutralización- y la promoción a ,comandos -estratégicos de hombres como el entonces coronel .. 2 E.I relato de Pineda, ob. cit., tomo 1, págs. 182 y sgtes., y los testimonios obtenidos par Potash, ob. cit., esp. págs. 104 a lOó, son e1emer¡tos interesantes para reconstruir est2 pane del proceso político. s Cuando asume Ortiz, su primér gabinete lo integran: Oiógenes Ta. booda en Interior; José María Camilo en Relaciones Exteriores; .Pedro Groppo en H2cienda; Jorge E. ColI en J. e Instrucción Pública; José P2dilla en Agricultura; M2nuel R. Alvarado en O. Públicas; el contr2lmir2nte León L. Sca550 en Marina y el general Culos D. Márquez en Guerra.
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José María Sarobe, identificados con una tradición profesionalista
y liberal. La guerra estaba por comenzar, de donde estos pasos indicaban una tendencia que.no pasaba desapercibida. En febrero de 1940, Ortiz intervino Catamarca -la provincia del vicepresidente- donde los' conservadores habían impuesto un gobernador mediante elecciones fraudulentas, mientras se preparaban los comicios parlamentarios de la provincia de Buenos Aires bajo el control de Fresco. Éstos contaron con la inusitada presencia de un veedor militar v culminaron con la interven'ción federal. Dos ministros conserv~dores se 'negaron a suscribir el decreto de Ortiz, y renunciaron: Padilla v Alvarado. La intervención federal fue asumida por un militar, luego por Octavin Amadeo. . El presidente Ortiz había mejorado su imagen -como se dIce Rasgos de ahora- frente a la opinión pública, aunque se enajenaba rápidamente el apoyo conservador y la condescendencia nacionalista. Frente al conflicto europeo, el Presidente .siguió la tradición neutralista argentina aunque "su política exterior reveló cierta flexibilidad por su adaptación a los acontecimientos mundiales y a los compromisos interamericanos".-! En Panamá en 1939 y en La Habana en 1940, la Argentina siguió siendo un pl1rtellaire difícil para los Estados Unidos, mientras el Presidente sostenía ante. el Congreso en su mensaje del 14 de mayo de 1940 que la Argenrma era neutral, pero que la neutralidad no significaba "indiferenCIa absoluta e insensibilidad ... ", denunciando sus simpatías por las \'íctimas de la agresión nazi que siguió a la ofensiva de mayo de 1940. El Presidente se presentaba, pues, como un liberal conservador, inclinado hacia los Aliados, con una interpretación matizada. de la neutralidad, V con una franca decisión de favorecer la "honestidad democ~ática". Eso condujo a los nacionalis.tas a la crítica, pues al antiimperialisrno 'británic'o de los !razusta o los Scalabrini Orriz se había sumado ya el antiimperialismo norteamericano de los seguidores de Manuel Ugarte y Haya de la Torre que se nucleaban en F. O. R. j. A. Por un lado, el naciona- Entre la . neutralidad lismo era "antiyanqui", neutralista -aunque esta vez el neutra- preferencias lismo e~a en sentido opuesto al de Ortiz, y favorable al Eje- porque ideológicas las potencias del Eje luchaban contra la democracia y el comunismo, porque la neutralidad constituía una tradición coincidente con modelos como el de Franco en España; y porque, en fin, era un buen negocio ... Pero había. simpatizaI}tes nazis como Enrique P: Osés, que dirigía El Pampero, y periódicos nacionalistas como
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Confr. Conil Paz-Ferrari, ob. cit., págs. 65 a 78.
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Crisol v Balldera Arge1ltilld, que al parecer eran suhsidiados por la 'embajada alemana en Buenos Aires.;; En el ejército, la influencia alemana se debía a varios factores concurrentes: la iración profesional hacia el disciplinado y eficaz ejército alemán era sincera en muchos oficiales. Debe recordars~ la presencia de los militares y expertos alemanes en la formaci~n del ejército argentino, y tenerse presente el entrenamiento de buena parr~ de los oficiales de los cuadros superiores en Alemania. A e~e fact?r profesional deben añadirse la influencia ideológjca d~l, n.acionah~mo de derecha y la creencia de que la derrota bntamca podl.a convenir a los in'tereses argentinos en el campo económico. Quienes recuerdan la atmósfera de los años iniciales de la guerra europea " la resonancia aún presente del ~esultad.o de la guerra española \' del triunfo del falangismo, explican que las tendencias pro~lemanas presionasen sobre el gobierno de Ortiz y su ministro Cantilo, que no gozaba de las simpatías nacionalistas, como ta~poco el ministro de Guerra Márquez, idenrifkado con la tendenCia pro-Aliada. ~ientras los argentinos dividían ?st~nsíblemen~e sus simpatías y la" tensión de la guerra ganaba sentI.mI:nrOS y :nnc~eras ideológicas, se acusó a Fresco, a un penodIsta naCIOnalIsta llamado José Luis Torres y al político Benjamín ViIlafañe de instigar un golpe nazi contra el presidente Ortiz. f:ste no mostró iriqui~tud por esa amenaz.a, que entonces no cuajó, y en la noche en que las tr.opas ale~lana.s invadían a París. convoc~ a sus a:esores militares para discutir pr_oblemas de segundad naCIOnal, mientras tomaba la 'iniciativa para establecer lo que en 1941 sería la Dirección General de Fabricaciones Militares. Cuando promediaba el año 40 la posición del PreSidente era razonabiemente firme, aunque la situación europea introducía factores que tendían a complicarla. Pero la enfermedad de Ortiz hizo crisis en julio, y el 3 de ese mes viose precisado a delegar el poder en el vicepreside.nte. . A partir de ese momento, se hizo manifiesto que la situación Castillo en de relativo equilibrio que en rhedio de las presiones mantenía el el poder . gobierno nacional, había dependido del Presidente. La presencia de Castillo cambió las condiciones existentes V reveló la existencia de, por 1.0 menos, tres líneas militares por las' que discur:í~n com~ binaciones cívico-castrenses: una encabezada por el mInistro de t, ConEr. Diario de Sesiones de Diputados, vol. r, 1941; Navarro. Gerassi, oh. cit., pág. 141; Potash, oh. cit., p.á~; 117, de~pachos del em.b~lador alemán van Thermann. v actas de la CormslOn Inyestlgadora de A.,ctlvldades .-\ntiargeminas -
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Guerra Márqucz, otra por el ultranacionalista Malina'. y la tercera por. el ex presidente Jusra. . El vicepresidente Castillo se incl.inaba hacia lós conservadores y nacionalistas, trataba de sortear el asedio de Justo y de evitar la vigilancia de Márquez. Entanees .ocurrió el affaire de las tierras de El Palamar,' que camplicó. al ministra de Guerra. La apasición . -nacianalista encabezada par el senadar jujeña Benjamín Villafañe y por Sánchez Sorondo, vio la ocasión de deshacerse del ministro Márquez. Frente al escándala y al aparente negaciada, el senadar socialista Alfredo Palacios condenó lo' que surgIa como un acto istrativo corrupto. L~s radicales advirtieron la maniobra, creyeron 'que en realidad el Ministro no había entrado en negociada alguna y la defendieran. Sin embarga, la manipulación del asunto 'terminó con la censura de la mayoda del Senado al ministro de Guerra. Esto motivó una fuerte reacción del Presidente que se definió en favor ~el censurado y trató de poner en evidencia la prabable maniabra. En seguida, el 22 de' agasta de 1940, Ortiz envió su renuncia. El Congreso la rechazó por 170 votos COntra 1, pese a que la renuncia contenía un apoyo explícito al ministro de Guerra. El vata salitaria pertenecía a Sánchez Saranda. El Presidente ganó el favar de la .opinión pública. La mayaría creyó, par . fin. en sus intenciones. demo~ráticas. Pero, por otro lado, su enfermedad n.o cedió, fue impasible que retornase al pader para enderezar el proceso y al no reasumir sus funciones, Castillo quedó con el poder efectivo y un nuevo gabinete. En setiembre de 1940, cuanda Castilla se hi,a carga de la Pre- 194().1943: Intrigas sidencia par delegación de Ortiz y designó .el nueva gabinere, su '1 confusión posición era débil.,Eso explica la transitoria formación de un minlsterio satisfactorio para el radicalismo de Alvcar y para la tendencia de. Justa. La caalición pretendía recabrar el apoya de la derecha, sin enajenarse la del radicalismo. antipersonalista que había llegado .~. uroQ.ear" a Ort!Z, según las expresiones de la época. Habían .ingresado, par la pronta, Federica Pineda en Hacienda y Julia A. Roca 'en Relaciones Exteriores, y éste había condicionado su , ti Yer José Luis T'Orres, La década infaim, respecto de insOg2ciones nacionalistas. En cuanto al affaiTe El. Palomar el escandalo sucedió porque Márque~ dec.i~ió llevar adelante un u:ímitc de' compra de tierras adyacentes al ColegIO M,h~r, p.or un .v~lor mayor que el fijado por los taS2dores oficiales y por los propletanos ongmal~. Fue una maniobra donde ganaron especuladores que lograron vender tlerras que compraron en 0.67 pesos el m2 en 1.10 el m2, contra'la opinión de los ingenieros militares. El beneficio fue de un mil!ó!1, de pesos para los especuladores, y una renuncia valiosa para ]a 0poSlclOn a Justo.
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cntrada a la 'continuación de la politica de Ortiz. Pinedo se entrevisró can Alvea, en Mar del Plata a principias de 1941. En el min'isteria del Interiar ingresó Miguel Cul¡lcciati, antipersanalisra, l' en el de Guerra el general Juan N. Tanazzi, amiga de Justa. En Justicia c Instrucción Pública y en Agricultura fueran desl~nadas las canservadares Rathe y Amadea Videla; en Obras Pu,hlicas Salvador Oría V en Marina el contralmirante Fincati. Los hombres 'c1aves eran Pined,o, Roca y Tonazzi. Pero el programa de Castillo apontaba, paulatinamente, a cabrar fuerza en su pasición V mantener la neutralidad argentina impidiendo que cayese . en Ja ésfera de influencia norteamericana. En todo caso, seguiría una línea de restauración conservadora tanto o más rígida que de Justa, ~an apaya del nacianalisma y cantra rada pasibilidad de retorno raClical. Elecciones en Santa Fe y en Mendoza, en diciembre del 40 Y en enero del 4\ demastraran, según La Prensa en su editorial d~16 de enero de cse año, que quizás habríamos
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que no sólo defendían los nacionalistas y muchos mil.itares. sino fuerzas de izquierda y un sector importante del radicalismo. Para Jos que adherian a los Aliados, la po~ición argentina demostraba. que el gobierno simpatizaba con el Eje. La actitud del gobierno argentino provocó su :Jislamiento contincñtal .v el endurecimIento de.sus relaciones o los Estados Unidos, que a su vez reaccionaron negando a la Argentina armamentos gestionados por la misión J.,ópcz-Sueyro por el sistema de Préstamo y Arriendo. En Diputados, sin embargo, la aprobación del tratado de Río fue seguida por la recomendación de la ruptura. El .poder ejecutivo hizo caso omiso de ella. Pero la actitud norteamericana tuvo resonancias negativas en las fuerzas armatias' argéntina~, que demostraron preocupación por la provisión de armamentos norteamericanos al Brasil y a Chile. El resultado. fue la .iniciación de gestiones ante los poderes del Eje e incluso. una misión secreta a M.adr!d.
vadorismo del intcrior como cabeza dc la f6rmula del P. D. N. que sería acompañado por un antipersonalista santafcsino. Manuel Iriondo. Había quedado fuera de juego el gobernador de Buenos Aires, Rodolfo Moreno .. Cuando ~vanzaba 1943. la oposición carecía .de líderes manifiestos' v de fuel7.a para ncmralizar la "máquina electoral" oficia. lista. ~stillo no parecía temer la interferencia militar ... Sin embargo, el candidato de la Concordancia convocaba 'a oposición de los nacionalistas ~' de los oficiales pro-Aliados y. naturalmente, de los radicales v socialistaS. En mlIrzo de 1943. mientras tamo, había~e constituidQ form¡¡lmenre una logia militar cuyo papel sería decisivo, según rodas' los testimonios, en IQs sucesos críricos .del 3 v 4 de junio de ese año: el G. O. U. -Grupo de Oficiales Unidos-.;
La posición poHtica de Casrillo parec.Ía más fuerte en. 1942, año en el que mueren, con diferencia de tres meses, Alvcar y Orti~: La U. C. R. queda sin un líder nacional ._pues el liderazgo de Sabattini no tenía aún la difusión propb del sucesor natural de Yrigoyen- y en las fuerzas armadas disputaban tres Hneas: la "justista", la nacionalista': y la "profesionalista". Justo. mientras tanto, debía afirmarse ante la deserción definitiva de Orriz. Un curioso documento que publica Potash, enviado por un presunto espía alemán a Berlín en agosto de 1942, alude a una supuesta información en poder del gobierno argentino según la cual Jos Estados Unidos, Brasil y Uruguay apoyarí,m la candidatura de Justo
,El origen del' G. O. U. se relacionaba. con esfuerzos encabe?.ados por dos renientes coroneles: Miguel A. Momes l' Urbano de la Vega, aunque el grupo definió el sentido de su. acción bajo la inspíración de Perón y otro .grupo de oficiales. Montes hab~ía acroado desde el principio comn delegado de Juan Donllngo Peron. \' a la acción de éste se sumaron un hermano de aquél~ Juan Carlos \10nres, Urbano v Agustín de la Vega, Emilio Ramírez, Arisróbulo Mirtclbach ,; Arturo S""edra. Con excepción de los ,"omes, los otros oficiales habían parricipado en la revolución del JO n en alguna de las conspiraciones nacionalistas abortadas. E~ trabajo .del grupo para persuadir a los oficiales no descansaba sclo en la necesidad de "organización" o de "unidad" -palabras que 'parecen en las denominaciones que circularon sobre las iniciales, yo que aludían C0l110puede advertirse a preocupaciones profesionales de' ,la sociedad militar-. sino en la: necesidad de p~evenir la insurgencia comunista; el temor de que la Argentina 'fuera envuelta en la guerra poi la presión norteamericana; el Tiesgo que importaba la intromisión de los políticos en relación con la UI;&idadprofesional y, en fin. la pre9cupación por el !Jiencstar de la Patria y dc las fuerzas armadas. sin al~l?ic'ioi1cspcrsona!cs.
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en la campaña que se iniciaría al comenzar 1943. A su vez, Castillo se desprendía con una maniobra del general Tonazzi e ingresaba
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como ministro de. Guerra el general Pedro Ramírez. Pero ni la información del alemán, ni las gestiones de Justo para nbtener el apoyo concreto de la U. C. R., lns socialistas y los antipe:sonalistas llegarían' a verificarse: el general Justo murió por un derrame cerebral el II.de enero de 1943. El campo parecía d~pejado para Castillo, a quien se le atribuían intenciones de pretender la sucesión discutiendo la cuesti6n de si un vicep.residcnte estaba sometido a' la prohibición constitucional, " bien apoyar a Carlos Ibarguren o a Scasso. Pero en 1943, mientras las potencias del Eje iban siendo derrotadas" y el panorama internacional prometía traer ~
Ramlret. en el gabinete., Muerte de Justo
j Seguimos a~u¡ ei csrudio de Robert A. POtas~. cit., págs. lS} a. 1.9? que consíderamos el mej<;Jrde cuamos se ~:m pubbc2do sobre csre. dlft~ll asumo y el tntbajo del ~ntroT d: InvcstigaclOnes ~e.l~ Facultad d~ Clrnc,las. Políticas de la Uni\'Crsldad NaCIOnal de Cuyo, dlngldo por Ennq~c. '?1:l7. " Arauja, "EI G. O. U. en la Re\'olució~ de 194}". Mcn~o7.:l. •. 1970. L2~ ~mcl.3Ics G. o. U. fueron interpretadas tambicn .c?mo G!';Jpo ObI'2 de Umftc~ct6n; . Gobierno, Orden, Umdad; Grupo O~amco Umflcado; Grupo OI'R:ln~7.ador Unificado o la denominación que originalmente adoptó. y que par~ce compartida por sus miemhros.
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FÓfmula del p.e.N.: Robustiano Patr6n Costas.lrlondo
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El grupo vio facilitada su acción por la desigoación de Urbano de In Vega en el servicio militar de inteligencia y, sobre todo, por la designación del gcneral'Ramírez en el ministerio de Guerra de Castillo. La incorporación del capitán Francisco Fiiippi, sobrino de Ramírcz, :~ de un hombre que sería fundamental en los sucesos posteriores, el teniente coronel Enr~quc P. González, reforzaron la capacidad persuasiva y operativa del G. O. U. La decisión de establecer la logia fotmalmente, en marzo de 1943, fue el resultado, según las investigaciones de Potash, dé dos factores. Uno interno: el conocimiento de que la Casa Rosada usada todos sus recursos . en favor de la candidatura de Robustiano Patrón Costas. Otro externo: la política exterior .cstimulada desde el ejército, cu::tndo se conoció en febrero un memorándum transmitido por el jefe del Estado Mayor general Pierrestegui -quien en agosro del año. 42 había expuesto su al"ma, por la ruptura del equilibrio de fuerzas rle la Cuenca del Pbta, según comeman Caníl Paz y Ferrari-. militar considerado pro-Aliado, que urgía,un arreglo con los Estados Unidos para la dotación de armarncntos.s Añad¡mos un tcrccro: Justo había muerto. En mayo de 1943, el princípal objetivo del G. O. U. era impedir la candidatura de Patrón. Costas y el papel principal no era en este caso desempeñado por Pecón, sino por el teniente coronel González. El ministro Ramírez estaba enterado de los planes del G. O. U., pero no. acruó contra ellos ni los pretendió frustrar. Cuando Castillo definió su P9sición favorable al político conservador salteño, el G. O. U. inició os con opositores a través de Gon7.álcz y decidió dar"el ~olpc en setiembre de 1943, no obstante que en el partido Radical ganaba posiciones la idea de la candidatura presidencial de Ramírez. Al mismo tiempo, corrían rumores de una conspiración radical que tendría como jefe al general Arturo Rawson. Nada de eso era informado por el ministro de Gucc'ca al Presidente, que en una "t' "tormentosa sesión" exigió una explicación. Ramírez habría negado ser candidato radical o haber aceptado una proposición semejante,' negándose a revelar otros detalles. Castillo' esperó, a partir de ese momento, la renuncia de su ministro de Guerra. Pasaron dos días y nada de eso ocurrió. Entonces, Castillo .encargó al ministro de ~ ConEr. Conil paz y Ferrari, oh. cit., p:í.~. 119. Ver el grupo directiv'o del G. O. U. en Powh, p2g. 188. Asimismo, hay que tener presente que: el nacionalismo realizó un importante Congreso el 16 de diciembre de 1942, presidido por el coronel retirarlo Garlas Gómez y el ideólogo y filósofo Nimio rle Anquín, pero parece que los ci\'iles no tenían noticia del golpe que se preparaba, .
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Marin., almíraore Finc.ti, el 3 de junio de 1943, la redacción del decreto dando por terminadas las funciones de Ramírez. Pero como se reveló desp~és, el decreto sin firma no fue a parar a manos del Presidente: sirvió para galvanizar el aún indeciso o dividido cuerpo de oficiales y como señal para el golpe de Estado. La confusión era' tan grande que ,las informaciones ~onfidenciales apenas acertaban con el curso de los sucesos. _Btos se dírigían hacia el golpe de Estado desde las diez de la noche del 3 de junio, cuando el ~~~8s¡e~, un 'decreto fue conocido y González gestionó quedar en libertad para tornar Ucontramedidas". Ramírez sólo recomendó que se buscase . un general para encabezar el movimiento ... Así comenzó .Ia casual, accidentada ~', bre\'ísima gestión del general Arturo Raw~ón, oficial superior de caballería a cu~'as El golpe órdenes había servido Gonzále1... Un corresponsal norteamericanu señaló en su diario que apenas sabía de Rawson que .se había opuesto al general Malina "el Fübrer eventual de los nacionalistas" como presideme del Círculo Militar:" :l..a c.omribución de Rawson al golpe del 43 fue obtener la acritud neutral de l. marina. Los esfuerzas para improvisar una revolución en cuestión de noras 11egaron a su clímax en la reunión de oficiales que tuvo lugar en la .. 'Escuela de Gballería de Campo de Mavo a la que concurrieron .. Ra\Vson, González v C.rJos Vélez y que encabezó el coro~eI Elbio . C. Anaya, Con asistencia de jefes y.' oficiales super:ores. El coronel Juan Perón no asistió a ella¡ según notas e informes. no pudo ser hallado desde el día anterior a la reunión ~1 no reapareció hasta que la revolución hubo triunfado. Esa reunión en Campo de Mayo demostró que la dccisión militar tendría apoyo suficiente, pero que sería políticamente irresponsable. Se discutieron los movimientos militares, pero no se llegó a acordar cuáles serían los objetivos medi:nós y ni siquiera quedó en claro quién sería el futuro jefe del Estado: ¿Rawson: ,Ramírez: ¿Un triunvirato en el que los acompañara Suevroi Sólo quedó determinado que, esa vez, c,1gobierno sería militar ... Un manifiesto redactado ames de la reunión citada por Miguel A. Montes y Juan D. Perón en un departamento porteño, según las averiguaciones de Pot.sh, anunciarí. al pueblo que el golpe de Estado denuociaba el sistema de venalidad, fraude, peculado y corrupció.n del gobierno derrocado¡ que el movimiento ,era "escncialmente ' D RAY, J~sc:ph, Argentm~ Diary, Ranrlom House, N. York, 1944,pág. S. Cit. por Na\':l.rro Gerassi, ob. cit., pág. 175. Entre los jefes que Rawson no pudo convencer estuvo Farrell, que muy pronto "sería uno de los principales benefici:uios de la revoluci6n". CanEr. Potash. pág. 195 Y nota 29.
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La gestión de Rawson comenzó y terminó con la discusión
constitucional" y que lucharía, para mantener una real y total soberanía de la Nación. Nada traducía las diferencias ideológicas profundas que separaban a los participantes, los djstintos presupuestos de su acción en el mediano plazo,_los acuerdos sobre políticas específicas que deberían esperarse. Como señala c~n oportuni-
de su gabinere. Para los del G. O. U. Perón y González, era preciso desalojar de la Casa Rosada al flamante Presidente. Para
otro de los , simpatizante de los Aliados, como Miguel Montes, había que sostenerlo. En Campo de Mayo, un grupo de
oficiales tenía la misma opinión. Pero el coronel Anaya cortó por lo sano. Los civiles Rosa V Calderón fueron escoltados hacia la salida de la Casa Rosada n.¡ bien aparecieron en ella a raíz de la
dad Robert Potash, para algunos de los oficiales jóvenes la marcha sobre la Casa Rosada que realizaron en la mádrugada' del 4 de junio de 1943 casi diez mil soldados -Uha fuerza mucho más po
oferta de Rawson. Luego, Anaya y. un teniente' coronel de apellido
derosa que la de 1930- fue su única experiencia político-militar; para otros era la segunda; y para muchos, como el teniente primero
Imberr, Jueron a la casa del general Martínez para convencerlo que dejara la cartera de Relaciones Exteriores. En la noche del 6 de junio Anaya entraba en el despacho de Rawson y le hacía saber que carecía del apoyo de Campo de Mayo. Según los testi-
Juan Carlos Onganía, que conducía un vehículo detrás del gene-
ral Rawson, fue el primero de una larga serie .. :10 El golpe se llevó a cabo sin resistencia -hubo una sola acción contra una instalación naval, debida la precipitación a la confusión de los protagonistas-, s~~PfcIl2~9 a~_to~os, no fue, rodeado
a
monios de Anaya, Sosa y. un memorándum de González,. RaV{.son tuvo una expresión penosa v definitiva: -ll¡Usted también ... !"; firmó su renuncia V se fue rechazando escoltas. Entonces hizo su entrada como nue~'o Presidente, el general Ped~o RamÍrez, q~e durante siete rlleses había servido como ministro de Guerra del
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por la atmósfera de excitación pública del 30, Y el, genera) ~a",s?n
se encontró en el poder con pocas ideas acerca de lo que habría de hacer con él. El golpe de Estado del 43 había nacido en la cabeza de algunos las 48 horas 1 del presidente coroneles; apenas habían participado alguÍlo,de los 37 generales Rawson. de los cuadros superiores del ejército, y dio lugar a la lucha por el ' poder pocas ,horas después de haber llegado Rawson a la Casa Rosada. Mientras los hombres del G. Q. U. tenían ideas bastante daras sobre los objetivos de la logia, el Presidente pasaba la noche cenando en el Jockey Club. Después de comer hizo su primera y última demostración de inhabilidad política: luego de un' golpe
formalmente anticonservador, ofreció a sus amigos José María Rosa y Horació Calderón, conservadores de vieja data, el pri,mero accionista de El Pampno y pro-Eje
y el segundo pro-
Aliado, las carteras de Hacienda V de Justicia. Cuan.do comunicó a los golpistas s~s ofrecimientos cundió, parece, la consternación. Figuraban en ellos el general Domingo Martíncz -que había sido jefe de Policía durante la gestión de Castillo- y el general Juan Pis-
tarini, ambos conocidos- por sus simpatías hacia Alemania. Los hermanos Saba y Benito Sueyro ocuparían los cargos de vicepresidente y ministro de Marina; Ramírez quedaba en el ministerio de Guerra y el almirante Storni y el general Diego Masan ocuparían las carteras de Interior y Agricultura, respectivamente. No era un 'gabinete muy lucido para la opinión pública pero, lo que entonces era más decisivo, era crítico para la opinió~ militar. llJ POTASH, ~oben A .. ob. cit., pago 199 y La Nación,
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derrocado presidente Castilln. La experiencia presidencial del general Ramírez fue más prolongada que la de su predecesor, pero en todo caso fugaz, pues debió renunciar el 14 de febrero de 1944. Durante su gestión co-
ñ1éñz:ir~n a definirse ciertas líneas de fuerza del proceso político inmediato.. Las líneas se vinculaban con el conflicto interno po~ la dominación y con la polírica exterior, que en todo caso era' discernible pero no 'independiente de aquél. El gabinete de Ramírez dio, para los informados, las primeras pautas del sentido del conflicto in. terno: el ministerio de Guerra fue adjudicado al general Edelmiro J. Farrell, jefe de Perón, V el ministerio del Interior al coronel Alberto Gilbert, amigo del coronel Gonzálcz. Era evidente ~ue el
G. 0, D, había obtenido una importar:ttevictoria. u Pero también que Jos coroneles tendría,n importante participación en el gobiern.o y que la diyisión entre llneutralistas" o germanófilos y los partIdarios de los Aliados separaba a Fattell, Masan, Gilbert y Sueyro de un lado, y a Storni, Santamarina, Galíndez y Anaya del otro. ,En poco tiempo ingresaton a funciones 'públicas en la Presidencia,
o',en.los . ,ministerios de Guerra e Interior, varios tenientes coroneles , II Masan ocupó la cartera de Agricultura; Benito Sueyro .la de Marina; Srorni la de Relaciones Exteriores; (illHndez la de Obras Púbhcas; Anaya la de Jusricia e ,Instrucci6n Pública. 5610 un civil, confiable pua el establil1mlt1Jt eco~6mico: el ministro de Ha~ienda jorge Santamarina.
junio 'S de' 1943.
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la fugaz presidencIa del general Ramlrez
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División polltica de Europa después de la Segunda Guerra Mundial.' De ésta emergería un mundo bipolar dominado por el poder militar de Estados Unidos de América y de la Unión Soviética.
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o coroneles del G. O. U. -González, Domingo Mercante,. Miguel A. Montes-, de tal modo que la. logia logró construir una imporrante base de poder dentro del gobierno naCional. El coronel Perón encabezaba ya,1a s.ecretaría~del.lT!injsterio de Guerra, y se conver..: tía CI1el segundo hombre de ese mínistcrio crucial}2 . Desde ese momento, uno de los cauces para la explicación def proceso que siguió en aceleración creciente es el relieve que advierten amigos y adversarios en el trabajo del coronel Pecón para explotar polít~~amente el clima de tensión. que ~onfundía a los grupos rivales. Otro de los cauces es la política exterior de la . Argcntinay'su.' resonancia en el ~rea latinoamericana y. sobre todo, anglononeamericana. :par~ce necesario advertir, asimismo, que mientras eso acomecía en la estructura del poder. la .s~c!edad argentina 12 Los-cargos que ocupaba el grupo directivo del G.D. U. luego del golpe de E.stado óel 43, cansan en Porash. pág. 210. Eran veinte hombres en cargos claves: 8 coroneles; 9 tenientes coronelc.<;;2 mayores v 1 capitán (Filippi, sobrino de Ramírez). .
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Alineamiento 'de los pa(ses latinoameri~anos' en la Segunda Guerra Mundial. [Según "New York Times" del 19 de febrero de 1942.] Durante el desarrollo de la 'contienda, alineamiento o neut~alidad fuer~n cues. tiones de polftica internacional .que trastornaron las relaCIones amencanas Y la situación interna de la Argentina.
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estaba en movimiento y se producían en ella cambios sustanciales, algunos de cuyos rasgos se intentará, perfilar una vez descdpros. en grandes líneas. los conflictos que tenían atrapados a los protagonistas principale..o;; de la lucha por el dominio de la situaciónYI Si, como se ha comprobado, la política exterior del régimen c~nscrvador fue, como la de la épDa-rarlical. -de- estric~a_n~u~ral!~ ~ad,. no era un secreto para nadie; que la división del mundo en oloques ideológicos v de iotereses' hacíao de la "oeutralidad" uo com:epro polivalente", En aJgunas de las corrientes de opiniones igm.lmenrc públicas que entonces circulaban. la neutralidad seguía expresando una manera de ser del argentino frente a conflictos dcrnasiado sinuosos o que af~ctaban a pueblos demasiado vinculados a su conipleja tradición, como para actuar en perjuicio de UAOSo de otros. Era, ta~lbién, una manifestación del pacifismo por la línea del esfuerzO menor. Pero en los sectores que habían. adoptado una ideología y perseguían interese..o;¡ relativamente concretos, ser neurral implicaba una toma de posición definida. Para los nacionalistas de derecha, pot ejemplo, la neuttalidad suponía ur apovo indirecto a las potencias del Eje. Para ciertos sectores económicos vinculados con los mercados europeos, la neutralidad permitía estar con unos y con otros, más bien que con alguno en desmcdro de otros. La perspectiva de las potencias b(,':ligerantcs no era menos matizada que la argcntina. Para. los norteamericanos, a medida que avanzaba el conflicro, la ncmralidad no era una política ':equidistantc" -a pesar de que en su. historia reciente, según se .vio, la opinión pública debió ser sacudida para no permanecer adherid::! a esa posición-,.sino. una manera de favorecer a 'Ios interese..•• del Eje, de romper la solidaridad. americana frente al conflicto intern:lcional y de impedir una política hegembnica sin .complicaciones en el comine.nte. Para los britáhicos. la neutralidad argentina no era una posición deleznable. De\ ahí su resistencia a romper retac!ones co~ .Ia Argentin~ ,0 .a bl?~u~arla económicamente. Pragmá\Jcos y IU~ldos, Jos bntamcus teAan presente sus grandes inverlii A esta 2lmr;! d7 los acuntecimi nros. el hiswrj:;ador apenas se :;atreve :;a:;av:;anzar.L:;a~d\.~ne:ncla. que. ~ol1sta en .a not:;a 1, pág .. 287, se hace: ahora m.ás patente. Las CienCIas aqUl auxlhares perCIben el andar ladeame de l:;aHistona. comprenden ~'"Usdificultades. y quizás más :;atrevidas (l con la sensación de que ~o deben [cncr -par~ iu:•.t~fic:;arse- lo~ !'aros que ti. ~istoriador cxpone. :;adqUIeren des~e: ahl~ra mas rehc\'e: el poltt,cologo, el soclOlogo, el demógra. fo, el economIsta. tienen b2stame qué dccir. T:;ambién el cronista, el perio~ dis;t2, la aproximación '"!lenos comprometid:;a que supone el ensayo como e5010.
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'. es en la Argentina, la necesidad que tenían del abastecimiento. Slon .' 'dl'" de carne para civiles y militares en lucha y ~~revlen .o ,a sltuaCl0n de osguerra, el riesgo que significaba propICiar medl?as que ace~Pen el declive de su influencia política y econónllca en el RlO ~~a Plata. 'Los soviétiCos, por fin, tenían una visi?n i~lperialista e ideológica del proceso, que por otra parte ocu.rn3 lelos. de sus dominios. Stalin sería uno de los rotundos 0posltor.es al mg.rcso de la Argentina en condiciones aceptables a las NaCIOnes Ul1Idas, expresando a Ro.oseve~t,9ue ,si la ~rge,ntma hU?lera estado en la zona de influenCia SOvletlca el sabna como sancionarla. En ese contexto se movían los actores de la crisis de junio'del 43, y e~ presidente Ramírez s~ veía. en figurillas para: n? agrav~r la tensión con los Estados Ul1Idos Sin perder su propIa lI1f1uencla entre los grupos internos germanófilos o aliad~filos. Del lado nort;americano actuaba una figura que contnbuyo, desde una 'p~slclon "dura" y que su rival Sumner Well~ no vaci~a.ría en c~hf,car de Hcstúpida", a complicar en exceso tanto la pohtlca exterior n?r~eamericana como la posic!ón de los liberales dentro d~1 goblCrno de Ramlrez: ese personaje se llamaba Corddl Hull. M,eotras c.ondujo el Departamento de Estado, todos debIeron contener d ahento, tanto de un lado como del otro. Cuando Hull debía saber conflicto ¡ncerno .que ocurría en el gobie~o argen[Ino~ respondl~ a una cárta -ciertamente forzada V difícil del canCiller StorOl explicando la posición internacionai de la Argentina-: con, ~tra hiriente, considerada una '~de las más severas censuras d'plomancas , j::!másasestadas a un gobierno latinoamericano ~o,~el D;partame~[O de Escado", upulida y afilada como una navaJa, segun la revlSca Time del 20 de setiembre de 1943. Se butlaba de los argumeotos de Srorni 'ironizaba acerca de los motivos que aquél expuso para justificar 'que aún la Argentina no hubiese .ro~o sus r.e~acion~ con el Eje, y negaba toda posibilidad de a~asteClmleoto mlhtar mientras la ruptura. no ocurriese. La ~ubl~caclon de .la. c.arca de. Hul~ en I?s diarios argentinos puso al rOJ~ VIVO el sentimientO naclOn.ahsta.. En. el centro de la ciudad se arrojaron volantes contra Storm, escntos e impresos por d G. O. U. El diario Noticias Gráficas, que se attevió a publicar un edltonal cond.e~~ndo la. actltul~ neutra lista del gobierno, fue clausurada y la edlclon confIscad~: La afilada navaja cortó el cuello del canCiller Storni. quien
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1.• Confr Conil Paz y Ferrari, oh. cit., págs. 123 2 139. donde ~ay U~l buen análisis d'ocUment21 del proceso que con~uio, :l.1.fin. a,l:lfrfuptur 1I:::~h' oh. cit., págs. 231 Y 232. atribuye impon:;ancl:;a deCISiva a a azrt e .
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debió renunciar.
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de Hui!, llmodclo de torp.eza",
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frente a la presión creciente del ala derecha del G. O. U. El 12 de octubre de 1943 .arrell era designado vicepresidente, y a los pocos días abandonaban el gobierno Santamarina y Galíndez, mientra!l el general Gilbert ocupaba la cartera vacante de Relaciones Extcri-ores. La presión norteamericana aumentó¡ se dirigió incluso a los aliados y a los demás países latinoamericanos para coordinar un bloqueo político y económico a la Argentina, y cont6 por fin con pruebas documentales de una .misión secreta a Alemania de .un cónsul argentino -Oscar Alberto Hellmuth-, con el fin de negociar la provisión de material bélico. Hcllrnuth era ciudadano argentino, pero también miembro de la policía secreta de Himmlcr, la RSHA (Reicbrsicherheitschauttaunt). El presidente" Ramírez ad- La ruptura crin virtió que la publicación de es3 prueba .v de otf3S relacionadas con de el ¡Eje. Ramlrez. a el POdt'!r . la presunta intervención argentina en sucesos revolucionarios lati-. noamericanos -como el golpe de Estado en Bolivia ocurrido el 20 de diciembre y la presencia de emisarios militares en países limítrofes- podía ser el detonante de una crisis regional inconveniente para la Argentina. Para evitar, no tanto el bloqueo corno la publicación de esa documentación por el Departamento de Esta.do. RamÍrez decidió suscribir el decreto de r.uptura de relaciones diplomáticas con A.1emania y Japón. Era el 26 de enero de 1944. El 25 de febrero. Ramírez "'delega~.a el mando" en el .:vicepresidente Farrell, frente a la critica militar. . . Antes de ese desenlace la lucha pólítica .interna había tenido otras manifestaciones. El coronel Perón conta.ba ya con el s9porte ideológico de miliiailtes y escritores nacionaliStas tan eficaces como ~ Diego Luis Molinari y José Luis Torres; se decretaba la disolución de los partidos políticos, .se establecía ]a edJ.!cación religiosa en las escuelas públicas y se imponía un control rígido en I.adifusión de noticias. Un elemental análisis del contenido de docum~ntos como las "Instrucciones reservadas del ministerio del Interior" a los comisionados,l!> en pos de la real unidad integral del 'pueblo ar- . gentino". revelaba' la tendencia haCia una suerte de homogeneidad ideológica y cultural como objetivo deseable. Cualquiera fuera .su signo, ese dato suponía una secuencia de notas comunes con los ..regímenes autocráticos o totalitarios y un presupuesto necesario para su 'estructuración. En esa ocasión, el signo estaba dado por II
ei nadonalislllo de derecha .v coincidía con la t~ndencia prcdQJ1linanre en el G. O. U. v en el gobierno, luego de los cambios de octubre. El cbronel Perón actuaba, mientras tanto, cn un nivcl hasta entoncc..~"déScüietado:--la -re\lisión' dc la política 'social ,del gofiierno y las rel?-cl~~~' 5~91) 'Ios gremios, Entre los cambios de El predominio nacionalista de mes, la designación -según parece, 13 "autodesignación "- de derecha y la polltlca . Perón en el Departamento Nacional del Trabajo no sería el menos carrera de Perón importante. Emre los. del G. O. U., un oficial hijo de un ferroviario de La Fraternidad, habría de constituirse en el principal colaborador de aquél: el entonces t.eniente coronel Domingo Mercante. l'1_~_.t'!.dos.los integrantes del G. O. U. ni del gobierno adherían a las ostensibles pretensiones del coronel Perón, ñ~ientras éSte ganaba posiciones; se insinuaban contradictores importantes. corno los coroneles Á \'alos .y González. Según parece .probable, esas contradicciones contaron paulatinamente con el aval del presidente Ramírez, quien habría- aceptado reemplazar' a Farrell v Perlinger por sus asesores Icales, Gilbert v Gonzálcz,lll A su vez. ocurrían los acontecimientos relatados refc~cntes a la política extcrior. El Prcsidente advirtió que el conflicto podría derivar en un enfrentamiento militar y no resistilJ la demanda de su renuncia que . formuló un grupo de oficiales. alentados por .arrcll y Perón desde el ministerio de Guerra, Preparó el texto de su renuncia, fechada el El tercer golpe , 24 de febrero, dirigida al "pu<wlo de la República", v fundada en ;' que había perdido el apoyo de los militarc.s de la Capital, Campo de Mayo, El Palomar y La ~Iata.' En P~)c.osmeses, pues, se habían consumado tres golpes de Estadn. El primero, ~ontra Castillo, desde fuera del poder. El ~eg'undo )1 el tCrcero desde dentro, contra Rawson y Ramírez. El tercer golpe crearía, sin embargo, i..maCOI1l.', plicación internacional. Para intentar evitarla, era preciso que no hubiera una discontinuidad formal entre Ramírez y su sucesor. El texto original de RamÍrez salió de circulació~ -a~nque llegaron a publicado, entre otros, La Prensa y el di3rio germanófilo CtibildoY' se qifundió una versión oficial que las ediciones posteriores de ios diarios recogieron: Ramírez ,delegaba el poder en el vicepresidente Farrell, "fatigado" por la intensidad de sus tareas de gobierno .. ', En el orden interno, el tercer golpe tardl) en ser digerido. Los Hacia el desenlace: la presidencia :ectore~ po!~~i.c:(]s._y .1.1!!.~ta.res calific3dos como "Ii~erales'" advirtie- de Farretl
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;' 1*1 Confe. Roben Potash, ob, cit., págs. lB a 237, dond~ se ciran'prucbas de la tent:niva de Ramírc7. por desplazar a Farrell y a Perón del gobierno. con allflyn de la :'brin:!.
Confr. Roben Potlilsh. ob. cit., p:ig. 226, donde e.l>táel texto de las in~Tuccion~ cit2das. H.
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ron que el proceso había entrado en una nueva y peligrosa fase. y procuraron convencer a Ramírez para que retornara al poder. Pero aparte de la negativa de ~te. la nueva fase había comenzado ya. Con el general Farrell en la presidencia, parecía que las bases de su poder se habían consolidado definitivamente. Sin embargo, la lucha interna no había terminado y la situación del afortunado coronel Perón distaba de ser absolutamente segura. Surge, por lo p~onto, un antagonista fuerte: el ministro del Interior, genenll Perlinger, quien reunida en su torno a líderes del G. O. U. como los coroneles Julio Lagos y Arturo Saavedra, el teniente coronel Severo Eizaguitre y el mayor León Bengoa)<'Desilusionado~_con Per
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,juego sus influencias o ejc:;rcían.s~bre ellos ~u c~pacidad rela~iva de presión. f\. pesar del predominIO del naCIOnalismo de derecha \' de. .los partidarios de la presencia militar en el poder. seguía teniendo vigencia entre muchos militares la idea de que las fuerzas armadas debían dejar de una manera racional y decorosa el poder político. Y conrrar~a.l1lente a lo que una . interpretación simplista de las fuerzas pohncas ~' de lo~ valores "Igente~ en un:!. sociedad pluralista como I~ argentma pudiera sostener, lo Cierto era que ciertos valores del liberalismo político. subsi.stían a tr~\'é.s de ideas y de creencias -vinculado o no con elllberahsmo econonllcoentre'la mayoría de los argentinos. La presión por el retorno al régimen constitucional se fue haciendo cada vez má~,concreta ~~la o~inión'pública se manifestaba en contra de la gestlOn re\'oluclOnana. Durante la presidencia de Farrell. el aislamiento de los re\'()lucionarios no podía ser disimulado por los conflictos' intero.os que entretenían a sus protagonistas>, Sea porque las ~onsecuencl~s políticas de la Segunda Guerra hahían d~do ~1Ue:'oImpulso, l:gltimador a la democracia, o porque las racumallzaclOnes IdeologlCas del nacionalismo de derecha no eran suficientes para justificar al régimen, lo cierto es que al comenzar. 1944 la ~r~entina hus~a.ha una solución internacional satisfactona \' unil formula polltlca aceptable para ~alir del a.t~)lIadero.~ . En el plano internacional. el comportamiento escasamente. háhil de la diplomacia norteamericana le hrindaría la opo.rtuOldad de iniciar una contraofensi\'a á través de la Unión PanaTllenC~lOa,en octubre de aquel año, que culminaría con lo ocurrido en Chapu,ltepec -Méxicoen febrero-mal'7.o de 1945. Cuando se cele.bro la Conferencia lnteramericana sobre Problemas de la Guerra y la Paz -aunque el tcma de la Argentina. auscnte. no estaha incl~ido en I.a' agenda oficial- los dclegados acordaron reanudar. ,relaCIOnes oficiales si nuestro país suscrihía el Acta dc esa reumon .r declaraba la .guerra al Eje. El 27 de marzo de 19~5. el régimen de Xar~ell declaraba la guerra al Imperio del Japori Y' a Alemania. COI1~O scñalan Conil Paz v Ferrari. el gohierno argentino ganaha Illas de lo que cedía: n~rl1lalizaba sus relacill.nc..'i.americanas, se I~ aseguraba un lugar como micmbro de la IOIl1lnentc conferenCia ~e las Naciones Unidas. "',el r~gimen que Roosevelt y Hull denunCiaran C0:110"fortaleza del fasc.;.smoen América" seguía dueño de la situación. . En el orden interno, "detrás de la máscara de un alltipolílico". el coronel Perón no sólo procuraha consolidar ;:tP()~'osmilitares,
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si,no hallar soportes en políticos profesionales. Además había . clpado con el dOctor Juan 1. Cooke v otros líderes del :artI3:gentmo, según escribió el norteamc~icano Welles go ICmo Clones secretas ca d Id' • en conversa_ d n e ega os estadoumdenses, previas á la reun"' e hapultepe~,rEI pragmatismn del coronel Perón habría co IOn VI dO a los anglos'Jones v s d'd I "d nmo_ ' d lb' .. acu loa ngl ez de los ideólogos "M'. a 11a e len V del mal" de di" . .. as , . . • s e e mInlsteno de Guerra \' la Sec tant~ddeRTdrabaIJo, el líder del G. 0.0. tendía sus líne~s hacia r:¡ par lOa, Ica" Se",'m . f ormaClOn ., d'Iplomanca, , . b". u na In en abril del 44 Peron ~a~~~aofrecido el ministerio del Interior al doctor Ama deo Saha[tJ~I. ' tsrc.rechazó la ofc~ta. Perón no'ocultaba su r~ ct(~ por el partIdo RadlcaJ ante sus camaradasVEn Campo de habló del partido Radical como una fuerz~;l ••.• gronde \' ode a,!.~) - d"' -, . P fosa pero a.na ,lO que sU,lIdee era ",1nricuado". No ()bstam~. reveló ' u~ el r~dlcahsm~ era .una fucrl3 que podía scr "c:malizada" ene¡el sentIdo que el ~onsJderaba adecuado, v que cstaba compromct"d en esa .. I o , . tarea ' MJent .. ras."f racasa ban sus pnmeros intentos con líderes P?I~tlcos, del mmlsteno,de Guerra salían "brdcnes generales" ' Viniendo a los militares COntra los "cantos de sirena" de lo" PI;~co h' d b s po ItIS. y aCleo o .'la ~r,que el gobicr:-no de Farrcll no tenía intencio_ nes de lIal~ar a comiCIOSnacion¡:lles, por lo menos en fecha próxima. El g~b.mete de Farrell era escenario de la pugna sorda entre las te~denclas .. En. mayo de 1944 ingresa el nacionali~ta Alherto Baldf1c~,. partldano de Perlinger, para hacerse cargo de la cartera de J~stlcla e Jnst~ucción Púhlica, Al mismo tiempo, se incorpora un' ahado R I ' de Peron '. el ge ne ra I O r Ian d o Pe Iu ff 0, en el minis[Crio de. .e aClOnes Extenores, El conflicto haria eclosión en 'Julio preci.. d e la vicepresidencia vacante.' ConP.Itado por Peró n. a propoSlto , \iOC~ una asamblea de oficiales del ejército, de la que resulta ~~~;reSidente elegIdo .por un margen ajustado sobre Perlinger. Luego procede con~r~pldez: con ~I.apo.vo del ministro de Marina, almirante Teisaire, In orma al mmls~ro del Interior que el ejército v la marina demandan. su renuncIa. 90010 el general Perlinger no' halla apovo "'''1 7 de ¡'ulio de 1944 ,un d eereto . fen el dPresIdente, deja el targo .l:J=.. c"ma o por F arre!1 .v Tei~aire hace 'pública la designación del oron~J Juan Dommgo Peron como vicepresidente de la Nación. ~, Retema. ~ la vez,. los,cargos de ministro de Guerra v de Secretario de TrabaJo, Nadie dIsponía de más recursos ni más' poderes direc-
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li Despacho de 1•• embaJ'ad 'f" 1944 ir P h b' . a .non,eamencl1ll1 eehadu .cn abnl 1M de ,e . por otas o. CII pag .h aSI com d J l' rridu en lll:;¡yn d~ ~sc arlo." . •. u un resumen e llSCurStI neu-
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'tOS que Perón a mediados del 44: poJía usarlos sobre la 0plOlOn pública desde la vicepresidencia, sobre el poder militar desde el ministerio de Guerra, y sobre las organizaciones '! dirigentes laborales desde la Secretaría de Trabajo. La forma en que usó esos recursos políticos insinuará para muchos sus posibiJidades en los ~cventos futuros. <;:amo ministr.o de Guerra, produj'o cambios favorables para las-fuerzas ~rmadas. cuyos estarutos' profesionales fuerón reformados y se contemplaron aspiraciones y necesidades castrensesj se amplió el número del cuerpo" de oficiales,! se aumentó la moviJidad' promocion~1 dentro de las fuerzas. Por primera vez desde que el sistema de conscripción obligatoria tenía vigencia, el ministro de Guerra incorporó a la totalidad de una "clase". Como bien señala Potash, apart~ de las consideraciones militares, la medida tenía ciertas implicaciones políticas y sociales. Potash no se atreve a conjeturar qué influencia tuvO la difusión de consignas y propaganda que inculcaban el respeto .v la .iración hacia los militares y el desprecio hacia los. políticos profesionalc.li, entre aquellos 80.000 conscriptos respecto de las elecciones del 46, pero en todo caso el dato denuncia una tendencia y la decisión de usar cualquier recurso con sentido político .. La f~erz.a aérea, la rama más nueva de las fuerzas armadas, recibió especiar atención. '! fu.c considerada la preocupación de los militares hacia el desarrollo industrial. El Banco de Crédito Industrial data de C.liC año, mientras la Dirección General de Fabricaciones Militares recibía fue~te apoyo financierQ::.Pero la acción "en el campo militar tuvo un cOJl]plemento de fundamental importancia para el curso de los-'a~ontecimientas - del crucial añ~ sig~ient.e: las medidas de política social produCidaS pór el .coronel Perón y su aliado, el teniente coro.nel Mercante. desde la Secretaría de Trabajo. Aumento de salarios, revisión de las condiciones laborales, estatutos destinados a la protección de uabajadores de g'remios diversos, creación de los tribunales del Trabajo, reglamentación de las asociaciones profesionales, unificación del sistema de previsión social, extensión de los beneficios de la ley 11.729 a todos los trabajadores, y frecuentes entrevistas con los dirigentes de los niveles altos y medios de las organizaciones obreras, fueron hechos concretos, con un gran efecto multiplicador en sectores sociales que ~asta entonces no hablan tenido la sensación de la participación política y social que esas medidas insihuaba]l La actividad de Perón significaría, pues, la acumulación de recursos políticos o de antecedentes que luego serian empleadns para la
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e~lotac.ión política de un p'roccso hasta entonces inédito en la historia argcntina~ Ese proceso, con casi tow:s sus complejidades y claroscuros, se insinuaría a través de un "año decisivo": el 45. En ese año, los actores parece!) moverse sin rcn"eeen cuenta que la platea hd subido al escenario, y que. una Argentina profundamente distinta haría eclosión, atrapando a todos, cerrando todr.s las perpectivas, confundiéndolo todo. .
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a Perón" ", r Para los argentinos, el 45 fue un año decisivo. Para quien quiera'-comprender el proceso posterior, una lección histórica insoslayable. Es preciso esbozar ciertos rasgos de la Argentina. de la época para explicar en qué condiciones los argentinos llegaron al desenlace de una de sus crisis más profundas, entraron luego en un período con púfiles inéditos y cayeron más tarde en otra crisis cuya persistencia no puede explicar. todavía, el historiador.:w lH HALPERíN DoNGHI, Tulio. 1960", Sur, pág: 47.
Crónico del P~íodo en "ArRcmina
1930-
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proceso.
Con todo,
Crónica de
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el aporte
m3s reciente
es el libro de Félix Luna, El 4J.
año decis;,,'o, parte de CU}'Omateri~1 vamos a emplear -Buenos
.2QEs aún esC2S0 el material confiable. sobre b época, y los estudios sociológicos existentes son aceptables sólo respecto de cienos aspectos del
~I i\h.'RF.N.••.H. A .. Notas sobre la crins argentina, en Sur. Buenos Aires, nI,' ~48 de setiembre-octubre de 1957. págs. 1 a 16.
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Aires, Jorf{e Ah-arez, 1969-. A pesar de cierta nostalRia por una conversión retrospeCfl\'a, la crónica de Luna es excelente corno tal, \' conriene testimonios y alguna documentación de Rran imponancia. -.
AO&RCCoBO, Manín, cit., pág. 92.
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"El 4 de junio de 1943". en Cudtr& revolucio-
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Cuando terminaba 1944, el gobierno revolucionario ':parecía .enfrentar los mismos problemas ante los cuales había sucumbido el tégimen de Castillo", pero al mismo tiempo "los mitos de la Argentina liberal se revelaron dotados de un vigor inesperado: toda una clase media que se había constituido bajo su sino veía con recelo profundo la tentativa quizá no totalmente arruinada de borrarlo de la memoria nacional ....•. IR Eso era, si se quiere, una parte de la verdad. Casi tres lustros después, un conservador veía la crisis del 43 Como el "fruto de las más diversas ideas. y resultado de las ambiciones más dispares (que) no tUYOyirtud de satisfacer en definitiva a casi ninguno de sus sinceros partidarios1'. UI Para la izquierda cultural fue un remedo de régimen fascista y clerical y para casi toda una U'mayoría silenciosa" un proceso caótico y ajeno, pero al mismo tiempo crítico y a la búsqueda de una definición. :esta fue el resultado de los conflictos del 45. "Todo
H: A. Murena. en u~ breve pero lúcido trabajo, advertía hace unos anos que. la. Argentm~ figuraba con frecuencia en 1::1 primera plan~ de los dlanos extranjeros por los golpes de Estado militares. "QUlero no descuidar eSta trivialidad -seguÍa-: indica que nos hemos revelado COmo lo que nos jactábamos de no ser, sudamericanos." Fen,ómeno ~ue dejó estupefactos a muchos ::l.rgentinos,pero q~,e les hana ,refleXIOnar, una vía quizás no querida, que tambien penenecJan a Sudamenca y que en el futuro subsistirían como una ?ación sólo ~.través.de ella. Por lo pronto, lo que aparecía en comun era la CriSIS,\' Ciertos daros de ésta. Murena miraba hacia adentro ~. veía, además, a consen'.adores, radicales v socialistas acusándose mutuamente, quebrados en forma vertical \~ horizontaJ. de izquierda a derecha, jóvenes y vieja guardia. Escribía después d~ ~a.caída de Perón, ." éste se le antojaba un problema que debía diVIdirse en dos aspecros: "Perón como persona ~r Perón Como momento histórico. En cuanto al primero. es razonable emitir una s~nción moral terminantemente negativa. En el s~gundo. las sanciones morales son impertinentes. Significan lo mismo que decir que la hisroria es una ramera.'!21 Las noras de i\1urena fueron escritas cuando aún estaba "calientc lo que para los argentinos había sido el peronismo. Para una parte del país, un proceso que merecía olvidarse, porque había di\,idido a la nación V había intentado pOGer el bienestar v la seguridad sobre otros val~res V a costa de la racionalidad pOlítica _.\' económica. Para orra parte 'del país . la experiencia era inolvidable .. Había abierro perspectivas hasta entonces desconocidas a mucha gente que nunca había vivido la sensación de la pnrticipación política ni había obtenido gratificaciones sociales. Para esta parte de la Argentina habría desde entonces una suerte de "ed~.d de oro" para recordar. El antiperonismo tenía, por su parte, porciones distintas del pasado que se le antojaban "tiempos preferidos". Pero según advierte Murena, la memoria argentina es feroz en su debilidad, y son pocos los nombres vivos que retiene fuera del Hcanror-héroe-v::l.tc nacional, Carlos Gardel". Desde el H, dos fantasmas lucharían con fuerza pareja.
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'j personas del interior al área metropolirana bonaerense. En 1936 ese promedio había ascendido a 83.000 y en 1947 pasaba las 90.000. Era un éxod9 en masa de las provincias a la zona inmediata a Bu~nos Aires. La inmigración extranjera había impuesto un esfuerzo de "reajuste social";Jcomo' escribió poco después Raúl Scalabrini Ortiz -El hombre que está rolo y erpera-:i.? ciudad se cerró sobre sí misma para asimilar todo lo extraño que se le había venido encima, y se produjo el declive de la llamada "e1ase aira" como grupo social que sirviese de "modelo a los otros y s_':I paulatino eclipse en el liderazgo social y cultural. La migracj6n'. inter':la, asociada al proceso de urbanización y ,de Ln~~t~álizaci.Qn,.! preparó los elementos de una cultura y una s~... cie4a~Lde. ~asas-qu£;: renfa. vigencia, sobre fado, alrededor de las grandes ciudades y especialmente de Boenos Aires. En 1914, la industria ocupaba a 380.000 personas: En 1944, a más de 1.000.000. En 1914 el 11 % de la poblaci6n acriva trabajaba en la industria y el 27 7, en el agro. En 1944, aquéllas significaban el 48,5 7c Y las ocupadas por el agro el 17,7 'ro. Exactos o aproximados, los datos estadístic~ y l.Qsestudios sociales traducen 10 que s610 algunos advertíanl hacia el 45: la ciudad vivía su" vida. En torno de elJa se aglufÍnaban miles de personas de extracción social heterogénea, ucon un mínimo de participación e interacción social y política y un máximo de anonimato". La sociedad argentina estaba, pues, en .movimiento. Los' sectores populares habían aumentado hasta adquirir dimensiones potencialmente formidables. Los sectores medios, result~do de un procesó de ascenso social todavía reciente., se habían integrado según es fama a través del radicalismo.' La "clase alta" habfa deserrado del liderazgo polírico, social ~cultural hasta el punto que "al reanudarse la vida comicial en 1946.-,-señala Miguens- la tenemos represennda con el 2,70 % de electos con dos en la Cá,,!!,ra de Diputados y con O % en la Cámara de Senadores ... " LEntrc "los que mandan"'23 hacia 1945 apenas se perciben los los datos nuevos de la situación. Era la época en que tocaba a su fin
Pero esos fantasmas levantaban "nub,es de polvo". Los argentinos ,'oh'erÍan a estar en una extraña disponibilidad. El cuadro social del 45 no mostraba una sociedad fija, 'si~o ~~ ~~1~nlo una sociedad en -movimiento. La población de ese .año era, p~r 1.0 pronro, mavor que la del 30 o la del Cenrenano, ~' se dlSffibuÍa dc ot~a forma en un extenso territorio. A partir del 3.0.la inmigración externa había cC-."Iado de desempeñar un papel deCISIVO eli' la formación de la Argentina. Su lugar fue ocupado por las migraciones inte1"nas:l2 Hasta 1914, en efecto. cl 36 % del. aumento de la población de la Argentina ocurrió por los :xtran)eros. En cambio, entre 1914 v 1947 los extranjeros proporclOn~ro~ ape?~s el 0,6 % \' entre cst~ año y el 60, el 3,1 '1t. Como. la mmlgraclOn extranjer~, la migración interna fue a parar a las cl~dad~s, pero a. diferencia de aquélla no se ubicó en los estrat~s medIOs .SlnO .en I~s inferiores "cmpujando" a los nacidos e~ la cIUdad h~cla. las PO~lciones medias'.~Germani añade¡-al proceso el impulso a,.la m~ustrtalización: "desde 1943 en adelante, la contribució.n de la a.gncult~~~ y ganadcrÍá al producto bruto resulta. inferior a la d~.!a md.ustfla . Pero la movilidad social -cn el sentido que los soclOlogos la entienden, como un proceso por el cual los individuos p~sa~ de una posición a otra en la sociedad, posiciones a las que se,adJ~dlcan por consenso general valores jerárquicos específ1c~~.}Scgun Llpset~ era cada vez mayor, especialmente en Buenos Aires V su zona mmcdiata. Esa m~vilidad parece haber sido todavía. mayor ~csde .I~~ niveles populares hacia los medios y altos cuand~ ..Germanl, publiCO sus investigaciones de 1960 y 1961 en Buenos Aires. .
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Simultáneamente, el proceso de tlTbQ71izacióll iba en ascensO constante. El área metropolitana de Buenos Aires, que era ocu~ada por cerca de 800.000 habitantes en 1895 -de los cuales la nmad eran inmigrantes extranjeros y ocho de cada cien 1111grantesdel irlterior-, tenfa en 1947 casi 4.720.000 habitantes, de los cuales sólo el 261ft eran extranjeros inmigrantes y el 29'1t gente d~ nuestro "interior. Antes, llegaha un promedio anual de ocho mil 2:! GERMANI, Gino, "La lllovilid:ad social en .I~Argenr~n:a", aJ:ndi~ed d; l:a obn de Symour M. Oipset y R. Ben~ix, MOVIlIdad !ocJal ro a ~ocJe ti industrial. Buenos Aires, Eudcba, 1963, pago 329. Del mIsmo .auror, ••c~ ~ambién Política 'Y sociedad ro una ¡poca de tTansiciÓ7J. De la SOCIedad t¡Tadt.clonal (1la sociedad de masas. Buenos Aires, P:aidós, 1962, donde se ~rata el ,e~o~eno peronista. También, sobre l:a cultura de masas en la. Argentma, Jose Enrl9u.c Miguens. "Un análisis del fennmeno". en AT1{mtma 19~O.1960. Sur. p2J!1n:lS
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23 La expresión es usada por José Luis de Imal. para una investigación "pionera" de los grupos dirigentes de Ja Argentina, teniendo en cuenta las posiciones instituclonaliZ2das, dependientes de l'os rangos a que han llegado las personas' con prescindencia de sus calidades persa.nates. Lt investigación cubre el período 1936-1961, :y 3 elJa nos remitimos por considerar indispensable su lectul"2 pu:a una melor información sobre el proceso. Apenas aludi. remos :aalgunas de sus comprobaciones. Los que mandan fue publicado en su primera edición por Eudeb2 en Buenos .Aires, 1964.
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d predominio de un elenco dirigente. El primero de, tres elencos que regist,ra lm3z a Jo largo de 25 años y que gobernana hasta 1.943:
parrido~ menores. I.()~ oficiales retirados de las fuerzas ar"1adas. si hien no constituJan una fuente de reclutamiento nueva, serían entonces muchos más que en experiencias anteriores y sus dos representantes principales -el nuevo Presidente y el gobernador de. Buenos Aircs- no habían culmin::.do profesionalmente su carrera militar. Esto también resultaría una novedad. Al principio, el sistema de lealrades era difuso, s::l.lvo para los militares .v quizás los gremialistas. Con el tiempo, la conexión estaría dada por la lealtad a una "pareja gobernante.
Se tratana de un grupo restric.t0' e~, el que e~ .on~en: las relaciones de tipo personal. la Slcu3cl,on. de .fanuha .\. lo~ clubes de pertenencia, operaban como enteClos sclectlV~s (... ) El grupo ~ue gobernó entre 1936 y 1943 ~o te.hta problemas de cooptación ... En corlo c'aso las 0pclone~ se daban entre un número limitado de pare~. Sobre ~oce t1tu. lares del poder en 1936, ocho eran soc,os del Circulo de Armas (julio A. Roca, Carlns Saavedra Lam,s, Roherto M Ortiz, Basilio Pertiné, Elea7-ar V,dela, MIguel Angel Circano, Manuel l\lv1rado. M.arrí." Noe,I,). Como. c~lten~! supletorio el grupo aplicaba criteriOS de.. reconoCIO~lcnt71 (entre los cuales el primero era) la habIlidad ~n ,lOS neg cins o 1, c'pacidad jurídica (Miguel J. Culaec"n) ..'. . o el éxito electoral. como en el caso de F CE-SC», Pero I~ Prc.'\~d~~~la estaba reservad
., J ••.. L d b jI n2crs. 11 a 15. El (cn;er e1c;u;o: des~t: 1956. _4 1MAZ, ose '. e. () : ,c ., ,...,., .. I q e (U\'O \'¡UenCla espe. combinaría 1lI1principio a ml1ltares y cmpresl:anos, I~l. U. dc parrido" que sc I h 1958 E.n el 61 rC:l.parecen os "po mcas ", cia menee asta "d "' 1 rr etc! M para" rctomar p~lI1l:mafirman luego del ~j Y e."llIf!:l.rcccn.casI. lICfoll " n:ulIcntc l'uauu anus dcspues.
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Pero en el 45. ese proceso apenas manifiesto en la sociedad Algunossucesos argentina, se expresaría abruptamente en la arena política. En la Casa Rosada la" situación era confusa. Habían ocurrido manifestaciones de inequívoco fervor pro-Aliado a raíz de la liberación de París. ~. Se temían disturbios contra el gobierno a propósito de la inminente caída de Berlín. Universitarios. partidos políticos, de, lo que Alejandro Korn llamaba "la resistencia civil", gente representativa de la.llamad:l "clase alta" pero mmbién muchos otros ciudadanos de los sectores medios organizaron, COnvocaron o concurrieron espontáneamente :l demostraciones antigubernamentales acompañando entusiastarnente el curso de la guerra. que nutrjdos sectores sabían desagradable para los gobernantes de la "dictadura militar". En abril del 45" la' "resistencia civil" era manifiesta en el centro de Buenos .Aires, ~Ientada por la rectificación de la política. internacional que situaba a los gobernantes en una situación por lo menos equívoca. La oposición había .élegido dos blancos: el presidente Farrell -contra el ~ue se dirigio buena parte de la artillería del humorismo político':" y el coronel Perón, cuya peligrosidad era cierta tanto para la oposición política como para los sectores inilftares hostiles a su acción. Perón, que ~egún una expresión atribuida por testigos entrevistados por Luna, . era para el nacionalist::l. Arturo Jauretche ueI tipo ideal para que .",0 lo maneje", procuró distraer a sus opositores -presumiblemen_ te- prodpciendo en ese files de abrii una declaración en la que aseguraba no aspirar a la Presidencia. La sensación de los obser\'adores .v tcstigos era que :l esa altura del proceso. pese a su poder, parecía hallarse a la defensiva frente a una oposicüSn que crecía dentro y fuera del ejército. Cuando la situaci¿n del coronel Perón era más crítica, aunque aún no le había sucedido lo peor en esta Bradenen escena parte del proceso, fue nombrado Spruille Braden embajador de los Estados Unidos en la Argenrina. El nuevo embajador vino a la Argentina con una predisposición ideológica y política militante,
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Argentina antiperonista. Argentina peronista. El "empate social"; la Argentin~ 'peron¡~ta (manifestaci~n de un 17 d~ octubre] y la Argentina antiperonista (mltm realizado por la Unl6n Democrática, .f~e~te al Congreso el 8 de diciembre de 1945). Dos paises, con una profunda ~lVIS!6n polltica Que Ileg6 a herir a la sociedad argentina, y otra vez la polarlzacl6n centrifuga.
más bien que diplomática. Oc inmediato se ~e?i~ó a una franca manifestación de suS"opiniones políticas, particIpo de cua~ta reunión le brindaba una oportunidad de expresar su repudIO a la línea nacionalista, que identificaba con Perón, y. se puso a la cabeza de una ofensiva destinada a derrocar al gobierno de facto. La ofensiva co!ncidió con el aparente Tenacimienw radi~~l :-partido que. sin embargo, no había superado una prof~~da cr~s.lstnterna:-. V con el. reintegro de los conservadores a la aCClOnpolmca 2' .tra~~s de figuras como Antonio Santamarina y, sobre todo, tan- slgm,fl: cativas corno Barceló, La acción de Braden, que entonces COnCIW el aplauso de mucha gente de la oposición:.era desde el punto de vista diplomático una forma de mtCf\'enClOn abl,erra e~.. Ios problemas internos argentinos. y desde el punto de vista pOllnco -según se ve ahora más claro. si cabe- de una torpeza no superada.
Hacia mediados de año, varios factores concurrían para hacer más densa la atmósfera conspiracional. El militar no era el mcnos. i~lpOrtantc. máxime ~uando jefes que habían apoyado o habían reclbl.do apoyo ,dc Per~n desde sus posiciones en el gobierno. ~a~b~aron su actitud haCia aquél a raíz de una serie de experiencias mdlvlduales y de la influencia del clima opositor de otros sectores de la sociedad. Uno de esos hombres. significativos en el proceso ~c14J al 45, era el comaod'Ole de Campo de Mayo, general Edu,rdo Avalos. Varios hechos fueron erosionando lealtades aparentemente inconmovibles.2:, . En julio, y a propósitO de la comida de camaradería de las fuerzas armadas, el presidente Farrell anunció la convocatoria a elecciones nacionales antes de terminar el año: ;t:t El relato de los diversos aspect~ de la creciente oposición antigubernamental y de la erosión de la posición poderoS:l de Pecón, así como detalle.<; d~ lo 2contecido en .I,os partidos. pue~e le.erse en Félix Luna. el 4$, esp. pago 37 a 202, Tamhlen Potash, ob. CIt., pags, 259 a 267. Alejandro Korn, La ..,Tttistt1JCi~ citil, Mante\'idea. 1945. Albeno Ciria, oh. cit., e.<;p.pá~s. ) 13 ¡¡ L5. etc, .
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He de h:u..:ertodo cu<11ltoesté a mi .1knnce para asegurar elecciones completamente lihres ~. tlllC ocupc 1<1primera magístratur
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de 1945)' cunfr. Pnr:l.~h,
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se~~.c~ores" ~~ Perón, quien por enronces~~bía enviado emisarios a distintos dlflgentes, comenzando por el mismo Sabatting que se resumían en la oferta a la U. C. R. de todos los cargos públicos. menos la PTesidencio. Sabattini era el símbolo de la "intransigencia"; los unionistas, de la táctica del lIacuerdo", pero ninguna de esas líneas pasaba entonces por el coronel Perón. f.:ste tenía cada vez menos marg~n p~lítico para operar. aun con los recursos a los' que tenía , La oposición, pese al fracaso de las presi~nes para provocar la re~uncia de Perón, reuni~ sus fuerzas: demandó la entrega del gobierno a la Corte Suprema de Justi~ cia, unificó la dirección en una Junta de Coordinación Democrát~ca, y mostró la concurrencia extÍ:'aña .Y ocasional de fuerzas ,aparentemente tan disímiles como los conservadores. los radicales, los socialistas y los comunistas, los universitarios y los representantes del poder económico ..E,! .ldg1esia.habían surgido oposi. rores al tlclericalismo nacionalista" ~.v había apoyos en. el ejército y la marina. Todas las energías de la oposición se manifestaron en un acto denominado "Marcha de la Constitución y la Libertad".E?la que ocurrió en los primeros días de setiembre y c~ngregó, entre-plaza del Congreso y plaza Francia. una multitud que los pesimistas calculaban en 65.000 personas -cifra del infnrme policialy los optimistas en 500.00~ Comn bien dice Luna, el 9 de setiembre se había congregado de todos modos una multitud que oscilaría entre ambos "topes". La sit.uación en las fuerzas armadas era tensa, pero los objetivos no coincidían sino en la renuncia de Peró'1Jin cuanto ;J. entregar el gobierno a la Corte, los militares se mostraban remisos, _Entre los factores que jugaban en contra de la demanda de la oposición dentro del ambiente militar, quizás el más impor-' tan te, fue un sentimiento de defensa corporativa frente ~I antimilitarismo di"fundido entre los opositores y .manifestado en episodios muy agresivos. La verdad parece ser, pues, que los militares coincidían en ver mo una humillación que el desenlace del proceso no fuern conducido por ellos, así corno lo habían comenzado. Hubo algunas tentativas de golpe dé Estado, como la encabezada por el ex presidente R.awson, pero no tuvieron eco en las fuerzas armadas. Perón creyó que debía ampliar su margen de maniobra, actuando en.el campo sindical y reprimiendo a la oposición, El cstadC? de sitio ..reapareció el 26 de setiembre, pero la' C?posici.óT! aumentó, sobre .todo en las universidades, que Jueron provisionalmente .c1ausuradas. L~ tensión crecía, y los protagonistas corrían el riesgo de fallar en los cálculns de sus respectivas fuerzas. Perón I
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dl'vislón social
saneó por casualidad un atentado que se había preparado en la Escuela Superior de Guerra. Se estaba llegando al clímax. Cuando comenzaba octubre, Perón no había percibido aún las dilJlensiones de la oposición militar a su persona en lugares ran decisivos como Campo de. Mayo. Su hombre de confianza en el ministerio' de. Guerra, Franklin Lucero le habría insinuado la remoción de Ávalos como comandante de aquella jrnportante guarnición. La designación de un funcionario llamado Nicfllini, amigo de María Eva Duarte, como Director de Correos v Comunicaciones, levantó una tempestad en el ambiente militar. Á esa altura de los sucesos, las fuerzas armadas no eran ya una corporación unida. sino una "~n. ciedad deliberativa". Los protagonistas trataban de evitar. como era ya una constante, que los conflictos llegaran a enfrentamientos armados. Luego de. episodios singulares el Presidente, acompañado por el ministro del Interior y el general Pistarini -partidarios de Perón- y otros altos jefes militares, concurrió el 9 de octubre a Campo de Mayo, accediendo a una invitación del general Ávalos. La reunión culminó con la misión de que mientras el Presidente permanecía en Campo de Mavo, demandaran la reRuncia de PerónJ El desenlace estaba 9 de octubre: próxim'o, pero así como el coronel, ministro •.... secretario de trabajo renuncia de Perón y vicepresidente había calculado mal la capacidad de sus opositores internos, ésr"os-especialmente Ávalo.s- calcularon mal los recurso~ de aquél. _El.9 de octubre, la nmicia de la renuncia de Perón sacudió al país. Abandonaba todos sus cargos en el gobierno .. pero no lo hacía silenciosamente. Sus adversario!i, con el consentimiento de . Farrell, le permitieron despedirse no .sólo con un mensaje a trababajadores reunidos en torno de la Secretaría de Trabajo, sino al pueblo de la nación, a través de la cadena de radios. Lo más signi- . ficativo fue recordar a los beneficiarías las mcdidas sociales que eo adelante tendrían que defender, v que a él debía 'l. Los sucesos posteriores pueden interpretarse como una nueva El 17 de octubre un protagonista : V última fase ha~ta las elecciones presi?enciales. El 12 de octubre, ydesconocido ,el gabincte que tenía una orientación favorable a Perón es removido. Ingresarán Ávalos y Vernengo Lima. Según parece los radicales intransigentes negociaban una fórmula electoral: SabattiniÁvalos~ Mientras tanto, Perón era detenido v enviado a Martín . García:. El 13 de octubre. escribe una 'carta a ~u amigo," el coronel Mercante, y al día siguiente otra a María Eva Duarte, singular y . decisiva para ponderar el estado de ánimo del futuro líder polírieo a pocas horas de una jornada e.""pecialísima.Aunque incomunicado.
el derenido se las compuso para hacerllegar d~s mensajes que, sin embargo, lo mostraban políticamente acabado. La carta a llEvita Duarte" traduce su cariño por ~lIa, le hace saber que ha escrito a Farrcll upidiénd~lc que acelere el retiro":
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... en cu~n~o salga ~os casamos y nos iremos a cualquier parre a VIVIrtranquilos. " Te ruego le digas a Mercante que hable con FarrelJ para ver si me dejan traoquilo ,. nos vamos al Chuhut los dos ... Tesoro mío, tené calma y aprendé a esperar. Esto terminará y la vida será ,,?uestra. Con lo que yo he hecho estoy justificado ante la bistoria y sé que el tiempo me dará la razón .. Empezaré a escribir uo libro sobre esto ... El mal de este tiempo y especialmente de este país son los brutos y tú sabés que es peor un bruto que un malo .. ,27 El hombre que pocas horas antes tenía en sus manos casi todos los recursos del poder, quería alejarse del teatro de los sucesos. V escrjbir historia ... Mientras tanto, la situación demostraba ser favorable a los nuevos protagonistas, pero éstos parecían. no sabet cómo dominarla. El arresto de. Perón no había salvado la debiti~,ad política de! gobierno. £Ste sé vio asediado por demostraciones antimilitares el mismo 12 de octubre. Pero los asesores políticos, vista la cuestión retrospectivamente, no aprcciaron adecuadamente la gravedad de la situación ni los peligros que entrañaba para la oposición. Por lo pronto, una prestigiosa .v vieja figura surgió para formar un gabinete: el doctor Juan Alvarez, procurador general de la Nación. £Ste no sólo habría de demostrar ingenuidad política para los tiempos que se vivían, sino que mientras convcrsaba con sus candidatos, redactaba condiciones y pade'CÍa la obstrucción de quienes insistían en entregar el gobierno a la Corte, Arribó a la Casa Rosada con nombres y ucurricula" en la noche del 17 de octubre. . . . Pero la 'noche del 17 de octubre y la plaza de Mayo servían de contex~o a una enorme multitud. Se había formado lentamente desde el mediodía, con grupos que venían del "otro lado" del Riachuelo. Perón, que a la sazón estaba en el Hospital Militar, era reclamado por este nuevo protagonista que hizo su aparición en la escena casi espontáneamente, imponiéndose a los que dirigían entre bambalinas o desde sus despachos. Sólo algunos percibie~on el significado potencial de ese acto político. Por supuesto, ni AI27 Los importantes documentos son publicados por Félix Luna, El 4J, en fotografías entre pá.RS.320 Y 321. en ocho págimls (los subC2yados son nuestros) ,
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\'arez ni Ávalos. Apenas Eva Duarre :' Farrcll, quizá mucho má$ Mercante. Por" lo pronto, el propio Perón debió SCr c?n\'e~~ido por sus-aliados, especialmente par cl último, para que con'currlera a' hablar a la multitud. Fue a las once de la nochc, frente a un espettáculo insólito, en' q'li'e sectores populares sin líderes ~~velaron a Perón sus aptitudes carismáticas. Incluso Á valos renuncIo a ~sar la fuerza COntra esa multitud -hecho que, algunos creen, hubiera cambiado transitoriamente o. por mucho tiempo el curso da los ~llCCSOS-,y cuando ese día terminó, se marchó a su casa. Las Ch'lnicas de los diarios opositores no revelan o no quieren ad~ertir sobre la importancia política del 17 de octubre. Pero The T,mes, de Londres, acertaría una vez más con el tírulo exacto; FlIlJ pO~u.,'eT 'o Peró71 ("Tndo el poder a Perón").
plica la magnitud de la sorpresa .que los comiciós de febrero producirían, conocidos los resultados. en la opinión pública, sobre todo la de la capital federal.
El domingo 10 de febrero, Noticias Gróficas respondía a las preocupaciones dominantes 'de los porte~os abriendo su edición con grandes titulares que daban cuenta de Ja multitud que asistía en el estadio de River Plate al partido de fútbol entre Jos seleccionados de la Argentina ,1' el Brasil. En la página tercera anun. ciaba "el fin de Franco" .Y en la Íl/tima explicaba por qué las disensiones internas hacían uimposible el triunfo del continuismo", es decir, del coronel Perón~ 1 Una pequeña fotografía de éste era precedida por un titular que decía: "Un ligero análisis permire apreciar que no tiene la más remota probahilidad" ... [Las elecciones general", del 24 de febrero de 1946 se realizaron de acuerdo Con las disposiciones de la ley Sáenz Peña y Con la vigilancia de las fuerzas armadas. La fórmula Perón-Quijano obtuvo 1.47R.372 votos l' los candidatos de la Unión Democrática 1.211.666. Cuando s~ reunió el Colegio Electoral. Perón contaba con 304 electores y su adversarjo Con 72. Asimismo, la diferencia relativamente cstrecha en los sufragios se tradujo de manera muy disti.nta en los asientos legislativos: las fuerzas peronistas comenzaron a gob~rnar con 106 diputados y la oposición con sólo 49. La 'mayoría que respaldaba al nuc\'o Presidente era suficiente para responder y apoyar a sus designios polítiCOS. Ante la sorpresa de una oposición que había calculado mal la fuer£> potencial del nuevo movimiento y de un periodismo que no analizó con objetividad ni, en el mejor de los supuestos, con penetración la información disponible, el oficialismo había ganado el distrito federal de Buenos Aires, la provincia bonaerense, Cata marca, Córdoba, Entre Ríos, 'lujuy. La Rioja, Mendoza, Salta, San Juan, San Luis, Santa Fe, Santiago del Estero y T ucumán." Había logrado, pues, los prin' cipales "centros de poder" político y económico del liroral, del
Del "mOVimiento" al "régimen" A fines de 1945. la cnnvención' nacional de la U. C. R. se
reunió para definir el programa de gohief?O ~ue expnnQrí,an sus candidatos V e!egi~ a los hombres que dehlan Inr~grar la for.mula del partido. Esa'fórmula sería apoyada por la Umon D~l11ocratlca, formada por los radicales, los socialistas. los cO~~nJstas .v los demócratas progresistas. I.os c()nser\'ad~re!' no 1<1 tnt('!!raron formalmente.
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El domingo 30 de diciemhre el partido Radical adopt;h,. la plataforma de 19~7, can algunas modificaciones, .y. 130 c~mvencHI.nales elegían al antipersonalista José P. ~amhonrll candldaw a la Presidencia, mientras 126 optaban por Enrique M. Mosca para .Ia U.C. R.: vkresidencia .. Elpidio G.0nzález, Oyhan,artc. Mihu~'.l, Gü.cmcs Tamborini.Mosca v Palero Infante contaron COn un \'oto cada UIlO. ~.1candIdato ~adical formuló muy pronto una frase d.e climbate; "Seré. ante!' que nada, el presid~nte de la Constituciilll Naci.onal". Lll. mayor parte del periodismo prestó su apoyo. a los candidatos r~dlcales_.\' los titulares de los diarios, grandes y pequeños, restaban 1IIlpor.tallda a la candidatura del coronel Perón:, en parte. o en casos preCISOS, porque COn eso exponían una posición :' se inclina.han P()~ una de las fuerzas políticas en pugna que representaba I1lqOf.sus I.n.tcrc~cs V valores. Y en parte también porque así pcrdhí:1I1 I~ sltll¡'\cl(~n.tsa ~ingular manera de percibir selecti\'amente ~o~SllCCSC.)S ~a~H1I1alcs e inrern~ci'I!1;.¡I('s.aun s~n necesidad de la predica pcnlldlsn~a. C.'\-
'Lt.
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:!IC CANTÓN, Darío, Mattr;aler para el estudio df' la Sociología Política m /a Argentina, tomo 1, pág. 64. En el CO[~iopan electores de presidente y vice y di¡1utados nacionales en 1946 paÍ1icipnon: Alianza Libertadora Na. cionalisra, Uni6n (h'iea Radic:d, partido Demócrata Nacion:d, partido So. cialim, Unión Cívica Radical (junta Re~r~anizadon), p:mido Laborista, partido Comunisr:l y partido Independiente. Las cifras por Deparnmento pueden verse con detalle en el miJíl;imo aporre de Cantón, tomo 11.págs. IH ¡¡ J14.
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'SZ.m",.'1
e'entro, del nnrte y de Cuyo. Una línea de gobernaciones decisivas qu~ partia de Bu~nos Aircs y terminaba en Jujuy permitia visua. lizar la fucrza potcncial del movimicnto peronista en orden al régimcn político futuro. A. partir del triunfo, el nuevo oficialismo viose enfrentado ante el problema de hallar una fórmula para la organización política de lo quc hasta entonces constituía una suma de fuerzas reu~ldas ~n corno de la figura del Prcsidente, pero atravesadas po: dls~nsiones internas, doctrinarias y personales. Esas fuerzas hablan sl.do representadas en los comicios por la Alianza Libertadora Nac.lOnalista, la Unión Cívica Radical (Junta Reorganizadora), el partIdo Lahorist:l y conscrvadores. disidentes que se organizaron en el pequeño p'artido Independiente. I,.a oposición, que ~~bia votado a los candidados de la U. C. R., había reunido a los viejos partidos -el partido Socialista, el partido Comunista y el partido Demó' crata Progresista-, mientras el grueso del conservadorJsmo no 'presentó, candid,ato propio pero tampoco adhirió formalmentc a la Unión Democrática, Sin embargo, la oposición tenía una estructura nacional de apoyo en el tradicional' partido Radical, mlcntras el oficialismo debía ~tablecerla para asegurar la explotación polí. tica de su victoria electoral. Según algunos de los protagonistas, la mayoría de los seguidores del Presidente vieron claro que er:l precis.o unificar las fuerzas y los sectores en una sola fue~za ?ol~tica can una denominación común. Los ex radicales y los smdlcallstas organizados en el laborismo representaban a ]os ;ectorec; m~s def~nidos y de más difícil conciliación, como había quedado en eVIdencia" a raíz de los desacuerdos previos a los comicibs del 46. En las provincias hubo es.caramuzas -en algunos casos grayes~ c.n torno de los candidatos \' en casi todos lados la gente de los smdlcacos p~recía tener poc~ en común con la gente de los p
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tn ' " .~!ILas denominaciones propuestas traducían las preocupaciones dominantes y denunciaban conflictos internos. Cuando promediaba 1946, dos líneas se perfilaban dentro del movimiento triunfante. Indicaban el tipo de reclutamiento político y social del oficialismo y, a la vez, la presencia de dos fuerzas paralelas que nunca dejarían de distinguirse aun en los tiempos en que la alianza era un hecho: el "grupo obrero" y el "grupo político". , A poco de comenzar las conversaciones para ~aunificación, se insinuó una suerte de política de las "paralelas", patrocinada por el grupo parlamentario obrero que se reunía en la Confederación General del Trabajo y por el grupo político que componían radi. cales .vrigo.veni~tas y sectores independientes que se reunían en residencias de legisladorcs o en la del senador Alberto Teisaire. La fórmula no era nueva en ]., política argentina -a fines del siglo, la "política de las paralelas" precedió al segundo gobierno de Rocaaunque fueran nuevos sus componentes, y parecía contar con el apovo de Perón. Sin embargo, tanto la persistencia peligrosa de .fricciones, como la jefatura carismática del Presidente decidi~ron la disolución formal de los grupos y la constitución de un movi. miemo "perSona lista". En 1947 quedó fundado el partido PeroniUa. La oposición descansaba en la estructura partidaria de la Unión Cívica Radical. La minoría legislativa. fue ocupada por sus repre. scntantes y por dos conservador~s -Reynaldo Pastor, de San Luis \' Justo Día, Caladre ro, de Corrientcs-. Durante todo el período pcronista esa fuerza política y legislativa, con escasas modificaciones en su constitución v en su relaci6n con, la mayoría, habría de sostene"r la política antjperonista. " _ La "ieraria peronista fue, pues, compIeta, pero según le aconteciera a Yrigoven en su primer período, no tan rotunda como el dominio parlan"lentario sugiere. Fue, en cambio, una, victoria psicológica impresionante para esa época y un índice cierto de que, desde entonces, el espectro político argentino sería modificado profundamente por la aparición de una fuerza nueva y, en más de' un sentido, diferente, La Unión Democrática parecía haber ganado las calles de l~s ciudades más importantes, contaba con el poder empresario urbano v rural y con el poder cultural -los estudiantes v los profesores universitarios fueron en su mayoría opositores ai candidato oficia lista- y con la prédica de la prensa
'.
, 29 BUSTOS FIERRO, Raúl, Desde Perón hartQ OngtmíQ, Bueno~ Aires, O~tubre, 1969, págs. S~, 62 .y :gres., ~ autor fue I,egislador peromsta, hombre de confia07:a de Peron y activo dmgente cordobés.
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El partido ~ronlsta
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con más difusión e influencia en la opinión pública. El peronismo había ganado el interior, el proletariado rural, el cordón industrial, las aspiraciones de participación de grandes sectores sociales marginados y gravitación suficiente en el ejército. Las giras de los candidatos, de haber sido seguidas por. buenos observadores y por analistas objetivos, habrían dado pautas, interesantes para interpretar un proceso político completamente distinto de los del pasado, en el que importaba el "estilo" de un candidato que había hecho' de la demagogia una forma de comunicación popular. En el mo. mento de contar los votos, luego de comicios limpios según afirmaran todos los participantes y de un pedo'do preelectoral marcado por recursos políticos que el candidato oficia lista empleó desde sus posiciones de poder en el gobierno revolucionario, la oposición vio con estupor que su confianza había sido excesiva, y los triunfadores que la nueva fuerza era un hecho. Durante el año 1946 Perón se propuso reunir. todos los recursos-polít.ico~ dispersos, , organ.izar su movimiento, definir su .programa de acción y ventilar sus slogans rezumados por ¡res ideas-fuerza de indudable eficacia proselitista y aptitud sintetizadora de' los sentimientos populares: . justicia social, independencia económica y soberanía política. En esas ttes expresiones, el Presidente lograba reunir la escncia de la prédica nacionalista. de postulados socialistas, de temas caros al radicalismo yrigoyenista y de principios expuestos por el catolicismo sociaL La oposición, m~entras tanto, apenas reaccionaba de las consecuencias de la derrota. La época peronista fue un período singular car.acterizado por la la vigencia de un liderazgo bicéfalo -el de Juan Domingo Perón y el de Mada Eva Duarte de Perón-; por el cootrol de un partido dominante -el partido Peronista:'-; por el papel protagónico del Estado en la economía y en la política; por el énfasis en. los símbolos igualitarios en desmedro de la lihertad política y cultural y por los rasgos de una suerte de "dictadura de bienestar". Es posible que un intento de periodización de la época peronista dé resultados diferentes según se adopte la perspectiva política o la económica. Sin embargo, parece claro que el régimen peronista tuvo una etapa ascendente que culminó en 1949; lina etapa de tensión que alcanzó el final del primer pedodo presidencial en 1952, y una etapa de fatiga y crisis que comenzó luego de la reelección presidencial, se hizo visible a partir del receso económico en .ese año y pa\ente durante el conflicto con la Iglesia católica en 1954. Dado que la personalizáción del poder llegó durante la época
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peronista a un grado mur alto no es fá('1 d' . . ,'1 . 1I'd' 1" .' 1 IscerOlr SI a fatiga ganú a'd I er o 'a . reglmen, pues ambos se confund' lan, D e hec ho cuando II cr .v regmlen llegan a confundirse la f r" d 'l' al régimen. . a Iga e ague ~rrastra
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El año 1952 . _ es, . se qUiere, clave para determinar el fin de una e~alp.da de prospeqdad eC~lOómica,de estabilidad política v de <;:?~tro el. proceso por sus líderes . En ese ano - convergen . tres h h . ec os que permiten señalar la frontera entre un er,'odo d . 'd' P urante e1 cua 1 e 1 PrCSt ente controlo Con ci$rta holg 1 . político v económico ura ~ proce~o SOCIO.' , .v Otro en el que se adVIenen signos de desajuste y de agudización de los conflictos. pese a que adh " popular no cedió. eSlOn
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.. Esos tres hechos simbólicos fueron: la reelección de Perón el fl~ de uln período de fuerte expansión \' distribucionismo ec()~ómico y a muerte de Eva Perón, . Entre J?49 y 1952 habíanse agotado los efectos dinámicos de una economla apoyada en buena medida en el contexto de la pos~ue~ra, y en 1951 una grave sequía castigó el campo v el año slg~lenlte fue, por esa y otras causas. el peor año del ciclo para la agflcu tura.
"dlar(lulll"
Al comenzar la década del 50'' SIOcm bargo, el regunen ' . parecía ha ber superado las conse . .d 1 b '. mient •• " ' cuenclas. e a urocratlzaClón del "movio peromsta, proceso que Inrrodujo rigideces en la relación entre go~~rna~:es .~.scguid()res. que no existí:m en los años de mayor l1lovlhzaclOll Interna del peronisllHl:'m 1). ro d.os mll(Ios que. ' 1 d a b a aun a prueba de \'Clle" 1 .. ' .' , el :l l:aSJ(rn d"IClonal -Impaciencia de lo..• argentmos frente a gestiu' '-d . 1 _ ' d . , Elesprcsl enel:) es prolongada~. El seaundo. pefl.o o p,resldencI:11,dc Pcrún nu lIegariá a los'"CU:HfOañ(~s, En 19h. cayo por una rc\'oluci¡'m militar. Desde, cntonces nir~-llO PreSIdente -constitucional 1I "de (ac[O"- 11' 1: cuatro g _ . , ego íl CUl1lpIr anos cn el sl1lon de Ri,'ad,wia. C0ll10 se usa decir."1 . • :tl, ~:n esta dél'2da ::ie denuncian hechos que demuestral ' I ('IOn habla gan:ldo al n:~ill)l'lla rr:H"és de f - , l. que a corrup. 1:1,cxtnña carrera de J" , 19uraS muy cercanas :;1Petón, COnlo de 1953 I urge ,~lHfllllU en el mundo financiero ~t -el 9 dc I '1 - a no menos c;o¡tranll l1lucnc .. - 'd- ~ d '. a)f1 Pcrón. Juan Ouart/.' lut:~o d •. u" r 'b-:dsUICI. IO~- e un hermano de E\.:¡ '. . ",.. un un fI dlscursu d •. Pe . . d penar SIll piedad 3 los culp,bl" d . , ' •., ron prolllcuCIl 1) •
es
~. Ir:lIClUtlCS
:11 Este ,'olulllen cmn', 3 illlllrcnta presidente On~anía (.~"te fuc I . l. I
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"llegul'lados"
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En las elecciones nacionales de 1951, como en 1928 ocurrió
gobernante y en su gestión como líder exiliado, el realismo, el sentido de la oportunidad y aun el cinismo como apelación a la "razón de Estado" fueron sus cara.;terísticas dominantes. Fue además un imaginativo, lo contrario del rígido a quien le em-
a Hipólito Yrigoycn, el peronismo se mostró como un movimiento \
popular porente y aparentemente invencible. Si en 1946 apenas había sacado una ventaja de trescientos mil votos, en 1951 dobló los sufragios de la oposieión. Perón-Quijano obtuvIeron casI 4.700.000 votos eontra 2.300.000 de Balbín-Frandizi, la fórmula de la U. C. R. Esta vez, millones de votos, de hombres y mujeres,' respaldaban la política peronisra y sancionaban .~IIeconocimi:~to de Ona etapa de prosperidad popular y de sensaclon de una palmea panicipativa. Sin embargo. el pcronismo vivía, en su mejor mo-
mento, el comienzo de su relativa declinación. Para entender el
\
I
I I,
pro~eso que señala, según la t~is de este libro, el fin de la Argentina moderna, es preciso describir algunos rasgos relevantes: las características del liderazgo de Perón; los apoyos dei régimen y la actitud de la oposición, y ciertos hechos y polític~s significa~i:as. uPar sobre todas las cosas, Perón era un reahsta en palluca. El t1der Esto se ha dicho muchas veces, .pero pocas se ha advertido codo lo que significa decir que Peró~ .era realista ~n, política. Perón sentía físicamente la realidad palmea, y subordmo siempre todos
baraza lo imprevisto. Si la personalidad del hombr, de Estado es,
¡
sus actos, aun los aparentemente más insignificantes, a los fines de su política que era. por cierto. en primer térmi~~, ~onservarse en
pre eminentemente políticos con respecto al auditarlO al que eran verdadentmente dirigidos.":'l2 ... No era sólo un realista, corno señala Bomfaclo del Carnl y en todo caso un empírico, sino también un oportunista, siguiendo la clasificación orientadora de -Duroselle que hemos empleado antes.:t.I.
en su capacidad negociadora. Ocurrió entonces. el conflicto con la Iglesia y el principio de su caída. Pera en su melar momento como 32 CARRIL,
BoniHtcio del, Crónica interna de la Revolución Libertadora:
Ed. Emeeé, Buenos Aires, 1959. píg. 28. s., Ver cllIpíruJo
428
28.
pí~. 159.
del Jefe
juicio desapasionado de su personalidad es indispensable al histo-
el pode~. En el periodo de su as~enso nunca sacn£Ico nada al logra de este objetivo. Las actitudes y. muchas veces, los dlscurso~ de Per6n que pudieron parecer impolíticos a mucha. ge~te, era.nsiem-
En política, le parecía absurdo lo ~ue no cambiaba -Ie~a ?,el oportunismo- y era mucho menos obstmado de l~ q~e p~recla. Rompo, pero no cedo" era la divisa de un Larnennals, o?s~nado luc~ador, imitada por Alem y por Yrigoyen. No ~ta la dIVIsa de Peran, un ciclotimico habilísimo que sólo luchaba cuando era obhgado,por la intransigencia del adversario. Sólo en el ocaso de su regm~e~ abandonó el realismo, cedió a la soberbia d~ su poder, y claudIco
como se ha dicho ya, un elemento imprescindible para apreciar una época y una política; la personalidad de Petón es un dato indispensable para entender sus éxitos y sus fracasos. En esa personalidad, sus seguidores y muchos de sus adversarios añaden esa cualidad, tan difícil de aprehender para el teórico político, que Weber llamó el "carisma". Tal vez la descubrió el 17 de octubre de 1945, a~í como en esa ocasión decisiva los sectores populares reconocieron una forma de comunicación directa que los adversarios calificaron Como demagogia y los fieles mo un don para la comunicación política. Desde el punto de vista técnico, pues, Perón fue una expresión mayor de capacidad política. Tenía ideas El mito claras para la explotación política de la coyuntur~,. formas de expresarse que transmitían convicción y fuerza a las masas, intuici6n para captar Ja oportunidad de lo que se sentía necesario. Un
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riador y al analista de nuestro tiempo para en,tender el fenómeno peronista. Porque a esas virtudes técnicas de la polític:!, Perón unía el egocentrismo habitual en los caudillos, y el paternalismo que suele habitar en los .pt;rsonajes dominantes _y por lo tanto también dominados po~ Ja circunstancia- de nuestra historia. Esa circunstancia es la Argentina como "sociedad de masas", y eñ ella un ingrediente sustancial fue el "mito del Jefe". Ese mito no fue el resultado de una construcción cerebral. En la cartera política de Perón se conjugaron otros factores, además de la cir-' cunstancia social: el ejército y Eva Perón. La carrera pública de Perón empieza y termina con signo militar. Nace, por decirlo así, Con los sucesos del 30, según Consta en sus escritos revelados por Sarobe en sus "memorias". Y declina cuando el ejército lo abandona y sus adversarios militares triunfan en el 55. La presencia de Eva Perón es, asimismo, un factor relevante. Mujer singular. es una suerte de espontaneidad arbitraria que engendra adhesiones irracionales y odios también irracionales. La Argentina era -y es El milo de la Madre, desqc entonccs- sociedad de masas, caracterizada.porque un gran número de individuos reclaman participación en el gobierno de los asuntos de la colectividad, porque esa participación -al principio
scntimental- procura hacerse más y más formal y consciente; por-
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de situaciones jnjustas. "Ca(jbán no está remachado para siempre a la cadena de' la subhumanidad. ni conden_ado a rodar de cnaje': nación en enajenación. El hombre cualquiera no está ligado para siempre a lma mediocridad sin esperanza..... decía alguna ve7 joseph Folliet,
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El liderazgo C8!ISmátlco res, pero ta~blénd
Durante la vida
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ca oración polltica de los sectores popula.
de f¡~rtón dl~ IU~~~t~ffUag~n qur: se tradujo en antagonismos profundos. un sl~erte de "diarqufa poHtica" efectiva dominó el régimen. ea Eva onólC er", ounSOCa
que anuncia la necesidad de lugares de o, de discusi(:Jn. de negociación y no sólo de aquiescencia. allí don~e t~do o casI todo era el resultado de acuerdos entre pequeñas mmo~las; p~rque. en fin. la sociedad misllla se hace más cspcci~lizada y .compllcada. los
roles sociales se diferencian ". I~s relacIOnes s~)cl~les aum~nta:. Época culminante de 1:1 A rgcn(lJl:l 1l1.(~dcrna. pr~Jlogo a I.a.\ cz., e la Argentina contemporánea, es Tamlllcn escenaflo .de la ~lrupcl~n de las masas en la \'id:J política, con toda un.a .fcno~nen.(~logla propia, con sus rasgos de stal1dardiZilciólI, de i.n~l\fl.dua.hzaclOn y d:spcrsonalización corrclati\'as. de c1aTllor rCl\'1I1dlcatlvo, de. anonIrnat~ v enajenación. de rebelión al fin. El siglo veinte prcsen~J:l el advelll"miento de las masas v de su papel político. La Argent1~a no es. una excepción. El :Jutoritar~sl~lo, .I~relev~.nc.ia del ig.uali~ansmo, la t~ndencia hacia la colectlvlzaclol1. el nmo del Jefe , no son Sll10 expresiones de un fenómeno sing~lar to~avía sin cana.lizar. Míticas v místic:ls las revoluciones del siglo vClme han servido para despertar los 'secretOs del inconsciente colectivo. En el "jefe", .s~cado de su seno, llevado al poder, la masa se halla a ~ímisma deificada, \' organiza su propia apoteosis. Fenómeno amblvalent~ •. porque es ~n fenómeno' humano, en el que actúan hombres sohclt:d~s .a la vez. por los impulsos de,1 .insrinto. por las presion~'i s~clOl~glcas. por los llamados del csplntu. por la milla de conCienCia respecto
-:.,.;:..:t
El proceso político 'y social de la Argentina peronista está inserto en ese proceso rn'ás amplio, de alcances '.universale~. Pero tuvo sus propia~ car~cterísticas .v limitaciones, y aun sus singularidades~ Una de ellas, apenas explorada, es la concernienlc al papel de Eva Perón. Una investigación relativamente reciente llama la atención sobre el "mito de la Madre" que representó Eva Perón durante la época en que compartió el poder con su esposo. Para una multitud de hombres y, especialmente, de mujeres, ella cumplía el rol de la "intercesora", rompía las rigideces de la burocracia partidista y oficia lista, .v -según una arriesgada pero sugestiva tesis-~~ como fenómeno psicosocial dicho rol implicaba una copia deliberada o inconsciente del Marianismo, ., A I mismo. tiempo, a (ra vé~ de la Fundación que llevaba su nombre, Eva Perón cumplía una función de asistencia social no formal que afirmaba su carisma. pero al propio' tiempo superaba la incomunicación que la bu rocratización del movimiento peronista iba creando en torno del líder, . Llegó <1 constituirse, pues, una suerte de "diarquía" gobernante, cn la que el papel dc Eva Perón era decisivo para el dinamismo interno del régimen. De ahí que su muerte trasrornase al movimiento peronista y al hombre que. detrás del conductor de a4 DíAZ DE CoNCEPCiÓN, Abigail, eva. El mito de la madre y rI P~()_ Publicado en el IXth Congress of the Imeramerican Snciet}' of Psycology, Miami, diciembre 17 al 25 de 1964. Diaz de Concepción c..• profesora en la Universid1l:d de Puerro Rico. Para la 1I:UtoT2, fueron armas poderosas de EV:l Perón Jo que en otros C1l:S0S hubiesen sido elementos fortuitos: su juventud, su belleZ2, su origen "plebeyo". su temperamento fORuso.su afición histriónica. Aun su nombre -el de la primera madre de la ra7.a hum:ma-:- le fue propicio ya que, como dirí2 Jung. e\'ocab2 un poderoso arqueripn. Vehemente y 2ud2Z, 2tizadof2 consunte del mito del Iider, con una capacidad política férrea y temible, y dcspiadad1l:incluso con sus ad\'ersarios reales fI presuntos. despertó con su aCCIón y presencia Í2nática fidelid2d, y resentimientos sociales y políticos [an profundos comu 1I:quélla. Respecto de las funciones mediadoras e infonn21es, de la "cspontánea :lrbitr:l.riedad" que atribuimos al eomporr2mienrn de b'a Perón en el régimen peroniro, conviene ver cierra analo~íll con lo que expreS2 Thom2s Menan. Teoría y estruCtura sociales, respecto del "caciquismo norreameric:lno", de. ni,Sndo y funcional a un tiempo, aun la referencia de Merton -en nora 97. pag, 84- a las tareas de ~istencla 11:los desocupados de Nue\'a York <;Iue realizaba entonces el secretario privado de F. D. Roose\'c1t. Harry Hopkms. a las críticas que se le hicier?n. y 11:los lI.rgumcnros que usó para (.'unrcsrarlas. l1imJo.
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masas, pareció perder desde entonces el control de sus humores -
y de su equilibrio emocional.
Antes de constituirse en lo quc se llama un ."partido de masas", el peronismo fuc un movimiento. Tenía una mcta definida pero ideológicamcnte difusa, ~' un programa suficientemente amplio como para reclutar gentes de grupos ubicados en un cspectro también amplio en el sistema de estratificación social. Por eso buscó elaborar una "doctriI1a" que quiso ser nacional, de modo de comprometer a una mayoría que sólo reconocía una forma de representación simbólica: la que significaba Perón. Rodeaba a su dirigente de mística .v exigía solidaridad, que debía manifestarse periódicamente a través de una variedad de actividades e instituciones: protestas, huelgas, manifestaciones de adhesión, organizaciones especiales y las unidades "básicas", similares a las "secciones" .del socialismo europeo en sus funciones electorales '! de adoctnnamiento. El movimiento peronista tardó mucho. tiempo en constituirse en un partido político con bases amplias, en un partido P?Iítico de masa, pese a que fue declarado formalmente tal en 1947. Quizá pueda sostenerse que el partido Peronista fue realmente tal después de la caída de Perón, más bien que durante sus gobiernos. y que ésta es la situación actual.
(1
movimiento
La constelación de poderes de la Argentina de la década del Los 40 viose transtornada con la articulación de intereses V con la acumulación de recursos políticos bU~Cadas pur .Peró~. En primer lugar, el poder mili'ar fue subordinado al poder pulítico del candidato triunfante en 1946. El 28 de julio de 1945,'oficiales superiores del ejército reunidos en el Salón de Inviern.o de la Presidencia ~doptaron una resolución redactada por el general Hunlberto Sosa Molina que definía la orientación política del gobierno revolucionario pocos meses antes de las elecciones. El documento contenía compromisos tendientes a. continuar ul~ gestiones de acercamiento, .va iniciadas, con el partido mayoritario (el partido Radical) y, en caso de .no obtener resultado, promover la fonnación de U1111UevO partido que levante la bandera de la revolución" '! a "cuntinuar fomentando el apoyo de las masas a los dirigentes de la revolución. para que éS[Qspuedan presionar sobre ellas, como ca.udal electoral". Se eliminarían del gobierno a los hombres COI1. tendencias políticas op~estas a dichos objetivos V se favorecería la expresióri libre y democrática del pueblo "de manera que el presidente .que surja sea la expresión de esa voluntad popular", que los jefes militares creían favorables a la revolución. Los' objetivos señalados se vincu-
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apoyos
Jaban con "el éxito o fracaso de la revolución y su justificación . ante la historia ... lla5 El documento era una demostración elocuente del estado de ánimo de los militares. Reaccionaban contra el "antimilitarismo" que advertían en los círculos sociales de Buenos Aircs, en los partidos políticos tradicionales y en los sectores intelectuales. Los reunía una suerte de espíritu corporativo que buscaba la satisfacción del triunfo o de la reparación a través de una fuerza política que con el voto popular no enjuiciase a la revolución sino que significas~ su continuación. Perón sería, pucs, "candidato del ejército" en la medida que cumpliese aquellos objetivos, y así procuró conducir el proceso ante sus ~amaradas, neutralizando la oposición de la Marina y de sus adversanos dentro del Ejército, según se viera en capítulos anteriores. Sancionado el triunfo del peronismo en elecciones formalmente libres, las fuerzas armadas adoptaron por largo tiempo la posición apropiada al sistema constitucional argentino, como poder subordinado que acepta la supremacía del poder político legalizado. Subordinado el poder militar, la pieza maestra d.cl régimen fue la Confederación General del Trabajo. En poco tiempo, la organización laboral pasó de trescientos mil a casi tres mill.ones de obreros sindicados. Un tercio de los asientos parlamentanos pertenecía a la C. G. T. Y por lo menos uno .de los Ministerios, el de Trabajo y Previsión, fue ocupado por un representante gremial. La gestión política. de Eva Perón se apoyó en el sindicalismo, con lo que éste pasó a constituirse en un factor de poder paralelo al Ejército dentro de la estructura del' régimen. ,!"ambi~n este aspecto del proceso había comenzado antes de asumir Peron la PresideAcia. La "explosión social" que ocurrió a comienzos de la década del 40, la operacióo política llevada a cabo desde la Secretaría de Trabajo y Previsión creada durante el gobierno revolucionario, las disensiones en el movimiento obrero, por otra parte hostigado por el estado de sitio y la persecución policial, la expansión industrial, y la escasa sensibilidad de patrones y empresarios frente a las demandas de mayor justicia soci~1 y económica, fueron factores. convergentes que prestigiaron a Perón y a su política desde la Secretaría de Trabajo y Previsión frente a los sectores obreros. Al filo del 43, el movimiento obrero aparecía desgarrado por luchas ideológicas que impedían su unidad y ener-. 35 SoSA MOUNA, J.. E., entrevista gr:1:,bada en A:rehivo del. Centro ~gentino del 1. L. A. R. 1. Oto por Carlos S. Farr, en su lnteresll.ntC muoduccI6n a La llattrraltzo dtl Pn-onirmo,. Buenos Aires. Viracocha, 1967, págs. 63 Y 64.
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El "poder sindical"
.- ..•• vaban su acclOn milirante. La U. G. T. en 1903 era socialista.; 1::1 F. O. R. A. en 1904.• narquisco; l. U. S. A. fue penetrada por el comunismo en 1921; la C. O, A, era reformista en 1926; la C. G. T .. socialista en 1929. Sin embargo. el heterogéneo y reivindicarivo movimiento obrero ha'hía producido hacia 1943 dirigentes agucrri-. dos ." fogueados, "Los sindicalistas que acompañaron a Perón -Domellech. Rorlenghi .. Gav. Hernández. Valerga. Diskin. entre '. orros- eran militantes sindicales' de primera Iínea,"~1I Perón comenzó a trabajar en favor del sindicalismo desde la Secreta fía- dcTrabajo y Pre\'isión .. So.sru\"o que 'era prcc"iso "sustituir la lucha de clases por la ;mllonía. de modo que las imposiciones irr~sponsables v las violencias arbitrarias se alejaran para siempre de la vida de relación entre patrones y trabajadores". \' se propuso conciliar las aspiraciones rei\'indicativas de Jos obreros con la~ expectativas de una reforma, ordenada de los militares ~' los tCIllOres de un "cataclismo social" de los empresarios, según dijo expresamente en un significatinl discurso pronunciado en 1944 en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.::; La incorporación del abogado español .v experto en derecho corporatiVI), José F. Figuerola, \' la del asesor letrado de los ferroviarios. Juan Atilio Bramuglia. ~ntre otros, brindó a Perún un gruf,tl intelectual de apoyo para la implementación legislativa de ~u política social ~' 1:1 carta decisiva para negociar el apoyo ~indical. El manifiesto de las fuerLas producroras del comercio ,. la industria dc [Odo el país difundido el 16 de junio de 1945 contra la política social de la Secretaría de Trabajo significaría. al cabo, un factor de apoyo para Perón al motivar la reacción inmediata de los sindicatos. Al avanzar el proceso de formación del movimiento que enfrentaría en 1946 a la Unibn Democrática. el sindicalismo tenía un intérprete político de c
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'F,HT, Carlos
Más complejo fue el panorama que enfrentó el Presidente respecto del poder 1I10ral. La Iglesia Católica fue. dura~te el pe.ríodo preelectoral y hasta la crisis de 1954. un factor positivn para la prédica de Perón su afirmación en el poder. Había, sido hostihzada por el antlcleTlcahsmo vigente en las fuerzas palmcas tradicionales y penetrada por la. ideología nacionalista antiliberal. Difusora de los valores del catolicismo social. creía verlos traducidos en las proclamas del candidato oficial. Proclive a su vez a una forma de larvado clericalismo a través d'e sus pronunciamientos pastorales que significab~n i~directamente la descalifi~~ción de las fuerzas políticas que contcOIan en su plataforma polmcas favorabIes. la separación de la Iglesia y el Estado. O a medidas legislativas contrarias a la prédica de la Iglesia respecto de la educación y la familia así como a su libertad de .acción en la sntiedad. la Iglesia Católica había producido un documento en las ,'ísperas de los comicios del 46, El mismo implicaba la recomendación de no VOtar por aquellos partidos que contradijesen en sus programas y en su ideología la prédica. de la doctrina católica. La Unión Democrática, que re.unía entre otros a los socialistas y a los comunistas. fue la más afectada. En 1943. por otra parte. habíase establecido por decreto-ley la enseñanza religiosa en las escuelas, ~_I régimen p'ecanista lo 'transformó en ley. Daros como ése abundaron. El apoyo de la mayoría de los catóf¡cos al candidato oficialista en 1946 ~o fue, pues', un hecho insólito ni significó la adhe~ión de aquéllos a todas las manifcstaci0fl:cs del régimen. Objetivamente. existían entonces tantas razones para que los católicos votasen a Perón como .para que eligiesen a sus adversarios. Sin embargo, para muchos había mejores y legítimas razones para elegir, esa vez. ~I ,:uevo político 'que parecía adherir a vaJores predicados por la enscnanza social de la Iglesia. y que había dado. muestras de respetarl •.
El poder moral
r
...
La H'estión se planteab~ en térn.linos diferell~es cn e!.plano del
poder idLOJÓg;co. El movimiento triunfante contaba con el apoyo de amplios sectores nacionalistas .antiliberales. de ideólogos radi- . cales procedentes de F. O. R. J. A .• de viejos socialistas. Pero había cO\locido desde las refriegas del 43 Y del 45 la oposición universitaria. el hostiga:-nienro de la Federación Universitaria Argentina. la antipatía de los intelectuales desde la derecha a la extrema izquierda. incluyendo a los comunistas aún alenos :1 bibliografí2 allí mencionada. puede leerse con pro\"(~cho La hirtori~ d.e/.peron;nno public:;¡d:;¡ por la revist:;¡ "Primera P1:;¡na". Sobre la C.G.l. umC2. el número del .H de :;¡gost:O de 19M.
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la difícil y entonces inaccesible problemática "populista" que mucho más tarde descubrirían, con la nostalgia de los con verS?5 tardíos. Con el tiempo, la f'l~17~ del antjpe~onismo más pcJ~groso para el régimen no se hallaría en el poder económico, SinO en el poder ideológico, en la Universidad, especialmente en las Facultades de Derecho y en la Corre -que habría de ser
removida por Pcrón quedando sólo un miembro, católico inte-
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grista y adherente del nuevo régimen-, cntre los disconformes del clero -como monseñor de Andrea y los padres Luchia Puig y Dumphy-, en el catolicismo liberal militante -como Ordóñez-, y en el pedodismo -como La Premtl, a la postre confiscada-o La tarca del régimen fue, en este orden de cosas, sistemática: la Corte Suprema de Justicia fue enjuiciada ':1 los que según Pe!?" representaban el "último reducto de la oposición" fueron removidos. El titular del bloque peronista, Rodolfo A. Decker, fue designado para presentar el proyecto de juicio político. Roberto Repetto -que había obtenido la jubilación semanas antes-, An..: tonio Sagarna, Benito Nazar Anchorena, Francisco Ramos Mejía yel procurador general de la Nación, Juan Alvarez, fueron desalojados de sus puestos acusados, entre otras cosas. de haber "legitimado a gobiernos de facto" (!). Sólo quedó a salvo Tomás D. Casares, incorporado a la Corte durante el gobierno de Farrell v simpatizante del peronismo. El sistema educativo fue, a su vez, pauJati~amente "depurado". A los renunciantes por oposición al régimen se sumaron los cesantes reemplazados por catedráticos adictos. La Universidad fue asedi3d3. así como 13 prensa. Las imprentas de la oposición iban siendo clausuradas. los talleres donde se imprimían hojas c1andestin~s descubiertos. ~ a poco de comenzar el primer período peronista el periódico socialista Lo Vtrnguordin fue cerndo por los "ruido.s molestos" que produc'ian sus máquinas. Pero el hecho más espectacular sería la expropiación de La Prensa, en 1951, y su traspaso a la Confederación General del Trabajo. Mientras tanto, el régimen había montado un sistema eficaz "de propaganda, formando una cadena de periódicos v de radios ,. silenciando a buena parte de la oposición. El monopolio de la i~~ formac~ón oral y ~crit~ fue uno de sus objetivos. que llegó a culmmar en el epIsodiO de La Prensa v en la instalación de un canal de televisión -el canal 7- cuy~ primera imagen fue una fotograffa de Eva Perón. A poco tiempo de comenzar su gestión, pues, el peronismo había mamado un Esrado policial y su comportamiento condujo a la oposición a la 'resistencia civil.
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a la prédica clandestina Y,.a medida qu~ la presión oficial aumen89 La polmca cortesana y la corrupt ba a un inCipIente terrorlsmo. a , , ,. f dd I ción fueron el precio más alto que pago un regImen un a o en e -ocler personal de Perón, y en la relación directa enue la masa y el líder. El gru'po que iniei'almente acompañó a Perón ~ue ree.mplazado por equipos de recambio políticamente ~edlOcres, Sin arraIgo pop~lar, que recibieron un enorme poder u;l.hzad? a J~ p~stre en ~enefl. de camarillas. Pero el proceso POhtlCO. econonllco. y SOCialfue C10 , . mucho más complejo que lo sugerido por la estrldent~. retorica ~Illlcas eronista o por la sistemática y obviamente parCial cfltlca. antl- especlllcas pperonista. Antes de ensayar, pues, un .J,U.IC!? . . gene~a.1di' e r~gl1nen. conviene puntuali1.ar algunas de ~s pohtlcas espeCIfIcas, sena landa sólo algunos de los aspectos salientes de la época, según áreas definidas. . La política interior fue precedida por un acto de gobierno significativo: la presentación al Co~~reso de todo~ los decretos sancion~dos por sus predecesores mlhtares que ha~la~ goberna.do desde el 4 de junio de 1943. Eso subrayaba la continUidad relativa del régimen, pero también permitió que pasaran a ser leyes nacl~nales las medidas sociales adoptadas por Perón desde la Secretana de Trabajo y Previsión, decretos de reorganizaci~n de las fuerzas armadas y el establecimiento de la enseñanza religIOsa en las escuelas del Estado. La vida parlamentaria se desarrolló con amplio. dominio del partido Peronista, disciplinado Y homogéneo. El Presidente se preocupaba por iniciar el año parlamentario ~ada }9 de mayo y tuvo la habilidad de defender al parlamentarISmo ante un Congreso cuyos partidarios controlaban sin inconvenientes, y en el que las mociones de "cierre del debate" abundaban cuando el bloque peronista consideraba agotada, inne~esaria o inconveniente la intervención de los opositores. En setiembre de 1947, la ley' 13.010 estableció el sufragio femenino ..y el derecho a la 'ele~lblhdad e? favor de la mujer. Surgió en seguida el partido Peromsta fememno, paralelo al masculino, que reconoda el liderazgo de Eva Perón 39 Aunque frecuente en este tipo de regímenes, y ~ificil de evit2r en los cambios revolucionarios, la "política cortesa~a"fue Sin.. duda una de l:!:s formas de corrupción del sistema. La adulonena. ,el. servl.h~~o,el con~o:mismo y la mediocridad fueron corroyendo a un reglmen InICialmente dma~ mico: El .régimen tuvO sus "ateneos" de artistas y hombr~. de prensa; el . sucesor en la cátedra de fisiología de la Faculud de MedICina del doctor Hou$2y -Premio Nobel en 1948- cambió el título de la materia por "FisioIORíaPeronisrn" (!). conCr. "Primera Plan:!:",11 de octUbre de 1966.
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v la fidelidad al Presidente. Las disidencias más notables nacieron de las filas del laborismo -espeeialmeote de los dirigentes Luis r. Gay ,v Cipriancf Reyes-, pero fueron sistemáticamente sofocadas. El control de la Policía Federal se hizo paulatinamente absoluto. transformándose en un instrumento de represión .pplíri.ca. El Control se extendió sobre el poder judicial, la prensa y la Universidad, según se ha expuesto, de tal modo que la máquina del E'.stado respondió con" eficiencia a los designios del _Presidente \' de sus partidarios. La existencia de una "doctrina nacional". de un panido domid e un ¡I'd crazgo persona l'Izad o~' f ucrte. d'Icron una nante~' fisonomía unitaria al Estado peronista. El federalismo padeció -como solía ocurrir en el pasado- Ins consecuencias de una política homogencizante conducida desde Buenos Aires. El Presidente teorizaba:
.\1i opinilm -dijo cntonces- es comr~ria :l tal reforma. y creo que la prescripción existcme es una de las más sahias v prudentes de cuamas estahlece nuestra Carta Magna. Bastaría ohservar lo que sucedc en los países en que tal reclecciún c.~ constitucional. No hav recursos al que no se acuda, lícito o ilícito; es escuela de fraude e incitacibn a la violencia. como asimismo una tentacibn :-l la acción política por el gohierno o los funcionarios. Y si hien (Odo depende de los hombres. la Historia demuestra que éstos no siempre han sido ecuánimes ni honrad(~s p~ra juzgar sus propios méritos ~. comemplar las convenIcnClas generales. En mi concepto. tal reelección sería un enorme peligr() para el futuro político de la República. Fs menester no introducir sistemas que puedan incitar al fraude a quicnes supongan Hlle la salvación de la Pntria sólo pucde realizarse por sus hOlllh;'cs o sus sistemas. Sería peligros:) para el futu'ro de la República y para nuestro Movimiento si todo esruviera pendiente y suhordinado a lo pasajero ~. efímero de In vida de un hOlllhre ... ~1
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---J la reforma consliIUClonal
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Yo veo un federalismo fraternal. no un federalismo político. porque es el federalismo fraternal el que \'a a conducirnos a la ayuda mutua a fin de que marchemos todos en un mismo pie de felicidad r de grandeza en el porvenir. En tamo que en el federalismo político el egoísmo \' las ambiciones de los homhres de.t;truven toda avuda \' toda unión.~1I .
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Hacia fines del ..J7. ganú adepws en las filas peronistas la idea de una reforma constitucional. divplgada ames de las elecciones \' apoyada por la prédica nacionalista anriliheral tradicional, pero también conforme con quienes posrulah:m cambios técnicos o la incorporación de principios sociales y de nacionalismo económico. Sin embargo, el tema que en rigor promovió la reforma fue el de la reelecciól1 presidel1ci«l. A principios de 194R se habían formado ligas, grupos .r organizaciones de toda especie para proclamar la necesidad de que Perón siguiese en el puder. Su mandato expiraba en 1952, de acuerdo con el arto 77 de la Constitución Nacional, ~. la modificación de esa norma fue el objetivo aglutinante del peronismo, pese a que algunos de sus intelectuales difundían otros motivos. En el mensaje del IQ de O1a\'o de 1948. Perón se manifestó en contra de la reforma d~1 art. 77 con argumentos ciertamente interesantes. pero de dudosa sinceridad, a juzgar por lo ocurrido después: ~u P£RÓ:O:. JUlm Domingo. J~ Confcrcncia de Gobernadores. 1952. Ch. por Pierrr Lux,\oVllrm. f.e PhoniJ7J1e. París. R. Pichon cr R. Durand.Auzias, 1965. páf!. [27.
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~I Cil. por Raul Bustos Ficrro. oh. cit., págs. 121 y lB. quien añadr quc el tem; de la reelección p~e~;denc¡al I~Cise ~ontaba ~m~c las preo~upaciones fundamentales de los pohncos peromstas. l'.n cambIO. Importaba ll1truducir rcformas cunstituciunales quc ascgurascn la nacionalización dcl pcrróleo v dc las fuemes energéticas llll.rlH'ales;la dccl:aración de los "der~~htls ~c1 trabajadO!. dc la niiie7. }' de la ancianidad"; el concepto de (unclOn SOCIal . dc la propicdad pri\'ada; la existcncia de ciuda?ania nativa 'para los cargos de Presidentc. Vicrrsidenrc. Senadores y DIputados naclOnales; c)(pr~sa inclusión del derccho de huelga y del hábeas corpus; la cscalada reprcSl\'a desde el estado dc prc\.cnción hasta el e.qado de guerra. erc. La rcforma dcbe entenderse en la siguiente: secuencia: • Constitucio71 de 18B: Articula prilJlcro las "Declaraciuncs. dercchos y gaf'llntías", conforme al idcario liberal. )' luego las normas ?~l;tinadas 11 I;l. nrganiz.ación del I:"..<;tado. F.o;llucndticalllenre. e.••ra parte dcl c1aslctl concepto de la división de poderes: el cucrpo legislatim sc cumponc dc dos Cámaras -dipurados y senadores- bajo la denominación dc Congrc.••o Naci.unal. Los primeros se eligen según la población y los scgundos scgún ~~ llUl~lerll de pro\'incias. El Presidenre de la Nación es cl rirubr del Podcr ~~I~Cutl\ ..1l }' In elige cl pueblo en forma indirecta. Con arribucione.<;numcrosas, tlcne mcluso funciones colegislatins. El Podcr Judicial dc la Nación lo componen una Corre Suprema y tribunales inferiores. La p::arte "dogmática'. tic.ne gran importancia y rccunuce la filiaciún Cl1 la gcneración dcl n. Contiene ~na de las más amplias )' generosas dcclaracilllle:-"de dcrechos quc ha)'an sl.do proclamas en una Constitución (Leg(ml. Para los habitantes -y. lIO solo para los ciudadanus- la c(ln~tituci{JIl::Irgcnrina acentúa muchll lIla~ quc 1:1 nuneamerican:l los podt.'rL'!\.del Pn'sidclltc. La Clll1!otimciéJn.xal como 1::1
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Con la e!Ccción directa de las autoridades nacionales por el pueblo de la República se sancionó, sin embargo, la reforma del arto 77 de la Constitución, entre otras modificaciones de distinta importancia. Perón no se equivocó cuando criticó la reelección sin período intermedio y defendió el principio constitucional. ~cro un líder se siente, de alguna manera, inmortal e ir.reemplazable. Como Rosas en su tiempo, rechazó los principios, pero explotó la necesidad de un príncipe. Cuando aún faltaban tres años para los comicios del 51, el pcronisrno no aceptaba otra conducción que la de Perón, y no confiaba en gestores que, asegurando la
permanencia del partido en el poder, permitiesen la rotac~ón de sus élites. Los defensores de la reforma aludían al ejemplo estadounidense. Apenas' se mencionaban las diferencias profundas entre los hábitos, mecanismos y prácticas políticas de ambos países. No se [Uva en cuenta, entre otros detalles, que el período presidenci¡tl norteamericano es' de .cuatro años y' no de seis. Perón logró un fácil triunfo en 1951, pero sus palabras del 48 fueron proféticas. El régimen padeció casi todos los vicios que el mismo Perón predijo. llegó fatigado al promediar el segundo período, )' desde 1951. según observamos ya, ningún Presidente argentino llegó a sostenerse cuatro años en el poder. .
concebía Alberdi en "Las Bases". era en rigor un instrumento de cambio )' de reordenamicnto progresista.
Con la sanción de la reforma constitucional del 11 de marzo de 1949 )' la posibilidad de la reelección, se manifestó en las filas peronistas la pugna por la candidatura a la vicepresidencia. Dc pronto surgió la fórmula que debía institucionalizar la "d¡arquía" que de hecho gobernaba a la Argentina: Perón-Eva ~erón. La candidatura de Eva Perón. fue un hecho político singular. Movilizó muchedumbres, culminando en una impresionante manifestación convocada por la C. G. T., el 22 de agosto'de 1951, que cubrió buena parte de la avenida Nueve de Julio y en la que se proclamó la vicepresidencia para la "compañera Evita". Significó, también, el desplazamiento del coronel Mercante, ho~brc de absoluta confian.za de Perón desde los comienzos de su carrera política en el 43 Y candidato natural para la vicepresidencia. Y por fin, inquietó a las -fuerzas armadas, desde donde habría" de hacerse llegar al Presidente la disconformidad que produjo el anuncio. e.ste tuvo aún capacidad. para C5crutar lo que los mandos militares pensaban y medir las conspiración posibles consecuencias de la obstinación. Mercante fue expulsado La de 1951 y la del partido Peronista -Perón lo consideraba. un competidor para. reelección presidencial la sucesión- V Eva Perón renunció a su candidatura.
• Reforma de 1860: Acentúa el car:\crer federalista de la Constitución eliminando :algunas atribuciones conferidas '21 gobierno federal en el texto de 18B y. entre otras, a las que sometía :a los gobernadores de provincia a juicio politico por el Congreso N2cion21. Especialmente imponante es la reforma del an. }9, que designaba a Buenos Aires capital; la reforma del 60 esrableció que las autorid2des del gobierno federal residirían en la ciudad que se designase por ley especial del Congreso, debiendo ceder el territorio la Legislatura provincial. Hast:l 1880no se dietó esa ley, que declaró a Buenos Aires capital federal luego de una revolución. • Reforma de 1866: Reforma parcial del ano 49 sobre los gastos de la Nación que provee el gobierno federal con los fondos del tesoro nacional. Supresión de Ja pane final del inc. )9 del ano 67 que decía: "h:lst2 1866, en cuya fec~a cesarán como impuesto nacional no pudiendo serlo provincial". • Reforma de 1898: Reformósc 'Ios arts. 37 y 87 de la Constitución. Por el arto 37 la Cámara de Diputados se compondría desde entonces con representantes elegidos directamente por el pueblo de 12s provincias y de la capital que se consideran a ese fin como "distritos elector.ales" y a simple plunlidad de suff2gios. El número de represent:mtes será de uno por cada 33.000 habitantes o fracción que no b2je de 16.500. Después de )a realización de cad2 censo, el Congreso fijad la representación con :lrreglo al mismo. pudiendo aumentar pero no disminuir la base expresad2 para cada diputado. El art. 87 reform2do eleva a ocho Jos ministerios y Jos ministros secretarios refrendan los actos del Presidente por medio de su firma. sin la cual aquéllos carecen de eficacia. Una ley especial deslinda los ramos del despacho de los ministros. Además, no hizo lugar a la reforma del inc. 19 del an. 67 de la Constitución de 18B. Desde encances hasta la 'reforma de 1949, la Constitución de 18B con las enmiendas señaladas permaneció' sin cambios. En 1957 se revisó la reforma del 49 y se añadieron algunos cambios no sustanciales. Confr. Las C01lstitucionu de la República Argrntma, por Faustinn J. Legó~ y Samuel W. Medrana. Madrid. Institutp de Cultura Hispánica, 19B y espeCialmente Reforma de la Constitución Nacional. por Miguel M. PadiHa (h.). Buenos Aires, Editorial AbeJedo-Perrot, 1970, donde entiende que la reforma del 49 significó el reemplazo por otro instrumento inspirado en ideas "distintas" de las de 1853.
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Sin embargo, dentro de las fuerzas armadas, se percibían signos de insubordinación hasta entonces neutralizados por el control que Perón '! la mayoría de los de los cuadros superiores del poder militar ma.ntenían sobre los 'subordinados. Temas estrictamente relacionados con las preocupaciones profesionales. de las fuerzas armadas -como la industrialización en el sentido dado por los generales Enrique Moseoni (Y.P.F) y Manuel Savio (Fabricaciones Militares V SOMISA), y cI rcequipamiento- absorbían la atención de los jefes militares .v de los ministros de Defensa. En una primera etapa -1946{1949- "el volumen del Ejército fue reducido en un tercio y la parte de las Fuerzas Armadas en el
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presupuesto bajó al 25 '¡', de máS del 50'f, en 1945". En la segunda etapa. el President~ se preocupó por el rec<¡uipamienro del eJército, de la marina V de la aeronáutica V por dmar a las fuerzas armadas de equipo suficiente como para récobrar la paridad de recursos con instituciones militares iarino:lOlcrjcanas de la envergadura de la brasileña, punto de referencia habitual desde la perspectiva castrensc.~:! Pero casi (oda la marina de guerra mantenía un latente antipcronismo que haría eclosión años después y que penetraría incluso a los altos mandos navales. incluvendo a hombre.'i como el contralmi~ante Aníbal Oli"ic~i. desig~ad() por Pecón para.eI ministerio del arma. A principios de 1949 un grupo de oficiales del ejército formó la efímera logia "Sol de Mayo"; ,creada contra los designios políticos de Perón. luego de posibilitarse su reelección mediante la reforma- constitucional. Grupos militares comenzaron a recordar la suerte de 1:1élite castrense alemana cuando el naZi$111Ó adquirió consistencia propia, \' se alarmaron cuando Eva Perém intentó formalizar su jefatura paráleht. Perón ya no era el "candidato del ejérciro", como en el 45, sino un líder con fuerza política propia y millones de votos tras de sí, sohre todo, de los afiliados de la C. G. T. Entonces comenzaron a encontrarse los 'conspiradores: Eduardo Lonardi .v Benjamín ~1enéndez en el ejército; Américn Ghioldi, Revnaldo Pastor, Horacio Thedv, Arturo Frondizi en los partid~s políticos más represent.ativ~s -partido Socialista, partido Demócrata Nacional, partido Demócrata Progresism, Unión' Cívica Radical. El enlace emre militares y políticos fue encargado al capitán Julio Alsogaray. Los coroneles Labayrll y Lorio imervendrían [amhién en los contacros, dificultosos \' vacil:1ntes a raíz de las diferencias surgidas entre los jefes de la' l:onspiraci()n ~cerca del programa de acción futura (preocupación de Menéndez) o de las" posibilidades concretas de triunfo (interrogante planteado con inteligencia por Lonardi). Se advertía ya la imp?rtancia que tendría en las crisis futuras el papel de las armas. No sólo el de las distintas armas que componían las fuerLas armadas -ejército, marina y aeronáutica-, sino las que integraban el ejército -caballería, infantería, artillería, etc.-. Así como la Marina fue un cuerpo hostil o en todo caso reticcnre respecto del pe~onisl11o, en la caballería comenzaron las conspiraciones con más impaciencia ~~ CunEr. "Primera Plana", serie citad:li. n'" 13M del I~ de julio de 1967: Roben J. Alex:mder. Tbe Ptrón Era y Edwin Lieuwen en su discurid(J en:;ayo AmtoI :Y polític,l (71 A111hj((1 10,i"l1.
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que en .las otras arrn~s -Lonard.i ~, Ossorio Arana, por ejemplo, . eran artllleros- y segun la apreCIaCIOnde algunos de los jefes que. colaboraron en el Intento de 1951, con relativas posibilidades de éxito. El 28 de setiembre de 1951 el general Menéndez decidió levantar a la Escuela de Caballería de Campo de Mayo, avanzar con treinta tanques, unirse al Colegio Militar presuntamente sublevado, t.omar la base aérea de Morón y entrar a la ciudad de Buenos Alfes con todos los efectivos para cruzarla V llegar a la Casa Rosada.4s • ,El golpe fracasó .. De los trdnta tanques Sherman ap~nas dos pudieron ser mOVIlizados; doscientos jinetes de la Escuela de Caballería los seguían pero en el Colegio Militar no hallaron sublevados sino un director que se negaba a "hacer más revolu~iones" ~.los suboficiales respondían en su mayoría a Perón y los ,efes militares que condujeron la represión no tuvieron dificultades mayores para sofocar el levantamiento. Perón decretó el "estado de guerra interno", la C. G. T. convocó a "todos los trabajadores a plaza de Mayo para expresar su adhesión al líder" y dispuso un paro general de veinticuatro horas. El Presidente explotó políticamente la' situación: a las tres y media de la tarde se asomó a los balcones de la Casa Rosada anunció que la chiril1ada había terminado con la derrota total de los jnsurrecros. £.stos fueron juzgad~s y sentenciados a prisión, que debieron cumplir en"el sur. El Pr~Sldente dem?straba tener el control del poder .v la oposición consplratlVa sufno un golpe muy rudo que pronto .sancionarían los comicios presidenciales. Meses después, en efecto, Jas elecciones daban el triunfo a la fórmula Perón-Quijano del partido Peronista. El 4 de junio de 1952, aniversario del golpe del 43, Perón asumía por segunda vez cohse. cuti~a el gobie~no y poco. más de un mes después -el 26 de juliomona Eva Peron en medlO de la consternación de impresionante; masas populares que se volcaron a despedir sus restos en una manifestación de dolor colectivo que sus aclversarjos respetaron, pese a que el heeho de la muerte de la dirigente peronista fue utilizado por el régimen para poner en movimiento los mecanismos de acción psicológica. Aquél sintió su ausencia. Eva Perón había mantenido abiertas las vías qe comunicación del Presidente con los distintos niveles si~ldicales y políticos, aprovechándose o sorteando, según
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-t3 ConEr. Historia del Peronirmo, en "Primera Plana" del 25 de julio de .J967,. donde se reconstruyen los sucesos del golpe de Menéndez con el testlmOnlo de algunos d~ los principales ptotagonist2S: Benjamín Menéndez. Samuel Guaycochea. Julio Alsogaray, Manuel Reimúnde7. y otros.
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La muerte de Eva Per6n
política cortesana. De. ca.ra sensibilid~d tanto l. voluptuosid.d qel poder como h,cI' 1,5, necesld.des y
se lo propusiera,
la
h.ci. 'spiraciones de los sectores popul.res, des'p.recI' con ell. u,n elemento clave p.r. l. est.bilid.d y el dm.mlsmo popul.r del regimen. Su muerte fue, según se se~.ló, uno de los hecho,s que contribuyeron .1 declive de l. c'pacld.d conducror. de Peron. Al mismo tiempo, la corrupción llegó a amenazar los nIveles de segurid.d del sistem. v el affaire Juan Du.rte, herm.no de Ev. y aprovechado funciónarÍo que se enriqueció escand~losamentc hasta ser denunciado
'p.reme
por el propio
Presidente
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termmar
muerto, .en
suicidio, fue uno de los hechos reVcl.dores de l. f'lIg'
del sistema cuando corría el año 1953.
Dado que la C. G. T. era la pieza m.aesrra.del régimen. la
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política económica fue subordinada a la política social y en todo caso. los designios políticos del Presidente. Esto fu~ cloro dut3nte el primer período presidencial de Pecón ~ demostro consecuencia con lo hecho y predic.do por éste desde que ocup.r. c.rgus en el gobierno sutgido del golpe de Est.do de 194J.:I,,~ C. G. T. se constituyó en uno de los hctores d~ poder del reglmen,Y el pro, let.ri.do industri.1 y rur.1 en su pnnclp.1 c(¡entel. pohtlc.: Estd no significa. que el pcronismo reclutara a sus ~dherentes sólo entre los sectores así llamados proletarios o udescamlsados". Este as~~~to del fenómeno peronista debe ser inveStigado con maror pr~~lsl.on, pues si bien los obreros fueron el núcleo dd partido oflcI3hsta en los grandes centros urbanos e industriales, aquél t¡'i~nfó en .eI interior, ganó en lugares con predominio de la clase medIa"y atra]? incluso a un empresariado industrial incipiente que apoyó su, politiea de protección al capital ,náCiona1. . Es indud.ble que C01\ el peronismo fuerq~ especI.lmente los sindieat?s los que adq~i~ier~~mayor. influencia;. el obrero; t.uvo la senraciol1 de una partlcIpacion efectiva en el sistema polmco, se . sancionaron numerosas leyes sociales que lo protegían '! hasta en las embajadas argentinas 'se creó el rango de u.a~rlgado ~brero" ton lo cual los observadores extranjeros se hICieron la Imagen" de que una suerte de "Estado sindicalista" se había creado en la Argentina."4 .. ; . , . Lo cierto er', sin emb.rgo, que el regmlen h.bl' Jug.do dos cartas complementarias: .el sindicalismo era un miembro .nuevo r. pleno de l. constel.ción de poderes de l. Argentin. modern., pero a su vez el poder sindical era "encuadrado" por el Estado y con-
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Confr., por ejemplu, ('¡erre Lux-Wurm, oh. cit .. p~gs" 163 a 165.
SOCial
trolado en su acclOn. Cuando algún sindicato traspasaba con su acción los límites de seguridad del régimen, como ocurrió con .la huelg' ferrovi.ri. de 1951, 'quél .cudí •• l. moviliz.ción gener.1 o sometía a los obreros rebeldes al régimen militar. .La política económica fue parcialmente tributaria de la po1ític. genet31 del régimen. Con l. p.rticip.ción decisivo del esp.ñol • José Fr.ncisco Luis Figuerol~ ~ Tresols, que Perón h.bí. conocido en 1943 'como jefe de est.d,stlc, del Dep.rt.mento N3Clon.1 del Trab'jo, se el.boró el lI.mado "PI.n Quinquen.! del Gobierno 1947-1951". Según su .utor, el pl.n inici.1 const.ba de cuotro etapas esenciales: establecer las necesidades previsibles de ~13.teri~s primas de origen nacional; ~~rific3rel e~t?do y ~ra?o d.e,efiCienCia de los sist~mas de producclOn, explOtaClOn y dlstnbuclOn de esos elementos; proveer las obras e inversiones necesarias par3 asegurar en el término de cinco años un suministro suficiente de materias primas, combustibles y equipos mecánicos y desarrollar racionalmente la industria y la agricultura, y asegurar la descentralización industrial, la diversificación de la producción y el emplazamiento de fuentes naturales de energía. vías de cornunicació~, medios de. transporte y mercados consumidores. Perón añadió otras medidas v objetivos, pero m.ntuvo l. fin.lid.d princip.1 de evitor que l. posguerra disminuyera en la Argentina 13 tasa de empIco, me:diante la promocion de la industria liviana. Según sus protagonista$ más calificados, la política económica peronista tendí3 a impedir la destrucción de la industria nacional surgid.a durante la guerra a través del proteccionismo' y a controlar factores claves de 13 actividad económica. De ahí la política de nacionalizaciones, la conducción y actividad del Banco, Central, la creación del J. A. P. l., y los acuerdos económicos internacionales.~" ".Los t;cs primeros años de 1:i gesti.ón de Perón estuvieron sign.dos no l3mo por el'prii1ler pI. n quinquen.l, sino PQL el .m.nejo ~ audaz discrecional de la economía que inspiró un personaje pi!,toresco, un empresario de viejo estilo> aurodid3cta y paternalista. pragmático y lIsin prejuicios de escuela" como dijo de él Arturo J.uretche. Durome c,I gobierno de F.rrell el empres.rio Miguel Miranda había. logrado imponer sus ideas sobre 13 nacionaliz3eión del B.nco Cemr.l; luego propuso l. cre.ción dd Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio, con el fin de controlar o
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-Ir. Uno de los testimonios téc:nicamente serios, aun9ue pa.rcial.por pertenecer a ',In funcionuio del régimen en su segundo penodo, es el libro de Amonio F. Diiera, Cinco años dtsIJub ... , Buenos Aires, ed. del auror,' 1961.
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el comercio exterior; y por fin no fue ajeno a uno de los más espectaculares actos del régimen peronista, !a' nacionalización de ciertos servicios públicos, incluyendo la adquisici6n de lo~ ferrocarriles que pertenecían a capitales británicos~ Pero la política económica de Miranda -técnicamente vulnerable- descansaba además.sobre la desarticulación de las economías europeas. Cuando éstas se rehicieron, uno de los presupuestos de la política de Miranda faltó y con él se advirtieron las falencias, en el mediano plazo, de aquélla. Miranda renunció a fines de 1949 y la conducción económica cambió de manos. Ramón Cereijo, Alfredo Gómez Morales y más tarde Antonio F. Cafiero procuraron introducir racionalidad en la economía del régimen sin soslayar uno de los principios -fundamentales de su acción. Señala Cafiero que
Pero ambas situaciones -añade"fueron completamente ajenas al control de Perón. Sin embargo debe .anotarse que su régimen logró capear la crisis sin sufrir daños perdurables, pues el consumo permaneció en un nivel moderadamente alto en la peor época, de manera que en todó el"período 1946-1952el promedio de consumo mostró un
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Antonio F., ob. cit.• pág. 373. En realidad. subordinó la economía a un~ política. <16 CAF1F.RO,
-ti GÓMF.7. MORAt.F.S, Alfredo, Historia del PeroniImo, cit.,' 30 de agosto de 1966 y en El Cronista C07nncial, 7.IV.71. .
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aumento considerable de 3,5 anual; incluso en 1952 la Argentina conservaba todavía el 22 1a de la producción bruta total de América Latina v comenzaba una' recuperación promisorja"Y~ . .
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Por supuesto, las opiniones están divididas. Partidarios y observadores extranjeros explican de manera positiva el rumbo' de la política económica peronista, pero los críticos enfatizan otros aspe~[Os de esa misma realidad y concluyen de manera diferente. Si .e! peronismo mantuvo una alta tasa de empleo .mediante la promoción de Ja industria liviana, ésta ocupaba altos coeficientes de mano de obra con poca eficiencia. si' se rescataron inversiones extranjeras en servicios públicos --que darían pérdidas crecientes e incidirían en el déficit prcsupuestario- como los f¡;rrocarriles, lo~ teléfonos, el gas, se hizo mediante la aplicación de divisas que pudieron cm: plearse en inversiones básicas de industria pesada o infracs~uctura; Su política agraria impidió el aumcnto de la productividad, afectando las exportaciones y. por lo tanto, una de las b~ses para financiar el desarrollo." El segundo. plan quinquenal' pretendió ~ambiar el semido negativo de algunas de las políricas del primero .. lisre habría sido guiado por premisas keynesianas más que por objetivos . de una economía del desarrollo, que se ,trataron de practicar en el segundo período preside~cial de Peról}f° En cambio, otros opi.nan que en 1945 nadie pensaba .en la economía argentina con términos de subdesarrollo, sino de "dependencia-independencia" y de . desigualdades regionales. De esta manera -opina Floreal Forni- la opción entre economía de desarrollo y keyncsianismo nunca existió: '~ada la situación e~tonces vigente, el gobierno peronista fue una combinación pragmática de protección a la única industria entonces existente -la liviana- hasta llegar a la sustitución de importaciones. Pero lo más importante fue que el poder del Esrado corno c~)Oductor de la economía aumentó, y que se aplicó, asiinismo.. a una redi~trjbuciQn de la renta incorporando nuevos y amplios settores sociales a la socicdad de consumo. Pueden añadirse al debate sobre la política económica del p.eronismo las opiniones de economistas que no se refieren al cont.exto político-social del régimen sino a la inserción de aquella
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4R WHITAK£R, Arrhur P., La Argmttna y 1m Estados Unidos, Buenos Aires, Proceso, 1956, pág. 78.. 49 Por ejemplo, Leopoldo Ponnoy en Economía argentina en el' si. glo XX. México, F. C. E .. 1962.
lW DíA7., Alejandro Carlos F., Stages in the IndurtrialiZtlcion of Argnttina. ,Insr. Torcuato Di TeJlll. c.1. E" nQ 18. P:áll.59, cit. por Fomi.
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polític::I en una secuencia de "modelos" o hien de etapas del .desarrollo, tal como hao hecho Guido Di Tella v Manuel Zvmelmiln.'" En la periodización propuesta por éstos: el primer g;" biern!J pcronista se encuentra en lo qu-e llaman "crecimiento autogenerado" y que, según se viera a propósito de la istración tic .Justo en adelante, cubre el lapso 1933-1952. A partir de ese año, l. ~~onomía argentina h~bría entrado en una etapa de "reajuste" -lo <;ual coincide con la percepción que de su papel tenían Gbmez Morales y Cafiero, por ejemplo, durante l. últim. p.rte del régimen peronista-, 'que continúa en el presente. Según esta perspectiva: el gobierno constitucio"ª1 que siguió a la revolución o cambio polírico del 1Lvio en la industria un medio de promover el progreso económico y de ganar influencia internacional. El concrol de. !=~1l1bias y una 'deliberada política industrialista tuvieron el efc:to de retrasar al sector agrícola y volcar la inversión en el sector industrial. Después del período de prosperidad de 194M y del receso de 1952, la economía eviden~ió signos de desajuste. A su vez, la inrer\¡ención del Estado asumió proporciones hasta entonces inusitadas en .la Argentina y la industrialización se apoyó' en la provisión de divisas. que brindaba el sector agrícola. La redistribución del ingreso del sectot agrícola al industrial se hizo a través del IAP!. .En J 949, l. política ofici.1 tuvo que invertirse por 10 caída de los preciós internacionales; las reservas de divisas estaban agotadas y la Argentina se vio obligada a recurrir ~ un préstamo del ExportImport Bank. La inflación -ya p.rte de un. política, más bien que una tendencia- fue alentada 110 sólo como una forma de -reorientar recursos de la agricultura hacia la industria, sino como una medida política relacionada con el nivel de los salarios. Hacia 1955, ~ pesar de l. hostilid.d de los industriales abandonados a sus propios recursos, de los productores agra(ios donde se afincaba el antiperonismo en función de valores no exclusivamente económicos, de la ausencia de divisas, de la inflación v de los reciamos del gobierno .en favor de la austeridad y la productividad, Perón declaraba a los legisladores peronistas. su optimismo respecto del futuro v transmitian en sus discursos insólita e infundada segurid.d: "H~mos h.llado l. soluc'ión al 90 '¡¡' de lo, problemas del país -decía • los legisladores el 29 de marzo- v hemos dado una' solución a la explotación del petróleo, a la energía eléctrica y a la. siderurgia." El 25 d,e abríl, el ministro de Ind.usrria
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:'1 DI TF,l.I.A, Guido y ZVMfJ,M.,U;. M2nutl, ob. cit., páR~. B, 123,494,
502 Y 509
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debía suscribir un acuerdo coo la Standard 0;/: que preveía l. constitución de l. "'C.lifornia Argentina de Petróleo S. A.u El peronismo confiaba en que el acuerdo, impuesto por. las circunsrancias, permitiría cubrir las necesidades del país en combustibles y economizar divisas indispensables para equipar la industria y rest.blecer el equilibrio de l. balanza comercial. La oposición advierte que el peronismo ha abierto un flanco fácilmente vulnerable, mientras se ha desencadenado y. el conflicto con la Iglesia. .En resumen, denuncia que en 49.800. km'2 del territorio argentino una compañía extranjera era autorizada a constituir un "Est1!do dentro del Estado", importando má
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~ Infonne preliminar al presidente Lonardi, presentado por Prcbisch el 26.de octubre de 1955.
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polivalente, recogió posturas y contenidos ~deológicos de distintas corrientes, trató de conciliadas con los condicionamientos objetivos de la situación internacional de posguerra, con cic;:rtas tradiciones y' con nuevas amistades internaclonales. El resumen de todos esos fa~tores, a menudo contradictorios y de una apreciación discutible del proceso internacional, se proyectó en una expresión que el régimen introdujo como un segmento de su doctrina política: la "tercera posición". Ésta se presentó como "una postura original, apr?piada a la ~ística del peronismo. Un gesto espectacular dio el tono a la política exterior de P~rón: su "mensaje de paz al mundo", leído el 6 de julio de 1947. Antes había sorprendido restableciendo Jas relaciones diplomáticas con la U.R.S.S., enviando como embajador en Mascó a un caudillo sanjuan}no: Federico Cantoni. Los temas del antiimperialismo fueron movilizados contra los Estados Unidos, mientras cobraban importancia los tópicos nacionalistas referentes a la tradición "hispanoamericaná" y el papel de la Argentina en la América del Sud, "un continente latino y moderno" según escribía el Presidente bajo el seudó-?imo de "Descartes" proponiendo una confederación continental. LEn el plano práctico, sin embargo, el gobierno peronista se volcó hacia un entendimiento con los Estados Unidos que se manifestó a poco de comenzar con la ratificación de las Actas de Chapultepec y San "Francisco, pese a las disidencias existentes dentro del oficialismo, a los ataques del nacionalismo y a las vacilaciones del radicalismo. A poco andar, la Conferencia Interamericana para el Mantenimiento -de la Paz y la Seguridad del Continente, que sesionó en Río de Janeiro entre el 15 de agosto y el 2 de setiembre de 1947, puso-a prueba la posición exterior de la Argentina. La delegación, presidida por el canciller Bramuglia, no pudo sostener la tradicional política argentina del principio de la uminimirlad en cuestiones de fondo, y se vio compelido a aceptar el principio de la simple mayorla. La Conferencia de Río, proyectada durante la firma del Acta de Chapultepec, vio a una delegación de la Argentina mucho menos agresiva que lo esperad.C!:,The N ew York H erald Tribune ironizaba:
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53 Citado en Hisioria del Peronismo, "Primera Plana". 14 de juniq" ~de 1966.
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esposa a una gira por Europa, y había decidido una ayuda oportuna e importante a España, marginada del Plan Marshall por la adhesión de Franco al Eje. Esta actitud de la Argentina fue gene~ rosa, la decisión de Perán muy hábil y la repercusión internacional de la medida significó un éxito diplomático y una demostración de independencia relativa en la conducci6n de los asuntos internacionales que movió al reconocimiento entusiasta de los españoles v a la irritación de los inspiradores de la rígida política de las potencias victoriosas. " La "tercera posición" fue, pues, la manifestación ideológica de una" política exterior pendular y ambivalente. Acercaba la Argen~ tina a los países "no comprometidos", sin comprQmeterla formalmente con los grandes bloques mundiales. ',Expresaba una posición realista hacia (a U.R.S.S. mi('otras renegaba del comunismo, y solidaria con Occidente y los Estados Unidos aunque predicaba contra el imperialismo. Al mismo tiempo satisfacía la aspiracjón secular de los argentinos respecto de un papel relevante en América Latina, aunque inquietaba a los vecinos, que no manifestaban solidaridad con un peronismo que se les antojaba expansivo y con pretensiones hegemónicas en la región._ Cuando comenzaron las tratativas con la Standard Oil, el tema del antiimperíalísmo fue retomado por. la op-ósi~,~6n.Pero desde el punto de vista ideológico, el Utercerismo". :pe~~nista iría al encuentro del neutralismo y de posturas internacionales que se hicieron explicables desde el momento ~n qu.e la bipolarídad internacional fue reemplazada por la multipolandad política .... La caída "La República se" c"reía sana y salva después de la muerte de" Catilina. Nunca se había encontrado más enferma." EMILIO CASTELAR. La civilización en los primeros cinco siglos del cristianismo.
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: Resulta difícil precisar en qué momento un régimen político se encuentra en el cenit de su estabilidad y vigencia o ha comenzado a mostrar signos de fatiga y marcha hacia su ~~aso. Visto retrospectivamente, el proceso político no mostraba, \~acia 1954, signos evidentes que denunciaran la debilidad del régimen peronista o el principio de su declinac~ón. Cada sector social, político, económico o cultural de la Ar~ gentina de .entonces tenía una especial manera de percibir el pr~ceso, yeso explica que las descripciones del mismo dependan, aun 451
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hoy, de un~ suerte de selección pereepriva no siempre deliberada SI~Oespon,ta.nea. P~ra .l?s nllcmbros ~adj~ional~ del poder econó~ co,' el r~wmen slgmf,lcaba la agr~10n dlscrcclOna,l a sus intereses. ~ aflrmaCIOn del estatJsmo desorbitado. y una peligrosa experiencia capaz. d~ transformarse en una revolución colectivista. Los gra~dcs dlanos, los part~dos políticos tradicionales, los sectores SOCiales o la c1as~ .~Ita y la ~I~aclase media reclutaban o representaban la 0poslclOn slstcmatlCa al régimen. A "la izquierda del .esp.ect~o opositor estaba casi todo el poder intelectual. los estudiantes Universitarios organizados en la F. U. A., los profesionales \' Run sectores de. la clase media que si bien se habían beneficiad~ Con .. ~a .política. económica del régimen, compartían valores no e<;onon~lcos que los acercaba a la oposición antiperonista. £Sta era, pues, fuerte y estratégicamente distribuida. En los niveles soc~.ai.es.'más' altos, se c.omunicaba con los intereses extranjeros, espec:I~~mcnte ~or,te~mcncano,s, ...quc_se sendan agredidos por el nacio~ahs~o .economlCO _~el regml,el2,:'En los clubes aristocráticos v en los clrcul~s ccot:l~mlcos se encontraban empresarios, cjecutivos de c.mpresas: l~ternacJOnales, propietarios de tierras y patrones de estilo. tra91cJOn~1 para quienes las conq~istas obreras, la política s~eJaI de Peron, el esratuto del peón o la organización del poder smd.lcal sl1?~lflcaban la modificación inaceptable del sia~u-quo. ~uc~os ~lIh.tares alt:~naban. c~ esos círculos y escuchaban la prédica OpOSitora, la cntlca obJctlva o la difamación. . El peronismo no hubiera podido exisrir sin el" apoy') del ejér~lt.O, ?c la l~les,a y d.c las Qrpanizaciones gremial~. Pero sus apoyos prmc~p~lcs no es~vlcr~n solo en esas fuerzas, sino en la vigencia ldeologlca del nacJOnahsmo autoritario y antiliberal en la adhesión 'de sectores importantes de las clases 'm~dias urbana~ \' del interi~r .v en el poder carismático de sus -líderes: P.erón v E\:a PerÓn. ~Con. el tie~po, sin embarg~, la oposición e~trc' el peronismo y el .a,ntlper?mSmo se fue. hacie~do una cuestión de "piel", una cuestlon SOCial ~n el se,nndo mas directo de la palabra. Mucha gente fue pcromsta atralda por la novedad del movimiento, interes~9a en la c~nvocar{)ria que éste hacía, satisfecha por su política socl3l entusIasmada porque por primera vez tenía la ,sensadón de que sus aspiraciones significaban algo par; los que mandaban. Pero much?~ fueron ant.ipcronistas desde el principi~. se situaron en la 0poslclon al candIdato del ejército por --antimilitarismo, al líder de .masas por anridemagogia, al autócrata por pasión libertapa, al promotor de los sectorc."i populares por prejuicios sociales.
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Así como hubo gentes conquistadas por el peronls!110 -lo que explica su enorme poder elcccoral en 1951 en relación con 1946-. hubo otras que se hicieron fervientes antipcronistas. Quienes vivieron el .proccs.o saben que no' todo se puede explicar en orden . a( "irytercse.<;" en el sentido económico del término, y que huena partc del mismo se .puede entender a partir de "sensaciones" '-lue yi~ier0!l de una manera tal vez para sicmpre": ..J Si bien en el sentido político no hay diferencia apreciable Demócratas y liberales .entre el Estado democrático v el liberal. en el sentido social (\' económico) la democracia se entiende a olenudo C0l110 una forn;a de gobernar la sociedad. Si el liberalismo es sobre wdo la técnica de limitar el poder 'del E..'itado, la democracia es la i~scrción del poder popular en el EAc;tado.:'~En ese sentido -y lluizás únicamente en ese scntido- el peronismo era demócrata; a su vez, el antiperonismo expresaba las preocupaciones liberales. AGuél era indiferente respecto de la '1)igilo71cia del ejercicio del poder. Le prepcupaba sobre todo la sostancia v el ejercicio mismo del poder C!l sentido redistributivo._ Una vez más, los argentinos no lograban conciliar la democracia".con el liberalismu. Los demócratas se JIlOStraban antiliberales o antipluralistas. y los liberales cultivaban la antidemucracia por reacción. Si la democracia pide igualdad y el liberalismo pide libertad, de acuerdo con la distinción dásica de Tocqueville, no era extrañv que los que tenían la posibilidad. los recursos u los conocimientos para usar de la libertad rechazaran el ingrediente autoritario del 'peronismo, miemras que los necesitados de mayor jus~ícia, oportunidades y seguridad no padecían el p.~ronismo C0l110autoritario, sino como legítimo." deseable. , Desde el punt(~ de. ~.is~ade las relaciones sociales, sin embargo, . la antinomia perunismo-anriperonismo se vivía de una manera más profunda aunque con manifestaciones también .triviales. En ciertos sectores ser peronisra era "mal visto", y ser antiperonisra era "bicn'.'. Sin embargo, aun cuando el peronlsmo fue una forma de autoritarismo basado en el poder de las masas, no fue un "partido Autoritarismo 'f policlaslsmo de clase''; como no lo había sido el radicalismo en la época en G':!c representó la vía dc participación política deJos sectores medios. Uno,:, otro fueron "policlasistas" y el hecho de quc Pcrc'~l1 se negara a cristalizar el movimiento cn un partido Laborista cxc1usivamente obrero es un dato importante. l'~'i~e policlasisll1o se 1"t-4Confr. Gio .•.. anni Sutori, Aspectos de la dmlOcracia. México. Limus3 Wiley. 1965. Especialmente págs. 368 a 379 donde ti rr:mmienw del tema, t:m confusu hoy. e~ rnllfristn'll.
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manifestó de maneras diferentcs, V atravesó tanto a los sccmres prolctarjos dc las zonas jndustrial~ -donde los líderes sindicales fueron .v son destacados del rnovimicnto~, como a sectores sociales del interior, donde de familias tradicionales' .encabezaron el peronismo político o nuevas burguesías Jocales h~lJa.ron una ví;¡ de expresión frente a pequeñas oligarquías provmcI~nas que se abroquelaron en el antiper.o.nismo por temor a los cambiOS que el peronismo parecia significar .. ~I mi~m~ tie~po, en la medida en que Perón entendió que su autOridad IOdlScutlble sobre una parte del pueblo debía- ser aceptada coerCitiva mente por qUienes no er:m sus fieles, derivó hada el autoritarismo y, a la postre, hacia una autocracia populista.' Cuando Perón decía "el pueblo", entendía la palabra en el sentíd~~e u~, todo orgál1ico ?, de. una ~l~yoría absoluta .. De ahí el' "popuhsmo , como expreslOn Ideologlca de la concepción romántica q~e conduce a que puedan scr sometidos uno por uno todos los . del pueblo efec~ivo. En ese pumo, el peronismo dejaba d,e t~aduclr a ~a .democracla en el sentido político y moderno del termmo: MOVimiento poderoso, con el dominio casi total de los medios ~~ expresión, se liberó de la crític<1.v comenzó a padecer la corrupc~on cor~~ana. ~n <1lgúnmomento '~c1 proceso el régimen comenzo a debilitarse sm que sus conducrores v sus heneficiarios lo percibieran.
. Un dato importante de un sistcma político 'es la cantidad, ca.hdad y tendencia de los partidos polítjcos~ 'No sólo' interesa el número de partidos que componen un sistema político, sÍno su comportam.i~nto, Ja intensidad .v la distancia ideológica que existe e~tre ~I~os:'" Aparentemente, el sistema polític.o argentino ha sido blpartIdls~a en el pasado, Conscrvadores-radicales,'.v luego radical~s-pe~o~lstas,. cubren la tradición más rcciente. Sin embargo. el blpart1dlSrno tIene sus reglas: que dos partidos estén en condiciones de competir por la mayoría absoluta; que al menos.~uno de esos par:id~s pueda conquistar una mayoría suficiente; que tal partido e~:e dlspuest.o y pueda gobernar solo¡ .v que, sin embargo, la rotacmn en el poder sea para el otro un::!expectariva confiable. Puede
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El sistema: pblarizaclón
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:,:; Se lue~e~ ?isting.uir las Si&llicn,te~ categorías d~ sistemas de partidos, que no se ~crlblr:an aq~l: I} partido UOICO,2) partido hegemónico, J) parudo. p.redommanrc, 4) tllpartldlsmo, 5) muhip:lrtldisnllJ moderado: 6) muhi. ~artld~sm? ext~em? y 7) ~ro~izaci.ón. ~~onfr. G. Sarturi: Tip%gio de; Strte1111 dI poTtlro, .. Quade~n! di SocIOIOg¡;I'. \'01. );\'11, 1968, nV 3~ J. La" 1'a. lombara y ~1, Wemcr, Po/mcol Pm:tits l171d Pnlirica/ 1)et'e1opmem, ,Princeton. 1966: M2urlce f)U\'crgcr. 1.0/ ptlT/ldol político;, M¿'xico, F,C. E .. 19J9. etc'>
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En ese contexto debe tenerse en cuenta, por fin, la incidenci;:. polarizadora de la constante "persona.lista" que se lll~nifestaha a través del liderazgo de Pedm. __ Hacia ,1955, el régimcn peronista hahía dado casi todo lo que podía esper3rse. Había incorporado la clase ohrera al, sistclll3 político V el poder sindical a la constelación de poderes de 1<1 .Argentina. Había innovado en política econc'>mica: "los tIlec;lnis"mos .de control legados por los conservadores fueron ahura utili. zados para subvencionar no al sector primario, sino al.industri::!I".:;u Había aplicado una política econlllllica neoconservadora cuando pasaron Iós tiempos de 'prosperidad, sin que llegaran a advertirl() sus fieles, qu~ en su mejor momento constituyeron casi el 65 ~¡, del electorado, Y su líder, pese a la explosiva' retórica que según las ocasiones v los auditorios empleaba, revelóse con el tiempo un rcforlllado~ sin vocación revolucionari3, un progresista social pragmático.:'; Pcro al l,nisl1lotiempo había puesto a 111. Argcnrin:l a las :;n HAI.I'l'llíN f)OS\;HI, Tulio.
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decirse qu~, por lo menos .desde la ley S~cn7. Peiia, la (¡Itima regla no fue satl.sfecha ~()r ~I,sistema de partIdos de la Argcntina, sea porque qUien gano trato por todos los medios de no perder el podc.f, sea porque quien perdió' no tU\'O posibilidades o fuerz;l: propl.a para conquistarlo por medios lícitos. Otra C(~~~iciémfundamental p::!ra .el Juncionamiento del sis. t~r.lla biparri~ista es que la actitud d~ los parridos sea con!pet1tlva y ce~tfjper::!. Que favorezcan un Juego político "moderado" en el sentido de que no exasperen los conflictos ni los cJivages -fracturasen la líne::!de divisicm económico-social. i:'~1¡ la mcc3nica .centrípe~a del b!parridisl1lo la que cre::! el consenso respecto del SIstema. SI las actitudes de los parridos acentúan los conflictos. conducen a que el adversario sea tratado como enemigo \' mediante la prác~ica de la injusticia política cierren el camino del poder 31 competIdor. Se produce una polarizació7J ce7ltrífuga que h::!ce estallar el sistcma por la distancia y la 1i'1Jsiá7i ideológica que se crc}! entrc los polos. Ese fue, parece, el rasgo relcvante del comportamiento político durante el régimen peronista. Peronislllo \' anri. peronisl1lo fuerán al eabo dos "polos", no dos partidos, 'Al11b(}~ terminaron por desinteresarse de las reglas de juego del sistcllI::! bipartidista y mientras el peronismo aspiraha a la totalid3d del poder. el antiperonismo quería la suprcsiún, por cualquier medio. del peroIiisl11o..
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Bombardeo
16 de junio .de 1955: bombardeo de la aeronáutica antiperonista que provocó muchas vfctlmas. Saqueo e incendio de iglesias por bandas que invocaban' a PerÓfl. Dos ejemplos extremos de una Argentina exasperada y en la frontera de la guerra civil.
pu~rtas de su historia contemporánea en una situación de paridad SOCialen la. que todos los sectores habían circulado por el poder, pero mnguno había logrado imponer lila" solución que consideraba / mtegral y satisfactoria. Una situación de equilibrio inestable v de/ conflictos acumulados. . .. , La segunda presidencia de Perón comenzó con dos hechos crítiCOS:la mue,rte de Eva Perón y el suicidio de Juan Duane. Algunos opositores apreciaban que -no obstante el descrédito moral que significó el affaire Duarte y la ausencia de Eva Perónla situación política era sólid~, la inflación iba en camino de ser contenida y la posibilidad del acueroo petrolero con la Standard Gil resolvería los graves problemas financieros del régimen.lIs Aunque el proceso económico pudiera ser diferente, lo cierto era. ~ue la gente no creía en la posibilidad de una crisis, que las pos,b,hdadcs electorales del radicalismo eran muy bajas, y que si bien el nacJOnahsmo antiliberal milirante abandonaba al peronismo debilit,3ndo la influ~n~ia de éste en las fuerzas armadas, pocos indicios hab •• de la prox,mlda
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Saqueo e incendio de iglesias.
a la Casa de Gobierno.
La fatiBa 'i la soberblll
según' lo probaba, para los informados, el "affaire U. E. S." v hechos análogos. A su vez, una rígida burocracia sindical y política se interponía entre el }?residente y sus seguidores, y el régimen ponía de relieve sus defectos: ineficiencia y mediocridad. La oposición ganaba las calles y los cuarteles, mult~plicando las. imágenes negativas del peronismo, explotando la falta de flexibilidad de éste'IEl régimen aumentó la represión, y la oposición los rumorcs y- la-'actividad conspirativa. Que los rumores tcnían bases ciertas y que detcrioraban al régimen, quedó demosuado por las reacciones de Perón en sus discursos, sobre todo a partir de 1953, en que dedicaba extensos pasajes a desvirruarlos. A principios del 55, sin embargo, los rumores convergían en la crítica moral al régimen y a Pcr'ón -crítica que tenía como portavoces a dirigentes católicos y a sacerdotes- y en la critica política y económica a propósit~ de los contratós petroleros ---que penetró en los cuadros militares. De pronto-,=~!Ió el conflicto con la Iglesia Católica. Conflicto insólito, que las versiones oficiales aSOCiaroncon el presunto apoyo de la Iglesia al todavía nonato partido Demócrar.a_Cristiano cuyos organizadores se habían reunido en Córdoba.. Las intcrpre~ciones de peronistas como Bustos Fierro apenas aCIertan a exphcar el conflicto a través de una complicada teoría conspirativa que une al lIimperialisnlo" con la "Orden jesuita" ... En verdad. no se ha
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El conflicto con la IglesIa
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,., d~do aún.una explicación sarisfacroria: ¿Un "pecado de sobcrbia"~ ¿La creciente tensión entre un régimen que imponía su ideología v su "doctrina nacional" aun en los establecimientos educativos de Ía Iglesia? ¿La irritación Pecón frente a jos actos religiosos. que e.c1ipsaban-en Córi:loba, por ejcmplo- las manifestaciones de sus adhe{cntes, sobre roda de la U, E. S.' El 27 de setiembre de 1914 una ley sQbrc asociaciones retira la personería jurídica "a las asociaciones constituidas sobre la base de una religión, de una creencia, de una nacionalidad, de una raza o de 'un sexo". El 2 de diciembre se suprime la Dirección General de Enseñanza ~cligiosa. El 28 de diciembre son suprimidas las suhvenciones oficiales a las escuelas privadas. El 29 se reforma la ley de profilaxis social permitiendo el ejercicio de la prostitución ..,La Iglesia, que había gozado de los favores oficiales ~el.régimcn desde el 43, comienza a conocer desde entonces CI asedio. v la hostilidad .. E,I régimen~ 'c2acraliza" el cul.ro a E~ita y el 13 de mayo de 19?5 es abrogada la. ley de enseñanza religiosa medio de declaraciones que denun~ ciaban ula alianza funesta entre el clericalismo oscurantista v fanático y Jos últimos hastiones de la reacción antiargentin;", Las sanciones a la Iglesia se sucedían, mientras el Prcsideme procuraba añadir por todos los medios motivos de ir:ritación -recihía cada ~ía ministros' de diferentes cultos, y aun a organizaciones teosóficas y espiritistas-o v el perc?nismo se aprestaba.~ ~qa. en.mienda constitucional para separar la 19l~ia -dd Estado. Sí el. régimen había intentado una maniobra de "diversión" para distraer 1::1atcn'Ción de la gente en vista de sus designios en el campo económico, había elegido mal el terna y había actuado con imprudencia. Si fue, en verdad, el resultado de los hUl11ure."i de Perón, és"tChabía perdido su capacidad de escrutar la' realidad, hasta entonces una de sus más notables vinudes políticas,
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El conflicto con la Jglesia 'fue el principio del ocas~l:del rég.lmen peronista. Aglutine'>a la oposición. Los templos se transforma ..... _ ron en, tribunas de crítica 1110raly política en donde se congregahan. incluso, anticlericales que no los habían visitado a~tes, El antiperonismo desafió al. régimen desfilando por las calles de Buenos Aires a propósito' de la celebración de Corpus Chris~i. El gobierno envió al exilio al obispo auxiliar de Buenos Aires, I'110ns~ñor Manuel Taro, y a un canónigo de la Catedral, Ramón Novoa. Acusó a los católicos de haber quemado una.bandera' argentina ." és~os acu"saron a la policía. El )5 de junio la Santa Sede excomulgó. a Juan Domingo Perón. El JIS, una escuadrilla aernn:n'al (ltlC dchía
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rendir homenaje a Eva Perón, atacó la Casa Rosada. La primera Hacia la . bomba cayó a las 12.40 de ese día triste, en el que muchos inocentes revoluci6n de 1955 murieron y la rebelión fracasó. La noche llegó en medio de la luz de los incéndios de templos católicos, realizados por bandas arm~das que actuaban en la impunidad, El odio se manife.'itó entre los argentinos. Perón advirtió 9."e todo había Uegado demasiado lejos e iDtemó-.üña-'lpofítica de p.acificaci~n'f apelando a la OPOs~~!ó.~.Pero las cartas estaban echadas .. El régimen había perdido el apoyo d~1 p(Jder moral, tanto jdeol?gico como religioso, cirecía de lá.'a.d.hesión del poder económico .v contaba ahora con un poder militar divididoV-~sediado por la .jifesioñ deh opinión pública antipero: n¡sta, exa~perada y militante. La Argentina peron.ista era fuer~e y fiel, pero quedó desconcertada ante el comp.orta~lcnto d.e.su lider. .€ste juega, sin embargo, una carta que hubiera sld~ deCISiva en la etapa de su ascenso político: presenta su renuncia -~?.ante ~I La renuncia Congreso, sino ante el partido- y la. C. G. T. movlhza a -sus organizaciones para exigir a su líder que la retire. En la fría t~rde del 3J de agosto, día de la renuncia, Perón arenga a la multitud en .Ia plaza de Mayo. Pronuncia el discurso ~~sviolento que haya dicho.jamás y promete "responder a toda aCClOn~lOlenra con otra más violenta todavía". Algunos observadores adVIerten que, antes dr. finalizar el discurso, algunos ministros habían abandonado el balcón. La noche cae y reina la calma en la ciudad, patruUada por fuerzas militares. El líder no había mostrado la toleranCia de los fuertes. La m.arina de guerra era el epicentro militar de I.a conspiración y el capitán de navío Arturo Rial, uno de los principales organizad~res. En el ejército, los planificadores fueron el coronel Señorans'y el mayor. Guevara. La aviación s~ i"da plegando ~.n)~dida que los aparatos despegasen de bases aparentemente leales. Un intento aislado del general Videla Balaguer fue sofocado y el movimiento revolucionaI;io se detuvo. os con el general Justo León Bengo~ fueron abandonados. Surgió un jefe revolu~ cionario en los cuadros superiores de la Marina -el conrnllmira'.1te Isaac Rojas- v otro en el Ejército_ -el general Pedro Eugenio Aramburu-, pero la decisión del levant3miento militar perrene.ce a un general de origen na~ionalista que .había actuado en el 5): el. genera! Eduardo Lonardl. El 16 de setiembre, a la una ?e la ma. ~ ñ'3na, el.general Lonardi y un grupo de oflclale.<;ac~mp~nados p,or . el coronei Ossorio Arana tOlllaron 1<1. ~:"icuclade Arollena, en Cor-
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doba. 1 ..a situaclOo militar era Sin emhargo angustiosa para sublevados, aunque lograron convencer al jefe de la Escucla Infantería cuando ésta no podía ser rendida por las armas.
1m de La
aCClOnde la aeronáutica militar no era suficiente para detener a la,s.tropas leales que convergían sohre el foco rebelde. El 19 de sC~lembre, Lonardi csta~a curado y sin infantería; el gener::!1 Lagos al.Jstado en Cuyo pero sin salir de Mendoza; en el Litoral, los Cons~ piradorcs
J
habían
fracasado
,v la Marjna
no podía
avudar
a las
rebeldes mediterráneos. Según los protagonistas. fue ~I ánimo resuelto y la ca~acid~d de mando del general Lonardi lo que pcrmitiú a los revolUCIOnarlos sobrellevar horas críticas en las que el sitio de las tropas Icales -de haber atac2do- hubiera terminado con la r:~eli~'m.:;lIDe.~ronto. IIcgc'>~es~c B,uenos Air~s.la orden de tregua. Eso sorprendlO a todos e mdlgnH'::! los Illlhtares lealcs. En la capital, mientras tanto. se producen los hechos decisivos. La Flota de Mar bombardea las destilerías de Mar ciel Plata, amenaza La Plata .; lanza un !Jltimátum al go~i.erno nacional. Fue seguido por dos mas. hast::!que un grupo de nllhtares fue a parlamentar a bordo del crucero "La Argentina". Pero antes sucedieron episodios confusos, que terminaron con la capa'cidad de conduccibn militar de la repre~i6n: El P:esidel1.te,. en efe~t~l, cntre.~ó .un documento lJue -segun cl- tema por objeto habIlitar al ejercito "para llegar a la terminación de las hostilidades", pero que la Junta Militar inter-.pretll como una renuncia. Según versiones, el dJa 20 irrumpieron el general Frand~co Imaz v otros militares en la sala donde estab
al comando. en jefe y a los generales sin gobierno que defender. Mientras .Ios generales aceptaban en el 'crucero la rendición incondicional, PerÍ>n se refugiaba en la embajada del Paraguay. El 2) de setiembre de 1955' la plaza de Mavo se llenó con una multitud tan compacra e impresionante COI}J(; la del 17 de octubre de 1<)45. Pero era la Argentina antiperonista. El poder ya no era de PCl"()J1. como doce años atrás. sino, otra vez. de las fucrl.as arllladtls".
'l al! Las ~'ersi(Jnes
sobre los SUf.;e."OSde la rc\"oluci¡'m de 1955 se CIl(;uclltr',m
dispersas en cn~ayos. libros y artículos periodísticos. Pace.):;documentos h2n salido :1 la 1U7., aunque los acomecimientos principale. •• sun cunocidos eOI", ~:ls{anre ap.roximación. P~edcn .I~cr:sc I!bros de protagqnistas,. ,com';J Dios t!J ¡ustO, de Ernesto Lonardl y (romea mterna de la Re'Uolr1Cf071 l.rberlQdoTIT de Bonif:aciu del C:uril, y los articulos de Historia del l)er07limw de "Primera .Plana" -mayo de 1969-. de "Arlánrida" -aiiq 48, nI.' 1183. setiembre .de 1965-; de "Leopl:í.n" -Cumo cayo el PeT011is7llo, nV' 744, 1965-; de "Exrn" -Ret'oJuciór¡ LibmaJora. :ru pro¿'CfO, pur Jorge ;\1. l.U1..:I11U-. erc
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Epílogo ("'Todo lo pasado es prólogo ... " SHAKESPF.AJl.E, La Ttmpertad,
11, 1)
"La caída del' régimen pcronista sorprend~ó a la ~l~~adde los argentinos, resignados e impotentes, La otra mitad reclblO el hecho con una patente sensación de alivio. A~í como el 17 de o~tubrc de 1945 fue el símbolo de una Argenrma popular que se mcororaba espontáneamente a la vida política activa -desde entonces potcnciaimente más "democrática-o el 23 dc setiembre de 1955 P . . ., sig~ificó la manifestación de la Ar~entina no peronts~a que VIVIO el júbilo. también espontáneo y desmteresad.o en el nivel de pueblo, de la opresión derrotada. Después vinieron las interpretaciones: .más ~len()S correctas. apasiOl\adas o racional.cs: 'profunda~ente Ideologlcas () ~parente~ mente despojadas de JUICIOSvaloratlvos. Pero la ~l1a~Oflade I~s argentinos vivió los sucesos de manera mucho mas Simple y directa. Los...peronistas, fieles a su líder, y los estratos populares que seguían percibiendo al régimc.n como e~ más capaz de I~s c~nocidos hasta entonces para bnndarles bienestar y sensaciones de participación, recibier~n. I.a,Revolución Libert~dora. ~om() .el r~sultado de una consplraclon de fuerzas ~eacc"lonanas.• Los antlperonistas -~I "no peronismo". sin el ant!. es un fenomeno que se difunde años después- interpretaron los suc7'~s como la co~secuencia de la fatiga de un líder y" de un reg101en que habla perdidn el dinamismo inicial V demnstr;ba -desde. 1952 al menos- sus grietas y su exasperada pretenSlO? autor~tafla. '. Ambas expresiones fueron, a su vez¡ :;Imbolo de una ~rgentlOa pendular que no ha logrado .conciliar aún la. dem~cracla :on. ~I pluralismo, el orden con .Ia lIbertad, la a~t~ndad con I~ partiCIpación, el desarrollo político con' el economlco y el socIal. Muchos, que no han conocido ni e~perimenta~o lo .que ~u~ la .época peronista, la observan h?y.a traves ~e un pnsm~ IdcologIC?, en general dominado por una optlca populista. ~a actitud a~entua 'los valores positivos del procc.so, pero ~ la ,vez'dlflculta la comprensión relativamente objetiva de la expenencla ~on todos sus claroscuros. Por éso, la' historia de la época peronista -de la cual hemos explicado apenas unos aspectos- es una tBrea pendiente.
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Desde el .n, y aun desde el SS. la socied,ul argentina se ha transformado.'" todos sus sectores -y tamhién el hombre argentino- no se comportan ni perciben al país .de 1•.•misma manera que entOnces. El argemino se siente ho~' profundamente malhumorado. Tiene la sensación de la decadencia, más bien que del subdesarro_ llo,' y tiende a ver su situación en el mundo contemporáneo de dos maneras extremas: como el resultado de la presión de factore..<.; internacionales, Con frecuenci~ de oscuro origen, o como la consecuencia de cierta incapacidad colectiva para hacerse cargo de un nuevo "proyecto nacional" en reemplazo de! que habría presidido la acción de la generación del HO. Sin duda, los argeminos tienen buenas razones para creer que están vi\'iendo la "crisis de la crisis", pero no es sencillo discernir I•.• s causas estructurales de las llamadas coyunturales, ni en qué medida la interacción entre factores externos e internos ha llegado a un punto en el que no es fácil producir un nuevo "despegue" y, sobrc todo, sostener el proceso hacia adelante. Las interpretaciones de la crisis varían según las pcrspectivas. De ahí que para el historiador o el observador se abran ahora muchos más interrogantes que otror •.••algunos de los cuales apenas se csbozan como ejemplos de nuevas vías de análisis del pasado. En primer lugar, no es inoportuno preguntarse acerca del contorno internacional que condiciona el proceso argentino. Y en . segundo Jugar, en qué condiciones enfrenta la Argentina a una situación internacional extremadamente fluida ~. polifacética. El poder es cuestionado en [Odos lados. Los sistemas políticos más evol~cionados apenas demuestran c.apacidad para responder a las nuevas expectativas. El resurgimiento de conflictos ideohígicos ~. de protestas inasivas en las sociedades industriales más poderosas de Occidente ha tomado por sorpresa a toda una generación de científicos sociales.:! Modelos analíticos partidarios de la presunción de que la tecnología posindustrial, la sociedad afluente ~. hl. heterogeneidad social reducirían progresivamente 1(1\'iolencia S(JI Es imporrante disring-uir entre subdesarrullo pulirieu r decl1.dcllCi~ políric~. 1...1 Argentina se encuentra en ."decadencia" ...\' no ~n un estado de "subdesarrollo" político. siguiendo en esto I~s.conceptos expuesros de Ola.n.era excelente por SaOluel P. Huntíngron: PolttlClJIJ)e-;,telopment ,mJ Po/~t~ciJl Duay. En "World Politics". X\'II, 1965, págs.. lY1-t05. y luego en ':()I,tU,ll Order in Cballginl{ Socinin, New H:I,.en, I96H. , :! Confr. Frank E. Myers, Social Clan tTnd Polilicaf (:¡)auge';l1 Ii'e.ftern 17ldtlStri,ll SYUt'T11.f. En "COmp':lfari¡.ePoliti~". Ed. Thc Uni,'ersiry Chicagu Pr~. '.01. 2, número 3; abnl 1970, págs. 389-411. y Gcorgcs Burdcall. cn Re\"i:."t2"Proiet", París. :abril de 1970.
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El COntorno lnl!!rnacionaf
óal y Jos conflictos P?Hticos, parecen cuestionados por los suce-so,S recientes o en tramIte, ocurndos en FranCJa, Itaha, Estados . .Unidos de América, cte. La aparente solidez de las autocracias es desafiada en España o en Checoslov?-quia, ~ientras un. ensayista soviético se pregunta acerca de la sobrevivencia de Rusia en 1984::-1 La "marca militar" avanza sobre América latina, pero es ostenSIble que Jos .regímenes políticos conducidos por las fuer:zas ~rmadas no tienen la misma fisonomía de otrora. La expenencla del Perú, y los procesos políticos y militares del Brasil y la Argentina ponen en evidencia .Jo 'que hemos exp~esado acerca de la necesidad de estudiar desde nuevas perspectIvas el problema de la intervención de los militares en la política actu~1. .EI h~cho de que los analistas polític::os se refieran Con alg~~a l,?Slstencla al surgimiento de una sucrt~ de: llpart.i~o ,~egcmonIco de ~~evo cuño, representado por el panldo militar en el poder¡ de SIstemas hegemónicos burocráticos-militarcs" o del esbozo de una es. ecie de urepública militar"," supone la búsqueda de nuevas cate~orías y formas de apreciar el fenómeno político actual en diversos parses del mundo. El historiador debe, pues, retomar el proceso de transformación político. económico, so~ial, ideológico y militar. q~e ~Igue a la última gu~rra, para explicar o plantear, nuevas ~lpotCS1Sde trabajo en torno de la Argentina contempor~nea. La epoca de la. .Hguerra fría" dio origen a factores que actuan t~~avla. Fu~ .un estado de las relaciones internacionales que sucedlO al cataclismo de la guerra de 1939/1945. El conflicto entre la U,nión Soviética y los Estados Unidos de América era entonces dlf¡~,lmen~e con; cc;bible. Un reajuste comple}ó de las posl~lOnes naclf:~nalesSlgU~O a la derrota del Eje. Ambas potencias emerg,eron de b guerra cn~~o los dos únicos poderes con capacidad para dommar la sltuaClon mundial. Nunca. desde el imperio. romano,. el pod~r estuvO tan concentrado como en 1945. El sistema tradicional- de las relaciones :s AMAl.RIK,Andrei. L' Unian Sot.;¿tique ruroivra-t-elle en 19K4? Edi~on Fayud, París, 1970. . . 4 Confr. Carlos Alberto Flona, El podtT militar y el po~er ~dJCal en lo nación, Revista "Criter!o", número extr:wrdina~io d~.1970. Nataho B?~na. La vocación político de lo! ar~entinos: burocra~,a md,tar o dem~;Tac,a pofmlino en la misma pubhcaclOn. Rafael Braun, Lo reprumtaclon de ~os ptrr1id~s políticos y la interpretación del inttT~S público por parte de as fuerzas annadas: un dilema argentino. PonenCia en. el coloqUIO sobre La Democracia en el mundo contemporáneo, citado . .l:'1anano.Grondona, .~a República militar en Revista "Mtrcado", 1970. DarlO Can!on, ReyolrlCJ~n gt1ltino de 1966 y f!1"0yuto n(Jcional.,En "Revist2 Latmoom~rlca,na e ciologí(. 69/3. nonembre de 1969. pa~s. 510-543, etc.
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internacionales entró en declinación; el "genio de la tecnología" había salido de la botella mágica a raíz de la guerra -como alguoa vez observó lúcidamente Lcrche- \' no volvería más a su estuche. mientras los nuevos protagonistas 'mostraban serias debilidades en sus políticas internaciona,lcs de reemplazo. Así como los modos clásicos de las relaciones internacionales pertenecen al' pasado. t3111" hién la "era de la guerra fría" había llegado a su fin. Las relaciones entre la Unión Soviética y Estados Unidos de América se aproximaron cntonces a un nivel de cálculo y racionalidad jamás conoEl renacimiento cido. sobre todo a partir de la crisis de Berlín de 1961. El camhio de ta flexlbilldé.'d más signiricativo quc re'.'cló al principio la nueva situación fue el renacimiento de la flexibIlidad. El mundo dc la' posguerra 1" el de la guerra fría cran extremadamcntc rígidos. Los asuntos ~ internacionales transcurrieron durante un tiempo a lo largo de un solo eje: Unión Soviética, Estados Unidos de América y sus con¡ flictos. El mundo contemporáneo tiene mayores responsabilidades ! .v nuevos protagonistas." Las posiciones fijas e inamovibles h,1O sido .' erosionadas por el cambio. La "alianza del AtI:íntico" procura \ restablecerse en beneficio recíproco de .E..c¡tados Unidos de América '! de Europa, '! en desmedro de las regiones situadas del otro lado del hemisferio norte. El impresionante resurgimiento del Japón y el crecimiento y la influencia demográfica, militar e ideológica de China contincntal conducen a la modificación del juego iluernacional v de la relación de fuerzas. Como advicrten, entre otros, el genera', Beaufre y Heflry Kissinger, el mundo es todavía militarme1lte bipolaT, pero política y económicamente e." l1ntltipolaT. \ , I la "doble vldá" El contorno internacional no s610 se manificsta a través de de la ArgentIna los Estado:i nacionales, sobre todo de las "superpotencias". Contiene, con ,capacidad creciente y con proyecciones que afcct,m la autonomía de los grandes .E.¡;tadoscontemporáneos -ntwiamcnte, por lo tanto, de los más pequeños o más débiles-. ,1 I~s.gr<1ndcs corporaciones económicas, con capitales y tecnologías en constante expansión. Una suerte de "nuevo feudalismo" económico parece sobreponerse a las e.¡;tructuras de conducción de los ¡':'c;tados nacionales. más poderosos.!'> La realidad ~' la tcoría comienzan a
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sociedades pueden dominar el mundo, .. En su conjunto tendrín, ante.•• de 1985, un billón de dólare." de cifra de negocios anual. Los líderes de este pelotón de cabeUl tendrán, cada uno de ellos, un volumen de negocios anual superior al presupuesto de Francia. Así, pues, en (érminns de póder financiero, ,,"arios de esos gigantes seÑn más Importantes ~ue Francia. Casi Cillcuenta de esas sociedades serin dc nri.R'en :llucricallll., ~."culllU tllcbs ellas
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imponer o a proponer reflexiones críticas en romo de la vigencia de nociones clásicas, como la de la soberanía del Estado y la soberanía nacional. En regiones que han visto nacer al Estado nacjonal, ha comenzado un movimiento tendiente a desacralizar y a desmistificar las nociones de .Estado y de soberanía, para hacúlos permeables al control de la razón teórica y de la razón práctica. El bien común sólo debería ser sagrado para la conciencia cívica, se observa. Las diferentes formas de Estado V de soberanía no tendrían otro valor que el de medios vinculados al l?icn común. Pero ese criterio predominantemente moral -por lo tanto; ntinente de una perspectiva de la realidad-, implica insistir sobre las nociones de competencias y de responsabilidades más bien' que sobre las de poder en la justificación de la soberanía. Supone. busca.r fórmulas. -de un tipo próximo a las federalistas- para salvaguardar a la vez la existencia orjginal de los grupos humanos y su unidad. aunque no elimine todas las tensiones~. Esa tendencia tiene en vista un proceso internacional que -puede conducir de otro modo a nuevas e insólitas catástrofes, pero debe transitar por un mundo que presencia el renacimiento de sentimientos nacionales y nacionalistas, a menudo como formas de manifestar la afirmación de grupos humanos amenazados por un Contorno hostil en el que !os más poderosos se desentienden de los más débiles. El histotiador tendrá aún mucho que decir para colaborar en la explicación de las causas de tales procesos simétrico~. Frente a las contradicciones actuales, tiene vjgencia la idea, aparentemente paradójica, de que la interdependencia y la solidaridad verdadera de las n'aciones dependen boy de su independencia nacional. ¡ Situada en Amérjca . latina, tradicionalmente ligada -cuando no alienada- a Europa, parte del sistema americano cuya potencia dominante Son los Estados Unidos, la Argentina ha vivido una suerte de "doble vida", expresión y proyección a la vez de sus dualidades internas. Hay una Argentina lClatinoamericana", así Como hay una Argentina "europea". Se advierte una Argentina próxima -prójimaa América ¡atina en aquellas regiones . habrnn tenido que jugar, dc grado o por fucrz:¡. el juego de lus grandcs espacios económicos, habrán !-=xrcndidoel rerriwrio de sus operaciones a las dimcnsiones del planeta." Cit. por Jean-Jacques Scrv:m-Schreiber .en El desafío radical. Ed. Pl::aza& Janés, Barcelona, 1970. Ver en el mismo sentido J. K. G2lbraith en La nueva sociedad industrial. fI Confr. Cbronique socia/e de , "Myrhc di. é: la souveraincté nacionale", cahicr 3. junio de 1970. Lyon. 1 Fr::ms:oisPcrroux, lndéprndance de la natiOl1.Ed. Aubier-Monuignc. París. 1969. .
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ue no forman pilrte del área integrada por la Capital F edIera, ~arte del Gran Buenos Aires, San", Fe, Córdoba y Entre Ríos. Mientras 6;ra aporra algo más del 80 % del producto toral del país, el resto participa con ,el 13 % y el ~ur c~n poco menos del 3 lA. El área metropolitana concentra mas capltal.es.• atrae un~ mejor tecnología, tiene índices. más alto~ de .prod~c.t1vldad,. mano de obra de mayor calidad, mejores salanos y SerV!CIOS,~ Vlve las expectativas v .contradicciones de las sociedades mdu~tnales .desarrolladas. Li "otra" Argentina revela, par su parte, 1, profundIdad del dualismo regional y sus consecuencias. .'. Sin embargo, los condicionamien~o.s del contexto mternaclOnal parecen indicar con claridad suficiente, q.ue el. futuro de :a Argentina está comprometido con el de Amenca latma. ~I futu o de ésta, a su ,"'ez, está vinculado a la forma de sus r~~acIOnescon la potencia hegemónica v con la posibilidad de I~ reglO~ de logr~r una relativa autonomía. El futuro de la Argentma ~ta en A l1l;rica latina, \' será a través de ella que los argen~mos po dran sobrevivir c~mo nacionales de un Estado independiente, lo que significa que la independenci, nacional pasa hoy por la codepe~dcncia nacional, un3 de cuyas formulaCIOnes es la mtegracIOn
El dualismo regIonal
Illrinoamericana. s I La Argentina Para .incorporarse al proceso de integración ~egional, . 3 ~,a- y América laUna ,'oría de los países ha puest? por delante. su propia con~ohdacIOn .n"CiOllal.Algunos han a.!inirado a condUCir o a compartir la, c~n•• ducción de :lquel proceso T. .. allí donde se ha d ad o o esta' en tramIte . . Sin embargo. es difícil arribar a un régimen interno. consolIdado \' le Ítimo en una situación regional de dependencI3.; por o.t;a part!. para contribuir eficazmente a la conducci~~ de la mtegr~clon latinoamericana habría que reunir varias condlclOn~. La ~nmera . lis SI no se se \'IOCU a con a "d.,nlensiones" de un Estado , naCIOnal. . , ~iene una dimensión geográfica. política, economlca. y. demogra.fica suficiente, falta una de las condiciones para aspIrar a 1~.que se llama el liderazgo del proceso. La segunda, es tener esrabll~dad . olítica imerna, sin la cual es difícil si no lmposlble una po)¡t1ca pmrernaclo. nal coherente , sostenida )1 consecuente. La tercera se "b' refiere al prestigio del Estado nacional segun lo perc! en sus vecl~1 tanto los protagonista.s ,.: En es,tc. punto ar.ece o~~uno sena.a:osqu~o ios historiadores, han cumo.los teoneos de a 'dte1rahon'h~~h~~ a la fnf1~encia de 1:1 historia y a[endldo n~uy poco ¡cu:;m o de ¡::regración. Hasta ahora, la forma en qu.e ~o~I:~~~~Stóricos latinoamericanos conspira contra actitudes mregrau\"2s.
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:e ~~e~;:an~n1~~
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nos o co-regionalcs,
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el stalttS internacional
de aquél.
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, estabilidad -sobte todo a partir 'de 1930- mienttas la pulítica m ' exterior padeció por inconse~u~ncla, , caren~la'd e cua d ros d'Ip I~m~. os suficientc."I y falta de obJenvos en el nivel de cada ecapa hlsto-
C?3rra. poseer ~ocación
internacional: universal, regional () suhreglOnaJ. Y la qUInta, el desarrollo de una política deliberada que se traduzca en a.ceiones interpretativas. de las aspiraciones de la Comunidad internacional a la que pertenezca.ll Ningún
Estado
latinoamericano
reúne
'~~~a. Por otra p~rte, el prestigio de la Argentina en, ~a regi~n, ~a sufrido por la escasa ,ejemplaridad de sus logtos pollucos, D,flellmente la comunidad regional latinoamericana ha,ya podido sentl~sc
ho\, todas esas condi-
cj~ncs. lo ~uc indica que el liderazgo de un proceso de integración' latinoamericana o de cualquier política regional debe ser necesariamente colectivo. Quien ::Ispirc '3 sobrevivir como nación deberá tener una respuesta adecua-ia a lo que esas condiciones sugieren a la ..medida de su realidad ~. prot'ósiws. Si no p3rece posible que un Estado pueda pretender, solo, el liderazgo en América latina, el mismo deberá ser colegiado. Y es probable que el proceso internacional induzca a que las condiciones para integrar esa coJ~gialidad no sean sólo económicas y geográficas, sino rambién tecnológicas, rnilitar~ e ideológicas. Desde el punto de "isra de las ,condiciones necesarias para aspirar a un liderazgo regional, se puede apreciar el proceso histórico argentino a partir de la Independencia .. Las ideologías americanistas tuvieron vigencia en lo que sería la República Argentina al mismo tiempo que las ideologías autárquicas. Pero sólo cuando dominaron ideologías que c:irrespondían a las que eran militantes en su tiempo. las tendencias autárquicas fueron neutralizadas. Eso ocurrió durante el período de la emancipación, volvió a advertirse en el período de la organización nacional y del predominio liberal, y retornó en la década del 40. Sin embargo, algunas de las condiciones necesarias para un liderazgo no se han dado. La dimensión geográfica de la Argentina no ha sido acompañada por una dimensión económica v sobre todo demográfica, características de los .Esrados-continent~ con aspiraciones :11 liderazgo. In La política interna se ha caracteri7..ado .por la
reflejada o inrerpretad~ p.or una Ar~e~tina 9ue, en todo caso, sol? habría aspirado a constitUIrse en los ulnmos nempos en un P~TtelU1/re "serio" de Estados Unidos de Amétiea o de Europa OCCIdental. de Lo expuesto iodica que es posible elegir más de una perspec- Vlas interpretación para la A.rgentina tiva para interpretar el proceso histórico argentino e intentar ~n.a contemporánea comprensión genera) de la crisis contemporánea. Inclus~ la calIficación de la etapa actual de la vida argentina como crítlca es, ~or sí misma, una interpretación. Significa que ve el proceso argentino de este siglo como un plano inclinado: La Argentina, ~o se hallarí~. . n este sentido, en una etapa del subdesarrollo poht1co () econol1'ico, sino en un. momento histórico relariv
y
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1
j,
, 11 Bu~na parte de estas ideas se extraen de JUSto Lipsio. El futuTO latlnoamerlcQ1lo de la Argentina, Re\'isu "Criterio". Buenos Aires. diciembre de 196ó. Confr. también Carlos Alberto Floria. EstrQttgiQ PaTQIQ fOT11111ciÓ1i del s!rtemQ poJitjco. Condjcio71t1mientoJ regjoTlaleJ PQrQ fm nuet'O IideTQz.jl,o, "Revlsu de. la In~egracióll", INTAL, Buenos Aires. mayo de 1968. nV 2.
Sobre las diferenCias entre la "dependencia consentida" c:U:lcterística de 1:1 política ex~erior arge~tin~ -anterior :1 1930. Y la dependencia parcial e infor_ mal postenor •.•.cr el Interb;ahte trabajo de Félix Pcña. ATf{enlmo ro AméricQ 10t;71Q, en "Criterio". nQ 1609/10. 9iciembre de 1970. \O Con(r. Censo Nacional de Población de 1970. En el curso de nuestra historia hem?s advertido sobre la. por otra parte conocida, expansión acelerada del nudeo urbano en torno del puerto de Buenos Aires, :1 expensas del resto del país. Lu que el Consejo Nacional de Desarrollo denomina la ReJ!ión Metrupolirana -aproximadamente la Capital Federal más los partidos
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y que atribuyen a las clases medias. en asc~nso a ,t~avés del p~rti.d(J Radical el fracaso en su respues,ta al dr.:saflO poht1co y econonuco implícito en el predomi"nio. d_e las clases sociales superiores, especialmente de la oligarquía rerratenientc".11 No sólo no se hahl'Ía lI
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'llr:daños- tenía en 1970 nada menos que 8,4 millones de h:lbital\tcs. Nuestro ;•.::~~ipal ~onglomerado urbano' está situado. pues. d~pué.'i de Nueva ,.(' •..• Tokio y México. Pero si se consi~ern la relac!on eXI~tente entre ~ t:onslomerado y la población total del pals, Buenos.f\lres C!o1aen el.scgur;tdo lugar detrás de Montevideo. El 37 % de la poblaclO.11de la Argentina vive. en efecto, en la región metropoli~na. ~l. 41 % de la ~ruguaya en tom
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gtntml1 and tbt J..Qbor P4f'ty of AtlJt~QliQ in. ~be••P:OCtJS o~ ECi!fl07JIlc. and PoJiticQI Dtvelop111tnl. En "Comparanve Pohtlcs. rhe UOIversny Chlcago
Prcss. "01. ~, número l. octubre de 1970. p:i¡r.;.71-92. donde comp:lr::lel p2pcl
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La "decadencia"
logrado poner nuevas b~ses para un cambio social progresivo, un desarrollo económico sostenido ~. sobre tOdo para la integración política, sino que el- partido Radical, con toda su fuerza y su polic1asismo intcrno, no fue capaz de "construir instituciones de compromiso" aptas para una democracia estable. Dicha interpretación sugestiva y verosímil. aparte de desentenderse del problema de la forma dependiente de vinculación con el exteriOl, "sitúa" entre 1916.y 1930 el punto de partida de un proceso de decadencia que Utros ubican a principios de la década del 50. se introduce en una época que es, al mismo tiempo, la que corres. ponde a la implantación del sufragio universal. Atribuir sólo al parrido Radical la responsabilidad del principio de un proceso de decadencia, supone rehuir una perspectiva más compleja: la crisis de legitimidad política. t:.Sta no habría sido la consecuencia de la "/alla" unilarera) del parrido Radical. sino el resultado de la falta de consecuencia de casi todos los sectores políticos con el principio de legitimidad igualitario implíciro en la prédica en favor de la vigencia efectiva de la Constitución Nacional. La tesis de Moran no queda, por eso, invalidada, sino inserta en un contexto Il1ásamplio en el que no sólo los radicales -cuyo líder. Hipólito Yrigoyen, pregonaba la necesidad del respeto a la Constitución mientras manifesraba su predilección por las vías revolucionarias-, sino las demás fuerzas políticas de la época y sobre todo los conservadores, demos[raron escasa lealtad a las reglas de juego cuyo respeto hubiera permitido lá consolidación de la precaria legitimidad que acompañó al intento de Roque Sáenz Peña. £Sa legitimidad inicial, que consolidada hubiera significado el acuerdo básico colectivo en torno de los . principios conductores de la convi\'encia política y el respeto por 1.5 reglas de transferencia del poder político. estalló bajo la presión de la prédic(l. nacionalista antiliberal, de la intervención militar en la conducción de la sociedad política, y de la deserción de los principales sectores dirigentes respecto de los principios de la .democracia pluralista. Desde entonces existe un consenso generalizado acerca de que la Argentina carece de un régimen político estable, pero no inrcgr:nÍ\'o y progrt:si¡"a deselllpeñado por d partido Laborista de Australia -el primero de su tipo en el mundo, fundado en 1909- y el papel del .partido Radical, según t:1 autor, fallido en su intcnto de cambi,o estructural y. de desplazamiento de la t/it~ dominante conservadora, y su rol de integrador social. Tampoco el peronismo -pese a su papel positivo en cuanto al asceoso de los sectores popuJares-, logró la integración política. (Canfr. CharimJa, Migration and E.lite Canlelcroce. An interpretatian af Peraniml, de David J. Burler. En la misma revist:!. '.01. 1, número 3, abril de 1969, p:il!s . .J~l..H9.J
470 i 1.-.
la erisis de la legitimidad polltica
existe el mismo consenso en torno de las causas \' sobre todo de la terapéutica aplicable para salir de la decadencia política. Junto a la' prédica en favor de la democracia no han faltado desde entonces viejas y nuevas prácticas de injusticia política: el fraude, la opresión de las minorías, la proscripción. Paralelamente. se ha carecido de consecuencia en los sectores dirigentes respecto de la importancia que tiene el régi111e71político en sí nlislllO, aparte de la persecución de talo cual objetivo económico, cultural o social. Los economistas han dado también su interpretación. La crisis argentina ha sido expuesta como el resultado de un procc..'.;ode i7ldllStrializnciól1 tardía. Tardía respecto de la transformación industrial de las sociedades desarrolladas, que habrían pasado por estadios his[('lficamente desplegados como en una secuencia: primero, un estadio en el que el f_'itado se comportó como una potencia absolutista. racional ~. reguladora. Sin otros límites para su acción que los mencionad';Js respecto del absolutismo, transformado el poder por su capacidad de control social, las naciones que serían más tarde "sociedades industriales" del tipo occidental atendieron, predominantemente. a la acumulación de .capital. Esta acumulación permitió el desarrollo indu.s[rial sin preocupaciones sociales. La apertura política, el despeje de las vías de al bienestar y a la participación política democrática. vino bastante después v de manera progresiva. I.a democracia política anglosajona, por ejcrnplo, no precedió sino que sucediú a la industrialización. Fsos estadios se dieron, por decirlo ~sí. uno después del o[ro.l:: En el caso de la República Argentina -nación cuyas cxpcctativas. especialmcnte ~n el área metropolitana, viven ~,.t-rccen al compás de las sociedades indusrrialcs desarrolladas-, las aspirat'iones se han ido acumulando. Al no resolverlas por "part{'<:i",lo~ sec[(Jres dirigentes contemporáneos no han podido controlar e"¡:lS expectativas. lo..staslos asedian, difundiendo una sensación de impaciencia y frustración. El argentino requiere, a. un tiempo, un poder político efectivo; participación popular en el sistema políticoi una economía sólida. estable, v con un ritlllo sostenido de crecimiento. A la vez, pretende una distribución más justa de los recursos y beneficios económicos. El problema reside -según lo que se ha dicho- en hacer compatibles en el tiempo objetivos deseables que no es fácil compatibilizar aún en teoría. ~.. que cs difícil conciliar en el espacio. Como el argentino predica ~. -en 12 Confe. Eldoll En "Forcif!1l
/;-:"11;011.
Kcnwonhy, Argemi7la. Thtt Politict o( tate J"JlIJtria. :\(fairs", :.I11ril tiC' lt,ltí7.
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La "industrializacIón
tardla"
"Entre una Argentina Que muere y otra Argentina que bosteza" -parafraseando a Antonio Machado-, se advierte el epilogo y el prólogo de dos épocas, de una sociedad pluralista y compleja donde el poder sindical, el poder industrial y el poder militar disputan la conducción polltica a los partidos, y la juventud, los ideólogos y sectores de la Iglesia llamados "del Tercer Mundo" constituyen una suerte de "oposición cultural"
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en la. democracia que tensiones. no es extraño
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futuro se produjer:m camhios en la capacidad openlti\,:t \' de inversión del E..<;tado y de los empresarios nacionales. En reaj¡dad. fueron las empresas de origen extranjero las quc cstuvie~on en condiciones de aportar capacidad oper~tiva, capital ." tecnología para el desarrollo industrial. mientras aparecía en' la Argcntina el fenómeno llamado de desempleo estructural. Parecía haber sur~id() tanto una creciente disparidad en los salarios de trabajadores ;)CUpados en sectores dinámicos de 1<1 industria favorecida por dicha
cuando es plunl!ista que aquel,las expecta-
de los últimos
político democrático se caractepanl satisfacerlas, mayores que. del sistema permite. Las intervenciones rapidez
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de la manifestación de esas impaciencias. racionalizadas a tr3vés de estatutos ." aecas revolucionarias expre."iiV3S de innumerables
política
contradicciones. El diagnóstico
previo
a la elaboración
nbmicos panc. asimismo, de la distinción
I I !
1
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de algunos
planes
analítica de dos períodos
en los ll1timos veinticinco años, en los cuales. se habrían aplicado cstratcgias definidas de desarrollo econúmico: 1945-1952 y 19591962, La primera estratcgia, llamada "distribucionista", tuvo "1.1. intención cxpresa de alcanzar los objecivos de crecimiento, distrihución del ingreso e independencia económica".I:1 El desarrollo industrial fue impulsado por la expansión dc la demanda, y la estrategia tuvo relativo éxiw y mostró sus limitaciones hacia 1952, año que hemos llamado clave del período peronista. Entonces. se \'io que la estrategia trazada en. 1945 no podría responder a la creciente neccsidad de importaciones de bienes intermedius reclamados por la industria, que la política de ocupación y de salarios ~. el proceso inflacionario deterioraban seriameme la capacidad dc in\'crsión ~. el rendimiento 9c las _empresas públ:cas, ~' que la reactivación del mercado internacional de capitales -a partir de la crisis 'de Corca- .~: la rápida expansión de la demand:a mundial por productos agropecuarios, fueron fenbmcnos desaprovcchados por la situacilm de la estructura productiva nacional. Luego' de un período de tr:ulsiciém que se c:aracterizú por el intento de reestructurar el sistcma productivo, la estrategia "integracionista': intentó resolvcr el desequilibrio del sistema de producción desarrollando una oferta nacional de productos básicos. Apoyada casi exclusivamente en la integración del sector industrial y dirigida a establecer la industria básica sustitutiva de la importación de bienes intermedios, en particular de combustibles, acero, papel y producws químicos, la estrategia t1i~tegracionista" partia del supuesto de que el desarrollo integrado del sector industrial crearía condiciones físicas, técnicas y empresariales para que la expansi6n' agropecuaria fuera posible más adelante, e incluso para que en e.l Extraído del Proyecto de Plan Nacional de Desarrollo, 1970/71, de la Secrctaría del CONAOI ... \'01. 1. "Análisis Global". primer cuatrimestre •.j(. 11J7n. 8uenos Aire:;, 1:1
474
.v los que permanecían
el "cnsanchamiento
CC(J-
en sectores
de la hrt:cha'
entre
tradicionales,
los ingresos
cuanto
en regiones
favorecidas y el resto del país". Analizada históricamente. la estrategia integracionista "adquiere el significado de un replanteo de la cstructura económica destinado a resolver sus desequilibrios llIás e\'identes, a superar las restricciones pro\'enienrc.<.; del sector externo, de la e.•.•casa eficiencia \' de la necesid<1d de renovacilJn tecno-
,"Oistrlbucionismo" "lntesraciOllismo"
lógica del sector la recuperación tenido
industrial~'.I-I operada
como
resultado
recuperación
Luego
hasta 1967, eL período importante,
de la capacidad
cidad operativa sirorio control
inversora
En el seno de la vida idcológica de ~orrientes
gías, que a menudo particular
y
a veces un segmento
f:sras reconocen
aún la ,'igencia
que han llegado
con fuer.la
el liberalismo, predominan tienen,
a su
influya
sobre
,el marxismo, en
\'Crtientes
~J1!ts el tema
las capillas
de clases. ideolúgicas
se expusieron
al último
corrientes internas
hasta aquí. ideológicas.
cuarto
ide()logía~
del siglo xx:
~. el catolicismo ideológicas. el tema
Las combinaciones dentro
~. de la
social
Pero
de fuerL.a diferente,
internacional.
cada
I.as expli-
de alguna de las grandes
e: nacionalismo
las diferentes
vez.
tema del conflicto plican
~. en la historia.
la vida Ideológica
ideolo-
pero ;lJue sugieren
de las jnterpreraciones
distinta
tr;1n-
y
.
se adVierte
interp"retaci<'m de la crisis argentinll en el mundo
1;1
dc la capa-
luego en nucvas
teorías que a modo de ejemplo
c(Jnstitu~'en
y
de los argentinos
qlJe se abren
h;brín
estructurales,
del F~•.•tado
no son tan "nuevas",
ubicacic'm de los argentinos caciones
más recientc
en términos
de .las empresas púhlicas, unid:ts al relatin) del. fenómeno inflacionario.
la confluencia una cierta
de la crisis de 1962-63 \' dc
éstas según
económico.
difieren
de cada corriente.
el
\' IlluhiEl renaci-
1-1 ConCe An~lisis ~Iuhal del Pruycctu del CONAIJE. citadn. El p~. rrafu comienza expre!>"'3ndu. sin emh3~o, que: "Dc.o;dcel puntu de \-ista dI.' los objetivos de crecimicnto, distrihucion de ingresus y soheranía que procuna el Plan, la t'!tTQtegia mteJt;Ta¿iOTlista aparece como te11lpOTa/1Ju:nte regres;,.'a:'
475
------,---~
miento del nacionalismo trajo consigo 1:1revisiún de las ideologías internacionales vigentes ll. rnl\'és del p;.isma del "interés nacional". El prohlema del desarrollo ha dado lugar a la difusi,ín de una interpretación asociada con un modo particular de concebirlo "conocido como "desarrollismo". La militancia del peronismo y la ideologizati6n de los movimientos populares a tra\~é.•.•de la COI1cepci(m del pueblo como entidad, como "todo orgánico" en un sentido n~orromántjco, ha dado vigencia inusitada al upopulisnlO". Pero el nacionalismo y e! populisl11o son m::meras de concebir el papel de la nacic'm y del p~ehlo que penetnl.ll a las ideologías militantes, más hien que constituirse en alguna de ellas. En la hllsqueda de la convergencia, el nacionalislllo procura abandonar su pasado aristocratizanre para reconocerse en el "populislllO" que invade las concepciones econcullicas, la sociología, las expresiones políticas ~' aun la teología. El populismo, a su vez, no se legitima sino a través de los miwilllientos "nacionales" . .El marxismo no permanece iljeno al proceso, .v estalla en innumerables sectores alimentados algunos por el "marxismo ortodoxo", que responde a las directivas formales e informales de Moscll, .v sobre todo por el ".I~larxislllo nacional". Mezcla detonante de nacionalismo \' marxislllo, éste procura neutralií'.a~ otra mezda otrora dinámica: 'Ia de nacionalistas .v conservadores, propicia a III reapariciún, fuera 'de su época, de nuevas versiones del fascismo. F.I lihera!ismo, llIientras tanto, evoca la lucha sorda entre quienes sólo expresan su vertiente econc'miica, ~. quienes. 'fieles a la trayectoria histúrica del ideario liberal. retienen todo lo valioso del liberalismo político para proteger al hombre frente al poder en el derrotero hacia nuevas forllIas de vida social v económica. Pocos dudan que la democracia es el denominador común de 100scorrientes ideológicas que habrán de mai!tener mayor vigencia en el futuro próximo, y que por largo tiempo seguirá constituyéndose e.n el "concepto legitimador" de los regímenes políticns que aspiren' a la permanencia o a cierta durac,ión estable'. Pero no siempre se atiende al hecho de que pocos conceptos se prestan ~oy a mayores confusiones ~. que, C01110 observa agudamente Gio\'anni Sartori, si se define incorrectamente la deJl~fJcracia nos exponemos
1 .
los Interrogantes
cuya calidad no pone en tela de juicio. Pero el teórico político podría advertir, por el otro, que el desprecio por la teoría -yen este caso de Ja teoría delllocrática- puede conducir a inconsecuencias notables por ignorancia, y no sólo por ma,la fc. Al mismo tiempo, es mucho lo que aún sc debe avanzar en .Ios análisis históricos, políticos, sociológicos y económicos, para relacionar el desarrollo político con el desarrollo socioeconómico. Martin C. Needler ha puesto en evidencia, en un estudi~ relativa-'. mente reciente, que se ha supuesto con alguna ligereza una relación 7lecesaria entre desarrollo político entendido como. "demo~racia estable", y cierto nive) de desarrollo económico. Ubicados los países latinoamericanos en una rabia que tenga como indicadores el producto bruto nacional y la "democracia esrabIe", ocurre que la prosperidad relativa de la Arg~ntina la sitúa en una posición de privilegio, mientras Chilc, por ejemplo, aparece en el sexto lugar y México. más lejos, ml!Y cerca del Brasil. La, experiencia indica, en cambio, que el caso argentino no ha respondido a las previsiones de las teorías criticadas. Una conclusión análoga se obriene si se introduce un nuevo, indicador: el de la participación política, medida a través de la particjpación electoral. La Argentina"vuelve a aparecer primera en el rango, en cuanto a participación electoral, pero en el decimocuarto lugar en cuanto se indica Urégimen constitl!cional estable", Antes que' una correlación necesaria entre estabili?ad política, desarrollo econóIl}i~o y participación, parecer'ía que a1principio, al menos, se daría una relación inversa entre estabilidad y participación. En otras palabras; un país econórpicamente desarrollado puede dirigirse hacia un grado apreciable d~dc.o:;arrollopolítico, entendido aquí como una democracia pluralisra estable. Peró pue,de aconteccr que un proceso de participación política l.J cl.:iente traiga consigo un p~r.íodo de inestabilidad, que podrá ser superado cuando la sociedad recobre el equilibrio entre el sistema político .v la nueva fisonomía de la rcalidad que el proceso de incorporación sociopolítico produjo. Analizar históricamente el proceso contemporáneo de la Argentina desde esa perspectiva es, sin d~da, incitante, sobre todo cuando se comprueba que los períodos de crisis más profundas han sucedido a la 10corporaci6n de sectores sin participación política suficiente -los sectores medios durante el radicalismo gobernante, los sectores obreros durante el peronismo-. En general, no puede otorgarse mayor particjpación política sin enfrentar el problema de requcrimientos 477
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por una ma~r~rjusticia distrihmi\'3 0, si se prefiere. de una más exremia paroclpaclon en los hienes ." heneficios económicos,l:. El conocimiento hisrllricfI brinda datos fundamentales para elegir entre las disrint:'ls explictlcioncs que puedan elaborarse rc..•.•pecro de cll:1Ic.'ó son las condici(lne."i que se deben s.uisfac.er p3ra que 1111
478
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El 1 de octubre de 19jj Perém arrihú a AsunólJII; el 17 fue illtcrI1:ltlu CI! Villarrica. :l 17S km de la capiral paragua}'a; en Il(l\'iembre fii"l su residencia en Panal1l~ y años dcspués se refugió cn Car:lcas y en la Rú~liea Dominicana, para terminar posreriormente cn ,\'hldrid, Su cxilio no significf" el fin del dilema peronismn-antiperunismn, Los revolucionarios de 1955 dvieron una breve etapa de conciliacillll" En realidad, intercsc~, actirudcs y mentalidades rli\'crsas hahían coincidido sólo en un Ilt~cho: el dt' la ruptor:t del régimen pcconista y I;¡,expulsión de su jefc" LUt'!!II,'cada grupu, partido, mentalidad (l interés procuró imponer sus designius, En su primer discurso. el presidente Eduardo Lonardi, 3cunlpaiiado pur el ,"icrcsidenre I~aac Rojas, exprcsó una fórmula generosa. casi un sigln después dc Urqui7.a: "Ni \"ellCl'. dores ni \'encidos", ,\Ianifesraha el cspíriru del jefe re,"uluciullariu, pcru desafiaba la lógica interna del conflicto existente. pues par;l el llntipcronisllIlI -como paT:l el annrrosisnlfl dc orroT:l- habí:l \'cru.:irius, y estos no dchí:lll reromar al puder, En no\'iemhre de 19H, un guipe lie palacio dentro dc la l'SrrUetllra dd poder militar 'desplazll a LOl1ardi -quien poco después Illuri(l- ~' asul11iú d poder el general Pedru Eugenio Aramhuru, quicn represcnt:lh:l ('monce~ ;11 antiperonismo intransigcnte npues,o 111nacionalismu, Su gcsti/ul ~e c:
•
A mediados dc Il}jj el gobicrno CUll\"UCI" :t dc(:cifllll.'S til' I"OINitll,\'etHl'~ para reformar la Cons,iruciún de 11J'l9, luegu dl' un c1inalllcll lk I:l Juma Consulri\'a Nacional qUé ¡¡cunscja!.Ja refnr/.ar la l'l1ullle...-"eiúll de t1ercdms \' garantías. incorporar ciertos derechos social •..s, limitar d dcrt'cho dc pn;. piedad. proreger la urgani7.acibn coopcrati\'a. decbrar I:l plena sllhcr~llia dcl Estado Nacional y de los E,midos provinciales sobre I~s fucmcs dc cnergia LJuc se enContrasen el1 los respectin,s rerriwrius, prnnlO\'Cr el fcderalisnu, \' el fortalccimiento de las auwnlllllías comunales. limit;!.r l;l~ f;tclIhades dd ¡JOder central, suprimir la disposición c(lnstituciullal sobrc 1:1 posihilidad dc reelección del Presidente y del Vicepresidente. refur/,ar 1:1 rc1:nil':I indepen" dencia de los puderes legislari\"ll y judicial. y limitar las faclllr:tde~ dcl podel ejecuti\'o en lo rcJari\'u :1 la asignación y rClIItlcillll de l'lllplc:lCllI~ púhlicll~, El propó~w fuI.' ramo eliminar las reformas del .+9 l' introducir nu('\"as l'lIll cierto eSf;~riru social. cuanw calcular el peso dt las disrinra" fuclwI.as Illllíril'Ols
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I,, 1
limes de que se llevara adelante un plan político electoral. Apure del peronis-
I
mo, la fUCC7..1 populu más importante, surgió 12 Unión ~ívica Radical del Pueblo, que sería destinataria de los hendicios de la revolución. Fracción represcnrativa de los 'v.¡ejas cuadros radiC1lcs conducidos desde la provincia de Buenos Aires por el dirigente Ricardo Balbín, soponó el desprendimiento de los seguidores de Arruro Frondizi, que formaron la Unión Cívica Radic:al 10transigente. La Unión eh'iea Radical del Pueblo, integrada t2mbién por el Olla "ury.ioniSta" -prolongación más o menos discernible del alvearismo- }' por los intransigentes -con su centro de poder en Córdoba y herederos del sab:minismo-, tenía predicamento en sectores rurales que tnldicionalmcme respondieron al radicalismo; en sectores de la clase media y en la burocracia; er~re l:as generaciones maduras y en sectores de mentalidad tradicionalista. Se presentó como b opción anriperonista y la continuadora de 1:1,revolución del 55, cuya gestión no habría
480
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nuevas
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autocriric2. Arturo Frondizi, n~ientras tanto, se situó hábilmente dentro del sistema, pero próximo al péronismo. LlIS elecciones de 1958 señalaron Otr2 vez la fuerz2 persistente del peronismo, cuyo líder "pactó" con Frondizi y éste recibió el apoyo de millones de sufragios del partido proscripto. La fórmula Frondizi.Gómez obtuvo 4090840 VOtos. L2 U.C.R.P., que siguió a la U.C.R.1. con el binomio Balbín.del Castillo, totalizó apenas 2624454 sufragios. Los 831558 votoS en blanco mostraron aún la fuerza del peronismo intr2nsigente,~mientrlls 12ductilidad de Frondizi procuraba super.ar un conflicto latente y profundo mediante concesiones a los, mandos militares antiperonistas, al nacionalismo desplazado desde la caída "'deLon2rdi, a la Iglesia, 21 poder industrial y a los sectores populares. La experiencia del "integracionismo desarrolüsta" comen. zó, pues, herida por sus contradicciones internas y, sobre todo, por el asedio del poder militar, que había cedid9 el gobierno pero no el poder efectivo.-
Frondizi
Las elecciones legislativas de 1960 rev~f2ron cambios impomntes: los votoS en blanco que represent2b2n en su enorme mayoría al peronismo sumaron 2086238; la U. C. R. P. siguió con 2060 339.y !a U. C. R.I., rotas sus alianzas }' renovado su electorado a raíz de los cambios en la política froridizi~a y de la deserción del peronismo, 1 783253 votos. .
Lt.
Buenos Aires -y Santa Fe eran baluartes del peronismo -sobre todo el ..:iran Buenos Aires- y el proceso político llevó al Presidente a alentar la polarización permióendo la participación formal de la fuena derrotada en 1955. U. primera y última experienci2 se re21izó en 125elecciones legislativas y de renovación de gobernadores de 1962.La confusi6n polítia era exuema, así como la :!.tomización de las fueCZ2S:27 partidos present2rOn c2ndidatos, De 94 asientos legislativos, 45 fueron ganados por el peronismo, que dominó varias provincias, fundamentalmente la de Buenos Aires. El presidente Frondizi habÍll calculado mal las condiciones en las que él y el p-díslleg:aban a ese mo. mento. Procuró anticiparse a la presión militar y conservar. el gobierno decreranda la "intervención" de las provincias donde el peronismo l1abía munÍ2do. Todo aconteció entre el 18 y el 19 de marzo de 1962.Diez di2s máS tarde un2 junt2 militar depuso al Presidente y luego de confusos episodios asumió el m2ndo quien había sido hasta entonces presidente del Senado, el doctor José María Guido. La crisis política se pl2nteaba, "entonces c12ramente. ~n el poder militar. Habia renacido un2 corriente aparentemente "profesionalista", 2sociad2 a motivaciones de orden co~pontivo y a factores que unían 2 jefes pertenecientes a una de las urnas del ejército que reunill a 12 parte más decidida y coherente de la ¿Jite militar: la cllb2lIería. Conocida como la corriente "azul" y 2c:ludillada por el nuevo comandante en jefe, geneflll Juan Carlos Ongánía, enfrentó a la corriente "colorada", que reunía a los militares fnn. C2mente golpistas y llntiperonista.s y a la marina de guerrll, represenrativ2 también del antiperonismo rntransigCllte. No puede entenderse esta crisis sin atender a la ap2fentemente trivial pero profunda cuestión de las "armas" dentro del ejército, y de las urnas militares entre sí. La poHtica aparente del
r.
• ,Lo~ dilemas de l.a políti~a ~e ,fr~ndizi fueron -analizados previstos en un edltonal dc la reVista "CrltCflO tltul-ado El problema pollUco presenu,' el 22 de m2yo~de 1958. Ver también el interesante ensayo de Mari2no Grondon:!.: La Argentina ro ti tiempo, y en el mundo; cit., en pá~. 172.183. 481 .'
~.
crisIs del 62
Guido
1"
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ejército "nul" crOluna suerre de "nn-pcrnnismll" prnclin a una combin
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e.~table.y eficiente .... ~ara eso necesitab:m d~ r~do el poder, :\1 lIli.••rnn riempil. es pOSIble que qmsler:m rescatar de la degitimidad s(lciopll1i[ica t.¡ue 1.1.' rodeaba el principio de legitimidad "insular" en el que se afirman: la unidad profcsion
'1as políticas insistía en publicar figuras militares, sohre ruciu la de un "caudillo c?strense" que h2bía comen1.ado su carrera política ell 1962: Onganía, Un estado colecrivo de resignación fremc ¡JI proceso. que alcanzú incluso :11 propio oficialismo habitualmente relacion¡Jdo con los cuadros militarcs, )' •.lto' abandono ante lo que se aceptaba como un proceso irrcnrsihle. condujo :11 cambio político del 28 de junio de 1966,
nismu. PeTO a medida (lue el proceso ::lnlllZ:liba -surgió c:! llamado Frente ~aci(lnal y Popubr- el peligro de la escisión de las fUCI"Z2S armadas decidió a los jefes "nulcs" :l pW!'icrihir p:mhuinamcmc a todos 1m sospechosos de :llianz:l n representación del peroni~'1l1U ortodoxo, probables t!iunfadore.~. Los funcionarios militares fUCTon \'c(
1:ema,no llSllllli(1 la conducción deliberada de un proceso de cambio ec()nc'lI11icu, político .Y sucial ljue se producía sin concierto en 1:1 realidad y procucc', cllnsoli~arse en el poder especulandu con la opción peronislllo-:wtipcronismn. El perunisl1lo. a su rez, St= recuperaba cumo 11/0't'imieufo político con una fuerte e:'1mcmra sindical, llue no manifestaba una. incondicional adhesi(1l1 :11sistema, El uficialismo alent(¡, pues. la polarización política que seguía :,;endo esencialmentc cl'Tltrifllg,J y con dio reprodujo las condiciones críticas del pasadu inmediato,
y un electorado
\
I
. Las fucrr.as armadas scguían el proceso, cuando se aproximaron l"s elecciones legislati,'as y p:lra gohernadorcs lIue ocurrirían en lllat7.l1 de 1967, Se difundía la sensación de (lile el peronismo triunf:aríll en pW\'incias importantes. COI1\U en 1962, E.sta ,'ez las fuerzas armadas actuaron :mtes, Apreciaron -según la intcrpretacic'll1 t.¡ut' dieron al ht:cho- que el dilerna peronislIlo-antipcrunismo se acen,tuaua y que para superarlo era preciso modificar las "condiciones socioecullclmicas" PU¡¡ dar nue\'a "ida a una "democC2cia
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Fue un golpe militar aséptico. racional, deliberado \' fríamente cjeCutadl1 en nombre de la restauración de 1:1aU[Qrid¡Jd de la démucracia, Las fuerzas armadas tomaron el poder institucional sin planes. aunque con algunos ob-"' jetivos habitualmente asociados con los prohlemas de la seguridad lI:1cional. Siruaron en la presidencia a su caudillo profesional, el general Juan Carlm Onganía. Y comenzó una experiencia, que al principio contó en su faHlr el "handicap" que Ic brindb 12 memoria colec[i\'a respecto de lo•• tielllpos dl. incenidumbre anteriores. -
y
(j, i J
La crisis def 66, onganla
----------,.,
Por una ilusión a la que son procli\'es los argcnrinos -SUPllllClI '-lUlo cuando los problcmas se acumulan 12 soluciélll es "fugar haci;¡ adclanrc'"en muchos sectores cundió la expecratin por esa expericncia a la que Sl' .denominó "Revolución Argemina". Recihida con alil"io por el nr,lhJúlmlt'Jl1 económico, con buen;¡ disposicibrl por el sindical y con "licrHn pur UII:I nueva e incipieme ilitE' de ejecutivos)' recnócrat;¡s. la gestic"lIl re\'olucionaria pareció iniciar una experiencia "biS7JI(Jrckiana" ttue en 1m prilllcrn~ eua[rt' años dejó t~ de sí un:a política econúmica lIue fa\'uccci/l la cstabi'i,bd, modernizó o reno\'ó \"arios servicios públicos. hiw o[ra:- illlporram(~ obra:públicas de infraestructun y padccic'" sin capacidad de respuesta política, la crítica implacable de las llUe\'aS izt.¡uierdas, la oposiciltll del terrorismo y las tensiones que sacudieron :1 Córdoba y orras pro\"incias, . La ilusión cunsi!>1:ió, tal vcz. en creer que un pmccso dl' t1ecauenei:4" tf2nsirorio pero extenso, que h2bía raleado lo:' sectores dirigclltc:, v hahía sacudido' a rodos los de la constclaci(1l1 dc poderes l)¡; 1<1Argentina contempor:inea~ habría de dejar incólumc.<; a las fuen,as arllladas, Consistil" también en creer que la inversión [(lt:al del sistema político h:ma transformarlo en un "sistema hcgenlónico-militat". en el que la soheranía no rcsidl' en el pueblo sino en el poder militar y tal \'Cl. en algunos, poden.~ (con/'micos, podía ucurrir sin sobresaltos mientras se predinra el rCWfll(l :1. I¡¡ democf2cia,. Los hechos habrían de demostrar que llO s('llo las fucnas políticas eran reaccionarias en Sus fórmulas p:ara cnderczar 1:1 l'\aciún y situ;¡r1a en el ni\'cl del tiempo. s;nll también las fllcrl.a~ arlll:lda,'. (.';arcl1tl':, • Contr, el ensayo de J" 1\. Galbraith. (;rí7JIO lo'Ollfro/¡JT 11 los mili/arel. Granica Editor. Buellos AirC$, 1970, donde explica 1.'1 problcma militar en los Estados Unidos, la im'ersión dc \-alures operada en la sociedad política noneamericana, )' 13 ;1,lianza entre el poder industrial pron'edor del Pemágono y el poder milit:af. El ensayo no cs. por eso, uml muestr:l de ";lIlrimilirarisIIIU", De :Jhí Sil \":'IIor. :Ipartl' de sm mériw:, inrrínS(.'("o"
483
I como la!>demás de \'erdaderos conductores poliricos. CU:l.rroaños después, el H de juniu de 1970. ItI!>cOlllandantes cn jefe jU7:garullllue, el mandarllriu elegido por Ills fuen~as armlldas en uponunidad dd cambio del M. no en¡ apto para conducir el proceso pulíticlt que. seg•..• n los documentos re. \'olucionarios. debía resuh-en;e en una democracia represenratinl. estable y eficiente. Un "culegiado militar" constituido por lus comandantes en jefe del Ejército. la Marina y la Aerun~utica y un Presidenre. asumió 1:1. conducción del nue\.u ciclo encabe7..2dn furmalmenre pur el general Robl'no .\-1:trcclu I.e\'ingston. En un confuso episodio, que comenzó cUllndo el pre."idenre Le. \.ingscon imentó rcmo\.er al comandante en jefe del Ejército. general Mejan. dro Agustín Lanusse. la Junta de Cumand:l.ntes hizo CCS2ren su c2rgu al autor del imento y tomtl para si el gobierno nacional. El "26 de" mano de 1971 ~sumió 12 presidencia de la Nación el comandante en jde dd Ejército. general Lanusse. U. apertura de la actividad políticll hal.:i¡¡ una solul.:ión democrática fue la decisión inmediata más significatinl.. Una lección de los hechos es que el mejoramiento o cambio de las '.condiciones sociales y económicas" comu requisito para una demucracia plur:alista es un argulllcnw tan cU~1:ionablc como que los indicadores cco. nómicos )' sociales eran suspechosameme e1endos en Kuwait, la Alemania ~2Zi. Cuba u el Congo.KinsMsa. Y que sin esas condiciones se dispusieron a discutir la decisión sobre una democracia E.c;radosUnidos de Am~rica. en IH20; Francía. en 1870; y Succia, en 1890; icuán llIal les hubiera idu"si. l.:Ollln se ha insinuado irónic:amenre. se hubieran propue~'to \.erificar pre\.iameme el grado de urbani7..2ción,el ingreso "per capita", l:a circulación de periódicos. la cantidad de m~dicos disponibles por cada mil habitantes ... ! Porque al cabo no existe democracia alli donde no se toma la decisión de "acordar para diferir" y de sustener el sistema ha:,'ta habituarse II que su \'igencia ¡meresa aún en los malos mamemos.
ORIENTACiÓN
+ I
Levingslon
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Lanusse
¡
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BIBLIOGRÁFICA
Las etapas moderna y contemporánea de la historia de los argentinos pueden ser estudiadas a trav:és de una exploración bibliográfica más compleja que en las etapas anteriores. A medida que nos acercamos a los tiempos actuales; no son frecuentes las obras de aliento, es preciso distinguir entre los alegatos ideológicos y los estudios científicos, y abundan los ensayos e investigaciones relacionados con aspectos parciales de la realidad. Como se hizo en el tomo primero, lo que sigue es apenas una orientación para quienes quieran ir más a fondo. La bibliografía ha sido ordenada. aproxlmada~ente, a partir de las historias generales, y luego según los sectores de la. realidad que se han descrito en el texto. La selección que esta orientación implica no quita interés a la numerosa bibliografía -que incluye ensayos e investigaciones- que figura al pie de página en este volumen. la) Historias generales: Para los siglos XIX y xx son holgadamente suficientes las siguientes obras fundamentales: Historia general de lar civilizaCIOnes, publicada bajo la dirección de Maurice Crouzet, editorial Destino, Barcelona, 1958/61. El tomo 6: . "El siglo XIX. (El apogeo de la expansión europea. IHI5/1914)". por Robert Schnerb, '! el tomo 7: "La época contemporánea. (En busca de una nueva civiliz;lción)", por Mauricc Crouzet. Historio del mundo contemporáneo, por J. R. De Salis (5 tomos). editorial Guadarrama, Madrid, 1966 (2' .edición), que comprende desde I"s fundamentos históricos del siglo xx (1871-1904) hasta la Europa de la posguerra. H.istoria de las relaciones intenJacionales, publicada bajo la dirección de Pierre Rcnouvin, ed. Aguilar, Madrid, 1964, especialmente los volúmenes I y 11 del romo 11, que pertenecen a Pierre Renouvin y tratan del siglo XIX y las crisis del siglo xx. Por fin, conviene tener presentes los estudios de historia económica y social de Fernand Braudel bajo el título Las civilizaciones actuales, ed. Teenos, Madrid, 1966, v el pequeño pero sugcstívo ensayo de Geoffrey Barraclough: lntroducciól1 n la historia contemporá"ea, ed. Grcdos, Madrid, 1965. lb) América latina: Una visión general de América latina a" través de un cuadro teórico relativamente sencillo pero interesante se encuentra en el libro de T ulio Halperín Oonghi: Historia C071temporánea de América ~atina, ensayo editado por Alianza Editorial, Madrid, 1969. En 1918 AguStín Alvarez escribió un curinso ensayo: South America. Ensayo de psicologia política, que níerece ser Ic;ído para entender una corriente de opinión dominante entre los argentinos del Centenario. También es recomendable el escrito
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485
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Las publicaCiones periódicas que procuran divulgar trahajos sobre América latina no abundan, pero el lector. podrá consultar con provecho la Latill Americau Research Review, edirada en Austin, Texas, Estados Unidos, V a vecc..t¡la Revista Lntilloatnericana de Sociolof{ía, Editorial dei Instituto, Buenos Aires,
de John j. Johnson: La tra11Sformaciónpolítica de América latina. Surgnniellto de los sectores medios, traducida. y editada por Ha"'chetee en 1961. Los ses aportaron una visión regional muy huena con el libro de Jacques Lambert y colaboradores titulado América latina. Estructuras sociales e instituáollcs políticas, cd. Ariel, Barcelona, 1964. Ezequiel Martíne~ Estrada intentó un estudio comparado en lJjferellcias 'Y semejanZAs entre los países .de América laúna} editado por la Universidad Autónoma de MéxIco en 1962, trabajo raro que incluye apreciaciones interesantes. Un rr::lbíljo extenso, esforzado y polémico, de reciente traducción es el de John E. Fagg: Historia general de Latinoamérica, ed. Taurus. Madrid, 1970. Es imposible hacer algo más que señalar unos pocos títulos relacionados a aspectos parciales de la ViP3 y la historia latinoamcric:ma. El problema rural a través de la sociología es explicado con su habitual autoridad por Aldo E. Solari: Sociología rural lati11or.merical1a, Eudeba, Buenos Aires, 1<)63, breve e interesante ensayo, También en Tierras nuevas, Expansión territoria; y ocupación del melo en América (siglos XVI a XIX), editado por Alvaro Jara en México, .1969, donde el lector argentino hallará estudios de Tulio Halperín Donghi, Ezequiel Gallo .v Roberto Cortés Conde. El fenómeno de la urbanización v su dimensión regional es objeto del estudio de J. E. Hardoy: L~ urbanizaciÓTIC11América latina, Editorial del Ins,;!uro, Buénos Aires, 1969. Osvaldo Sunkel con la colaboración de Pedro Paz ha publicaqo un trabajo muy bueno y denso sobre El mbdesarrollo latinoamericano y la teo'ria del desarrollo) ed, Siglo Veintiuno, México, 1970, e~ el que se est,u~i~ el concepto, teorías y políticas de desarrollo apl~cadas en Ame~lca latina. Sobre las relaciones internacionales desde el punto de VIsta regional existt el ensayo de Gastón de Prat Gay:. Politica illterTlacio7Jaldel. grupo lar;noa111ericano,ed, Abelcdo-Perrot, Buen~s Aires, 1967. La dimensión latinoamericana del tema militar ha sido estudiada por Salvador María Lazada: Las fuerzas armadas en la politicn hispa7Joamericanay se verá también en algunos libros que mencionaremos a propósito del problema militar, Arthur P. Whitaker y David C. Jordan estudiaron con seriedad, aunque condicionados por la perspectiva norteamericana respecto de las 'Ideologías: Natiol1alis1n il1 Conte111poraryLatin A~nerica, ed" Th,e, Free Prcss, Ne\\' York, 1966. Es ilustrativa, por fm, la' publlcaClon de C.E.P.A.L. sobre El desarrollo social de América latina en la postguerra, ed. Solar-Hachene. Buenos Aires, 1963.
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le) Arf{e11tina moderna y comemporáuea: No es sencillo, como cualquier docente o investigador lo sabc, recomcndar historias generales de la Argentina que aporten equilibrio, claridad expositiva, pénetración valorativa, o a.lguna de esas virtudes, y que al propio tiempo abarquen la historia de la Argentina Illoderna ~' contemporánea. Sólo mencionaremos algunas obras de consulta: conviene tener a mano, con las salvedades anotadas en el tomo primero •. Ia colección de ensayos sohre Hist,oria arKf.'1l1ill~CO~/temporánea publicados por la Academia NaCional de la Hlstoml. Ernesto Palacio estudia la Historia de la Arge1ltiua en 2 to11l0~puhlicados por E. Peña Lillo, 1957, desde una perspectiva inteligentc del nacionalismo de derecha. Rodolfo Puiggrós pU,hlic. una nueva versión de la Historia critica de [aJo partidos .polwCOJ' argentinos, editada por Jorge Alvarez, que nos sigue pareciendo lo más serio de la izquierda nacional. Desde la época colonial hasta 1970 avanzan la Historia politica de la Argentina, de Ambrosio Romero Carranza, Alberto Rodríguez Varela v Eduardo Ventura Flotc..~Pirán, editada en 3 volúmenes por Panneville, Buenos Ajrc..~, 1970; la Historia Qrge11tina,de José María Rosa, edición de J, c. Granda, v la mencionada en el tomo J, de Fernando L. Sabsa~', Un libr<; ágil '! ameno, e:"crito por un protagonista de los sucesos de 1930 que describe la política argentina entre IHHO y 1943 con madurez y relativa parcialidad es el de Carlos Iharguren: La Historia qu.e he vivido, ed, Peúser, Buenos Aires, 195;, Una revisión pionera d~ la historia nacional en una etapa ciertamente polémica sigue siendo la obra de Adolfo Saldías: Historia de la COl1federaciól1 Argel1tino, de la cu'al hay varias edicione~ \' . hemos empicado la publicada en tres tomos por .£1 Ateneo, en 1951. Varios ensayos e investigaciones relativos ~ la Argentin.l mo~erna y contemporánea, recomendahles por las perspectivas J1f1vedo~as' que incluyen, han sido reunidas por Torcuan! S. Di Telltt' y otros con el título Arge11ti11a,sociedad de masas, Eudeha, 1965, - .11) Política llaCi01lal:Tanto los temas de este volumen COlllo su ,literatura parcial Mm tan vastos, que no pretendemos, citar ,rodos los trabajos que merecen interesar al lector, Para la mejor unentación mencionaremos algunos en~ayos según sectores y prohlemas,
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¡¡a) Sobre la sociedad política en la época de Rosas conviene leer el siempre ilustrativo libro de Carlos lbarguren: Juan Manuel de Rorar, ed. La Facultad, 1930, aparte de la ya citada obra de Saldías. Es importante la Vida política de Juan Manuel de Rorar, de Julio Irazusta, editado en 1941. Una visión complementaria de las anteriores, es el libro de Ernesto H. Celesia: Rosas. Apuntes para su historia, 2 tomos, Pe, 1954 y 1958. Por fin, e'i aconse-
jable leer la Correspondencia entre Rorar, Quiroga y López, Hachette, 1958. Ilb) La época de la organización nacional requiere la lectura previa de un clásico corno Juan Bautista Alberdi a partir de sus obras, especialmente el siempre citado y no siempre.-. bien leído "Bases", Sobre la personalidad de Sarmiento son recomendables El Profeta de la Pampa, de Ricardo Rojas, y los artículos de monseñor Gustavo J. schi en la revista Criterio, reeditados en los nú-
meros 1377 Y 1378 bajo el título general de Sarmiento (El hombre. La formación. El civilizador J. En torno de los tiempos críticos . que suceden a la caída de Rosas hasta el advenimiento de Roca, Ramón j. Cárcano: De Caseros al 11 de setiembre, Buenos Aires,
1918; Beatriz Bosch, Urquiza, Eudeba, 1967; Rodolfo Rivarola, Mitre. Una década de fU vida politica. 1852-1862, Buenos Aires, 1921; Andrés Allende: La conciliación nacional de 1853, Centro de Estudios Históricos, La Plata, 1944; Abel Cháneton: Historia de Vélez SiÍrsfield, Buenos Aires, 1937, 2 volúmenes; Equipos de Investigaciones Históricas: Pavón y la crisis de la Confederación, Buenos Aires, 1966 y bibliografía allí citada; Ramón j. Cárcano: Guerra del Paraguay, Buenos Aires, 1939; y Efraín Cardozo: El Imperio del Braril y el Río de la Plata. Antecedentes y estallido .de la guerra del Paraguay; Buenos Aires, 1961. Hc) Existen numerosas
obras, ensayos y folletos
con hombres públicos relevantes, crisis políticas lados con la formación
de la Argentina
Aparte de los mencionados de
L
relacionados
regímenes
vincu-
moderna y contemporánea.
en este tomo, recomendamos
H. Sommariva sobre un tema constante
tina: Intervenciones
y
la lectura
de la política
argen-
federales en las provincias, ed. El Ateneo, 1929/31, 2 tomos, y al inteligente Rodolfo Rivarola: Del régimen federativo al unitario. Estudio sobre la organización política de la Argentina, ed. Pe, 1908. La actuación de Roca ha, motivarlo muchos libros; entre ellos los de Marcó del Pont, Leopoldo Lugones y José Arce. Para entender Inrayectoria del notable Carlos
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Pellegrini es indispensable la consulta de sus Obrar completas. ed. Jockey Club, Buenos Aires, 1941, con un ext~nso estudio prelImmar de RIvera Astengo, a quien pertenece también una biografía
de JuiÍrez Celman, ed. Pe, 1944. Sobre Leandro N. Alem: Obra parlamentaria, ed. de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, La Plata, 1949. El Noventa, del conservador Juan Balestra -ed. Roldán, 1935sigue siendo muy bueno entre los trabajos sobr~ dicha crisis, que abundan. Controversias políticas del 80 es una publicación de
Ambrosio Romero Carranza y otros, ed. Club de Lectores, 1964, en la que se estudia el tema, indicado por el título, fJ una colección de artículos desparejos pero interesantes. Ex( - lentes por el aporte documental y la penetración de los .autore~ ,on el libro de Julio A. Noble: Cien años, dos vidas, Buenos Aires. 1960, y el de Ricardo Sáenz-Hayes sobre Miguel Cané y fU tiempo, Buenos Aires, 1955. Muy buen investigador, Roberto
Etchepareborda ha estudiado Tres revoluciones: 1890, 1893, 19M, ed. Pleamar, 1968. El polémico A. j. Pérez Amuchástegui estudia las Mentalidades argentinar. 1860-1930, Eudeba, 1965, y el confuso e intuitivo David Viñas la Literatura argentina y r~alidad política, ed. Jorge Alvarez, Buenos Aires, 1964. Sobre la crisis del 30: Memorias sobre la revolución del 6 de setiembre de 1930, ed. Gure, 1957, del general José M. Sarobe. No es sencillo recomend~r obras que cubran el espectro político argentino. La derecha nene a un expositor penetrante y lúcido en Federico Pineda, especialmente por su obra En tie~pos de la República, Buen?s Aires, 1946. El radicalismo tiene un biógrafo clásico en
Gabnel del Mazo: El radicalirmo. Notar robre fU birtoria y doctrina, ed. Raigal, 1955, .aunque interesa siempre el libro de Manuel Gálvez sobre la Vida de Hipólito Yrigoyell. El hombre del mirterio, ed. Tor, 1951. Para informarse sobre el socialismo puede leerse ~ José Vazeilles, en su ensayo Los socialistas, editado por Jorge Alvarez en 1968, y a Nicolás Repetto en Mi paso por la política. De Uriburu a Perón, Buenos Aires, 1957¡ sobre el nacionalismo, Los nacionalistas, de Marysa Navarro Gerassi; en torno del comunismo
hay en.tre otros un pequeño folleto informativo
V polé-
mico por sus interpretaciones, de Jorge Abelardo Ramos: El partido Comunista en la política argentina. Su hi.stqria y crítica, ed. Coyoacán, 1962. Breve y excelente, el ensayo del uruguayo Alberto 'Methol Ferré: La izquierda nacional en la Argentina, ed. Coyoacán. 1960. Sobre el peronismo,
la literatura recomendable
es aún escasa.
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Citamos la interesante crónica de Félix Luna: El 45. Cról1ica de U1] afio decisivo, ed. Jorge Álvarez, Buenos Aires, 1970; puede recomendarse la lectura de Carlos S. Fa"t V otros: La naturaleza del peronismo, ed. Viracocha, 1967; los pasajes correspondientes de Mariano C. Grandona: La Argentina eu el tiempo y eu el mu¡¡do, ed. Primera Plana, Buenos Aires, 1969; las perspectivas aportadas por Mario Amadeo en Ayer, hoy, ma17a17a, ed. Gure, 1956; por Bonifacio del Carril en Crónica inter1Jade la Revolución Libertadora, 1959; por Pierre Lux-Würm en Le Pér07zisme, París, 1965; por Alfredo Galletti en La realidad arge11ti11a e1lel Jiglo XX. La política y los partidos, México, 1961; por Antonio Cafiero en Cinco a170S después .. " 1961 Y por Juan José' Hernández Arregui en Nacio-
nalismo y liberac!ó1J, 1969. Muy buena idea, lamentablemente frustrada con el tercer número, fue la Revista de Historia, dirigida por Enrique M. Barba, que llegó a publicar tres números en 1957 .v 195H sobre La crisis del 90, Unitarios y Federales y La crisi:;del 30. Fundamentales las revistas citadas de Rodolfo Rivarola v Estanislao Zeballos, \' la revista Historia, que fundó y' dirigió Raúl A. Molina e 111vestigacio11e,-y Emayos, publicada por la A. N. de la H. lId) Política exterior: La política exterior o el contexto internacional a propósito de la política argentina es objeto de algunos estudios recomendables: Enrique Arana (h.) publicó en 1954 ROsaI y la política exterior, C011 otro:; emayOJ Iv" años antes, en 1943, se tradujo el estudio de John Cady sobre L"aimervellcióll extranjern en el Río de la Plata. 1838-1850: Excelentes los ensayos de Ferns \' McGann en torno de las relaciones de Gran Bretañ~ V los Estados Unidos -respectivamentecon la Argentina, libros empleados ~n este volumen y reiteradamente citados. Miguel Scenna ha publicado un breve e ilustrativo ensayo sobre Cómo fueron las relaciones argentino-norteamericanas, el Plus Ultra, 1970, tema que es objeto también del extenso libro de Harold F. Peterson: La Argenti1Ja y los Estados Unidos. 1810-1960, Eudeba, 1970. Muy inreresante, aunque relativamente controvertido, el pequeño libr"o de Albert:o Conil Paz y Gustavo Ferrari sobre Política exterior argentina"' 1930-1962, ed. Huemul, 1964. IIe) Economía y Sociedad: La sociedad económica ha sido tema de estudios generales y específicos desde la obra de Juan Álvarez: LaJ guerras civile.r argentinas y el probJe:ma de Buenos Airer en la República, 1936. Al ya citado trabajo de Aldo Ferrer: La economía argentina. Etapas de m demrrollo y problemas ac-
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tuales, ed. FCE, México, 1963, pueden añadirse, desde otras perspectivas, Guido Di Tella y Manuel Zymelman: Las etapas del desarrollo económico argentino, Eudeba, 1967 V Roberto Alemann: Curso de política económica argentina, Eudeba, 1970. Estudios de aspect~s espe;:íficos hay innumera~le.s. Citamos sólo los trabajos de Ambal Vazquez: Causas economlcas del pronunciamiento de Urquiza, Paraná, 1956; James R. Scobie: Revolución en las pampas. Historia social del trigo argentino. 1860-1910 Buenos Aires 1968. R~cardo M. Ortiz: El ferrocarril en la econo./nía argentina, Bueno~ AIres, 1968; Horacio C. E. Giberti: Historia económica de la ganadería argentina, Buenos Aires, 1971 y Mario S. Brodersohn y .otros: Estrategias de industrialización para la Argentina, Buenos Alfes, 1970. Unas palabras finales sobre otros aspectos: la cuestlon sindical y el problema educativo ~esde el punto de vista histórico se encuentran en algunos de los títulos mencionados, que contienen s:gmentos de la vida social argentina, tratada en libros y trabajos CItados en este volumen, salvo el más reciente de Juan Carlos Tedesco: Educación y sociedad ell la Argentina. 1880-1900, ed. Pann~dille. Buenos Aires, 1970, y el activamente vigente de Ger~ani: Estructura social argentina, ed. Royal, Buenos Aires, 1950. I1f) Poder militar: La sociedad milit;r es objeto de estudios y ensayos. Difícil de investigar es, sin embargo, un tema histórico V actual insoslayable. Aparte del excelente libro de Robert A. Potash: The Army & Politics i" Argentina. 1928-194í. Yrigoye11 to Peró", Stanford, California, 1969, es preciso consultar obras generales como la de Herman Oehling: La función política del ejército, Madrid, 1968, o la muy buena revisión bibliográfica de L. N. McAlister: Recen! research and writings on the role of the military in Latil1 America que nos exime del detalle. Conviene leer, sin embargo, a Darío Cantón: Military interventions i11 Argentina. 1900-1966, Buenos Aires, 1967 y la reciente recopilación de Virgilio Rafael Beltrán, precedida por un estudio propio: El papel político y social de las fuerzas armadas, Monte Ávila editores, Caracas, 1970. Un estudio militar sobre parte del siglo pasado se encuentra en el libro de José María Sarobe: Uqruiza militar, 1942. Sobre la época de la Segunda Guerra, Enrique Díaz Arauja: El G. O. U. en la revolución de 1943 (Una e".:perienciamilitarista el] la Argentina), Mendoza, 1970. Y respecto de las interpretaciones políticas y económicas sobre el papel del ejército, Mario Horacio Orsolini: Ejército ar}(e1JtÍ1JO y creciiniemo nacional, Buenos Aires, 1965. 491
índice de nombres de personas citadas en este tomo
ÁbaJas, Jose Domingo: 61. Aberastain, Antonino: 40, 89. Aberdeen, Jorge Hamiltan Gordon, conde de: 55, 57. Aberg Cobo, Martin: nOn. Acevedo. Carlos A.: 375, 393. Acevedo, Eduardo: 105. Aguirre, Atanasio: 120, 122. Aguirre, Manuel Hermenegildo: 6, 7. Achával Rodríguez, Tristán: 190, 200. Alberdi, Juan Bautista: 38, 39". 40, 41, 46, 68. 74, 'l7". 78, 79". 108, 116, 136, 174, 177. 182, 183, 186, 189". 210, 243", 244, 440. Aleorta, Amando: 242". Aldao, José Félix: 16, 17, 48, 50. Aldao de Diaz, Elvira: 217", 235", Alem, Leandro N.: 143, 147, 148. ISO, lS1, 182, 183, 187, 187", 189, 190, 216, 217, 218, 219. 227. 229, 231, 232, 233. 234, 235, 236, 238, 238". 313, 326, 428. Alem, Marcelina: 316n• Alessandri Palma, Arturo: 365". Alexander, Robert J.: 442". Ali, Mehemed: 49. Almeida Rosa, Octaviano: 124, 125. Almond, Gabriel A.: 173", 478". Alsina, Adolfo: 67, 72, 104, 106, 107, 143, 144, 147,150, 151, 154, 183, 194. Alsina, Valentin: 66,.67, 72, 73, 81, 82, 83, 84. 87. 1M, 291". Alsogaray, Alvaro: 480. Alsogaray, Julio: 442, 443". Alyarado, Manuel Ramón: 374, 375, 389", 390. 414.
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Alvarado, Rudeeindo: 77. Alvarez, Juan: 421, 422, .436. Álvarez de Toledo, F,: 316". Alvear, Carlos de: 325". .A)vear, Mareelo Torcuato de: 290, 313", 320, 322, 323, 324. 324", 325, 326. 326", 327, 328, 328", 329. 330, 330", 331, 333, 334. 336, 338. 339, 353, 357, 358, 364, 369, 371, 380, 382, 383, 386, 388, 389, 392, 393, 394. Alvear, Torcuato de: 222, 325", Alvear y Ponee de León, Diego Estanislao de: 325". Alzaga, María T. P. de: 380. Alzaga, Martín de: 20. Alzogaray, Alvaro: 368, Allende, Andrés R.: 197", 230". Allende Posse, Justiniano: 375". Amadeo, Mario: 480. Amadeo, Octavio R.: 314, 390, Amado, Isalas: 330. Amalrik, Andrei: 463". Amaral, Edgardo L.: 308", Amstrong, Francis J. de: 199. Amunátegui, Miguel Luis: 154. Anaya, Elbio C.: 397, 399". Anchorena, Manuel: 20, Anehorena, Nicolás de: 21, 72, 84, 143. Anehorena. Tomás S. de: 6, 232". Andrea, Miguel de: 436. Aneiros, Federico León: 148. Anquin, Nimio de: 388", 396". Antille, Armando: 418. Antokoletz, Daniel: 285. Antonio, Jorge: 427".
Anzorena, Pedro: 237, Apter, David: 353", Aquino, Pedro León: 61. . Aramburu, Pedro Eugenio: 459, 479. Aramburu, Ricardo A.: 324". Arana, Felipe de: 20, 21". Arias, José 1.: 149, 186, Aron, Raymond: 349. Arredondo, José Miguel: 101, 107, 136, 142, 145, 149, ISO, 193. Aubert, Roger: 170". Auza, Néstor: 293". Avalas, Benjamin: 360", Avalas, Eduardo: 405, 406, 417, 420, 422. Avellaneda, Marco: 40, 48, 50, 53, 255, 260. Avellaneda, Nicolás:' 97, 136, 137, 138, 139, 140, 141, 142, 144, 146, 147, 148", 150, 151, 154, 155, 159, 165, 179, 184, 185, 186, 194, 201", 205, 291, 291", 449. Ayala, Juan: 236. Ayarragaray, Lucas: 214.
Sacie, César Hipólito: 42. Balbin, Ricardo: 428, 480, 481. Balcaree, Mariano: 108. Baldrich, Alberto: 408. Balestra, Juan: 220", 223". Balmaceda, José Manuel: 155. Banchs, Enrique: 285. Barba, Enrique: 41", 46", 51", 220", Barbeito, Juan: 99, Barbieri, Enrique: 323. Barcala, Lorenzo: 36. Barceló, Alberto: 338, 388, 416. Baring (Banca): 247. .Barraclpugh, Geoffrey: 265", 268". Barreda Laos, Felipe: 298.
Barroetaveña, Francisco: 215, 216, 222, 231. Barros, Álvaro: 193. Barros :Arana, Diego: 245. Barros Pazos, José: 104. Beaufre, André: 465. Beazley, Francisco J.: 258. Beccar Varela, Horacio: 368. Becú, Carlos A.: 316", 323. Beiró, Francisco: 338",339, 364. Belgrano, Manuel: 144". Bello, José Maria: 165". Benavídez, Nazario: 36, 50, 82, 89. Bendix, Reinhard: 277", 412". Benegas, Martín: 214. Bengoa, Justo León: 406, 459. Berdeber, Onofre: 259". Bergés, José: 116, 118, 122. Berro, Bernardo Prudencio: 116, 118, 120. Beyhaut, Gustavo: 178", 277". Bidart Campos, Germán: 299. Bingham, Hiram: 285. Bismark, Otón, príncipe de: 113, 159, 160", 161,241". Blaine, James G.: 164. Blasco lbáñez, Vicente: 285. Berón de Astrada, Genaro: 44, 45. B¡jhme, Helmut: 160". Bollo, Palmira S.: 94". Bonald, Louis de: 356. Barbón, Infanta Isabel de: 285. Borbón, Infanta Maria Cristina de: 32. Bordabehere, Enzo: 380. Borges, Jorge Luis: 280", 308". Borlenghi, Angel: 434. Barrero, Antonio: 165. Barrero, José María: 318. Boseh, Beatriz: 76", 86", 91". Bosch, Ernesto: 368". Bosch, Francisco B.: 236. Botana, Natalio: 463". Box, Pelham Horton: 117", 123". Braeho, José: 51". Braden, Spruille: 415, 4i6. Bramuglia, Juan A tillo: 434. Braudel, Fernand: 478. Braun, Rafael: 463". Braun Menéndez, Armando: 243", 248". Bravo, Marill: 302", 339". Brebbia, Carlos: 377.
Brizuela, Tomás: 36, 48, 50, 53. Bunge, Carlos Octavio: 302". Burdeau, Georges: 462". Burgin, Miran: 25", 29. Burgos, Pedro: 20. Burnham, Jaime: 349. Bustos, Juan Bautista: 8, 9. Bustos Fierro, Raúl: 425", 439", 455", 457. Butler, Daord J.: 470". Byron, lord (George Gordon): 31, 41. Caballero, Ricardo: 371. Cafiero, Antonio F,: 445, 445", 446", 448. Cagliero, Juan, 249. Calderón, Horacio: 398, 399. Calvo, Nicolás: 81. Cambaeeres, Eugenio: 150, 187. Caminos, José R.: 117. Campa, Juan de la: 360". Campos. Julio: 186. Campos, Luis Maria: 236". 242", 259", Campos, Manuel J.: 217, 218, 220". Camus, Albert: 349. Cané, Miguel: 38, 142,165, 168, 169, 173", 191, 191", 196, 197, 205, 214, 215, 216, 226, 232, 250, 283. Canning, George: 32. :Cantilo, José Luis: 330". Cantilo, José Maria: 385, 389", 391. Cantón, Daría: 293", 314", 331", 339", 376", 423", 463". Cantoni, Aldo: 331, 335. Cantoni, Federico: 338, 450. Capdevila, Alberto: 217, 219. Carbó, Alejandro: 308,310. Cáreano, Miguel Angel: 224",297", 333. 375, 377, 389, 414. Careano, Ramón J.: 69", 115, 124", 157, 214, 215, 217, 301, 302". Carlés, Manuel: 324", 333, 339", 380, 381. Carlos X (de Francia) : 30, 32. Carulla, Juan E.: 355, 371, 383". Carretero, Andrés M.' 280". Carreras, Francisco de las: 104. Carril; Bonifaeio del: 428", 456", 460".
Carril, Salvador Maria del: 68, 77, 77", 85, 104. Casadevall, Domingo F.: 283". Casal, Pedro S.: 374. Casares. Carlos: 150. Casares, Tomás D.: 436. Castelar, Emilio: 451. Castellani, Leonardo: 388. Castellanos, Joaquín: 231. Castellanos, Telaseo: 198. Castelli, Pedro: 45. Castillo, Rafael: 256". Castillo, Ramón S.' 375, 386, 389, 391, 392, 393, 394, 395, 396, 398, 399, 405, 410. Castillo. Santiago del: 481. Castlereagh, Enrique R.: 32. Castro, Fidel: 321". Castro, Carlos de: 124. Catriel: 194. Caxias, Luis Alves de Lima y Silva, marqués de: 103, 109, 127. 131, 132, 133. Celesia, Ernesto: 5, 13", 19". Cereijo, Ramón: 446. Círia, Alberto: 368". 370", 384", 385". 417". Cirigliano, Gustavo J.' 174". Civit, Emilio: 242". Clara, Gerónimo Emiliano: 200. Clemeneeau, Georges: 285. Cleveland, Stephan Gróver: 248. Codovilla, Victoria; 361". Coe, John: 73. Coleman, James S.: 478". Coll, Jorge E.: 389". Concha Subereaseaux. Carlos: 248. Conesa, Emilio: 145. Conil Paz, Alberto: 344", 352", 376n, 377", 385", 390", 393, 396, 403", 407. Contreras, Miguel: 339". Coolidge. Calvin: 343. Cooke, Juan l.: 408, 418. Cornbilt, Osear: 177", 277". Cortés Conde, Roberto: 178". Cossio, Carlos: 364". Costa, Eduardo: 103, 103", 106, 224, 225, 227, 236". Costa, Jerónimo: 79. Costa. Julio A.: 230. CoUa, Sergio: 316". Crémer, Ambrosio: 45. Crespo, Domingo: 99. Cueeorese, Horacio Juan: 212", 251", 252, 253". Cuitiño, Ciriaco: 18, 20. Culacciati, Miguel: 393, 414. Cullen, Domingo: 43, 44.
493
Cúneo, Dardo: 250, 313". Current, Richard: 162", 163". Chateaubriand, Francois René, vizconde de: 41. Chilavert, Martiniano: 46, Dahl. Robert A.: 309", 339". Daireaux: Emilio: 175,175". 176. Darlo, Rubén: 274, 285. De Angelis, Pedro: 27, 38. Decker, Rodolio A.: 436. Deheza, Román A.: 9, 10. Delbrück, Rudolf van: 160". Delgado, Francisco: 104. Dellepiane, Antonio: 322, 330, 358. Dellepiane, Luis: 360",365, 383. Demada, Mariano: 217, 220, 222, 234, 234", 236. Derqui, Santiago: 82, 85, 86, 86", 88, 90, 91, 92, 94, 104, 157, 291, 291". Descalzo, Bartolomé: 364, 365. De Tomaso, Antonio: 374, 375, 375", 377, 377" 378. Díaz, Alejandro Carlos F.: 447".. DIaz Araujo, Enrique: 395". Diaz, César: 82, 99. Diaz Colodrero, Justo: 425. Diaz de Concepción, Abigail: 431". Dlaz, Juan José: 23". Diaz, Porfirio: 165. Dickman, Enrique: 250", 302", 337. Diéguez, Héctor: 328". Di Giovanni, Severino: 321. Dipset, Symour M.: 412". Diskin, David: 434. Di Tella, Guido: 178", 328", 448". Domecq Garcla, Manuel: 328". 338". Domenech, José: 434. Don'ego, Luis: 6. Dorrego. Manuel: 6. Drago, Luis María: 142, 249, 255. Duarte, Juan: 427", 444, 451'. Duhau, Luis F.: 329, 375. 379, 380. Duroselle, Jean Baptiste: 159", 160", 268. 312". 428. Duverger, Maurice: 454". Easton. David: 288". Echaglie. Pascual: n. 47, 51, 58.
494
44,
Echeverría, Esteban: 38, 39", 40, 41". Eizaguirre, Severo: 406. Elizalde. Rutino de: 67, 103, 103", 106, 107, 117, 118, 124, 143, 151. Engels, Federico: 238, 348, 478. Errázuriz Echaurren, Federico: 245. Errázuriz Urmeneta, Rafael: 248. Epumer: 194. Escalada, Mariano: 66. Escalante, Wenceslao: 232. Esch, J. van des: 350". Esquiú, Mamerto, fray: 199. Estigarribia, Antonio de la Cruz: 127, 129. Estrada. José Manuel: 197, 198, 200, 208, 222. Estrada, Santiago: 200. Etchepareborda, Roberto: 222", 234", 257", 308", 331", 339", 358, 360", 361". Ezcurra, Encarnación: 18, 19. Faccione. Emilio: 367, 368. Falcón, Ramón L.: 260. FarrelI, Edelmiro J.: 397", 399, 404, 405, 405". 406, 407, 408, 415, 417, 418, 420, 421. 422, 436, 445. Fayt, Carlos J.: 299. 433", 434, 434". Fernández Beiró, Aníbal: 377. Fernando VII (de España): 32. Ferns, H. S.: 27". 29",49", 55", 56", 80", 203. 203", 213, 242. Ferrari, Gustavo: 165", 242", 245, 247", .248", 344", 352", 376", 377", 385", 390", 393, 396, 403", 407. Ferré. Pedro: 11, 12, 26, 21, 47, 51, 53, 77", 114. Ferrer. A1do: 174". Ferrer, Horacio A.: 280lJ• Ferry, Jules: 172. Figueroa, Julio: 218. Figueroa A1corta, José: 249, 256, 258, 259, 260, 261, 262", 263, 278, 285. Figuerola y Tresols, José Francisco Luis: 434, 445. Filippi, Francisco: 396, 400". Fincati, Mario: 393, 397. Fleitas. Juan B.: 360". Flores, Justiniano: 79. Flores, Venancio: 93, 95, lIS, 116. 117. 118, 119, 120, 121. 122. 123. 124, 127, 130.
Flores Jijón, Antonio: 165. Floria, Carlos A.: 68", 87", 288", 294", 356", 463", 468". Folllet, Joseph: 267", 431. Fors, L. R.: 234". Forni, Floreal: 388", 447, 447". Fovie, Jorge Guillermo: 312". Fraga, Rosendo M.: 257, Fragueiro, Mariano: 77", 85. schi, Gustavo J.: 293". Francia, Gaspar Rodriguez de: 113, 114, 146. Franco, Francisco: 346, 390, 423, Fray Mocho (José Sixto Alvarez): 174", . Freidel, Frank: 162". 163". Frers, Emilio: 242". Fresco, Manuel: 382, 388, 390, 391, 414. Freund, Julien: 170". Frías, Félix: 84, 150, 155, 186. Frondizi, Arturo: 321",428, 442, 448, 480, 481. Funes, Clara: 192. Gainza, Martín de: 144, 145, 148, 151. Galán, José Miguel: 61, 71". Galarza, Miguel Gerónimo: 61. Ga1braith, J. K.: 341", 466, 483. Galíndez, Ismael: 399",404. Gá1vez, Manuel: 285, 388". Gallardo, Angel: 325, 326, 328", 336, 338", 381. Gallo, Ezequiel (h.j: 314". Gallo, Vicente C.: 326, 329", 330, 332, 334, 336, 339", 371, 386. Garcia Belsunce, César A.: 87", 90", 91", 92", 201", 205". Garcia, Giménez, F.: 280". García, Juan Agustín: 174". Garcia, Luis: 358. García, Manuel José: 20. García Mellln, Arturo: 383. García Merou, Martin: 142, 220. Garcia Moreno, Gabriel: 109. Garcla. Rafael: 208, 208". Garcia Valdés. José: 5. Gardel, Carlos: 411. Garmendia, José Ignacio: 219. Garra, Juan M.: 229. Garfield, James: 164. Garzón, Félix T.: 296.
'~
Gay, Luis F.: 434, 438. Gelly y Obes, Juan Andrés: 103", 145, 230", 237". George, Henry: 202. Germani, Gino: 177", 178", 179", 180", 277, 277", 278", 412". Ghioldi, América: 442. Ghioldi. Rodolfo: 339". Gil, Anacleto: 300. Gilbert, Alberto: 399, 404, 405. Giménez de la Serna: Ramón: 280", Giolitti, Juan: 319. Godoy, Enrique: 256". Gómez, Alejandro: 481. Gómez, Carlos: 396". Gómez', Indalecio: 296, 297, 299, 302, 308. Gómez, Juan Carlos: 125. Gómez, Ramón: 316". Gómez, Rufino: 82. Gómez Morales, Alfredo: 446", 448, Gonzalez, Elpidio: 316", 324, 325, 330, 360", 422. González, Enrique P.: 396, 397, 399, 400, 405. González, Joaquín V.' 174",250, 251. 256, 256", 285, 305, 308. González, Lucas: 103", 140. Gonzá1ez Arrili, Bernardo: 283". González Ba1carce, Juan Ramón: 7, 12, 16, 18, 19,25. González Iramain, Nicolás: 337. Gori, Pietro: 250. Gorostegui, Haydée: 178". Gorostiaga, José B.: 66,74, 77, 104, 144, 186, 208. Goyena, Pedro: 191, 199, 200, 216, 222, 227. Goyeneche, Arturo: 326. Goyret, José T.: 94". Grandona, Mariano: 243", 463", 481". Groppo, Pedro: 389". Groussac, Paul: 198. Guaycochea, Samuel: 443". Güemes, Adolfo: 371, 386, 422. Guevara, Juan: 459. Guido, José MarIa: 481. Guido, Mario: 330. Guido, Tomás: 60, 143. Guillermo 11 (de Alemania); 268. Güiraldes, Ricardo: 326". Guizot, Francisco P. Guillermo: 41. Gutiérrez, Celedonio: 99. Gutiérrez, Eduardo: 173". Gutiérrez, José Maria: 106, 143, 2Z4, 225,
Gutiérrez, Juan Maria: 38, 67, 69, 74, 77, 142, 151. Halperín Donghi, Tulio: 163", 165". 275", 321", 351", 352", 366", 410", 455". Harrison, Benjamin: 164. Haya de la Torre, Victor Raúl: 321", 390. Hayes. Rutheford Birchard: 157. Hégel, Jorge Guillermo Federico: 31, 33, Hellmuth, Osear Alberto: 403", 404. Heras, Carlos: 140". Heredia, Alejandro: 35, 36, 38, 45. Heredia, Felipe: 21, 36. Hernández, Amelio: 434. Hernández, José: 142. Herrera. Luis Alberto: 118". Herrera Vegas, Rafael: 329". Himmler, Heinrich: 404. Hindenburg, Pablo van: 268. Hitler, Adolfo: 347, 34!l. 350. Hobbes, Tomás: 198, 206. Hadara, Joseph: 173". Hopkins, Harry: 431". Hornos, Manuel: 71, 73, 93. Houssay, Bernardo: 437". Hueyo, Alberto: 374. Hull, Cordel!: 385, 403, 404, 407. Huntington, Samuel P.: 462", -Ibarguren, Carlos: 2", 3" 6", 22, 23" 226", 256, 302, 302", 305", 308, 310, 336. 345, 371, 378, 394. Ibarguren, Federico: 356". Ibarra, Absalón: 102. Ibarra, Felipe: 10, 13, 15, 35, 36, 44. Illia, Umberto A.: 482. Imaz, Francisco: 460. Imaz, José Luis de: 413", 414, 414". Imbert, Aníbal: 399. Ingenieros, José: 285. Irazusta, Julio: 355';. 378, 388, 390. Irazusta, Rodolfo: 355, 378, 388, 390. Iriarte, Tomás de: 81. Irigoyen, Bernardo de: 143, 149, 150. 167, 184, 185, 187, 205, 208, 227, 229, 232, 234, 235, 237, 254, 262. Irigoyen, Martin: 5. Iriondo. Manuel M. de: 374, 394.
IrrazábaJ, Pablo: 101. Ivanowsky, Teófilo R.: 149. Jackal: véase José M, Mendia. J acquin, José: 243. Jagüaribe, Helio: 160". Jano (dios): 374. Jauretche, Arturo: 383, 3S8. 415, 445. Juárez, Benito: 108. Juárez Celman, Miguel; 184, 191", 198,201", 207, 20S, 208", 209, 210, 212, 213, 214, 217,219, 220, 220", 221, 221", 222, 223, 225, 238, 291, 291", 315. Jung, Carl Gustav: 431", Justo, Agustín P.: 322,323, 328", 330, 357, 358, 359, 364, 367, 370, 371, 372, 373, 374, 375", 376, 379, 380, 381, 382, 383, 383". 384, 385, 386, 387, 388, 389, 392, 392", 393, 394, 396,.448. Justo, Juan B.: 250, 280, 300. 302",309,313",334, 338". Kenworthy, Eldon: 471" KinkeJin, Emilio: 368, 368". Kissinger, Henry: 465. Korn, Alejandro: 170",191, 415. 417", Kornha, William: 267". labayrú, Bernardino: 442. Lafayette, Mario, marques de: 33. Laferrere, Gregario de: 174", 283. Lagos, Hilario; 67, 74. Lagos, Julio: 406, 460. Lagos García. Luis: 201. Lallemant, G. A.: 238 Lamadrid, Gregario Ará,oz de: 10, 13, 37, 48, 49, 50, 61. Lamarca, Emilio: 200. Lamas. Andrés: 41, 46. Lambert, Jacques: 352". Lamennais, Hugo F. Roberto: 41, 428. Lanus. Roque: 381. Lanusse, Alejandro Agus~ tin: 484. La PaJombara, J.: 454". Lapido, Octavio: 118, 119. Laspiur, Saturnino: 184. Lastra. Bonifacio: 229. Latorre, Pablo: 21. Latreille, A.: 173", Lattes, Robert: 465. Laurencena, Miguel: 323, 326, 386. Laval1e, Juan: S, 7, 8, 45, 46, 47, 48, 50, 51". Lavallc, Ricardo: 262.
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1
r
Lavalleja. Juan Antonio: 115. Lavallol, Felipe: 83. Leblanc, Lauis F.: 43. Le Breton, Tomás: 328", 329, 330, 374. Legón, Faustino J.: 439, 440. Leguizamón, Guillermo: 377, 378. Leguizamón, Onesimo: 142. Leiva. Manuel: 15. 27. 1.,'ncina, Carlos Washington: 331, 335. Lenin. Nicolás: 271, 348. León XIII (papa): 249. Leprérlour. Fortune J.: 57. Lerche, Harold: 465. Lerminier, Juan Luis Eugenio: 41. Leroux, Gastón: 41. LevaUe, Nicolás: 217, 218, 219, 220, 221", 224, 225, 236. Levene, Ricardo: 102". 165". Levilller, Roberto: 76", 146", 201", 230", 237". Levingston, Roberto Marcelo: 484. Lieuwen, Edwin: 442". Liliedal, Osear: 231. Linares Quintana, Segundo V.: 299. Lincoln, Abraham: 108. Lipset, Seyrnour M.: 277", 412, 478". List, Federico: 171". Lonardi, Eduardo: 442, 443, 449", 459, 460, 460", 479, 481. López, Benigno Solano: 114. López, Carlos Antonio: 114. López, Estanislao: 7, n, 12, 13, 14", 15, 22, 35, 36, 43, 44, 51, 77", 82. López, Francisco Solano: 83, 114, 116, 117, 118, 122, 123, 124, 126, 129, 130, 132, 133, 156. López, Javier: 10. López, Juan Pablo: 49, 51, 53,.61. López, Lucio V.: 142, 173", 218, 224. 234". López, Vicente Fidel: 38, 40, 67, 68, 69, 71", 142, 143, 186, 216, 224, 225, 22_6, 229. López, Manuel: 36. López Jordán, Ricardo: 11, 92, 96, 142, 145, 192. López y Planes, Vicente: 66, 67, 71, 77. Lorio, Juan Carlos: 442. Loza, Eufrasia: 328", 329". Lozano, Jorge M.: 460".
496
Lucero, Frank1in: 420. Ludendorff, Erico van: 268, 272. Lugones, Leopoldo: 285, 319, 341", 355, -356, 365. Luna, Félix: 32~", 369", 381", 383", 410", 415, 417", 418, 421". Luna, Pelagío B.: 309. Luque, Mateo J.: 91. Lurde, Alexandre, conde de: 55. Luxburg, Karl van: 319. Lux-Wurm, Pierre: 438", 444". Mackau, barón de: 49. Machado, Antonio: 473. Madariaga, Joaquín: 54,56. Madariaga, Juan: 53, 56, 71. Madero, Eduardo: 203, 291. Madero, Francisco B.: 187. Mafud, Julio: 180", 280". Magnasco, Osvaldo: 242. Malthus, Tomás Roberto: 171. Mansilla, Lucio V.: 56, 61. 106, 142, 173", 180, 220", 284. Manzi, Homero: 383. Maquiavelo. Nicolás Bernardo de: 2, 194. Marañón, Gregario: 313. Marcó, Celestino J.: 328", 329", 330. Mármol, Jase: 67, 92, 96, 120. Martel, Julián: 173". Martín, Juan A.: 256". MartÍnez, Domingo: 398, '399. MarUnez, Enrique: 18, 19, 364. Martínez de Hoz, Jase Alfredo (h.): 376". Martire, Eduardo: 14. Márquez, Carlos D.: 389", 391. 392, 392". Marx, Carlos: 34, 238, 348, 458. Masan, Diego: 398, 399". Mastronardi, Carlos A.: 326". Matera, Raúl H.: 482. Mattera, Luis: 198, 200. Matienzo, José NicoIas: 195, 215, 222, 290", ,291'" 292", 328", 329", 330, 331, 335, 339", 372, 389. MaximUlano I (de Mexica): Ül9, 165. Maurras, Carlos: 346. 356. Mayer, Jorge M.: 183", 188". Maza, Manuel Vicente: 19, 21, 23, 25, 37, 45, 52. Maza, Ramón~ 45. Mazo, Gabriel del: 383.
Mc Alister, L. N.: 366". 'Mc Gann, Thomas F.: 166 166", 167, 168", 180, 202'" 226, 226", 275", 277", 279: 284", 285, 286, 305. Medina, Anacleto: 61. Medina, Francisco: 368". Medinacelli: 110, 111. Medrana, Samuel W.: 440 Mela, Carlos R.: 223",,255'260", 263", 323, 326, 330, 336, 339". Mela, Leopoldo: 326, 330, ,336, 339, 374, 380, 388. Mendeville, Juan Enrique: 4, 50, 52, 55. Mendia, José M. (Jackal): 220". Menéndez, Benjamín: 442, 443". Menvielle, Julio: 384",388". Mercader, Emilio: 369, Mercante, Domingo: 400, 405. 409, 420, 421, 422, 441. Merton, Thomas: 431". MetterniehWinneburg, Klemens Wenzel, príncipe de: 32. Michels, Robert: 267". Miguens, José Enrique: 412", 413. Miranda, Miguel: 445, 446. Mitre, Bartolomé: 29, 41, 61, 67, 69; 70, 70", 71, 72, 73, 78, 81, 82, 83, 84, 86, 88, 89, 90, 92, 93, 94, 95, 96, 97, 99, lOO, l(ll, 101", 102, 103, 103", 104, 106, 107, 108, 111, 112, 112", 116, 11,7, 119, 120, 121, 122, 123, 124, 124", 125, 126, 127, 129, 130, 131, 134, 135, 136, 140", 141, 142, 143, 146, 147, 148, 149, 150, 151, 155, 156, 157, 183, 186, 187, 187", 189, 192, 205, 207, 208, 217,220",227,228, 228", 229, 231, 232, 238, 242", 247, 254, 259, 262, 291, 291", 322, 371, 385. Mitre, Emilio: 93, 145, 259, 261, 262. Mittelbach, Aristóbulo: 395. Mirabeau, Honorato Gabriel de Riqueti, conde de: 206. Molé, Luis Mateo. conde de: 43. Malina, Abrah,am: 231. Malina, Juan Bautista: 368, 371, 383, 384, 389, 392, 397. Malina, Luis: 99. Molina, Pedro: 36. Malina,. Ramón: 382, 383. Malina, Raúl A.: 324", 325", 331", 334, 338", 339". Molina, V1ctor' M.: 329".
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Molinari, Diego Luis: 383, 404. Moltke, Carlos Bernardo van: 113, 160. Monroe, James: 32. Montes, Juan Carlos: 395. Montes, Miguel A.: 395, 397, 399; 400. Montes de Oca, Manuel Augusto: 259", 260, 302. Moran, Theodore R.: 469". 470. Moreno, Jase María: 186. Moreno. Juan José: 187. Moreno, Rodolfo: 395. Moretti, Florindo A.: 339". Mosca, Enrique M.: 422. Mosconi, Enrique: 441. Mounier, Emmanuel: 349. Moussy, Martín de: 77. Murature, José Luis: 284. Murena, R. A.: 280", 411". Mussolini, Benito: 346,349, 350. Myers. Frank E.: 462". Nabuco: 125. Namuncura, Manuel: 154. Napoleón 1: 31, 32. Napoleón III: 108. Navarro Gerassi, Marysa: 354", 356, 355", 383", 388", 391, 391", 397". Navarro Viola, Miguel: 200. Nazar, Laureano: 99. Nazar Anchorena, Benito: 436. Needler. Mart1n C.: 477, 478". Nelson, Ernesto: 284. Nevares, Alejo: 200, 222. Nlcolini, Oscar: 420. Niemeyer, Otto: 379. Nietzsche, Federico: 268". Noble, Julio A.: 217", 218", 220", 228", 230"; 233", 235", 237, 378. Noel, Martín: 414. Nogués, Pablo: 375". Nolte, Ernst: 354". Novoa, Ramón: 458. Nun, José: 366". Obligado, Pastor: 79, 81, 84, 96. Obligado, Rafael: 142. Ocampo, Juan Cruz: 94. Ocampo, Manuel: 94, 148, 208, 208", 222. O'Connor, Eduardo: 220". Oddone, Jacinto: 250". Olazábal, Manuel de: 18, 81. Olivera, Ricardo: 298. Oliveira Salazar, Antonio de: 313. Olivieri, Anibal: 442.
Olmos, Ambrosio: 214. Ongania, Juan Carlos: 398, 427", 481, 483. Ordóñez, Manuel V.: 436. Orgambide, Pedro: 283". 284". Oría, Salvador: 393. Oribe, Manuel: 44, 48. 49, se, 51, 51", 52, 54, 55, 57, 60, 61, 115. Orleáns, Luis Fe,lipe de: 30, 31, 34. Orma, Adolfo F.: 256". Orona, Juan V.: 322". Orús, Manuel: 375". Ortega y Gasset, José: 180", 267", 286", 341, 479. Ortiz, Roberto M.: 329", 371, 375, 386, 388, 389, 389", 390, 391, 392, 393, 394, 414. Osés, Enrique P.: 390. Osario, Manuel Luis: 124,. 130. Ossorio Arana, Arturo: 443, 453. Oyhanarte, Horado: 360", 422. Paccini, Regina: 325". Pacheco, Ángel: 12, 17, 21, 50, 61, 73, 325". Pacheco, Elvira: 325". Pacheco, Wenceslao: 210". Padilla, Ernesto E.: 301. 368". Padilla, José: 389", 390. Padilla, Miguel M. (h.l: 440. Pages, Pedro: 329. Palacio, Ernesto: 355, 361", 385". 'Palacios, Alfredo L.: 254, 300, 309, 392. Palcos, Alberto: 136". Palmerston, lord (Juan Temple): 28, 32, 33, 37, 49, 54, 55, 57. Pannikar, K. M.: 265. Parra, Andres: 18. Pascal, BIas: 41. Pastor, Reynaldo: 425, 442. Patrón Costas, Robustiano: 301, 389, 394, 396. Paunero, Wenceslao: 93, 95, 99, 100, 101, 107, 127. Paz, José C.: 149, 151, 214. Paz, José María: 5, 7, 8, 10, 11, 12, 13, 48, 50, 51, 54, 56, 77", 126. Paz, Marcos: 67, 85, 99, 102. 103, 1M, 106, 132. Paz, Máximo: 207. Pedernera, Juan Esteban: 12, 85, 94, 95, 291. Pedro II (del Brasil): 60, 115, 118. Pellegrini, Carlos: 143,147, 148. 151, 168, 191, 195, 200,
203, 208, 208", 216, 217, 219, 221". 223, 224, 225, 226, 227, 229, 231, 231", 232, 235, 236, 238, 239, 239", 240, 241, 243", 246, 251, 252, 258, 259, 262, 284, 291". Pellegrini, Ernesto: 252, 253. 254, 255. Pelliza, Mariano A.: 242". Peluffo, Orlando: 408. Penelón, José F.: 339". Peña, Félix: 468". Peña, Félix de la: 102, 243". Pena, Juan Bautista: 81. Peñaloza, Angel Vicente (El Chacha): 50, 53, 99, 100, 101, 101", 144. Peralta, Alejandro N.: 300". Perette, Carlos A.: 482. Pérez Amuchástegui, Antonio J.: 110", 306", 331". Pérez Colman, Enrique: 360". Pérez. Ernesto: 368". Pereyra, Gabriel: 116. Perez, Santos: 22, 36. Perlinger, Luis: 405, 406, 408. Perón, Juan Domingo: 299, 364", 383", 395, 396, 397, 399, 400, 404, 405, 405", 406, 407, 408, 409, 411, 415, 416, 417, 417", 418, 419, 420, 421, 422, 423, 425, 425, 427, 427", 428, 429, 430, 432, 433, 434, 434", 435. 436, 437, 438, 438", 440, 441, 442, 443, 444, 445, 446, 447, 450, 452. 453, 454, 456, 457, 458, 459, 460, 479, 480. Perón, María Eva Duarte de: 418, 420, 421, 422, 426, 427,427",429,_430,431, 431", 433. 436, 441, 442, 443, 444, 452, 456, 458. 459. Perroux, Fram;ois, 466. Pertiné, Basilio B.: 375. 382, 414. Phlilips, Eduardo: 245. Pico, César E.: 355. Pico, Francisco: 67, 69. Pico, Oetavio: 368", 370. Piedrabuena, Luis: 105. Pierrestegui, Juan: 396. Piettre, André: 171". Pincen: 194. Pineda, Agustín de: 19, 143. Pineda, Federico: 259", 337,361",375,378,379,384", 385", 386", 389", 392, 393. Pinto, Guillermo: 73. Pinto, Manuel: 71. Pinero, Norberto: 259", 323. Pío IX (papa): 170". Pirán, Jase María: 71.
497
/,1
...~.-J .....••. ~~:.~.,.
Pistarini.
Juan"
:\67, :l98,
420,
Victorino de la: 140, 262, 263. 302, 30J, 304. 305, 306, 307, 308, 309, 319. 320. Pizarra, Manuel D.: 198. 199, 219. 227, 230. Podestá Costa, L. A : 248". Pomar, Gregario: 371 Portela, Irenea: 8'1. Portnoy, Leopoldo: ~47". Porto Alegre. barón de: 131 Posse, FUemón: 210". 214 Potash, Robert: "246". 322", 357", 358". 359". 366. 367, 375", 382". 384, 389", 391", 394, 395". 396". 397". 398", -lOO". 403", 404", 405", 408". 409, 417". 418". Prebisch, Raúl: 329. :l77. 449, 449". Prélot. Mareel: 346", 349. Primo de Rivera, Miguel: 347. Primo de Rivera y Saen1. Heredia. José A,: 347. :l48. 348", 356. Pringles. Juan Pascual: 12. 13. Proudhon, Pedro José: 34. Púa, Carlos de la: 280". Puentes, Gabriel J,: 19". Pueyrredón. Carlos A.: 257". Pueyrredón, Honorio; 316". 320, 370, 37l. 382, 386. Pueyrredón, Manuel' 19, 81. Puig, Juan Carlos: 243", 244". Puigbó. Raul: 180". Puiggrós. Rodolfo: 238", 250", 361". Pujo!. Juan: 68, 69. 85. Purvis, J. Brett: 55.
Plaza,
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Quesada. Ernesto: 142,222. Quesada, Vicente Gregario: 155. 167. Quevedo, Francisco: 19. Qu'ijano, Hortensia; 418, 423, 428, 443. Quinet, Edgardo: 32. Quintana. Enrique: 234. 234", 236". Quintana. Federico: 284. Quintana. Manuel: 104, 142, 143, 167, 232, 232", 236, 2361', 237, 254, 255, 256, 257, 258, 262, 29l. Quirno Costa, Norberto: 167, 209, 210", 242, 247, 259". Quiroga. Horado: 174". 341". Quiroga, Juan Facundo: 8. 9, 10, 12, 13. 14, 14", 15. 16. 20. 21, 34, 35, 36, 40. 46.
498
Racedo. Eduardo: 210" Ramírez, Emilio: 395. Ramirez, Francisco: ll. Ramirez, Pedro P.: 394, 396, 397. 398, 399. 400", 402. 403, 404. 'lOS, 405", 406. Ramos Mejía, Ezequiel' 259". Ramos Mejia. Francis('o: 216", 436. Rawson, Arturo: :196. 397, 397". 398, 399, 'lOS, 419 Rawson, Guillermo: l03". 105. 106, 186. Ray, J oseph; 397". Real. Juan Jose: 361" Rebaudi. A.: 123", 124". Reimundez, Manuel: 443". Reinafé. José Vicente: 13, 22, 35, 36. Rémond. Rene: 173", 354" Renard, Abel: 368. Rennie, Isabel F.: 325". Renouvin. Pierre: 30",269". 210", 272", 274. 312", 350". Repetto. Nicolás: 250", 309, 323", 339", 372, 378. Repetlo. Roberto: 436 Reyes, Antonio: 61. Reyes, Cipriano' 424. 4:18. RiaJ, Arturo: 459. Ricchieri, Pablo: 249. Rico, Manuel: 45. Riera, Manuel: 136". Ríesco, Germán: 247. Riestra. Norberto de la: 80, 87, 89, 92, 140, 143, 150. Río Bram~o, José Maria da Silva Paranhos, barón de: lI6, 124, 156, 303. Rivadavia, Bernardino: 2, 20. 427. Rivadavia, Martín: 242", 247. Rivarola, Horado: 174, 176", 201". 205", 330". Rivarola, Mario A.: 334". Rivarola. Rodolfo: 69",70", 73", 84", 142, 175", 189, 190", 288". 290, 293", 294, 301, 302", 324". Rivas, Ignacio: 132, 145, 146, 149.' Rivera Astengo, Agustín: 195", 206". 207", 209, 235". Rivera, Fructuoso: 44, 45, 46, 47, 49. 50, 51, 52, 54, 55, 56, 59, 115, Robles, Doroteo Marcelo: 129. Roca, Julio Argentino: 97, 149, 151, 153, 154, 167, 168,' 177, 183, 184. 185, 186, 187, 188. 191. 192, 193, 194, 195, 196. 197, 198, 201", 202, 205, 206, 201, 208. 210, 214. 216, 217, 21B. 219, 220, 220", 221",
22-1, 225, 227 229, 231, 232. 235, 236, 237. 238, 239, 240, 241,. 242, 242", 243", 244, 24-1", 245, .247, 248, 249, 250, 254, 255, 258, 259, 260. 261, 263, 291", 299, 308, 316, 371, 372, 373. 377", 380, 388, 392, 393, 414, 425. Roca. Julio A (h.l: 258, 372, 386. Rocca, Santiago C.: 323. Rocco, Pedro: 361. Rocha, Dardo: 151, 184, 187, 208, 219. 221". 225. Rodó, Jose Enrique: 274. Rodriguez, Manuel: 370, 375, 375", 380. 381, 382, 38:( 388. Rodriguez, Martin: I. 44. 46. Rodriguez Conde, Matias: 383". Rodrígllez Larreta, Carlo~: 256", 257, Roger, Aíme: 42. 43, 44. Rojas, Absalón: 232 Rojas, Ángel D,: 310. Rojas. Isaac: 459. 479. Rojas. Manuel: 375". Rojas, Nerio: 146". Rojas. Ricardo: 285. Roldán. Belisario: 228, 228". Rolón. José María; 99. Rolón, Mariano Benito: 19. Romero. Juan José; 232". Roon, Alberto Teodoro Emilio. conde de: 160, Rooselvelt, Franklín D.: 344, 384, 403, 407, 431". Roosevelt. Theodore: 111. Rósa, Jase María: 242". 243, 308, 388", 398, 399. Rosales, Leonardo: 4. Rosas. Juan: 63. Rosas, Juan Manuel de: 1,2,3,'4,5.6,7. 11, 12, 13,' 14. 14", 15, 16, 17, 18, 19,20. 21, 22. 23, 25, 26, 27. 28, 29, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 'lO, 41. 42, 43, 44, 45, 46, 47, 48, 50, 51, 51", 52, 53. 54, 55, 56, 57, 58, 59. 60, 61, 62, 65, 66, 68, 70, 90, 100, 105, 114, ll5, }89, 388", 440. Rosas, Manuelita: 63. Rosas. Prudencia: 19, 45. Rasler, Osvaldo: 280", Rosmini. Serbati A.: 316". Rossi, Santos V.: 367. Rothe, Guillermo: 393. Rothschild (Banca): 247. Ruano, Agustín: 19". Ruiz Guiñazu, Enrique (h.): 367", 393. Ruiz Huídobro, José: 16. Ruiz Moreno. Isidoro J.: 91". 190". Ruiz Moreno. Martín: 94.
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I ¡ f
Runciman, Walter: 377. Rustow, Dankwart A.' 478".
Saa, Felipe: 101. Saá, Juan: 89, 91. 92, 99, 101. Saavedra, Arturo: 395,406. Saavedra, Mariano: 104, Saavedra Lamas, Carlos: 285, 374, 377, 380, 385, 414. Sábato, Ernesto: 280", Sabattini, Amadeo: 381, 387, 394, 408, 418, 419, 420. Sabatucci, Antonio: 249. Sabíne, Georges: 346", Sáenz Hayes, Ricardo: 169", 192", 196". 214", 216", 217", 220", 232", 233. Sáenz Peña, Luis: 143,151, 230, 230", 231, 233, 2.16, 237, 237", 238, ,238", 256, 291". Sáenz Peña, Roque: 143, 167, 168, 200, 207. 208, 230, 230", 232, 258, 262, 263, 285, 287, 288, 292, 293, 294. 295, 296, 297, 298, 299, 302, 303, 308, 385, 389. Sagarna, AntOnio: 329", 330", 436. Saguier, Fernando: 330. Saint Simon, Claude Henri de Rouvroy, conde de: 31, 34, 41. Salaberry, Domingo: 316". Salandra, Antonio: 319. Saldlas, Adolfo; 3", 20,21". 42n, 69 143, 231. Salinas. José S.: 316". Salomón (Julián González): 20, Sánchez, Florencia: 174". Sánchez Sorondo, Marcelo: 388", 392. Sánchez Sorondo, Matías G.: 353, 368, 369, 370. San Martín, José de: 5. Santa Cruz, Andrés: 37. Santamarina, Antonío: 416. Santamarina, Enriq ue: 368 404. Santamarina, Jorge: 399, 399". Sanucci, Lía E. M.: 183", 186". 187". Saraiva. José Antonio: 12l. 123. Saravia, Aparicio: 388", Sarmiento, Domingo Faustino: 40, 61, 67. 77, 82. 84, 89. 92, 95, 97, 98, 99, 100, 101", 103, 104, lOS, 106, 107. 110, 111, 136, 131, 138, 141, 142, 142", 143. 144, 145, 146, 147, 149", 151, 155, 156, 157. 177. 184, 186, 200. 205, 291", 388". 10,
10,
Sarobe, José María: 364, 364", 365, 367, 390. 429, Sartori, Giovanni: 170", 453", 454", 476, 478". Sastre, Marcos: 38. Savigny, Federico Carlos de: 41. Savio. Manuel: 367, 441. Scalabrini Ortiz, Raúl: 212", 388, 390, 413, Scasso, León: 389", 394. Scobíe, James R.: 213". 234", 256", 279", Scott, Walter: 32. Schiller, Johann Christoph Friedich van: 41. Schneider, R. M.: 464. Seguí, Francisco: 68. Senillosa, Felipe: 6. Señorans, Eduardo: 459. Señorans, Jorge; 218. Serú. Juan E.: 310. Servan-Schreiber, Jean Jacques: 466". Shakespeare. William: 461. Shelley. Percy Bysshe: 32. Sigal, Silvia: 314. Silva Paranhos: ver Río Branco, José María da Silva Paranhos. barón de. Sismondi. Juan S. Leonardo de: 41. Smith, Edmund (h.): 385". Smith, Peter: 180", 24311, 279", 317", 329", 377". 379", 380". Solana, Fermin: 373". Sosa, Indalecio: 399. Sosa Molina, Humberto: 432. Sosa Molina, J. E.: 433". Spilimbergo, Jorge Enea: 250". StaiH-Holtein, Ana Luisa Germana Necker (baronesa de): 32. Stalin, José; 348, 403. Stead, W. T.: 266". Storni, Alfonsina: 341". Storni, Segundo: 398, 399", 399, 403. Subercaseaux. Benjamín: 165". Sueldo, Horacio: 482. Sueyro, Benito: 398. 399". Sueyro, Saba H,: 397, 398. Taboada, Antonino: 101, 102, Taboada. Di6genes: 389". Taboada, Manuel: 102, 10j, 106, 145. Tamandaré: 125, 131, Tamborin!, José P.: 323, 329", 331", 334". 338, 371, 422. Tato, Manuel: 458.
Tau Anzoátegui, Victor: 14. Tedín. Miguel: 259", Thermann. Edmund von: 39l. Teilhard de Chardin, Pierre: 348. Teisaire, Alberto: 406.408, 418, 425. Tejedor. Carlos: 38,67,72, 84, lOO, ISO. 184, 185. 186, 187, 188, 196. Terrero, Juan N.: 21, 143. Terry, José A.: 2361\, 243", 247, 256, 256". Thedy, Enrique: 299". Thedy, Horado; 442. Tibiletti, Eduardo: 38l. Tocqueville, Carlos A. Clerel de: 33, 453. Todd, José María: 99. Tonazzi, Juan N,: 367,393, 394. Torello. Pablo: 316". Torino, Damián: 256", 330. Torrado, Susana: 178", Torre. Calixto de la: 232. Torre, Jorge de la: 375. Torre. Lisandro de la: 217", 218, 218", 219. 219", 220", 221, 232, 236, 238", 300, 308,308",309,310,341",370. 372, 378, 379, 380. Torrent, Juan: 148. Torres, José Luis: 391, 392", 404. Tornquist. Ernesto: 222. 243", 246, 247. TuJchiu, Joseph: 307". Udaondo, Guillermo: 236. 255. 262, 308. Ugarte, Manuel: 285, 308, 309. 310, 390. Ugarte, Marcelino: 103", 187, 255, 256, 258, 259; 261, 263. Ugarteche, Jase Francisco: 6. Urbina, Jase Maria: 165. Urdinarraín, Manuel: 61. Uriburu, Francisco: 262. Uriburu, José Evaristo: 103", 229, 230, 238, 239, 255. Uriburu. José Félix: 217, 218, 247", 257, 364, 365, 367. 369, 370, 371, 372. 373, 38l. Uriburu, Juan N.: 99. Urquiza, Justo José: 51, 53, 54, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 65, 66. 67, 68, 69, 70, 71, 71", 72, 73, 74, 75. 76. 77, 77", 79, 80, 82, 83, 84, 85, 86", 87, 88, 89, 90, 91, 92, 93, 94. 95, 96, 97, 99, IDO, 103, 104, 105, 106. 107, 114, 116, 117, 122, 123, 124, 127, 142, 143, 144. 146, 189, 291. 291", 479.
499
/
Valle, Aristóbulo del: 143, 15e, 151, 183, 187, 191", 199, 212, 215, 216, 217, .218, 219, 220, 223, 229, 231, 232, 2.33, 234, 235, 236, 316". Valle, Delfor del: 382. Valle Iberlucea, Enrique del: 302". Vallee, Tomás: 253". Varela, Felipe: 101. Varela, Florencio: 41, 44, 45, 46. Varela, Mariano: 144, 156, 157. Vargas, Getulio: 365". Vazeilles, Jose: 250". Vázquez, Santiago: 3. Vega, Agustín de la: 395. Vega, Urbano de la: 395, 396. Veintimilla, Ignacio de: 165. Velez, Carlos: 397. Vélez Sársfield, Dalmacio: 67, 69, 71, 84, 103", lOS, 144. Yerba, Sidney: 173". Vergara Donoso, Francisco: 247. Vernengo Lima, Hédor: 420. Vernet, Luis: 36. Viamonte, Juan José: 5, 11, 19, 20, 25. Vico, Juan B;lUtísta: 41. Victorica, Benjamin: 86, 232". Vídart, Daniel: 280".
500
Videla, Amadeo: 393. Videla, Eleazar: 375, 414. Videla Balaguer, Dalmiro; 451. Videla Castillo, Jose: 10,
13. Viejobueno, Domingo: 186. Villafañe, Benjamín: 323, 391, 392. Villalba, Tomás: 122. Vlllanueva, Benito: 256, 308. Víllanueva, Benjamín: 215. Villanueva, Francisco: 262". Vintter, Lorenzo: 236, 258. Viñas, David: 326". Virasoro, Benjamín: 59,60, 61, 77", 92, 94, 122. Virasoro, José Antonio: 82, 85, 88, 89. Vir::lsoro, Valentin: 234, 234", 236". Viso, Antonio del: 186, 191". Viso. José del: 222. Walker, William: 110. Walker Martlnez, Joaquín: 245. Walther, Juan Carlos: 17". Watkins, Frederik M .. 346". Weber, Max: 313, 429. Weiner, M.: 454". Welles, Sumner: 403, 408. Whitaker, Arthur P.: 446"..
Wilde, Eduardo: 142, 187, 19B, 199, 210", 254". Willia-ms, T. Harry: 162", 163". Wilmart, R.: 300", 330". Wilson, Thomas Woodrow: 269, 271, 319, 320. Wright, Carol D.: 252. Yancey, Benjamín: 82. Yofre, Felipe: 242". Yrigoyen, Hipólito: 111, 187, 217, 21B, 231, 231", 235, 238, 238", 239, 257, 25B, 262", 280, 294, 301, 306, 307, 308, 309, 310, 312, 313, 313", 315, 316, 316", 317, 318, 319, 320, 321, 322, 323, 324, 325, 325", 326, 327, 329, 330, 330n, 331, 332. 334, 335, 336, 337, 338", 339, 345, 353, 353", 354, 355, 356, 360, 360", 364, 365, 366, 367, 368, 369, 371, 373, 378, 381, 388n, 394, 425, 428, 470. Yrigoyen, Marcelina: 258. Yrigoyen, Martín: 316". Zañartú, Manuel Arlstides: 109. Zeballos, Estanislao S.: 151, 168, 175, 227, 229, 237, 247, 252, 253. Zuberbülher, Carlos: 222. Zurueta, Tomás: 360". Zuviría, Facundo: 77". Zymelman, Manuel: 174", 328", 448".
índice de nombres geográficos citados en este tomo
África: 32, 160, 366. Aguadita: 100. Alcaraz, tratado de: 54, 57, 58. Alemania: 30, 34, 113, 159, 160, 162, 246, 247, 249, 269, 271, 272, 290, 319, 344, 346, 347, 349, 350", 352n, 391, 398, 404, 407, 484. Alvear: 154. América: 39, 109, 110, 111, 114, 115. 174, 175, 192, 244, 279, 407. América Central: 110, 269, 273. América del Sur: 39, 49, 61, 113, 126, 129, 131, 204, 269, 270", 273, .285, 411, 450. América hispánica: 114. América latina: 110, 164, 166, 168, 268, 270, 273, 274, 275, 320, 321n, 343, 344, 350, 351, 366, 447, 451, 453, 466, 467, 468. Andalucía: 325n. Andes, cordillera de los: 154, 204. Angaco: 50. Angostura: 133. Apipe, isla de: 157. Argelia: 32, 42. Argentina: se cita en toda la obra. Arroyo del MedIo, río: 92, 308n. Arroyo Grande: 52, 54, 56. Asia: 366. Asia occidental: 270. Asunción: 61, 144, 117, 118, 121, 123, 124, 125, 129, 131, 132, 133, 156, 157, 479. Atlantico, alianza del: 465. Atlántico, oceano; 37, 112, ~55, 350. Atuel, río: 17. Auahy: 133. Australia: 2'10, 290, 470n. Austria: 113, 344. Avellaneda: 388. Azul: 149, 175.
Bahia (Salvador; Brasil): 270n. Bahla Blanca: 18, 257. Bahía Negra: 125. Banda Oriental: véase Uruguay. Baradero: 47. Barranca Yaco: 22, 35. Bélgica: 247, 267. Bellaco, estero: 130. Benegas, pacto de: 1. Berlín: 266, 415, 465. Bolivia: 37, 43, 109, 110, 125, 155, 156, 165, 167, 205, 246, 261, 270", 303, 384, 404, Boquerón: 131. Brasil: 55, 58, 60, 61, 62, 77, 102, 109, 110, 111, 112, 114, 115, 116, 117, 118, 119, 120, 121, 123, 124, 125, 126, 12'r, 131, 147, 156, 157, 164, 165, 167, 169, 178n, 205, 245, 248, 261, 274, 279, 290, 303, 305, 352, 365", 394, 463•. 477. Buenos Aires, ciudad de: se cita en toda la obra. Buenos Aires, provincia de: se cita en toda la obra.
Caaguazú; 51, 52, 54, 59. Cagancha: 47. Calchines: 12. Campana: 219. Canadá: 270. 290. Cañada de Gómez: 95, 116. Caracas: 270n, 479. Carhué: 153. Caseros: 48, 62, 63, 65, 66, 69, 97. Cepeda: 83, B4, 90, 91, 92. Catamarca: 9, 10, 48, 52, 99, 101, 102, 107, 184, 229, 232, 236, 307, 310, 332, 381, 390, 423. Cerrito, isla del: 157. Cerro Corá: 133. Ciudadela: 13. Colombia: 109, 110. 167, 169, 270".
Colorado, rio: 17. Concepción del Uruguay: 77. Conchas, río de las: 62. Confederación Argentina: 114. Congo (Kinshasa): 484. Córdoba: 8, 9, lO, 11, 12, 13, 22, 35, 36, 40, 48, 49, 50, 77, 78, 80, 85, 90, 91, 92, 99, 101, 102, 106, 107, 135, 137, 138, 149, 178, 184, 186, 199, 204, 206, 207, 209, 214, 229, 230, 255, 257, 258, 259, 261, 291, 291n, 301, 316, 320, 327, 332, 333, 334, 336, 337, 361, 371, 381, 387, 423, 457, 458, 467, 480, 483. Corea: 474. .Coronda: 51. Corrales: 129, 206. Corrientes: 11, 12, 13, 13", 22, 36, 43, 44, 45, 47, 51, 52, 54, 56, 57, 59, 60, 61, 62, 94, 99, 106, 122, 123, 124, 125, 127, 129, 146, 185, 186, 187, 229, 230, 233, 234, 237, 260, 307, 309, 310, 329, 336. 381, 425. Crimea, guerra de: 130. Cuba: 163n, 273, 484. Curupaity: 126, 131. Curuzú: 131, 132. Cuyambuyo: 38. Cuyo: 10, 13, 22, 48, 99, 107, 395, 424, 460.
Chacarilla: 50. Chaco: 132. 133, 155, 157, 205. Chaco, paz del: 384. Chapultepec, Aeta de: Chapultepec: 407, 408. Chascomús: 42, 45. Checoslovaquia: 463. Chicago: 266. Chile: 16, 37, 50, 52, 110, 112, 154, 155, 165, 167, 178n, 194, 2M, 239,
156,
450.
109, 166, 244,
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245. 246, 247, 246, 270", 274, 275, 303, 305, 365", 394, 477. China: 164, 268, 270, 465. Chinchas, islas: 112. Chivilcoy: 137. 144. Choele-Choel: 17, 18. Chubut: 421, Chubut, valle del: 105. Deseado, rio: 155. Detroit ~ 163. Diamante: 62. Diamante, do: 155. Dinamarca: 113. Dolores: 42, 45. Don Cristóbal: 47,145. Don Gonzalo: 145.
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Ecuador: 109, UD, 165. El Ceibal: 99. El Palomar: 392, 392", 405. El Salvador: 274. El Tío: 13. Entre Ríos: 11, 12, 13, 13", 22, 43, 46, 47, 51, 52, 54, 56, 57 58. 60, 61, 62, 73, 76, 86. 90' 92 94 95, 96, 99, 103, 105 106 iD7 127, 135. 145, 178: 184: 185: 230, 261, 291", 307, 336, 361, 375, 378, 381, 423 467. España: 36. UD, 112, 163", 164, 168, 175, 189, 248. 267, 286, 314, 346, 347, 357. 384", 390, 451, 463. Esperanza: 77. Estados Unidos de América: 32, 33, 37, 82, 106, 108, 109, 110, 111, 112, 113. 141, 157, 162, 163, 164, 167, 168, l78, 226, 227, 244, 248, 24~, 252, 266, 267, 269, 270, 270 , 271, 273, 274, 279, 285, 287, 290 305, 307n, 319, 320, 329, 343: 344, 347, 349, 351, 355, 385 393, 394, 400, 403, 415, 446: 450, 451, 463, 465, 466, 469, 483, 4B4. . Estados Unidos del BrasIl: véase Brasil. Estero Bellaco: 131. Europa: 30, 32, 33, 34, 38, 110, 111, 112, 113, 130, 159, 160. 161, 166, 167, 168, 171. 174, 183. 198, 202, 227, 228, 244, 270, 272, 273, 274, 279, 285 344 349, 352, 366, 380, 384~, 385, 387, 400, 451, 465, 466. Europa occidental: 270, •l70n, 469. Extremo Oriente: 161, 344. Famailla: 50. Filipinas, islas: 163n, 164. Fraile Muerto: 12.
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Francia: 4. 31, 32, 33, 38. 42, 43, 44, 46, 47, 49, 50, 55, 58, 108, 109, 113, 160, 161, 162, 163, 164, 165, 166, 168, 172, 173n, 269, 272, 326, 349, 356, 463, 465n, 469n• 484. Gibraltar, estrecho de: 350. Ginebra: 274. Ginebra, reunión de: 313. 320. Gaya: 127. Gran Bretaña: 4. 5, 26, 28. 30, 32, 33, 37. 49, 54, 58, 63, 77; 80, 80n, 110, 112, 113,115, 138, 155, 159, 160, 161, 162, 164. 168, 171. 226. 227, 249. 266. 267, 269, 270n, 272. 329. 343, 344, 345, 347. 349, 360, 377, 378, 379n, 469". Grecia: 268. Gualeguay: 51. Guam: 163n. Guamin!: 153. Guatemala: 110. Holanda: 267. Huaique-Gnelo: 153. Humaitá: 114, 132. Iguazú, río: 126. Illisca: 52. Imperio aleman:
véase
,'a.'
Alemania. v' Imperio británico: ., Gran Bretaña. Imperio del Brasil: véase Bras:l. Imperio del Japón: véase Japón. India Muerta: 57. Indochina, peninsula: 160. Inglaterra: véase Gran Bretaña. Italia: 30, 34, 162. 164, 168, 249, 267, 268, 303, 319. 346, 349, 350. 357, 463. Itapiru: 130. Japón: 164, 266, 268, 404, 407, ,465, 469n. Juj uy: 48, 50, 90, 107, 184, 196, 299, 310, 332, 337, 423, 424. Junin: 149. Kuwait:
484.
La Banderita: 100. La Habana: 274, 390. La Habana. Conferencia de: 352. La Haya, Segunda Conferencia de: 279.
La Matanza. partido de: 469". La Pampa: 178. La Plata: 234,256, 335. 369. 405, 460. Las Playas: 101. La Rioja: 9, 10, 13, 36. 48, 50,52,99. 100, 102, 107, 184, 310. 331, 332, 336. 423. La Tablada: 9. Latinoamérica; véase América latina. La Verde, estancia: 149. Lima: 110, 165, 351. Lomas Blancas: 101. Lomas Valentinas: 133. Londres: 32. 37, 43, 56, 57, 58. 140, 173, 192, 204, 226, 266, 343. 377, 378. 422. Londres, tratado de: 377.' Los Santos: 145. Luján de Cuyo: 10L
Madrid: 347. 394,. 479. Madrid, tratado de; 248. Magallanes, estrecho de: 37, 154, 155, 204, 245, ~~". Magallanes, gobernaclOn: 155. Malvinas, islas: 5, 36, 37, 112. Manantial: 52. Mar del Plata: 257, 393. 460. Martin García, isla de: 44. 46, 56, 58. 3jl9, 420. Mato Grosso; 116, 121, 146. Medio Oriente: 49. Mediterráneo, mar; 32,350. Mendoza: 9, 10, 13, 36, 15, 50. 99. 101. 135. 149, ISO, 17B, 184, 214, 2bJ. 260, 291, 307, 310, 331, 336, 393, 423, 460. Mercedes: 149. Merlo; 48. Mesopotamia; 60. México: 33, 42, 108, 109, 110, 112, 165, 246, 269, 271, 275. 305, 352, 407, 469n. 477. México, conferencia panamericana de; 352". Minneag,olis: 163, Misiones; 248. M!siones (gobernación); 205. Mississippi, río: 33. Montdidier; 272, Montevideo; 40, 41, 43, 44, 45, 46, 51, 54, 55, 56, 57, 58, 59. 61, 118. 121. 122, 123, 149, 167, 270", 469". . Montevideo, 'conferenCia de: 351. Morón. base aérea de: 443. Moscú: 266. 450. 476.
Negro, río; 16. 17, lOS. 151. 153, 154, 155. 194. Neuquén: 154. Neuquén. río: 105. Noruega: 267. Nueva York: 204. 266. 344. 469". Ñaembé; 145. ~aró: 131. Occidente: 451. 462. OIta: 101. Ombú; 132. Oncativo: lO, 13. Oregón: 33. Ottawa; 345. 376". Oxford: 265". Pacifico. Aeta del: 248. Pacifico. guerra del: 165, 246. Pacífico, océano: 108, 110, 112. 126, 155. 164, 268. Pago Largo: 45. Paises Bajos: 30. Palermo, protocolo de: 66.
68. Pampa Redonda: 48. Panamá:' 167, 390. 479. Panamá. canal de; 163". Paracué: 132. Paraguay: 54, 56, 57. 77, 82, 101, 102, 105, 106, no. 112, 113, 114, 115, 116. 117, 118. 119, 120: 121, 122. 123, 124. 125, 126, 127, 129. 135, 140". 141, 146, 151, 156. 157. 167. 207, 384, 460. Paraguay~Guazú; 146. Paraguay, guerra del: 225. Paraguay, Tia; 121, 125. 126. 129, 132, 157. Paraná: 76, 82, 116. 117. 122, 135, 189. 371. Paraná, rio; i2, 27, 47, 51, 56, 58. 62, 121, 126. 127. 129, 130, 157. París: 38. 115. 173, 183.204, 204". 206, 266. 320. 324, 325,. 369, 391, 415. Paso Aguirre: 51. Patagones: 18. Patagonla; 105, 154. 155, 204, 214. 225~ 248". Patagonia. gobernación de la; 155, 193. Pavón: 94, 97, 99, 116. 117. 186, 193, 206, -224. Pavón, ar;royo: 92. 93. Paysandú; 59, 122. 123. Pearl Harbour: 393. Pepiry (o Peqlliry Gua. ZÚ),
río;
Pergamino; Peribebuy;
248 ..
175. 133.
Perú: 37. 109. 110. 112. 155. 165, 167. 178". 246, 303. 365", 463. Pikysyry: 133. Pilar; 132. Pilcomayo, rlo: 157. Plata, cuenca del; 392. Plata. río de la; 120. Pocito: 89. Polonia: 126. Portugal: lIS, 248, 268. Potrero de Chacón: 13. Potrero de Obella: 132. Poi, isla: 132. Pozo de Vargas: 101. Primero, rio: 8, 9. Provincias Unidas: 113. Prusia; 113. 126. 160. Puán: 153. Puente de Márquez; 63. Puerto Luis: 36, 37. Puerto Rico: 163". 431n. Puna de Atacama: 245. Punta Arenas; 154. Puntillas del Sauce: 101.
Quebracho Herrado; SO. Quequén. puerto de:
49, 257.
Reino Unido; véase Gran Bretaña. República Argentina: se cita en toda la obra. República Dominicana; 479. República Oriental: véase Uruguay. Riachuelo (1'10 Matanza): ~29. 421. Rinconada del PocHo: 101. Río Colorado: 100. Río Cuarto: 12, 193. Río de Janelro: 54, 60. 119. 120, 123, 126. 156. 266, 270n, 352. 450. Río de Janeiro. conferencia de: 393, 450. Rio 'de Janeiro, tratado de: 394. Río de la Plata: lO, 30, 32, 33. 49, 55, 57, 58. 118, 122, 123. 173, 403. Río pe la Plata. virreinato del: 115. Rio Grande; 55. 115. Río Quinto: 13. Rodeo del Medio: 50. Roma: 249, 279. Rosario: 48, 77, 78, 80, 83, 94, 104, 135, 138, 186, 228. 229, 257, 262". Rubio ~u; 133. Rumania: 268. Rusia: 32, 33. 161. 164, 266, 271, 357. 463.
Salinas de Moreno; 100. Salta: 9, 21. 36, 37. 48, 90. 99, 102, 107, 184, 196, 260. 301, 336, 337. 423. San Antonio. rio: 248. San Francisco. Acta de: 450. San Ignacio: 101. San Ildefonso, tratado de; 248. San José: 77. 86. 88. 91. 144. San José de Flores: fl3. San Juan: 10. 36. 40, 50. 82. 88, 89, 30, 99. 184. 260. 310, 331, 336. 338, 339. 423. San Luis; lO, 13. 85, 89. 91. 99, 101, 184, 206. 234. 236. 260, 299. 309. 310. 312, 336, 423. 425. San Nicolás. acuerdo de~ 67, 72, 95. San Nicolás, conferencias de: 11. San Nicolás de los Arroyos: 66, 68. 83, 181). San Pablo: 270". ~65". San Pedro: 47. San Roque: 8. 9. Santa Cruz: 155. 318. Santa Fe: 8, 10. ll. li.~13. 14, 22, 36, 43, 44, 45. 48, 49, 71, 71", 84, 94, 99, 105, 106. 107. 135. 137, 178, 184, 185, .230, 234, 235, 236, 250, 261. 298, 307. 310, 312, 336, 337. 375. 381, 393, 423. 467, 481. Santa Fe. conferencias de: 13, 26. 28. Santa Rosa: 145, 150. 193. Santa Teresa (Santa Fe): 308n. Santi:ago (Cuba): 274. Santiago (Chile): 204, 248, Santiago del Estero: 10,13, 21. 43, 45. 90. 99, 102, 107, 135. 143. 146, 184. 196, 229, 232, 310, 312". 332, 381, 423. Sañogasta; 50. Sauce: 131. Sauce Grande: 47. Servia: 161. Sierra Chica: 81. Sudamérica: véase América del Sur. Suecia; 484. Suiza: 267. 271. 290. TandiI: 154. Tataiybá; 132. Tay!: 132. Tebicuary: 132. Tejas: 33. Tierra del Fuego: 155,204. 24811• Tokio: 266, 469". Trenque Lauquen: 153.
503
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Tucumán: 9, lO, 13, 21, 35, 37, 40, 48, SO, 52, 90. 99, 102, 138, 193, 214, 231, 301. 310, 334, 337, 423. Túnez: 160. Turqula: 49. Tuyó.Cue: 106. Tuyuti: 131, 132.
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Unl6n Soviética: véase U.R.S.S. U.R.S.S.: 400, 446, 450, 451, 463, 465. Uruguay: 44, 50, 51. 54, 56, 58, 59, 60, 61, 62, 82, 91,
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115, 116, 1-17, 118, 119, 120: 121, 122, 121, 165, 161, 261, 214, 365ft, 394. Uruguay, rlo: 12, 27. 121. Uruguayana: 121, 129.•
Valparalso: 112. VaUcano, ciudad del: 248. Vences: 58, 60. Venezuela: 109, 110, 169, 249. Verdún: 268. Versalles, tratado. de: 213. Viena: 266. ViUamayor: 19.
Vi1Ia OCcidental: 151. ViUarrlca: 419. Vuelta de Obligado: 56,62.
WaU' Streel: 343. Washington: 382.
164, 168, 343.
Yacirelá, isla de: 157. Yataity.Corll: 126, 131. Yatay: 127. Yeru!: 47. Ytoror6: 133. Yungay: 38.
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La EDITORIAL KAPELUSZ, S.A., dio térmIno a'la prImera edici6n de esta obra en el mes de agosto de 1971, en el EstablecimIento Litográfico Altonl Hnos., S.A. Centenera 1436/52, Buenos Aires.
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