¿LITERATURA FEMENINA?
Nadie debiera asustarse si el término literatura femenina parece indicar que la literatura tiene un género y no simplemente un sujeto femenino que la produce. Sin embargo, ante el uso generalizado que se le ha dado a la palabra debido al auge de la presencia femenina en la producción literaria nacional, no ha faltado quien se sienta ofendido por semejante atrevimiento, incluyendo a algunas escritoras. Los conceptos surgen porque la realidad los hace necesarios. Y cuando nos hace falta determinar con palabras específicas una realidad determinada, entonces surgen las licencias, las tautologías, los términos aparentemente inaceptables por su significado ambiguo o imposible. Es lo que ocurre con literatura femenina. Decirlo es absurdo, porque implicaría reconocer que la literatura puede ser masculina, adulta, homosexual, precoz o púber. Pero el uso es un aguafiesta, a tal punto que ahora aceptamos sin chistar la existencia de la literatura infantil, de la literatura ligth o la novela negra. Nadie se sorprende de que exista literatura peruana o literatura sa, pero sí de que se hable de literatura femenina. El uso, sin duda, terminará por imponerse, porque el sentido de las expresiones (y no sólo su significado) resulta vital en un medio cultural en el que las realidades son tan complejas que retan con su existencia nuestra capacidad de nombrarlas adecuadamente. Aunque parezca obvio, no es lo mismo decir literatura masculina que literatura femenina, porque la literatura se supone masculina. Sus honrosas excepciones sólo le dan un guiño a su realidad monocromática. Pero las realidades menores, los hechos discriminados, los sujetos que pelean su existencia en inferioridad de condiciones, exigen y terminan por imponer su carácter excepcional. Por eso existe la literatura infantil, porque es una minoría. Por eso podemos hablar de literatura oral, y no de literatura simplemente, que se supone escrita. Por eso decimos literatura amazónica, literatura campesina, literatura negra, porque suponemos que la literatura "de verdad" es urbana y se ocupa sólo de gritar su impotencia frente al mundo. Por eso se odia la literatura social, la novela política, la poesía comprometida, y se la llama epopeya y no novela, se la denigra de rollo pasadista, se agravia con ira contra cualquier escritor que se atreva a hablar de la pobreza y la injusticia. Literatura femenina, ¿por qué no? A nadie le hace daño. Resulta más sugerente y complejo que decir: literatura escrita por mujeres. Si no, esperemos que se diga: literatura escrita por
hombres, literatura escrita por o para niños, literatura escrita por peruanos o sobre el Perú, y así, ad absurdum.
Opinión
Literatura femenina latinoamericana contemporánea por David Hernández I ¿Existe una literatura femenina? El mundo editorial de habla hispana vive, desde hace poco más de una década, un inusitado lanzamiento de las escritoras latinoamericanas. Este fenómeno, más que responder a una situación de desarrollo extraordinario de la literatura escrita por mujeres, es una bien diseñada operación de mercado de los grandes consorcios editoriales en Barcelona, México, Buenos Aires, Francfort del Meno, París y Nueva York. Agotada la mina de oro que fue el boom de los años sesentasetenta que logró cimentar en un sólido pedestal a la literatura latinoamericana contemporánea, el tema de las escritoras es un as que las casas editoras se sacan de las mangas, en primer lugar, para que los negocios marchen bien, sacrificando algunas veces la calidad literaria. Una pregunta insistentemente formulada por periodistas, filólogos, estudiantes de letras, críticos y agentes literarios -los chacales de la creación, expertos en cazar vacas muertas- es si existe una literatura femenina. La pregunta en sí es una perogrullada, sin embargo se ha hecho de ésta un punto central de discusión. Fomentar lo femenino en estos tiempos políticamente correctos es muy chic y es la onda que se lleva. Al respecto es ilustrativo el escándalo en que se vio envuelto Julio Cortázar en los setenta cuando se refirió al lector pasivo y carente de criterio como “un lector hembra”. Ante la protesta airada de grupos feministas, Cortázar tuvo que retirar su epíteto y hacerse un hara-kiri público, disculpándose ante los grupos femenistas que pedían su cabeza, por su “lector hembra”. ¿Existe una literatura femenina? Todo escritor o escritora es un ser andrógino, como la misma esencia del ser humano y lleva en sus cromosomas lados femeninos y masculinos. Y la creación, algo tan misterioso que no puede ser clasificado como un simple insecto, tiene sus propias leyes que no son las de la
lógica racional. Claro que existe una literatura femenina, como existe una literatura homosexual, heterosexual, lesbiana, bisexual, criminal, depravada, beata, angelical y hasta sádica o masoquista. El Marqués de Sade con su Justine o Leopold Masoch con su Venus en Piel son ellos mismos escritores. La literatura es como la misma condición humana, rica en acepciones. Si no: ¿dónde quedarían Proust, George Sand, Colette, Lezama Lima, Joyce, Francois Villon, Virginia Wolf, Oscar Wilde, etc., etc? En cada creador o creadora coexisten lados femeninos y masculinos. Y no es raro que una mujer como Gertrude Stein escribiese una obra “masculina”, ni que el muy “macho” Ernest Hemingway refleje en sus toreros y cazadores de leones un complejo de castración que lo deja en las mismas puertas de la literatura homosexual. Ni que En busca del tiempo perdido pueda haber sido escrito por una mujer. O que un asesino de sacerdotes y salteador de caminos como Francois Villon escriba los más tiernos poemas que bien podrían atribuírsele a un santo. Cada autor o autora es un universo donde coexisten lo masculino y lo femenino, lo homosexual y lo heterosexual, los deseos criminales como las ganas de hacer milagros que se reflejan en sus libros dependiendo del estado de ánimo en que se encuentran consigo mismos y con sus personajes cuando escriben su producto cultural. II. El boom de las escritoras latinoamericanas La presencia de la mujer en la literatura latinoamericana hasta hace poco más de dos décadas es relativamente escaza. Salvo excepciones como Gabriela Mistral, Teresa de la Parra, Claudia Lars, Delmira Agustini, Rosario Castellanos, Carmen Naranjo, Silvina Ocampo, Alfonsina Storni, Juana de Ibarbourou, no se encuentra en la literatura continental una fuerte presencia femenina. No es sino hasta los ochenta, cuando surge una serie de latinoamericanas que con una personalidad muy definida a veces, otras con modelos literarios prestados a sus coetáneos, logran consolidarse como escritoras. Ya en la década de los sesenta existían precedentes como la mexicano-polaca Elena Poniatowski, la salvadoreña Claribel Alegría, la portorriqueña Rosario Ferré o la cubana Dulce María Loynaz, pero no es sino hasta la llegada de la chilena Isabel Allende con su novela La casa de los espíritus (1982), cuando comienza el despegue de las escritoras. La literatura, hasta entonces un coto vedado para las mujeres, deja de ser un monopolio de los hombres. Recordemos que el boom es ante todo un hecho masculino: Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, José Donoso, Guillermo Cabrera Infante. Y antes del boom los antecesores son todos hombres: Juan Carlos Onetti, Jorge Luis Borges, Miguel Angel Asturias, Alejo Carpentier, José María Arguedas, Juan Rulfo. Sin embargo, a partir de Isabel Allende hasta nuestros días, surgen una serie de escritoras que son publicadas a lo largo y ancho de la América Latina. En México Ángeles Mastretta, Laura Esquivel, Carmen Boullosa; en Puerto Rico Mayra
Santos-Febré, Mayra Montero; en Cuba Zoé Váldez; en Nicaragua Gioconda Belli; en Chile Marcela Serrano; en Argentina Sylvia Iparraguirre. A estas escritoras que gozan de una reputación internacional también hay que agregar otras hasta el momento menos conocidas pero con una obra que no desmerece. Tal es el caso de la argentina Esther Andradi, de la salvadoreña Jacinta Escudos, de la costarricense Ana Istarú, de la portorriqueña Ana Lydia Vega o de las mexicanas Silvia Molina y Martha Cerda, ésta última, autora de Toda una vida (1998) y La señora Rodríguez y otros mundos (1999). La presencia de las mujeres latinoamericanas en la literatura contemporánea es producto de los tiempos modernos. Un importante rol jugó la “revolución sexual” del 68 que redistribuyó papeles y destruyó mitos, pasando por la invención de “la píldora” y la participación activa en el mercado laboral de la mujer. Esto le dio a las mujeres una independencia económica y espíritual. Por otro lado son también significativos los derechos de la mujer conquistados a fuerza de luchas en el siglo pasado, como el del sufragio o el de poder ejercer profesiones “masculinas” como médico, ingeniero, astronauta, mecánico o albañil. En América Latina, un continente donde entre otras cosas debido a la dependencia económica de la mujer, se vive aún en un machismo secular, la liberación de la mujer se expresó sobre todo en las ciudades y más concretamente en las clases medias e intelectuales. Y ahí es donde se dio el mejor caldo de cultivo para que surgiera una genuina pléyade de escritoras. Pero no todo lo que brilla es oro. A nivel latinoamericano cualitativamente el punto culminante lo constituye la mexicana Angeles Mastreta, quien ha sido la primera mujer en ganar el más prestigioso premio literario, el “Rómulo Gallegos”, con su novela Mal de amores (1995). Su obra de más calidad es Arráncame la vida (1985), que con Puerto libre (1994) constituyen sus libros más importantes. A nivel cuantitativo es Isabel Allende, con su increíble aparato de ventas y promoción, quien más destaca. Es una de las escritoras más prolíficas y que más vende, no sólo en el mercado hispanoamericano, sino también en Alemania, Francia, Japón y otros países. Aparte de la novela que le dio celebridad, La casa de los espíritus, donde se siente una fuerte presencia del “realismo mágico” garcíamarqueziano. Allende ha publicado otras obras como De amor y de sombra (1984), Eva Luna (1987), El plan infinito (1991), Paula (1991), Afrodita (1998) o La hija de la fortuna (1999). Excelente escritora, su literatura sin embargo linda con el best seller, lo cual le resta méritos y calidad. La mexicana Laura Esquivel con su novela Como agua para el chocolate (1989) constituyó toda una sensación, también gracias a la película del mismo nombre. Esta novela, junto con Arráncame la vida de Angeles Mastreta, bien pueden considerarse lo mejor que ha producido hasta el momento el boom femenino. Sin embargo, la segunda novela de Esquivel La ley de la selva, resultó un aparatoso fracaso a nivel literario y comercial. Ella misma se autocriticó al declarar que la
novela la había escrito por encargo, presionada por la voracidad de los editores, quienes querían aprovechar la coyuntura del éxito de su primera novela. Gioconda Belli, la poetisa nicaragüense que fue la musa de los movimientos de solidaridad en Europa y EE.UU., es una autora cuya fama y promoción se la debe más a la propaganda política que a su calidad literaria. Su novela más conocida La mujer habitada (1988) adolece de una serie de defectos en la estructura literaria como en el relato en sí. No logra convencer, ni con ésta ni con las siguientes novelas publicadas: Sofía de los presagios (1990) y Waslala (1996). No podría decirse lo mismo de la argentina Esther Andradi, quien con dos brillantes libros Come, este es mi cuerpo (1991, 1997) y Tanta vida (1998) nos deja con la sensación de haber leído alta literatura. Hay rigurosidad en su escritura. Leerla es más que un placer, una delicia. Su economía expresiva es sorprendente, recuerda a Juan Rulfo o al Maccullers de El cartero llama dos veces. Los libros de Andradi son verdaderas joyas de la expresión, con una calidad estética que da cuenta de la disciplina y el arduo trabajo que se esconde tras las líneas de sus libros que se leen de un tirón. Quizás le falta un poco de valor para decidirse a escribir un verdadero novelón de unas 500 páginas, que estamos seguros sería genial. Quizás es su estilo la brevedad del relato. De todas formas, gracias a libros como Come, este es mi cuerpo podemos tener un referente cualitativo y separar la paja del heno, la buena literatura de la basura. Otra escritora promovida a bombo y platillo es la chilena Marcela Serrano. Sus obras anteriores Nosotras, que nos queremos tanto (1991), Para que no me olvides (1993) o El albergue de las mujeres tristes (1997) sirven de contexto y de marketig para el lanzamiento de su última novela Nuestra señora de la soledad (1999). Marcela Serrano vende muchísimo, en parte gracias a que tiene todo un aparato editorial y comercial a sus espaldas. Sin embargo su literatura, en concreto Nuestra Señora de la Soledad no responde a las espectativas que la propaganda despierta. Después de leerla queda la sensación que nos han dado gato por liebre. Una novela que no logra resolver sus problemas de género, que desarrolla un argumento banal y nada original que casi puede leerse como un ensayo. Pretende escribir un “thriller” sin lograrlo, por mucho que mencione en sus páginas que ha leído muy bien a Raymond Chandler. El argumento, una escritora de novelas policiacas que desaparece y un marido desesperado que encarga su búsqueda a una abogada chilena experta en exilios, recuerda la misma trama en la vida real que acaeció a Agatha Christie, quien en su lejana juventud, al igual que la escritora-personaje de Nuestra Señora de la Soledad, también desapareció sin dejar rastro. Incluso hay una película sobre esta faceta biográfica de Agatha Christie. El argumento no se sostiene y el final, así como la trama misma, parece demasiado forzado. En contraposición, una novela con un tema tan árido, como es el del relato histórico y la biografia novelada, ha logrado constituirse en una verdadera
revelación a nivel artístico. Me refiero a La tierra del fuego (1998), de la argentina Sylvia Iparraguirre. El argumento es histórico, un indio de la tierra del fuego que en el siglo XIX es llevado a Inglaterra donde es “educado”, “civilizado” y luego regresado a su tribu. El “buen salvaje”, que termina viéndose implicado en el asesinato de unos pastores evangélicos británicos en la tierra del fuego, motivo por el cual es condenado por un tribunal inglés, nos da la pauta de la complejidad del ser humano, y de la profundidad de las raíces ancestrales. Ante la disyuntiva de ser un colaboracionista de los colonialistas británicos o un caníbal asesino con su tribu, el indio se decide por el llamado de la selva. Excelente novela, que entre otras trata la crucial temática “civilización o barbarie” del siglo XIX. Su manejo del lenguaje y su calidad expresiva la ubican entre lo mejor de la literatura latinoamericana en general, de hombres y mujeres, escrita en los últimos años. Merecidamente, esta obra fue elegida la novela del año durante la feria del Libro de Buenos Aires en 1999. III. Voces del silencio Si bien es cierto que una serie de escritoras latinoamericanas han conquistado con mucha justicia el mercado internacional del libro, también es cierto que hay voces femeninas, de gran calidad y acierto en su producto cultural, que no logran romper el cerco de la soledad y el aislamiento. Todo se debe a la balcanización de la literatura en Latinoamérica, a que el libro es caro, se ha vuelto un objeto de lujo, a que paradójicamente, en esta era del internet y la aldea global, estamos más incomunicados que nunca. La escritora mexicana Silvia Molina desarrolla una interesante historia de familia en El amor que me juraste, excelente novela que no ha tenido la atención que se merece. (Es interesante señalar la gran cantidad de letras de canciones que están dando motivo para títulos de novelas: Arráncame la vida, El amor que me juraste, Sólo cenizas quedarán, No habrá más penas ni olvido, Adiós muchachos, Te di la vida entera, etc.) La salvadoreña Jacinta Escudos ha producido excelentes libros sin tener la repercusión internacional que se merece. Su primera noveleta Apuntes de una historia de amor que no fue (1987) está bien lograda, adecuadamente construida y es creíble. Además, es de una lectura amena y rápida. Su libro de relatos Cuentos sucios (1997) se ubica en esta misma línea. Jacinta Escudos, residente en Nicaragua, es además una excelente poeta y publica sus poemas con el seudónimo de Rocío América. El caso de Esther Andradi, autora también de Ser mujer en el Perú y del libro de cuentos Chau Pinela (1988) es verdaderamente extraordinario. Su libro Come, este es mi cuerpo (1991), reúne en 30 textos culinarios y sensuales, la historia de la humanidad y, si se quiere, la de la cultura occidental. Esta misma temática, recetas de cocina y amor, también fue genialmente desarrollada por Laura Esquivel en Como agua para el chocolate y en Afrodita de Isabel Allende. Sin
embargo, Esther Andradi publicó su libro antes que estas dos obras de cocina literaria. En este sentido, le tocó la mala suerte de la precursora, sentó las bases, descubrió una mina temática, pero la gloria y la fama se la comieron otras. ¿Por qué una obra de tal calidad es menospreciada por el mundo editorial y en cambio Afrodita, es promocionada a bombo y platillo? ¿Estrategias, os, suerte, saber moverse, saber venderse, saber empaquetar bien el producto? Hay una serie de considerandos en esta sociedad de consumo que pueden hacer que una obra ordinaria sea promocionada como genial, las leyes del mercado son las de la selva. Partiendo de la literatura como filosofía de la vida, las recetas de cocina que Andradi nos enseña en su obra recuerdan la sencillez, sabiduría y brevedad de la poesía china.Textos concisos que son verdaderos poemas en el sentido alemán y riguroso del término, Dichtung, de “condensación, brevedad, rigurosidad.” Como colofón a esta pequeña excursión por el mundo de las letras femeninas latinoamericanas transcribo el texto de Esther Andradi, sacado de su recetario mágico, Cebollas: “Somos como la cebolla. Apenas se abren, comienza el llanto. Superfluo, cierto, porque basta un chorro de agua fría para que todo se supere. Y después, sólo después, es posible separar hoja por hoja, sin presiones ni sugestiones hasta llegar al fondo mismo del misterio, sin perder la visibilidad entre la niebla de las lágrimas”.
Opinión
Literatura femenina latinoamericana contemporánea por David Hernández I ¿Existe una literatura femenina? El mundo editorial de habla hispana vive, desde hace poco más de una década, un inusitado lanzamiento de las escritoras latinoamericanas. Este fenómeno, más que responder a una situación de desarrollo extraordinario de la literatura escrita por mujeres, es una bien diseñada operación de mercado de los grandes consorcios editoriales en Barcelona, México, Buenos Aires, Francfort del Meno, París y Nueva York. Agotada la mina de oro que fue el boom de los años sesenta-
setenta que logró cimentar en un sólido pedestal a la literatura latinoamericana contemporánea, el tema de las escritoras es un as que las casas editoras se sacan de las mangas, en primer lugar, para que los negocios marchen bien, sacrificando algunas veces la calidad literaria. Una pregunta insistentemente formulada por periodistas, filólogos, estudiantes de letras, críticos y agentes literarios -los chacales de la creación, expertos en cazar vacas muertas- es si existe una literatura femenina.La pregunta en sí es una perogrullada, sin embargo se ha hecho de ésta un punto central de discusión. Fomentar lo femenino en estos tiempos políticamente correctos es muy chic y es la onda que se lleva. Al respecto es ilustrativo el escándalo en que se vio envuelto Julio Cortázar en los setenta cuando se refirió al lector pasivo y carente de criterio como “un lector hembra”. Ante la protesta airada de grupos feministas, Cortázar tuvo que retirar su epíteto y hacerse un hara-kiri público, disculpándose ante los grupos femenistas que pedían su cabeza, por su “lector hembra”. ¿Existe una literatura femenina? Todo escritor o escritora es un ser andrógino, como la misma esencia del ser humano y lleva en sus cromosomas lados femeninos y masculinos. Y la creación, algo tan misterioso que no puede ser clasificado como un simple insecto, tiene sus propias leyes que no son las de la lógica racional. Claro que existe una literatura femenina, como existe una literatura homosexual, heterosexual, lesbiana, bisexual, criminal, depravada, beata, angelical y hasta sádica o masoquista. El Marqués de Sade con su Justine o Leopold Masoch con su Venus en Piel son ellos mismos escritores. La literatura es como la misma condición humana, rica en acepciones. Si no: ¿dónde quedarían Proust, George Sand, Colette, Lezama Lima, Joyce, Francois Villon, Virginia Wolf, Oscar Wilde, etc., etc? En cada creador o creadora coexisten lados femeninos y masculinos. Y no es raro que una mujer como Gertrude Stein escribiese una obra “masculina”, ni que el muy “macho” Ernest Hemingway refleje en sus toreros y cazadores de leones un complejo de castración que lo deja en las mismas puertas de la literatura homosexual. Ni que En busca del tiempo perdido pueda haber sido escrito por una mujer. O que un asesino de sacerdotes y salteador de caminos como Francois Villon escriba los más tiernos poemas que bien podrían atribuírsele a un santo. Cada autor o autora es un universo donde coexisten lo masculino y lo femenino, lo homosexual y lo heterosexual, los deseos criminales como las ganas de hacer milagros que se reflejan en sus libros dependiendo del estado de ánimo en que se encuentran consigo mismos y con sus personajes cuando escriben su producto cultural. II. El boom de las escritoras latinoamericanas La presencia de la mujer en la literatura latinoamericana hasta hace poco más de dos décadas es relativamente escaza. Salvo excepciones como Gabriela Mistral, Teresa de la Parra, Claudia Lars, Delmira Agustini, Rosario Castellanos, Carmen
Naranjo, Silvina Ocampo, Alfonsina Storni, Juana de Ibarbourou, no se encuentra en la literatura continental una fuerte presencia femenina. No es sino hasta los ochenta, cuando surge una serie de latinoamericanas que con una personalidad muy definida a veces, otras con modelos literarios prestados a sus coetáneos, logran consolidarse como escritoras. Ya en la década de los sesenta existían precedentes como la mexicano-polaca Elena Poniatowski, la salvadoreña Claribel Alegría, la portorriqueña Rosario Ferré o la cubana Dulce María Loynaz, pero no es sino hasta la llegada de la chilena Isabel Allende con su novela La casa de los espíritus (1982), cuando comienza el despegue de las escritoras. La literatura, hasta entonces un coto vedado para las mujeres, deja de ser un monopolio de los hombres. Recordemos que el boom es ante todo un hecho masculino: Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, José Donoso, Guillermo Cabrera Infante. Y antes del boom los antecesores son todos hombres: Juan Carlos Onetti, Jorge Luis Borges, Miguel Angel Asturias, Alejo Carpentier, José María Arguedas, Juan Rulfo. Sin embargo, a partir de Isabel Allende hasta nuestros días, surgen una serie de escritoras que son publicadas a lo largo y ancho de la América Latina. En México Ángeles Mastretta, Laura Esquivel, Carmen Boullosa; en Puerto Rico Mayra Santos-Febré, Mayra Montero; en Cuba Zoé Váldez; en Nicaragua Gioconda Belli; en Chile Marcela Serrano; en Argentina Sylvia Iparraguirre. A estas escritoras que gozan de una reputación internacional también hay que agregar otras hasta el momento menos conocidas pero con una obra que no desmerece. Tal es el caso de la argentina Esther Andradi, de la salvadoreña Jacinta Escudos, de la costarricense Ana Istarú, de la portorriqueña Ana Lydia Vega o de las mexicanas Silvia Molina y Martha Cerda, ésta última, autora de Toda una vida (1998) y La señora Rodríguez y otros mundos (1999). La presencia de las mujeres latinoamericanas en la literatura contemporánea es producto de los tiempos modernos. Un importante rol jugó la “revolución sexual” del 68 que redistribuyó papeles y destruyó mitos, pasando por la invención de “la píldora” y la participación activa en el mercado laboral de la mujer. Esto le dio a las mujeres una independencia económica y espíritual. Por otro lado son también significativos los derechos de la mujer conquistados a fuerza de luchas en el siglo pasado, como el del sufragio o el de poder ejercer profesiones “masculinas” como médico, ingeniero, astronauta, mecánico o albañil. En América Latina, un continente donde entre otras cosas debido a la dependencia económica de la mujer, se vive aún en un machismo secular, la liberación de la mujer se expresó sobre todo en las ciudades y más concretamente en las clases medias e intelectuales. Y ahí es donde se dio el mejor caldo de cultivo para que surgiera una genuina pléyade de escritoras. Pero no todo lo que brilla es oro. A nivel latinoamericano cualitativamente el punto culminante lo constituye la mexicana Angeles Mastreta, quien ha sido la primera mujer en ganar el más prestigioso
premio literario, el “Rómulo Gallegos”, con su novela Mal de amores (1995). Su obra de más calidad es Arráncame la vida (1985), que con Puerto libre (1994) constituyen sus libros más importantes. A nivel cuantitativo es Isabel Allende, con su increíble aparato de ventas y promoción, quien más destaca. Es una de las escritoras más prolíficas y que más vende, no sólo en el mercado hispanoamericano, sino también en Alemania, Francia, Japón y otros países. Aparte de la novela que le dio celebridad, La casa de los espíritus, donde se siente una fuerte presencia del “realismo mágico” garcíamarqueziano. Allende ha publicado otras obras como De amor y de sombra (1984), Eva Luna (1987), El plan infinito (1991), Paula (1991), Afrodita (1998) o La hija de la fortuna (1999). Excelente escritora, su literatura sin embargo linda con el best seller, lo cual le resta méritos y calidad. La mexicana Laura Esquivel con su novela Como agua para el chocolate (1989) constituyó toda una sensación, también gracias a la película del mismo nombre. Esta novela, junto con Arráncame la vida de Angeles Mastreta, bien pueden considerarse lo mejor que ha producido hasta el momento el boom femenino. Sin embargo, la segunda novela de Esquivel La ley de la selva, resultó un aparatoso fracaso a nivel literario y comercial. Ella misma se autocriticó al declarar que la novela la había escrito por encargo, presionada por la voracidad de los editores, quienes querían aprovechar la coyuntura del éxito de su primera novela. Gioconda Belli, la poetisa nicaragüense que fue la musa de los movimientos de solidaridad en Europa y EE.UU., es una autora cuya fama y promoción se la debe más a la propaganda política que a su calidad literaria. Su novela más conocida La mujer habitada (1988) adolece de una serie de defectos en la estructura literaria como en el relato en sí. No logra convencer, ni con ésta ni con las siguientes novelas publicadas: Sofía de los presagios (1990) y Waslala (1996). No podría decirse lo mismo de la argentina Esther Andradi, quien con dos brillantes libros Come, este es mi cuerpo (1991, 1997) y Tanta vida (1998) nos deja con la sensación de haber leído alta literatura. Hay rigurosidad en su escritura. Leerla es más que un placer, una delicia. Su economía expresiva es sorprendente, recuerda a Juan Rulfo o al Maccullers de El cartero llama dos veces. Los libros de Andradi son verdaderas joyas de la expresión, con una calidad estética que da cuenta de la disciplina y el arduo trabajo que se esconde tras las líneas de sus libros que se leen de un tirón. Quizás le falta un poco de valor para decidirse a escribir un verdadero novelón de unas 500 páginas, que estamos seguros sería genial. Quizás es su estilo la brevedad del relato. De todas formas, gracias a libros como Come, este es mi cuerpo podemos tener un referente cualitativo y separar la paja del heno, la buena literatura de la basura. Otra escritora promovida a bombo y platillo es la chilena Marcela Serrano. Sus obras anteriores Nosotras, que nos queremos tanto (1991), Para que no me olvides (1993) o El albergue de las mujeres tristes (1997) sirven de contexto y de
marketig para el lanzamiento de su última novela Nuestra señora de la soledad (1999). Marcela Serrano vende muchísimo, en parte gracias a que tiene todo un aparato editorial y comercial a sus espaldas. Sin embargo su literatura, en concreto Nuestra Señora de la Soledad no responde a las espectativas que la propaganda despierta. Después de leerla queda la sensación que nos han dado gato por liebre. Una novela que no logra resolver sus problemas de género, que desarrolla un argumento banal y nada original que casi puede leerse como un ensayo. Pretende escribir un “thriller” sin lograrlo, por mucho que mencione en sus páginas que ha leído muy bien a Raymond Chandler. El argumento, una escritora de novelas policiacas que desaparece y un marido desesperado que encarga su búsqueda a una abogada chilena experta en exilios, recuerda la misma trama en la vida real que acaeció a Agatha Christie, quien en su lejana juventud, al igual que la escritora-personaje de Nuestra Señora de la Soledad, también desapareció sin dejar rastro. Incluso hay una película sobre esta faceta biográfica de Agatha Christie. El argumento no se sostiene y el final, así como la trama misma, parece demasiado forzado. En contraposición, una novela con un tema tan árido, como es el del relato histórico y la biografia novelada, ha logrado constituirse en una verdadera revelación a nivel artístico. Me refiero a La tierra del fuego (1998), de la argentina Sylvia Iparraguirre. El argumento es histórico, un indio de la tierra del fuego que en el siglo XIX es llevado a Inglaterra donde es “educado”, “civilizado” y luego regresado a su tribu. El “buen salvaje”, que termina viéndose implicado en el asesinato de unos pastores evangélicos británicos en la tierra del fuego, motivo por el cual es condenado por un tribunal inglés, nos da la pauta de la complejidad del ser humano, y de la profundidad de las raíces ancestrales. Ante la disyuntiva de ser un colaboracionista de los colonialistas británicos o un caníbal asesino con su tribu, el indio se decide por el llamado de la selva. Excelente novela, que entre otras trata la crucial temática “civilización o barbarie” del siglo XIX. Su manejo del lenguaje y su calidad expresiva la ubican entre lo mejor de la literatura latinoamericana en general, de hombres y mujeres, escrita en los últimos años. Merecidamente, esta obra fue elegida la novela del año durante la feria del Libro de Buenos Aires en 1999. III. Voces del silencio Si bien es cierto que una serie de escritoras latinoamericanas han conquistado con mucha justicia el mercado internacional del libro, también es cierto que hay voces femeninas, de gran calidad y acierto en su producto cultural, que no logran romper el cerco de la soledad y el aislamiento. Todo se debe a la balcanización de la literatura en Latinoamérica, a que el libro es caro, se ha vuelto un objeto de lujo, a que paradójicamente, en esta era del internet y la aldea global, estamos más incomunicados que nunca. La escritora mexicana Silvia Molina desarrolla
una interesante historia de familia en El amor que me juraste, excelente novela que no ha tenido la atención que se merece. (Es interesante señalar la gran cantidad de letras de canciones que están dando motivo para títulos de novelas: Arráncame la vida, El amor que me juraste, Sólo cenizas quedarán, No habrá más penas ni olvido, Adiós muchachos, Te di la vida entera, etc.) La salvadoreña Jacinta Escudos ha producido excelentes libros sin tener la repercusión internacional que se merece. Su primera noveleta Apuntes de una historia de amor que no fue (1987) está bien lograda, adecuadamente construida y es creíble. Además, es de una lectura amena y rápida. Su libro de relatos Cuentos sucios (1997) se ubica en esta misma línea. Jacinta Escudos, residente en Nicaragua, es además una excelente poeta y publica sus poemas con el seudónimo de Rocío América. El caso de Esther Andradi, autora también de Ser mujer en el Perú y del libro de cuentos Chau Pinela (1988) es verdaderamente extraordinario. Su libro Come, este es mi cuerpo (1991), reúne en 30 textos culinarios y sensuales, la historia de la humanidad y, si se quiere, la de la cultura occidental. Esta misma temática, recetas de cocina y amor, también fue genialmente desarrollada por Laura Esquivel en Como agua para el chocolate y en Afrodita de Isabel Allende. Sin embargo, Esther Andradi publicó su libro antes que estas dos obras de cocina literaria. En este sentido, le tocó la mala suerte de la precursora, sentó las bases, descubrió una mina temática, pero la gloria y la fama se la comieron otras. ¿Por qué una obra de tal calidad es menospreciada por el mundo editorial y en cambio Afrodita, es promocionada a bombo y platillo? ¿Estrategias, os, suerte, saber moverse, saber venderse, saber empaquetar bien el producto? Hay una serie de considerandos en esta sociedad de consumo que pueden hacer que una obra ordinaria sea promocionada como genial, las leyes del mercado son las de la selva. Partiendo de la literatura como filosofía de la vida, las recetas de cocina que Andradi nos enseña en su obra recuerdan la sencillez, sabiduría y brevedad de la poesía china.Textos concisos que son verdaderos poemas en el sentido alemán y riguroso del término, Dichtung, de “condensación, brevedad, rigurosidad.” Como colofón a esta pequeña excursión por el mundo de las letras femeninas latinoamericanas transcribo el texto de Esther Andradi, sacado de su recetario mágico, Cebollas: “Somos como la cebolla. Apenas se abren, comienza el llanto. Superfluo, cierto, porque basta un chorro de agua fría para que todo se supere. Y después, sólo después, es posible separar hoja por hoja, sin presiones ni sugestiones hasta llegar al fondo mismo del misterio, sin perder la visibilidad entre la niebla de las lágrimas”. Cuando se habla de la literatura universal, siempre se cita una pretenciosa lista de escritores y como retazos aparecen los ecos femeninos. Esto se debe a una realidad innegable: los hombres dedicados a las letras son más en cantidad y también en producción. Sin embargo, para que la
LA LITERATURA Y SUS ECOS FEMENINOS POR ROSA SILVERIOliteratura también tenga formas de mujer, no es imprescindible incrementar el número de damas dedicadas a este oficio. Basta con que las que son, tengan una presencia real y contundente en el escenario cultural, y asuman esto como una forma de ser, como una forma de vida. ¿Por qué? Porque escribir debe ser algo mucho más apasionado y constante que tejer unas líneas cada vez que hay un cambio de estación. Un escritor es una criatura comprometida con el arte y con su discurso, alguien que profesa un amor especial por la palabra y lo manifiesta con la entrega al lector del resultado de esa experiencia amatoria. Sin embargo, sería un juicio ligero de mi parte afirmar que sólo aquellos autores que han publicado o escrito innumerables obras son realmente importantes, puesto que todos conocen la grandeza de Franz Kafka, quien en vida publicó sólo algunos libros y que antes de morir pidió que todos sus textos fueran quemados. Gracias a la desobediencia de su amigo Max Brod, hoy disfrutamos de la obra monumental de un escritor brillante, mordaz y atormentado. En el caso de las féminas, puedo citar a la norteamericana Emily Dickinson, cuyos poemas permanecieron en un cajón de su cómoda y sólo algunos vieron la luz a través de varias revistas. Gracias a su hermana Lavinia, hoy conocemos toda la obra de una de las glorias de la literatura estadounidense. En nuestro país, por ejemplo, tenemos a la puertoplateña Altagracia Saviñón, quien a principios del siglo XX publicaba artículos bajo el seudónimo de Violeta de la Fronda y cuyo poema “Mi vaso verde”, publicado el 3 de mayo de 1903 en la revista La cuna de América, la consagró como una poeta de especial sensibilidad y alto vuelo, pese a carecer de una obra extensa y de que sólo algunos poemas de su autoría han podido ser rescatados de los vestigios del tiempo. Sin embargo, no ha sido otro sino “Mi vaso verde” el texto que la ha inmortalizado, por convertirla en una de las precursoras del simbolismo en la República Dominicana y por supuesto que por la hondura de sus versos. Además de las razones referentes a la producción literaria, la presencia de la mujer en la literatura se ha visto limitada por los mismos problemas que atañen al hombre escritor: la carencia de proyectos editoriales dinámicos que nos respalden. Esta situación es mucho más marcada en la República Dominicana en donde no existe una industria editorial sólida, por lo que para un autor publicar en nuestro país debe realizar un esfuerzo de titanes y convertirse en editor, diagramador, distribuidor y agente literario. En esta tierra colocada en el mismo trayecto del sol, abundan las ediciones de autor, rebosantes de erratas pero realizadas con la intención de no dejar morir a la palabra por la falta de recursos o de un proyecto sólido impulsado por las autoridades oficiales o por grupos económicos expertos en el área. No es un secreto para nadie los artilugios de los que debe valerse un artista para dar a conocer su obra. Desde aquellos que buscan patrocinios en bancos y empresas poderosas, hasta los que desembolsan el costo de la diagramación e impresión de su propio bolsillo, y que luego tienen que sudar el libro bajo el brazo durante el trayecto que los llevará a las librerías que suelen quedarse con dos o cinco ejemplares a consignación, bajo riesgo de que nunca les sean pagados o de que una de las tres cadenas que venden libros y que están establecidas en el país –me refiero a la Librería Cuesta, Thesaurus y La Sirena- le digan que ellos no compran porque aquí la gente es inculta y no lee. Y quizás sea cierto que no se venden muchos ejemplares, pero para un escritor las puertas nunca deberían estar cerradas y mucho menos si el libro es entregado a consignación. Pero el tema es otro. Como expliqué anteriormente, esa ausencia de una industria editorial y la carencia de recursos, hace que muchos autores se resignen a guardar sus libros hasta que lleguen tiempos mejores. Esta ha sido la situación de muchas mujeres que no han podido sostener una
carrera constante o que han publicado su libro casi como una suerte de milagro, pero que debido al pobre empaque de su obra no han tenido el éxito de otros autores. Este es el caso de la mocana Sally Rodríguez, quien en 1985 publicó su primer poemario titulado “Luz de los cuerpos” y tuvo que esperar dieciocho años para ofrecer a sus lectores su segundo retoño titulado “Diálogo sin cuerpos”. Este segundo poemario es un librito pequeñito y quizás para algunos insignificante, pero para mí, que lo he leído, constituye una obra bellísima y delicada, en la que una mujer nos muestra las sutiles y espumosas cavidades de su ser. Es una pena que pocos hayan leído ese poemario y que otros libros mejor empaquetados y promocionados con rimbombancia, brillen más que uno que merece ser ponderado en una dimensión más elevada y justa. Hace mucho Sally me dijo que tenía otro poemario inédito y lo que yo me pregunto es cuántos años tendrán que pasar para que los lectores disfruten nuevamente de sus versos. Es una pena que una de las autoras más importante de nuestra literatura actual esté condenada a la espera como una Penélope reinventada. Con el permiso de la escritora, me permito citar los siguientes versos que describen la forma como ella se percibe a sí misma e ilustran mi juicio sobre su inexistencia para muchos y al mismo tiempo evidencian su calidad literaria: “¿Cómo recoger ahora mis días yo que estoy tan invisible y sin cuerpo? ¿Cómo podría nacer ahora de esta muerte y recoger la luz si estoy sin ojos? Un viento llega abre las ventanas ¿Cómo me tocará si estoy sin alas?” (Garganta en vuelo. Sally Rodríguez) Otro de los motivos que paralizan la producción femenina es el temor a la crítica y al posible rechazo o indiferencia de los lectores. Claro, esta causa tampoco es exclusivamente femenina, aunque en el caso de la mujer adquiere unos matices muy peculiares. Un ejemplo masculino está en Santo Domingo, en donde vive el talentoso escritor Juan Freddy Armando, quien a pesar de tener una gran producción literaria, la misma descansa en algún rincón de su casa, y para leerlo debemos recurrir a los portales de Internet o a las diversas antologías impresas. Siempre me he preguntado qué impide que un autor de la talla de Juan Freddy publique su libro, si oportunidad no le falta ni tampoco una obra sólida merecedora del más alto galardón que se otorga en nuestro país. Al carecer de un motivo preciso e irrefutable, me inclino por achacárselo al temor que tenemos todos los autores a que la selva nos devore. Lo mismo ocurrió en Santiago con la escritora Carmen Pérez Valerio de quien por mucho tiempo sólo se conocían poemas sueltos que evidenciaban su gran talento y su emoción desoladora. Mucha gente animaba a Carmen a publicar su obra, sin embargo, la autora no terminaba de dar el paso, lo más probable por temor a la crítica o a no ofertar al público una obra digna de su intelecto y fuerza espiritual. La opinión de la gente y las expectativas anticipadas, suelen convertirse en un monstruo que asusta a los escritores y paralizan su presentación en público. Pero esto no es nada nuevo, recapitulemos en la ya nombrada Emily Dickinson, cuya timidez y temor le impidieron disfrutar de los lauros del oficio mientras vivía. Sin embargo, esto no le resta ni una pizca de grandeza a la obra de la autora. Cuando mencioné que el miedo de la mujer escritora tiene matices que lo diferencian del que pueda sentir el hombre dedicado a las letras, lo hice porque como todos sabemos, todavía la lucha
de la mujer por la reivindicación de sus derechos y de su dignidad como ser humano es larga y ardua. Las escritoras tienen que luchar con lo que los prejuicios sociales y preceptos morales dictaminan que les está permitido decir y aquello de lo que realmente ellas quieren hablar. Si un hombre aborda temáticas como el sexo, el aborto, la homosexualidad o la carencia de fe, la gente lo asume como una escritura fruto de su labor investigativa y de sus hondas reflexiones. Si lo hace una mujer, inmediatamente las personas tienden a remitirlo a una esfera personal. Una de las cosas que más me preocupan de las escritoras es el miedo a que por la temática de su obra se maltrate la delicada piel de su moral o se cuestione la naturaleza de su ser. En principio, cuando las mujeres comenzaron a tantear el mundo literario, muchas de ellas escribían bajo seudónimo para salvaguardar el honor, debido a que no era bien visto que una dama se dedicara a cualquier cosa que no fuera el cuidado del hogar. Por esa razón, la novelista inglesa Mary Ann Evans cambió su nombre por el de George Eliot y mantuvo en secreto su identidad por mucho tiempo. Con tan sólo diecisiete años esta mujer fue expulsada de su casa por su padre debido a su confesado agnosticismo y luego se convirtió en la amante de George Lewes quien estaba casado. Por esta relación la sociedad victoriana de la época la condenó al ostracismo, pero la autora jamás renunció a su amor, el cual terminó sólo con la muerte del amado. Resulta sorprendente que los prejuicios por los que condenaron a Eliot en el siglo XIX sean los mismos por lo que a las autoras contemporáneas se les juzga y se les señala con el dedo acusador. Nadie puede negar o pretender ocultar las repetidas bromas que se han hecho contra Ylonka Nacidit cuestionando su identidad sexual como si este tema no fuera parte de la intimidad de esa mujer o las indelicadezas que se han dicho sobre una dama como Rosa Julia Vargas por preferir amar a su familia antes que andar dando tumbos por los predios culturales y por escribir una novela inspirada en un suceso personal. Otro caso interesante lo constituye la escritora americana Sor Juana Inés de la Cruz, quien prefirió vestir hábitos antes que contraer matrimonio y renunciar a su pasión por las letras. Sin embargo, que una religiosa y mujer se dedicara a escribir no pasó por alto a la sociedad del siglo XVII. Es muy conocida la misiva que en 1690 publicó el Arzobispo de Puebla firmada bajo el seudónimo de Sor Filotea, en la que le pedía a Sor Juana que se alejara por completo de las letras profanas y se dedicara solamente al servicio religioso. La respuesta de la escritora fue una larga carta denominada “Respuesta a Sor Filotea” en la que defiende su derecho y el de todas las mujeres a mantener una vida cultural. En uno de sus sonetos, la mexicana justifica su amor por la creación literaria al decir: “¿En perseguirme, Mundo, qué interesas? ¿En qué te ofendo, cuando sólo intento poner bellezas, en mi entendimiento y no mi entendimiento en las bellezas?” (Soneto II. De los Filosóficos-Morales) Otra de mis preocupaciones es la negación del yo femenino que hay en algunas voces. Recordemos el caso de la escritora sa Aurore Dupin quien además de cambiar su nombre por el seudónimo masculino de George Sand, desarrolló la afición por vestir con ropas varoniles lo que le permitió pulular libremente por las avenidas de París y acceder a sitios en donde a la mujer no le era permitido entrar. Sin embargo, esta castración del ser femenino se extiende mucho más allá de la vestimenta, pues muchas autoras creen que para ser reconocidas deben escribir como lo hacen los varones, debido a que existe la falsa creencia de que la gran literatura está en los grandes temas que eternizaron los hombres cuando a la mujer no le era lícito escribir. La ensayista española Laura Freixas lo explica muy bien al señalar que "lo femenino se asocia con lo particular, y lo masculino con lo universal", también apunta que “existe una línea de pensamiento que
identifica lo femenino con lo malo". Recuerdo con gracia y un poco de indignación, el día en que una escritora cibaeña me vio leyendo un libro de la colombiana Laura Restrepo y con cara de asco me dijo que dejara de leer eso y me pusiera a leer El Astillero de Juan Carlos Onetti. No dudo de la calidad del libro recomendado por la dama, pero no creo que el camino sea precisamente rechazar la literatura que escriben las mujeres por considerarla fofa o blanda, y escudarnos en la literatura masculina por hacernos creer que es más sobria y global. En principio debo decir que no me gusta establecer diferencias entre la literatura escrita por hombres y la escrita por mujeres, puesto que lo que realmente interesa es que todos tengan las mismas oportunidades para escribir y desarrollar su genio, y luego que sobrevivan los escritores realmente buenos. Pero ya que me embarqué en esta reflexión, debo aclarar que si bien es cierto que la literatura de la mujer nos remite a una intimidad y universos interiores específicos, no menos cierto es que la incursión de la mujer en la literatura ha servido para que toda la humanidad mire por el ojo de la cerradura y conozca, no a la criatura mítica y frágil o pervertida y diabólica que nos dibujaron los hombres en sus historias, sino a la mujer real, de carne hueso, esa que siente ganas, que es fuerte y vulnerable al mismo tiempo, que tiene bajas pasiones y altos ideales como los demás seres de la tierra; esa que no es blanca, ni negra, ni roja, sino que más bien cuenta con distintas coloraciones, con profundos caminos y extraños recovecos. También la pluma femenina contribuye a mirar desde otra perspectiva temas tan interesantes como la maternidad, el matrimonio, el trabajo, la muerte, el deseo y el amor. Quizás todo reside en lo que escribió la escritora española Lucía Etxebarría, quien al referirse a la diferencia entre la literatura escrita por unos y por otros, dijo que todo radica en que “ellos son más visuales y descriptivos, ellas más sensuales y plásticas, porque los hombres cuentan lo que ven y las mujeres lo que sienten". Sin embargo, yo apuesto por la manifestado por la escritora inglesa Virginia Woolf quien al referirse a la obra de Jane Austen dijo: “Es la mayor escritora… no intenta escribir como un hombre. Todas las demás lo hacen; por esa razón, yo no las leo”. Pero a lo mejor la solución esté en otra de las tesis de Woolf, quien basada en lo que dijo Coleridge una vez sobre que las grandes mentes son andróginas, sostuvo que todo gran escritor es aquel que tiene desarrollada tanto su parte masculina como su parte femenina porque “la mente andrógina es sonora y porosa; transmite la emoción sin obstáculos; es creadora por naturaleza, incandescente e indivisa”. En definitiva, la mujer de todas partes del mundo y en especial la mujer dominicana, tiene toda la potestad de escribir como le parezca, pero me parece que no hay necesidad de aniquilar el aroma femenino, y menos en esta época en la que a la mujer se le abren muchas puertas y para las que aún permanecen cerradas, ya nosotras sabemos que tenemos la fuerza suficiente para derribarlas. Esa actitud victimista, a la defensiva o agresiva, de tiempos anteriores, ya no resulta necesaria debido a que, aunque aún sobrevive la presión social y la amenaza del zarpazo de la crítica, nada impide que la mujer deje fluir sus aguas con naturalidad y calma, y si de algo soy conciente es de que toda persona pública, independientemente de su sexo, siempre será cuestionada. Hay otro punto que resulta importante abordar y es el comportamiento de las escritoras en el escenario cultural y su manera de relacionarse con los demás agentes que conforman este círculo. Siempre he visto con inquietud que las autoras se relacionen sólo entre sí, que se lean las unas a las otras y organicen actividades sólo para ellas, creando una especie de gueto que las aísla del
ambiente literario. Así mismo, en República Dominicana hay quienes se quejan de la falta de oportunidad que existe para las escritoras y dan como una solución la creación de concursos sólo para mujeres o de editoriales que se dediquen a la publicación de obras netamente femeninas. Estas propuestas no son novedosas pues ya se han aplicado en muchos puntos del mundo y un ejemplo es la editorial española Torremozas dedicada a la difusión de la literatura femenina, la cual realiza anualmente varios concursos como el Carmen Conde, en el que sólo pueden participar mujeres de cualquier lugar de habla hispana. En principio estos proyectos son sumamente favorables pues sirven para democratizar un sector que durante años ha estado monopolizado por los hombres. Son ventanas que se abren para impulsar un grupo determinado, darles la oportunidad que por mucho tiempo les fue negada y defender su derecho a desarrollar su talante creador. Sin embargo, esta es sólo la primera etapa de la participación igualitaria que debe existir en la clase artística y lo interesante sería avanzar hacia otras posibilidades más integradoras en las que la mujer interactúe y compita con los hombres en un escenario en donde lo que se tome en cuenta no sea el sexo sino el talento del creador y la calidad de su obra. Resultaría maravilloso ver avanzar a las escritoras nativas y en particular a las escritoras del Cibao, como una masa pulposa dispuesta a extender sus tentáculos a todas partes, sin temor -y sin buscar- la segregación que muchas veces padecen. Otro tema interesante es el de los premios literarios. Las estadísticas inclinan la balanza hacia los hombres puesto que la labor de la mujer ha comenzado a reconocerse cuando ya muchos de ellos han acumulado múltiples galardones. Para ilustrarlo mejor, les comento que el Premio Nóbel de Literatura se entrega desde 1901 y de las 103 ocasiones, 7 no ha sido concedido a ningún escritor. Así que de las 96 veces que sí se ha concedido, 86 veces han sido hombres y sólo 10 mujeres han recibido el más alto reconocimiento a las letras que realiza la Academia Sueca. Un ejemplo más cercano es el del Premio Cervantes, el galardón más importante de las letras hispanas, que se entrega desde 1976, y que de las 28 ocasiones, sólo dos mujeres han recibido el premio, y son: la española María Zambrano en 1988 y la cubana Dulce María Loynaz en 1992. En la República Dominicana se premia el esfuerzo y la calidad del escritor con varios certámenes, entre ellos cabe destacar el Premio Nacional de Literatura que ha sido entregado de manera ininterrumpida desde 1976 hasta la fecha durante tres décadas; y durante ese considerable período de nuestra historia cultural y literaria sólo una mujer ha sido reconocida, la francomacorisana Hilma Contreras que lo recibió en 2002. En cuanto a los premios anuales, si hacemos un balance, desde la fecha citada hasta hoy sólo lo han ganado 30 mujeres en distintos géneros. En la primera convocatoria de 1976 ganó Nidia Castro de Díaz con el ensayo “La protesta social en la obra de Rosalía de Castro”; y en la última entrega de 2004-2005 lo ganaron dos mujeres: Jenny Montero en Literatura Infantil, con su obra “El sueño de Agontina”, y Angela Hernández en Poesía, con su obra “Alicornio”. En resumidas cuentas, haciendo un balance de los datos disponibles, una inmensa minoría de mujeres han ganado el premio. Para no hacer muy extensa esta parte debo decir que el resultado, con nombres de mujeres escritoras, géneros, obras y años del período estudiado está disponible para su consulta. También debo agregar al listado de ganadoras, el triunfo de la joven Lissette Ramírez, nativa de San Francisco de Macorís, quien fue galardonada con el Premio Juvenil de Poesía Miguel Alfonseca 2005 que organiza la Feria Internacional del Libro. En el Cibao se realizan varios concursos literarios organizados por instituciones culturales como: Amantes de la Luz y la Alianza Cibaeña en Santiago, Radio Santa María en La Vega, la Sociedad Cultural Renovación en Puerto Plata, entre otras. En estos certámenes las mujeres han tenido
presencia y en varias ocasiones han recibido algún reconocimiento. Dentro de las que han sido premiadas están: Rosa Julia Vargas, Mélida García, Silvia Di Franco, Tanya Badía y Johanna Goede. Ahora me apetece hablar un poco sobre estas escritoras, las del norte. Para resumir y hacer cuentas, en el Cibao hay muchas autoras y toda una tradición escritural con curvas femeninas. Algunas de esas mujeres que decidieron dedicarse a las letras son Taty Hernández, Tanya Badía y Ángela Hernández en Jarabacoa; Mélida García en Cotuí; Yrene Santos y Emelda Ramos en Salcedo; Hilma Contreras, Melba Marrero de Munné, Leticia Goris, Miguelina Lay y Lissette Ramírez en San Francisco de Macorís; Ida Hernández Caamaño y Fiume Bienvenida Gómez Sánchez en Montecristi; Aída Cartagena Portalatín y Sally Rodríguez en Moca; Ana Silvia Reynoso en Bonao; Altagracia Saviñón, Johanna Goede y Virginia Elena Ortea en Puerto Plata, aunque debo aclarar que Virginia no nació en esa ciudad pero desarrolló su vida cultural allí; las autoras santiagueras que engrosan el listado son Rosa Julia Vargas, Carmen Pérez Valerio, Argelia Aybar, Ana Virginia de Bordas, Mukien Sang Ben, Elsa Expósito, Leyda Veras, Aída Bonnelly de Díaz, Elsa Brito de Domínguez, Ruth Acosta, Judit Fernández, Silvia Di Franco, Carmen Comprés (quien nació en Moca pero ha hecho vida cultural en Santiago) y Altagracia Pérez (quien nació en Santiago Rodríguez pero ha desarrollado su carrera en la Ciudad Corazón). De todas estas mujeres la de mayor resonancia ha sido doña Aída Cartagena Portalatín, quien a pesar de las vejaciones que vivió en su época, pudo sostener su discurso y destacarse como una intelectual importante que jamás podrá ser excluida de la historia de la literatura dominicana, y a quien se le dedicó la más reciente entrega de la Feria Internacional del Libro que se realiza en nuestro país. Uno de los mayores aportes de esta autora ha sido la reivindicación de la voz femenina en las letras dominicanas y su lucha porque la mujer ocupe un lugar más valorado y apreciado dentro del entorno artístico y social de su época. Nadie olvidará su poema “Estación en la tierra”, el cual surgió como un grito o más bien un canto de una criatura que se sabía libre y útil: “No creo que yo esté aquí demás./ Aquí hace falta una mujer, y esa mujer soy yo”. Pero fue la francomacorisana Hilma Contreras, la que coronó la participación femenina en el escenario cultural, al ser la primera y única mujer que ha sido galardonada con el Premio Nacional de Literatura que otorga la Secretaría de Estado de Cultura y la Fundación Corripio. Sin embargo, de las autoras norteñas que están vivas y activas, la que ha sostenido una carrera coherente, sólida y en ascenso permanente, es la jarabacoeña Ángela Hernández, quien en 1998 obtuvo el Premio Nacional de Cuento por su libro “Piedra de Sacrificio”, en 2001 recibió el Premio Novela Corta que otorga la editora Cole por su libro “Mudanza de los sentidos”, y hace poco recibió el Premio Nacional de Poesía 2004 por su libro “Alicornio”. Esta autora de 51 años ha publicado dos novelas, varios ensayos, cinco libros de cuentos y cinco poemarios, que la convierten en la mayor representante del conglomerado de mujeres escritoras de la región. Una mención especial merece la narradora Rosa Julia Vargas quien en noviembre de 1999 decidió impulsar el proyecto de difusión cultural denominado “Mythos”, la única revista literaria que se edita con regularidad y que hasta la fecha lleva 26 números ininterrumpidos con carácter trimestral. Cuando esta criatura “delgada y sin color”, como la llamó su directora, salió por primera vez, muchos apostaron por su naufragio inmediato. Pero en lugar de suceder eso, Mythos ha engordado, ha remozado su formato y en la actualidad cuenta con importantes intelectuales como colaboradores. Sobre los temas que abordan las autoras cibaeñas, hay que resaltar que no hay diferencias contextuales entre la literatura que tejen ellas y la que hacen las autoras de Santo Domingo o de otros puntos del país, puesto que las nuestras hablan tanto de motivos urbanos como rurales, o de
escenarios allende la isla. El amor, la soledad, la muerte, el vacío, las tradiciones, los mitos, el misterio, la espiritualidad, Dios, la política, el entorno social, forman parte del universo temático de estas escritoras. En el tópico de la soledad y el tedio citadino, la escritora Carmen Pérez Valerio ahonda con su poemario “Rumor Cotidiano”, publicado en 2003 por Cocolo Editorial. El tema amoroso es tratado por autoras como Yrene Santos, Ángela Hernández, Taty Hernández e Ida Hernández Caamaño. La temática indigenista y costumbrista es rescatada y valorada por Emelda Ramos, quien hace un aporte especial y significativo en el área. Emelda también nos habla en su literatura sobre las leyendas y mitos, a lo que también Taty Hernández aporta su grano de arena con su texto Xiguapa que aparece en el poemario “Temblor de la espera”, publicado en 2003. Argelia Aybar y Elsa Brito de Domínguez ahondan en el fuego espiritual y el amor a lo divino. Carmen Comprés y Sally Rodríguez nos hablan de las pequeñas cosas y ofrecen una poesía sensitiva, breve y hermosa, en donde la naturaleza les sirve de vehículo para expresar sus emociones. La relación entre mujeres, ese vínculo madre-hija, hermana versus hermana, es abordado por Rosa Julia Vargas en su novela “El rastro de Caín” publicada en 1998. Por su parte, Doña Aída Bonnelly de Díaz se ha destacado en la temática infantil, con sus cuentos para niños agrupados en libros como “Vuelo de amigos” publicado en 1998 y “Timo el dinosaurio” editado en el año 2000. Resulta curioso constatar que, a diferencia de las mujeres del boom, las habitantes del valle del Cibao han coqueteado de manera tímida o camuflajeada con temáticas controvertidas como el sexo, la homosexualidad, el suicidio, el aborto o la violencia de género. Entre las que no se han amordazado o quizás hayan sentido mayor interés están Ángela Hernández, Mélida García, Hilma Contreras y Aída Cartagena Portalatín. Una de las cualidades de la obra de Ángela es precisamente su naturalidad al abordar el erotismo y de Mélida puedo decir que en alguna creación suya ha recogido una realidad social como lo es la homosexualidad femenina, anteriormente planteada en el cuento “La espera”, escrito por Hilma Contreras. Mélida fue una de las antólogas y promotoras de la única antología de la literatura gay en la República Dominicana. También la ya fallecida Aída aborda un tema tan comprometedor como el incesto, en su novela “Escalera para Electra”, la cual fue finalista en 1969 en el Premio Biblioteca Breve que organiza la editorial española Seix Barral. En resumidas cuentas, la mujer escritora existe. No es una entidad invisible ni una criatura cobarde que anda a tientas en el ambiente literario. Su legado está presente en los libros publicados y en las transformaciones que ha logrado gracias a su obra. Quizás no disfrute de una situación idílica ni totalmente favorable, pero a pesar de las limitaciones ya citadas, hace sus aportes y no deja de compartir su creación. La mujer dominicana también ha dejado una huella en la historia literaria de nuestro país y hay toda una tradición de escritoras que respaldan a las autoras contemporáneas. Para orgullo nuestro las cibaeñas también escriben y debido a su trabajo se han granjeado el respeto y el reconocimiento del mundo cultural. Lo que hace falta ahora es que ellas, las que realmente son, logren sobrevivir al cedazo del tiempo y nunca olviden que, como dijo la escritora mexicana Rosario Castellanos, siempre hay un “modo de ser humano y libre”, una forma en la que no hace falta ahogar el yo íntimo y personal para salir a la calle a conquistar escenarios. Por eso siempre he tenido la íntima convicción de que con la participación de la mujer, la literatura universal siempre será más rica y diversa, tendrá otras texturas y podrá mostrar a toda la humanidad una panorámica más real y completa sobre la sociedad en la que nos ha tocado vivir.
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ESBOZO CRONOLOGICO DE PUBLICACIONES Y ACTIVIDADES CULTURALES CUSQUENAS (1570 – 1992) Revista “CRONICAS URBANAS” Nº 3, Centro Guamán Poma de Ayala, Cusco, 1994. ESBOZO CRONOLOGICO DE PUBLICACIONES Y ACTIVIDADES CULTURALES CUSQUENAS (1570 – 1992) Por Julio A. Gutiérrez Samanez Crónicas Urbanas presenta un avance del trabajo de investigación realizado por el autor, que considera valioso como aporte inicial. El trabajo ha sido desarrollado tomando en cuenta únicamente la documentación de la Biblioteca y Archivo de la Fundación Julio G. Gutiérrez L. Dado el carácter de esta empresa y lo laborioso que significa cumplir con el reto planteado, es muy posible que mucho material valioso no esté consignado en este bosquejo. Es de advertir, además, que la cronología que se pone en consideración no toma en cuenta las publicaciones periódicas de El Sol, El Comercio, Revista Universitaria, Revista del IAA y otras similares; que podrían constituir materia de otra investigación particular. 1570 El Inca Titu Cusi Yupanqui dicta en Vilcabamba su “Instrucción Histórica”. 1598 Fundación del Seminario Conciliar de San Antonio Abad. 1599 Fundación del Colegio de la Transfiguración de la Compañía de Jesús. 1608 El cura doctrinero y extirpador de idolatrías Francisco de Ávila recogió leyendas y mitos andinos en la zona de Huarochirí entre 1598-1608. 1609 Se publicó en Lisboa (Portugal) “Los Comentarios Reales de los Incas” del Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616), según el historiador Porras Barrenechea “inaugura la narración escrita cusqueña y peruana”; Garcilaso logró una cultura humanista y gozó de prestigio en sus días; tradujo los “Tres diálogos de amor” (1590) de León Hebreo y adoptó el neoplatonismo (por ello Riva Agüero, reconoce al Inca como “al único representante peruano de la ontología neoplatónica”). Escribió además: “La Florida del Inca” (Lisboa 1605); “Genealogía de Garcí Pérez de Vargas” (1606) y la “Historia General del Perú” publicada en 1617 en Córdoba. 1615 Felipe Guamán Poma redactó su “Primer Nueva Corónica i Buen Gobierno” (1583-1615). 1619 Fundación del Colegio Real de San Bernardo de la Compañía de Jesús. 1622 Fundación de la Universidad de San Ignacio de Loyola que funcionó hasta la expulsión de los jesuitas. 1688 Se publicó en Roma “Filosofía Tomística” del sacerdote Juan Espinoza Medrano, “El Lunarejo” (1632-1688), quien, como literato y filósofo cusqueño, gozó de fama y reconocimiento universales. Trató de conjugar el tomismo aristotélico y el platonismo. Estuvo bien informado del pensamiento escolástico de su tiempo. Román Saavedra, en el artículo “La máscara del Lunarejo” (1), criticó la indiofobia aculturante de este autor. 1692 1ro. de marzo, se dio la Bula de erección “Aeternae Sapientiae” de fundación de la Universidad de San Antonio Abad, con la facultad de conceder grados de bachilleres, licenciados, maestros y doctores en Filosofía y Sagrada Teología (Villanueva, 1972). 1723 Nace en Arequipa Juan Manuel Moscoso y Peralta (1723-1811), Obispo del Cusco, quién fuera sindicado de adhesión al movimiento revolucionario de Túpac Amaru; fue conducido a Lima (1784) y a España (1789) donde, luego de “sincerarse”, fue nombrado Arzobispo de Granada. (2). 1729 Nace en Pucartambo el Dr. José Pérez Armendaris (1729-1819), sacerdote que ejerció el rectorado de la universidad durante 37 años y fue el intelectual cusqueño más importante del siglo XVIII. Inspirador de las ideas libertarias en los patriotas cusqueños que recién está siendo rescatado del olvido. Mendiburo cita a muchos autores que ameritan la obra de Pérez. 1750 Diego de Esquivel y Navia redactó entre 1725 y 1750 los “Anales del Cuzco” (Noticias cronológicas de la gran ciudad del Cusco). 1780-1814 La Universidad del Cusco constituyó uno de los principales centros de difusión del pensamiento emancipador que inspiró la revolución de 1814, pues, gozaba de gran prestigio por haber forjado en sus aulas a ilustres clérigos, teólogos y filósofos. “San Antonio Abad del Cusco,
formó ideólogos y curas guerrilleros, revolucionarios del verbo y del fusil” (M.J. Aparicio. 1992)(3). Por estas aulas habían pasado hombres como Francisco Javier de Luna Pizarro, Francisco de Paula González Vigil, José Baquíjano y Carrillo, Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, y los héroes y mártires de la revolución de 1814. 1795 Se publicó en Madrid el libro “Relación del Cusco” del sacerdote y escritor Ignacio de Castro (1733-1792), natural de Tacna y Rector de San Bernardo, políglota, embebido de los ideales de la Ilustración y la Enciclopedia, anti escolástico y propugnador de las nuevas ideas científicas sobre la naturaleza y las nuevas corrientes sociales y revolucionarias europeas. Colaborador y propagandista de los ideales y estudios difundidos en el “Mercurio Peruano”, vinculado a la “Sociedad de Amantes del País”, defendió al Obispo Juan M. Moscoso inculpado en el proceso contra los Túpac Amaru (Mendiburo, 1932). 1815 4 de marzo. Fue recesada la Universidad por Real Orden en la cual se “dispuso que visitadores especiales investigaran la filiación política de sus componentes y una inquisición de sus bienes, bibliotecas, etc.” (Aparicio, 1992). 1822 El gobierno español instaló la primera imprenta en Cusco. Se editó la “Gaceta del Gobierno Legítimo del Perú”, primer periódico cusqueño, posteriormente “El Depositario” en el que destacó el periodista y poeta español Francisco Mariano Miranda (Denegri, F. 1964)(4) y (Cahuata, F. 1990)(5). 1825-1829 Se publicó “El Sol del Cuzco” durante la prefectura de Gamarra, Órgano oficial del gobierno, en el cual se difundieron los acontecimientos políticos y las nuevas ideas. Aparecieron otros periódicos e impresos tales como: el “Boletín del Ejército Unido Libertador del Perú, Vencedor de Ayacucho” y “El Censor Eclesiástico”. Salieron después, en la época del caudillismo militar y la confederación Peruano Boliviana, “La Minerva del Cuzco” (1829-1837); “Cuzco Libre” (1834), “Jenio Libre” (sic), “La Aurora Política”, “Pacificador del Perú”, “El triunfo de la Libertad”, “El Duende”, etc. (Cahuata F. p.55). 1825 Con la llegada de Bolívar al Cusco nacieron importantes centros de estudios como la efímera Universidad de San Simón (que fue la misma Universidad de San Antonio) y los ya sesquicentenarios planteles secundarios de Ciencias y Educandas. 1835 El padre Luis María Blanco escribe “El Cuzco en 1835”. 1837-1839 Se publicó el periódico “Museo Erudito” dirigido por José Palacios, escritor, crítico literario y hombre de gran cultura. Según Félix Denegri, “es uno de los periódicos más interesantes del Perú en la primera mitad del siglo XIX, pues contiene importantes artículos históricos, literarios, etc.” Palacios publicó uno de los primeros estudios sobre el drama incaico “Ollantay” y muchos trabajos sobre la historia regional (6). En el desarrollo de las ideas del siglo XIX José Teodosio Rozas aparece como el introductor del pensamiento krausista, doctrina del filósofo idealista alemán Karl Christian Krause (1781-1832) (7). 1848 Se publicó en Lima “El Padre Horán”, novela del escritor cusqueño Narciso Aréstegui (18231869), Prefecto del Cusco, quien inició la novelística cusqueña y peruana de la República, criticó algunos aspectos de la sociedad de su época, las costumbres religiosas católicas y la inmoralidad del clero; retrató la miseria y abandono de las clases desposeídas. Es una novela precursora del indigenismo como muy bien amerita Luis Alberto Sánchez. (8) 1863-1865 El explorador George Squier, escribe “Un viaje por tierras incaicas”. 1866 El Dr. Pío Benigno Meza asume la decanatura de la Facultad de Filosofía y Letras, aportó con ideas de “un tipo de liberalismo positivista”; cita en su Curso de Derecho Natural y Constitucional (1858) a Proudhon, Lamenars y Sue, “se muestra impresionado por la Revolución de 1848 en Francia, sobre todo por las teorías comunistas sobre la propiedad”, propone distribuir las tierras entre los cultivadores, por lo que se le considera un precursor de la Reforma Agraria. (Tamayo, 1978) (7). 1872 Aparece en Lima la novela corta “El Ángel Salvador” de Narciso Aréstegui. 1879 La guerra del Pacífico sacudió la modorra de la ciudad, destacamentos de estudiantes universitarios y artesanos marcharon a los campos de batalla cumpliendo heroicas jornadas contra el invasor, después vendrían los aciagos días de la guerra civil entre coalicionistas y constitucionalistas. Es memorable para el pueblo cusqueño la revolución del 95 contra la tiranía de las “tres emes”, que movió la conciencia de las mentalidades pensantes del Cusco. En ese escenario se difunden las ideas positivistas y radicales de don Manuel González Prada, contra el clericalismo y el krausismo, propagandizando el liberalismo positivista. En sus “Páginas Libres” criticó “nuestra ignorancia y nuestro espíritu de servidumbre” y exigió redimir al indio.
1889 La escritora Clorinda Matto de Turner (1854-1909), publicó su obra “Aves sin Nido”; novela iniciadora del indigenismo literario en Latinoamérica. En su novela se conduele de los abusos que sufre el indio, su protesta es anticlerical pero no llega a percibir el problema agrario, el problema vinculado con la legitimidad de la propiedad de la tierra, que es un problema fundamentalmente político. Uriel García consideraba que la señora Matto no pudo despojarse totalmente de los prejuicios religiosos (García, J. D.) (9). Pero ello no le resta mérito alguno. Sueldo Guevara opina que “Aves Sin Nido”, inicia el indigenismo en las letras peruanas; ese indigenismo que alcanzará categoría universal con “Ciro Alegría y José María Arguedas” (Sueldo G, R. 1984) (10). Otras de sus obras son: “Tradiciones Cusqueñas” (1883), “Indole” (1891); “Herencia” (1895), “Boreales, Miniaturas y Porcelanas” (Buenos Aires, 1902); “Viaje de Recreo”: (1910). Obras inéditas: “La Excomulgada” y “Sevilla, testamento póstumo”. 1896 El periodista limeño Félix Evaristo Castro fundó “El Comercio” del Cusco. 1897 Se fundó el Centro Científico del Cusco, que agrupaba a autoridades, profesores universitarios e intelectuales y constituyó el primer núcleo intelectual cusqueño que funcionó como tal, motivados por la búsqueda de modernización en todas las esferas del conocimiento y el rompimiento con los viejos esquemas clericales. Los “científicos” del Centro, cautivados por la idea del “progreso”, se plantearon resolver los problemas relacionados con el atraso económico y cultural; se preocuparon por evaluar el potencial productivo del departamento y revaloraron los vestigios del pasado prehispánico que era desconocido. En la gran Exposición Departamental que significó el autodescubrimiento de los cusqueños, se presentaron también piezas arqueológicas incaicas. Entre los fundadores estuvieron: el Prefecto Pedro José Carrión, Antonio Lorena, Fortunato L. Herrera, José Lucas Caparó Muñiz, Luis María Robledo, Eliseo Araujo, Eusebio Corazao; el Canónigo Fernando Pacheco (historiador); los músicos José Castro y Leandro Alviña; el pedagogo Francisco Sivirichi; el médico Benjamín La Torre; el abogado puneño José Frisancho, todos ellos colaboradores del Boletín del Centro Científico (Valcárcel, 1981) (11). 1901 En el amanecer del siglo, Ángel Vega Enríquez (1875-1932), sobrino de la luchadora social Trinidad Enríquez, escritor, pintor y crítico de arte, fundó el diario “El Sol”, con el objeto de apoyar decididamente la inquietud renovadora de los cusqueños de su tiempo. Bajo su influencia se formó el núcleo organizador de la huelga universitaria de 1909 e inició las-campañas indigenistas (Valcárcel, Memorias). Como artista, según Avendaño, “la pintura contemporánea en el Cusco arranca con Ángel Vega Enríquez… fue el primer pintor cusqueño que se enfrentó con esos armatostes de oscuridad plástica que comienzan y terminan en las sacristías” (12) Como periodista popularizó el regionalismo como doctrina política. 1908 Salió en París la obra “Le Perou Contamporain” del Dr. Francisco García Calderón, en ella el autor, al referirse al grupo intelectual cusqueño, lo reconoce como “La Escuela Cusqueña”, feliz acierto que dio nombre a aquel movimiento creado alrededor del Centro Científico, el diario “El Sol” y la Universidad. Estuvo conformado por Luis E. Valcárcel, José Uriel García, Humberto Luna, Roberto F. Garmendia, José Ángel Escalante, Francisco Tamayo, José Gabriel Cosio, Rafael Aguilar, Luis Felipe Aguilar, César Antonio Ugarte, José Mendizábal, Benjamín Mendizábal, Luis Rafael Casanova, Miguel Corazao, Francisco y Federico Ponce de León. Uno de los inspiradores fue Ángel Vega Enríquez. El grupo orientó su actividad a la “defensa del indígena contra la opresión del gamonal, el anticentralismo y reconquista de la posición orientadora del Cusco en el panorama regional; regionalismo, económico y cultural; exaltación del pasado prehispánico, en especial del imperio incaico y estudios del medio regional y las comunidades indígenas” (Valcárcel, Memorias, p. 141). 1909 13 de marzo. Se organizó la Asociación Universitaria, publicando su órgano de difusión “La Sierra”; dirigido por José Ángel Escalante, vinculó a los estudiantes cusqueños con intelectuales del “Centro Universitario” de Lima y el “Centro de Instrucción” de Arequipa. 7 de mayo. Se decretó la primera huelga universitaria de Sudamérica. Los estudiantes exigían la instauración de un régimen digno y equitativo con intervención del estudiantado en la conducción del gobierno universitario. La respuesta de la autoridad fue el receso del claustro. El impacto social que consiguió esta huelga fue de gran importancia para la vida universitaria y la intelectualidad cusqueña, puesto que se adelantó al grito de Córdoba (1918) y a los movimientos universitarios en diferentes lugares del país en 1919, enarbolando casi todos los postulados. 1910 Recesada la Universidad del Cusco, el gobierno nombró como Rector al joven profesor norteamericano Albert Antoni Giesecke (1883-1968) de 26 años. El nuevo Rector, una vez que asumió el cargo, “mediante una sagaz gestión istrativa, pudo imponer en el hecho y a corto
plazo la impronta de su rectorado normalizador en la vida universitaria” (Alberto Delgado) (13). Giesecke introdujo nuevos métodos y técnicas de enseñanza de acuerdo al Pragmatismo de W. James, para determinar el significado de la verdad por su utilidad práctica, lo que se traduce en las tesis estudiantiles: “La personalidad del indio en la lucha por el Derecho, sólo puede ser regenerada por la instrucción” por Miguel Angel Nieto; 1911, “El arte incaico” de J. Uriel García; 1912, “El problema del indio” por Francisco Ponce de León; “Kon, Pachacamac, Huiracocha” por Luis E. Valcárcel y el “Arte Incaico” por Francisco González Gamarra; 1913, “La Cuestión Agraria en el Cuzco” por Luis E. Valcárcel, “El curso de las civilizaciones primitivas en el Perú” por Félix Cosio y “Estudio psicológico del sentimiento indígena” por Timoteo Flores A.; 1915, “La propiedad colectiva y el Ayllu” por Félix Cosio; 1917, “La educación incaica” por Roberto F. Garmendia; 1918, “La producción rural indígena y la raza aborigen” de José M. Coello. 1911 Hiram Bingham descubrió Machupicchu, hecho que orientó hacia los estudios históricos y arqueológicos. La Universidad propició las misiones de la Universidad de Yale. 1912 Llegó al Cusco el historiador José de la Riva Agüero. El Dr. Giesecke fundó y orientó la Revista Universitaria (salieron 134 números hasta 1991), modernizó la Biblioteca. La universidad alcanzó con este Rector relieve y reconocimiento internacionales, como una de las mejores universidades del Perú. Despertó la pasión regionalista y cusqueñista en la más importante y fecunda generación de cusqueños del siglo XX. 1913 25 octubre. Se fundó el “Instituto Histórico del Cusco”, dirigido por Luis E. Valcárcel e integrado por J. Uriel García, Lucas Caparó Muñiz, Romualdo Aguilar, Antonio Lorena, Fernando Pacheco, Félix Cosio, con el objeto de hacer estudios de la historia incaica (Valcárcel, Memorias, p.184), publicaron la revista “Nuestra Historia”. 1915 Vega Enríquez funda el “Centro Nacional de Arte e Historia”, conformado por los hermanos Cosio, Uriel García, Rafael Aguilar, para: “Rescatar el regionalismo del Arte en el Perú, como norma única de actividad intelectual a partir de la cual la literatura nacional ganaría cohesión y personalidad propia” (Valcárcel, Memorias, p.185). El Centro se propuso la formación del arte peruano en todas sus manifestaciones, la revalorización del arte incaico, la difusión de la cultura artística y la conservación del patrimonio artístico nacional. Vega Enríquez fue el propugnador de un ideal acariciado por los cusqueños, la creación de la Escuela de Bellas Artes (14) 1917 Marzo-agosto se publicó “Estudios” Revista mensual de Literatura y Arte, escriben Vega Enríquez, Valcárcel, J. G. Cosio, R. Aguilar, Miguel A. Nieto, Saturnino Olañeta, Eufracio Alvarez, Carlos Ríos Pagaza, R.F. Garmendia y lleva como ilustración una obra de Benjamín Mendizábal. Dos artistas cusqueños cosecharon triunfos en el extranjero: Francisco González Gamarra, luego de alcanzar éxitos en Lima como caricaturista de “Variedades” y haber recibido el elogio del crítico de arte don Teófilo Castillo conquistó fama en Nueva York como dibujante y retratista en 1915, en el “New York Times”. González, talentoso pintor y músico de la alta clase terrateniente, era un “indigenista” de las divagaciones románticas y líricas. Benjamín Mendizábal Vizcarra, poeta y escultor, se aventuró a Europa y en Roma dio a conocer sus notables aptitudes alcanzando éxitos en sus exposiciones. 1919 Funcionó una “Sociedad Anónima de Arte”, fundada por Ernesto Olazo, Juan Manuel Figueroa Aznar, Natalicio Delgado y Víctor M. Guillén (15). Llegó el pintor José Sabogal, luego de su periplo europeo y estancia en Argentina y Bolivia. Sabogal influyó fuertemente en el desarrollo de la plástica y el arte popular cusqueño. 1920 Como consecuencia de los movimientos estudiantiles nacionales de 1919, se organizó en el Cusco el Primer Congreso de Estudiantes del Perú, entre los delegados estuvieron Víctor Raúl Haya de la Torre (Trujillo), Raúl Porras Barrenechea (Lima), Jorge Basadre (Tacna). Todos ellos “se encontraron con un ferviente indigenismo que los asombrará y ganará a la causa” (Tamayo 1980: p.183) (16). Haya de la Torre, fue elegido Presidente de la FEP en 1919, y en el Congreso del Cusco, hizo aprobar la creación de las Universidades Populares “González Prada” (Sulmont, D. 1977, p.42) (17). 1921 Se publicó “La Sierra” segunda etapa. 1922 Se publicó el primer número de la revista literaria y científica “Más Allá”, dirigida por Luis Yábar Palacio, en la cual intervienen fervientes gonzalez-pradistas como Luis Velasco Aragón, enfervorizado panfletista que en 1923 dirigió al pueblo cusqueño un célebre discurso de condena al régimen leguiísta, al parasitismo parlamentario y la corrupción de los políticos; contra el centralismo, la oligarquía limeña y el militarismo, con el título de “La Verdad sobre el fango”, que le valió un paseo triunfal en hombros de su pueblo y luego la persecución y la cárcel. Otros integrantes
de la revista fueron: Valcárcel, García, F. L. Herrera, Julio Velarde, Sixto Coello, Leonidas Aguilar y N. Muñoz. Se publicaron: “Cuestiones indígenas” de Luis F. Aguilar y “La ciudad de los incas” de U. García. 1923 Con motivo de la llegada del Dr. Roberto Levillier, prestigioso historiador y embajador de la República Argentina, los artistas cusqueños escenificaron el “Ollantay”. Se organizó la “Misión Peruana de Arte Incaico” que viajó a La Paz, Buenos Aires y Montevideo bajo la dirección de Luis E. Valcárcel. Participaron, entre otros, el pintor y fotógrafo Juan Manuel Figueroa Aznar, el músico Roberto Ojeda y el actor Luis Ochoa. Como resultado de esa misión se publicó “Inkánida” (mayo de 1924) con un informe completo. 1924 Se fundó el Centro Qosqo de Arte Nativo para la protección del folklore. Se organizó la filial cusqueña de la Universidad Popular, intervinieron: Genaro Fernández Baca, Mariano Cárdenas, Casiano Rado, Alberto Delgado, Guillermo Vallenas, Ricardo Santo, Luis Villa, César Muñiz, Rafael Tupayachi, Leandro Pareja, Antonio Lorena, Félix Cosio, Federico Ponce de León y Luis E. Valcárcel, actuó como Secretario del Interior Leonidas García. Esta valiosa experiencia de apenas dos meses, motivó en las generaciones jóvenes de obreros e intelectuales una resuelta orientación hacia el socialismo. Salió la revista “KOSKO”, editada por Roberto Latorre, bajo la dirección literaria de Luis Yábar Palacio. “Kosko” jugó un importantísimo papel en la difusión de la literatura revolucionaria de la primera postguerra y en la orientación doctrinaria de importantes sectores de la intelectualidad y la juventud (18) (Gutiérrez J.G. 1986. p-ll). La Revista “Kosko” capitalizó y orientó las iniciativas de la U.P. En 1926 la dictadura apuntó a Kosko, apresó a su animador Roberto Latorre en la isla San Lorenzo y clausuró la revista después de 20 meses de ardua actividad. “Kosko” se anticipó en la prédica del socialismo y la revolución proletaria al “Boletín Titikaka” de Puno y a la revista “Amauta” de José Carlos Mariátegui. 1925 Aparece la revista “Esbozos” de los estudiantes universitarios, en la que escribían Román Saavedra, Sergio Caller y Carlos C. Lira, sobre el ideal de la Federación.(19) 1926 Fortunato L. Herrera publica “Chloris Cuzcoensis”. Se crea el grupo “RESURGIMIENTO”, organizado por el Dr. Luis E. Valcárcel. Estaba integrado por Uriel García, Luis F. Paredes, Casiano Rado, Roberto Latorre, Luis Felipe Aguilar y Félix Cosio Medina. “Resurgimiento” publicó un Boletín difundido por la Revista “AMAUTA” en Lima el 1ro. de enero de 1927, denunciando las masacres campesinas perpetradas por el gamonalismo. Su duración fue corta, no tuvo un buen sustento ideológico y su aporte a la discusión no fue mayor, puesto que propugnaba la conciliación entre clases como frente único, usaba criterios paternalistas con respecto a los indios. (20). Se publica “Albores” órgano de la juventud femenina antoniana, que “es -según dice en su presentación- el despertar de la naturaleza inflexible del mundo femenino regido hasta hoy por el indiferentismo”. Estuvo conformado por Lucrecia Núñez de la Torre, Augusta Rivero, Justina Araníbar, Teresa Loayza, Mercedes Quintanilla, May Baty, María Benavente de Paredes y Concepción Rivero. En setiembre aparece en Lima “AMAUTA”, la revista fundada por José Carlos Mariátegui, inaugurando una época de esclarecimiento ideológico y debate profundo sobre la realidad peruana (32 números ilustrados con xilografías de Sabogal). Entre los numerosos colaboradores se encontraban cusqueños como: Luis E. Valcárcel, Roberto Latorre, José G. Cosio, Uriel García, César A. Ugarte. En Puno, empezó a editarse el “BOLETIN TITIKAKA” (1926-1930), participaron los cusqueños Roberto Latorre, J. Uriel García, José Gabriel Cosio, L. E. Valcárcel. (21). Se fundó el grupo “EL ANDE”, agrupación estudiantil formada desde 1924, algunos integrantes como: Saavedra, Caller, Gutiérrez y Rado colaboraron en “Kosko”, como artistas y literatos, y en la revista “La Sierra” 2da. etapa (1922) (con la que se revitalizó a la Asociación Universitaria de los años 1908-1912). Discípulos de los doctores García y Ángel Vega Enríquez, profesaban el materialismo científico como Valcárcel y la filosofía idealista en boga: el neo vitalismo de Bergson. La iniciativa fue de Román Saavedra y Oscar Rozas, siendo integrantes: Sergio Caller, César Gonzáles Willis, Julio Moreno, César Vilchez, Julio G. Gutiérrez, Alfonso González Gamarra, Carlos Valer, Adolfo Delgado, Mariano Fuentes Lira, Rosa Rivero, José M. Obando, Alcides Frisancho, Francisco Olazo. Crearon la Revista Oral “Pututo”, dirigida por Saavedra, salieron 7 números. (Gutiérrez, J. G., 1986, p-24). 1927 Hallándose el Rectorado en vacancia, el grupo “El Ande” postuló la candidatura del Dr. Uriel García, la petición fue denegada y se produjo la “segunda huelga universitaria de la centuria”. Como resultado, la Universidad fue recesada. Una comisión de profesores, preparó un estatuto en el que incorporó: “los postulados cardinales de la reforma universitaria en Hispano-América”. (Mariátegui,
7 Ensayos). El libro de actas del Grupo Ande fue descubierto y publicado en facsimilar por el Dr. Carlos Ferdinand Cuadros (22). En febrero. José Angel Escalante, el parlamentario indigenista y anticentralista que influyó con sus ideas en el pensamiento de Leguía para la creación, de los “Patronatos de la Raza” (que Román Saavedra llamara con sorna “Sociedad protectora de animales”), publicó el artículo “Nosotros los Indios”, defendiendo la vitalidad de la raza andina, exaltando sus valores y atacando el centralismo limeño y al indigenismo de los socialistas de “Amauta”, originando la famosa polémica entre J.C. Mariátegui y Luis Alberto Sánchez. Luis E. Valcárcel publica “Tempestad en los Andes”; postulaba por un indio único desde el pasado hasta el presente y el retorno al Tahuantinsuyo para redimir a la raza vencida, Valcárcel clamaba por un Lenin para el proletariado indígena, profetizaba la migración masiva del hombre del Ande a la capital y la orgía de sangre que significaría décadas después la violencia terrorista: “Un día alumbrará el Sol de sangre, el Yawar Inti, y todas las aguas se teñirán de rojo”, augura así una era de la venganza, el uso de “diversas tácticas; la violencia hasta el crimen horripilante”, pero opta por los métodos pacifistas: “no te consuma el odio -dice- el amor es demiurgo”. Aparece la revista “LA SIERRA” de Lima, dirigida por Juan Guillermo Guevara y subvencionada por el abogado Víctor J. Guevara; al margen de las consideraciones políticas e ideológicas, “La Sierra” (1927-1930, 34 números) fue una brillante tribuna del pensamiento indigenista, en ella convergen intelectuales de diversa militancia ideológica, escribieron Atilio Sivirichi, Luis de Rodrigo (poeta puneño), Uriel García, Fortunato L. Herrera, Lucas Guerra Solís, Luis Velazco Aragón, Luis Felipe Aguilar, Gamaliel Churata, Haya de la Torre, J. C. Mariátegui, Jorge Basadre, Luis Alberto Sánchez, Mariano Iberico entre otros. Tuvo el alto valor de difundir el pensamiento indigenista cusqueño o el “serranismo” a nivel nacional e internacional a pesar de las ideas retardatarias de algunos de sus . Allí se difundió el arte andino de Olazo, Martín Chambi y Elena Izcue. “La Sierra” de Lima es sin duda la revista andina, hecha por cusqueños, que alcanzó mayor relieve y notoriedad nacional e internacional. “La Sierra” también publicó una serie de libros de autores sur andinos como “Hacia indolatinia” de Víctor J. Guevara; “Del ayllu al Imperio” de L. E. Valcárcel; “Guía Histórico-artística” de J, Uriel García; “Bosquejo de la Historia Económica del Perú” de César A. Ugarte; “Kcori Champi” de Lizandro Caller; “El Arte Peruano en la Escuela” de Elena Izcue, así como obras de autores contemporáneos: Romain Rolland, R. Eucken, Ernesto Renán, Enrique Barbusse, José E. Rodó. El grupo Ande publicó la revista KUNTUR (1927-1928), dirigida por Román Saavedra e integrada por César Gonzáles Willis, Sergio Caller, Julio Moreno, Aquiles Chacón, Oscar Rozas, Julio E. Torres, Concepción Rivero, Carlos Valer, Corina La Torre, Estela Bocángel y los artistas Alfonso González Gamarra, Agustín Rivero, J. G. Gutiérrez, posteriormente Rafael Tupayachi, Casiano Rado, Roberto Latorre. KUNTUR buscaba crear una ideología serrana; desarrollar el arte, usando la polémica y confrontación de ideas. Román Saavedra (Eustaquio Kallata) estaba influido por la doctrina indianista de Federico More. El indigenismo militante de Kuntur “no se detuvo en la mera denuncia de los crímenes del gamonalismo y sus cómplices, sino que se abocó a la organización de los indios de haciendas y comunidades en ligas campesinas y sindicatos agrícolas” (Gutiérrez J. G. 1986). El radicalismo y anticlericalismo de Kuntur provocaron su prohibición y persecución de sus componentes. Saavedra defendió a Kuntur desde su destierro en Puno. 1928 Apareció “LIWI”, órgano del Grupo Chumbivilcas, contiene artículos de Valcárcel, García, Sergio Caller, “K‟orilaso” (?), Rosa Rivero, Roberto Latorre. 1929 “WIKUÑA”, dirigida por Pedro L. Guevara y Audaz del Castillo; integraron Fortunato L. Herrera, Luis F. Paredes, Alberto Delgado, L. E. Valcárcel, Julio Luna, Mariano Fuentes Lira, Andrés Alencastre, Rafael Aguilar y Sergio Peralta; Luis. E. Valcárcel publicó “Paisajes Cusqueños”. 1930 Falleció en Lima José C. Mariátegui, con ese motivo la intelectualidad cusqueña le rindió un gran homenaje, en los diarios “El Sol” y “El Comercio”. Se organizaron los primeros sindicatos cusqueños como el de Construcción Civil y Artes Decorativas, (formado por pintores e intelectuales “proletarizados”) y se fundó la Federación Obrera Departamental (F.O.D). El Sindicato de Construcción Civil publicó el periódico “CONSTRUCTOR”, el cual inserta un manifiesto cultural. Se publica “El Nuevo Indio” de J. Uriel García, quien descubría un nuevo indio en el mestizo, superando la frontera racial, con una nueva concepción ideológica y cultural, “El hombre americano no podrá reivindicarse como raza sino como cultura nueva y original” dice García, “El nuevo indio debe ser más espíritu que sangre… nuevo indio no es propiamente un grupo étnico sino una entidad moral”… “cuando (la raza) se acreciente como „espíritu‟… avanzará la cultura. La sangre limita y separa; el espíritu unifica, funde y ondula por el universo”. Y considera nuevos indios a todos “los
guías de nuestros pueblos, pensadores, artistas, héroes que dan modalidad al Continente”. El “Nuevo Indio” es el primer estudio sociológico realizado sobre el mestizo y el mestizaje, que constituye, en su pensamiento, el renacimiento de la indianidad, reivindica la creatividad del pueblo andino en el arte plástico, la artesanía y la arquitectura coloniales, arte sincrético o de fusión de dos vertientes culturales, realizado aún en condiciones de servidumbre y semiesclavitud y llamado a mayores realizaciones futuras. 1931 “CUNAN” “Labor de los Artistas Suramericanos” dirigido por los pintores Francisco Olazo, Víctor Martínez Málaga y Domingo Pantigoso, difunde los nuevos pensamientos estéticos contemporáneos; el quinto número (1932) fue publicado en Puno, recogiendo la obra de escritores puneños como Mateo Jaika, Federico More, Dante Nava, Gamaliel Churata. 1932 Se realizó el Primer Congreso Indígena Regional. Falleció el sabio cusqueño Dr. Antonio Lorena. Los años 30, la tiranía leguiísta, la dictadura de Sánchez Cerro y el gobierno de Samanez, fueron épocas duras para esta intelectualidad radicalizada, pues sufrieron persecuciones, prisión, tortura y expatriación, mientras en la clandestinidad, continuaron forjando las organizaciones obreras y campesinas y la prensa obrera con los periódicos “Constructor”, “Ayllu” y “Jornada”. Roberto Latorre, Fuentes Lira, J.G. Gutiérrez, J.A. Vizcarra, fueron extrañados del país. Fuentes Lira se quedó en Bolivia (1934-1951), donde se realizó plenamente como artista, desarrollando una obra pictórica, muralística y escultórica de gran trascendencia continental en la escuela indígena de Warisata, en la cual connotados críticos de arte vieron el “renacimiento” del arte andino. Aparece “ALMA QUECHUA” (1932-1936), revista que alcanzó catorce números; dirigida y animada por el profesor Humberto Pacheco, cuentista indigenista de inspiración gonzálezpradista. Participaron de esta iniciativa, también, Alberto Tauro, Estuardo Núñez, Segundo Jara, Mateo Jaika, Uriel García, “Encino del Val” (Erasmo Delgado Vivanco), Lucas Guerra Solís, Lizandro Luna, Sergio Caller, Alfredo Yépez Miranda, el poeta Adolfo Delgado, José María Arguedas, Alfredo Macedo Arguedas, Luis Trigoso Arias. La ilustraron con xilografías Mariano Fuentes Lira, Domingo Velazco Astete, Alejandro González, Miguel Valencia C., Francisco Olazo, F. Sosa y Jesús H. Perea. Se publica en la Paz, Bolivia, el primer poemario del poeta desterrado Luis Nieto: “Los Poemas Perversos”. 1933 Se publica “MALAPATA”, dirigido por Luis Trigoso Arias y Cristóbal Latorre, quincenario humorístico, con xilografías de Miguel Valencia. Aparece la novela “Los Andes Vengadores” de Alfredo Yépez Miranda. Apareció “H‟ANAN”, órgano de la Asociación Sindical Universitaria, en el que se nuclearon Humberto Vidal, José Luis Rodríguez, Guillermo del Carpio, Ramón Vallenas y Constantino Zúñiga. En el primer número escriben Uriel García, Daniel Castillo, César Vargas, Rosa Rivero, Baltazar Jara, Eulogio Tapia, Antero Bueno. 1934 Se organizó un nutrido programa cultural para “conmemorar” o “celebrar” el IV Centenario de la Fundación Española del Cusco; por entonces, aún se hablaba de descubrimiento y conquista y había, todavía, un fuerte sentimiento hispanista. El Dr. Valcárcel realizó excavaciones en Sacsayhuaman descubriendo nuevos recintos; aparecieron importantes publicaciones locales y nacionales conmemorativas. En junio y julio salió la revista “PANORAMA” Crítica y Actualidades, dirigida por Aquiles Chacón, informa sobre los preparativos para la celebración del IV Centenario, colaboraron Alfredo Yépez Miranda, Baltazar Jara, Víctor M. Pilares Polo, César Vargas entre otros. 1936 Aparece: “Dioses, hombres y bestias” de L. E. Valcárcel. 1937 31 marzo. A iniciativa del Dr. Humberto Vidal se creó “La hora del charango”, programa radial difundido por Radio Cusco, para promover la cultura andina y las expresiones folklóricas del departamento, contó con la participación de casi la totalidad de intelectuales y artistas cusqueños. (23). Ángel Carreño publicó el drama “El rapto de Olavita”. Octubre 5. El Dr. García fundó el “Instituto Americano de Arte del Cusco” con la presencia de José Gabriel Cosio, Víctor M. Guillén, Domingo Velazco A., Carlos Lira, Oscar Saldívar, Alfredo Yépez Miranda, Humberto Vidal, Víctor Navarro del Águila, Julio Rouviros, Francisco Olazo, Julio G. Gutiérrez, Roberto Latorre, Rafael Aguilar, Alberto Delgado, Federico y Francisco Ponce de León, Martín Chambi y Roberto Ojeda. Este núcleo intelectual fue ya una verdadera escuela de cultura, por la organicidad que cobró y porque corresponde a la etapa de madurez de la generación de 1927. Aquí convergen intelectuales de variadas tiendas políticas en favor de una fecunda actividad cultural, en el campo del arte, la literatura, el arte popular y la revaloración de la cultura cusqueña, la protección del patrimonio monumental pictórico y arquitectónico. Se publica “Mirador Indio” de Valcárcel. 1939 Con motivo del IV centenario del nacimiento del Inca Garcilaso de la Vega, se formó el “Centro Inca Garcilaso” y se publicó la revista “Garcilaso”, que alcanzó por lo menos seis números hasta
1945, con la participación de Alfredo Yépez Miranda, Manuel E. Cuadros., Domingo Velazco Astete, Roberto Frisancho, Luis A. Pardo, Constantino Zúñiga, Humberto Vidal, Alberto Delgado, Humberto Pacheco, Antonio Astete Abril, Abraham Vizcarra, Julián Santisteban. Colaboraron Luis Nieto M., Miguel Angel y Edmundo Delgado Vivanco, Luis Velasco Aragón, Lucas Guerra, Nicanor Dueñas, Eustaquio Kallata y Sócrates Miranda. Abril 12. La Municipalidad del Cusco publicó una edición extraordinaria de su Boletín en homenaje al IV Centenario del nacimiento del cronista mestizo. Se publicó el “Catálogo de nombres vulgares y científicos de plantas del Perú” de Fortunato L. Herrera y “Las tribus de Ankco Wallokc”, obra de Víctor Navarro del Aguila. 1941-1942 Salieron cuatro números de la revista “CUZCO”, dirigida por el joven periodista Ángel Appiani, quien conjuncionó a un buen número de intelectuales: Uriel García, Víctor M. Guillen, José G. Cosio, Román Saavedra, Luis Nieto, José C. Mendoza, Oscar L. de Guevara, Antonio Astete A, Carlos F. Cuadros, Delia Vidal, Abraham Vizcarra, Humberto Vidal, Edmundo A. Guevara, Miguel A. Delgado V., Juvenal Jara, John H. Rowe, Víctor Navarro, Federico Ponce, Miguel F. Gutiérrez, etc. Appiani falleció en plena juventud y el cuarto número de “CUZCO” salió en homenaje suyo, con las palabras dolidas del amplio grupo intelectual que supo organizar. 1942 Se editó la Revista del Instituto Americano de Arte, que alcanzó, en sucesivos números, reconocimiento y relieve internacional como una tribuna de alta cultura (13 números hasta 1992). El IAA después organizará el Museo de Arte Popular, la Pinacoteca de Arte Contemporáneo, la Fototeca del Cusco Antiguo, la Biblioteca especializada. Varias generaciones de intelectuales pasaron por esta entidad promoviendo actividades culturales importantes como: el homenaje a Garcilaso en el IV Centenario de su nacimiento, creación del “Día del Cusco”, creación del “Inti Raymi”, creación de la Casa de la Cultura, compilación de la “Antología de la Música Cusqueña”, etc. Víctor Navarro del Aguila, científico ayacuchano, fundador de la cátedra de folklore de nuestra Universidad, creó el Centro Cultural Deportivo WAMAN PUMA y publicó la revista de ese nombre, que alcanzó 16 números hasta 1944. Participaron preclaros intelectuales ayacuchanos, apurimeños y cusqueños. El objeto de la revista fue el estudio científico del folklore sur peruano y la divulgación de la obra del cronista Felipe Guaman Poma. Participaron: Augusto Madueño, J.J. del Pino, Uriel García, Sergio Caller, Luis Nieto, César Vargas, Jorge A. Lira, Julio A. Vizcarra, Cristóbal Latorre, Isaías Vargas, Alberto Delgado, Alberto Cuentas, Luis Sueldo Guevara, Rodolfo Zamalloa, Luis A. Pardo, John H. Rowe, R. S. Boggs, Ildefonso Pereda, Abraham Padilla, Lizandro Luna, J G. Gutiérrez, Alfredo Macedo A., Rafael Aguilar, Miguel A. Delgado, Luisa B. de Núñez del Prado, Efraín Morote Best, Oscar Núñez del Prado, Gabriel Escobar. Como catedrático universitario, Navarro del Aguila organizó la Sociedad Folklórica del Cusco y un Museo de Folklore Cusqueño. El IAA, bajo la presidencia del Dr. Rafael Aguilar, escenificó el drama OLLANTAY y el elenco viajó a Puno y a La Paz. Se fundó El Grupo Renovador “ALKAMARI”, que fue una dinámica organización de jóvenes intelectuales. La directiva de 1943 estaba conformada por Carlos A. Velasco, Secretario General; Rodolfo Zamalloa como Secretario del Interior y como integrantes, Segundo del Mar, Gabriel Escobar, Abel Ramos, Luis Calderón U., César Sivirichi, Arturo Castro, Jorge Carpio Mantilla, Rubén Sueldo Guevara, Juan de la Cruz Salas; según escribe Rubén Sueldo (24). El grupo sintetizó todo un proceso de maduración en la búsqueda de identidad local que fue la constante de la época, era la nueva generación que amanecía para tomar su puesto en la historia cultural. Luis Calderón publicó el poemario “Fuente Amarga” (1942) luego siguió “Camarada Vallejo” de Arturo Castro, prologado por Eustaquio Kallata, después publicará “Sustancia del sollozo y la esperanza” (Sicuani 1946). Luis Nieto publica “Mariátegui”; la segunda versión aumentada se publica en 1948, bajo el título “Mariátegui, doce cantos” y la tercera edición en 1952. 1943 30 Octubre. Salió la REVISTA MUNICIPAL, bajo la dirección del Dr. J. M. Garrido Mendivil y Cristóbal Latorre como Jefe de Redacción, siendo alcalde el Dr. Oscar Saldivar. Contó con la participación de escritores, artistas y profesionales como el Dr. Teófilo Luna Ochoa, Alfredo Rodríguez, Arquitecto Oscar L. de Guevara, Rafael Aguilar, Manuel Cuadros, Víctor Navarro, Luis Nieto, etc. Además de informar sobre las actividades municipales, informó sobre el recibimiento tributado al poeta chileno Pablo Neruda; la reorganización de la Biblioteca Municipal y dio a conocer el reglamento para el “Torneo Surperuano de Letras - Cusco 1944”, que organizaba el “Grupo Renovador Alkamari”. La Revista Municipal alcanzó por lo menos al tercer número que salió
el 31 de mayo de 1945 dirigido por el alcalde de entonces, Dr. Humberto Vidal, Luis Nieto publicó “Pablo Neruda, Miliciano Corazón de América”, en recuerdo de la estadía el vate chileno en el Cusco, con discursos suyos y de Alberto Delgado, Daniel Castillo, Oscar Saldívar y poemas de Arturo Castro, Andrés Alencastre (Killku Warak‟a) y Rubén Sueldo Guevara; además, Nieto publicó sus poemarios: “Charango” Romancero Cholo; “Nueva Canción Aimara” y “10 Bayonetas caladas”. En la “Página Literaria” de El Comercio dirigida por Sueldo Guevara escribieron Carlos F. Cuadros, Antonio Durant Teves, Mario Escobar, Gustavo Pérez Ocampo, en poesía; Abel Ramos con capítulos de su novela “Centinelas de Piedra” y Rodolfo Zamalloa, narrativa; Gabriel Escobar, crítica literaria, ensayo y relato. Juan de la Cruz Salas, poesía e historia; Efraín Morote, investigación del folklore. También escriben Hernán Velarde, Blas V. Aguilar y Federico Larrea Balnes. 1944 Fue un año especial para la vida cultural del Cusco. G. Pérez Ocampo publicó “Diez Poemas para mañana” y “Afinidad Verso y Sangre” (1945). A iniciativa de los socios del IAA en especial del Dr. Humberto Vidal, se creó la “Semana del Cusco” y la escenificación del Inti Raymi, en la explanada del Sacsayhuaman. Estas festividades fueron organizadas por una comisión especial que contó con el concurso de todas las autoridades. Entre muchas actividades, se realizó el concurso de letras organizado por el Grupo Alkamari, resultando ganadores en poesía Luis Nieto Miranda y Armando Escobar; en cuento, fueron ganadores Mario Arenas R. (de Arequipa) y Enrique Valdeiglesias (Ángel Carreño), tradicionista cusqueño. El Concurso Garcilaso de la Vega, organizado por la Asociación Sindical Universitaria (ASU), fue ganado por Miguel A. Delgado V. con la obra “El Ayllu en la cultura andina”. Se efectuaron los Juegos Florales en homenaje a Túpac Amaru, organizados por el Centro Inca Garcilaso; el ganador fue el poeta Arturo Castro con el poema “Camarada Vallejo”. El concurso para el Himno del Cusco, organizado por el IAA lo ganó el maestro Roberto Ojeda C. (por entonces, por alguna extraña razón no se supo que el autor de las letras fuera el poeta Luis Nieto Miranda) (25). Nieto Miranda obtuvo también la “Kantuta de Oro”, premio Presidente de la República en el concurso organizado por el Sindicato de Periodistas. Se publicó igualmente la novela “Sierra Mía” de Manuel González Barandiarán. El escritor puneño Héctor Cano Torres obtuvo el premio “María Vda. de La Torre” con la novela “El Retorno” en el concurso organizado por el IAA. Asimismo, alcanzó éxito la Exposición Estudiantil de Artes Plásticas organizada por la Comisión Municipal de Fiestas Patrias presidida por Carlos Oliart Garmendia y que fuera dirigida por los artistas Julio G. Gutiérrez y Teófilo Allaín. Ese mismo año se organizó la Sociedad “Los Cholos” a iniciativa del periodista José Antonio Velazco y G. El padre Jorge Lira publicó en Tucumán, Argentina, su diccionario “Kkechuwa-Español” (1199 págs.). Rubén Sueldo Guevara, director de la Página Literaria de El Comercio nominada “Panorama Cultural”, publicó cuentos, crítica, poesía, prosa y polémica. Entre sus obras de ese período tenemos: Madrugada de Sangre en los puños (1941-42); Cuentos y relatos (43-44); Kosko (1945-50); Sombra y Estrella (45-50); “Panorama Actual de la Literatura Cusqueña” (1949) y “Antología de Narradores Cusqueños”, que alcanzó tres ediciones (1958, 67, 84). De estas obras destaca el “Panorama”, por ser testimonio vivo y rara exégesis de un alma generacional que él mismo llama “Edad de oro de las letras jóvenes del Cusco”. “Después de junio del 45, -relata Sueldo- la política toma caracteres de contienda fratricida, la opinión pública se divide en bandos ideológicos irreconciliables, reemplazando toda manifestación artística”. Francisco Ponce de León, indigenista de la primera hora, publicó una colección de tesis y trabajos universitarios (1912-1944) en un volumen de 124 páginas. Sergio Quevedo publicó “La Tele-radiografía en el estudio de las deformaciones craneanas”. Se publica en Mendoza, Argentina, el poemario “La Canción Herida” de Luis Nieto. 1945 Humberto Vidal publica la revista “Semana del Cusco”, en ella da cuenta de todas las actividades realizadas y las salutaciones de periodistas y escritores como Alfredo Yépez M., F. Zora Carbajal, Alfredo Macedo Arguedas, J. Guillermo Guevara, Rafael Aguilar, L.F. Paredes, Luis Nieto, “Pancho Fierro” (JGGL). Al año siguiente salió el segundo número. En diciembre salió “El Ayllu”, revista de Antropología, Etnología, Folklore, Lingüística e Historia, dirigida por Miguel Ángel Delgado Vivanco, con trabajos de Edmundo Delgado V., José María Arguedas, L. E. Valcárcel, Arturo Jiménez Borja, V. Navarro del Aguila, Jorge Basadre. Da cuenta de las actividades culturales y la creación de la “Orquestal Cusco”. La Universidad publicó la Revista de Arqueología dirigida por el Dr. Luis A. Pardo (aparecieron 23 números hasta 1984). La Asociación Provincial de Maestros Primarios del Cusco publicó “LABOR”, dirigida por Luis A. Pardo, Edmundo Delgado V. y Leonidas Caparó, con la colaboración de Humberto Chacón, Rafael Mariscal, Juvenal Salas, Alberto Vega
Centeno, Elvira Peralta, Víctor Coello, Rafael Lechuga, Manuel Cuadros, Roberto Begazo, Julio Alzamora, L. F. Paredes, Eulogio Tapia, David Cornejo Vallenas, Emilio Vera, Angélica C. Vda. de Samanez, Genaro Núñez y “Waman Puma” (Edmundo Delgado V.). El Dr. Valcárcel publicó en Lima su obra “Ruta Cultural del Perú”. 1946 Octubre, se publicó la revista “Pro Cultura”, revista femenina, dirigida por Martha Alicia Yépez de Fernán Zegarra, con la participación de Concepción y Rosa Augusta Rivero, Estela Bocángel, Consuelo Ibarra de Aragón. Aparece el libro “Los cronistas del Perú” del Dr. Julián Santisteban Ochoa. El Instituto Americano de Arte publicó “Itinerario de la Canción” de Luis Nieto. 1947 Octubre, salió el semanario “Mundo Libre” dirigido por el periodista Edgardo Díaz, con xilografías de su director y de Juan Bravo, exhibe comentarios ágiles y cáusticos. Eran los años del gobierno de Bustamante y Rivero, el predominio del APRA en la vida nacional y la caída de la Alemania nazi. 1948 6 de enero, falleció Víctor Navarro; ese año se realizó el II Congreso Indigenista, con tal motivo se reorganizó la “Sociedad Científica del Cusco” y el 1ro. de junio publicó su boletín con artículos de Oswaldo Baca, Arturo del Pozo, Oscar Núñez del Prado, Efraín Morote y Manuel Chávez Ballón. Salieron dos números de la revista universitaria “Letras” dirigida por Eulogio Tapia O. Se destaca en esta época la influencia Argentina en el Cusco, presencia de periódicos como La Nación y La Prensa de Buenos Aires y una larga lista de revistas. El norte cultural del Cusco señalaba hacia el sur. Se publicó “Folklore Nacional”, obra póstuma de Navarro del Aguila. Aparece “Historia de la Cultura Antigua del Perú” del Dr. Valcárcel. 1949 Diciembre. Salió la “Revista del Centro de Estudiantes Puno”, con artículos de Román Saavedra, Luis Espezúa, Florencio Díaz, José Sotomayor y otros. Radio Cusco organizó los Juegos Florales en los que triunfó Rubén Sueldo Guevara. Segundo Jara y E. publicó “Senda”. 1950 Febrero. Aparece el primer número de TRADICION Revista Peruana de Cultura, que destacó a nivel internacional por sus enjundiosos estudios científicos en Folklore, Arqueología, Lingüística, narraciones y cuentos. Dirigida por el científico social ayacuchano Dr. Efraín Morote Best, a quien secundaron: Oscar Núñez del Prado, Rubén Sueldo G., Rodolfo Zamalloa, Manuel Chávez B., J. G. Gutiérrez, Mario Escobar, Josafat Roel, Jorge A. Lira, Roberto Barrionuevo, Carlos Kalafatovich y otros. Tradición fue creciendo en el número de sus colaboradores y corresponsales a nivel nacional como José M. Arguedas, Arturo Jimenez Borja, Alfredo Macedo, César Guardia y Francisco Izquierdo. En 1953 el Grupo Tradición tenía filiales en casi todo el país y publicó varios libros como “Bajel de Amor” de Federico Larrea B., “Catacha” de Roberto Barrionuevo, “El tema del viaje al cielo” de Morote Best. Uriel García publicó “Pueblos y paisajes sud-peruanos”. Mayo 21: Un fuerte sismo remeció la ciudad destruyendo gran parte del patrimonio cultural, con ese motivo salió el periódico “Reconstrucción” dirigido por JGGL, oponiéndose a la bárbara destrucción que realizaron los ingenieros costeños que vinieron a “reconstruir” la ciudad aniquilada. Aparece la “Revista del Archivo Histórico del Cusco”, dirigida por el Dr. Jorge Cornejo Bouroncle (13 números hasta 1970). Morote Best publica “Elementos de Folklore”. 1951 Se publicaba en Sicuani la revista “Pumaccahua”. El jurista e historiador Dr. Alcides F. Estrada publicó “Jurisdicción Especial de Menores”. Se publicó algunos números del “Burrito Cienciano”, periódico dirigido por el profesor César Rojas, y se reorganizó la Escuela de Bellas Artes, bajo la dirección de Mariano Fuentes Lira; quien regresó de Bolivia y contó con la colaboración de Emilio Mendizábal L., Agustín Rivero, Nemesio Villasante, Juan G. Medina, Irma Latorre, Santiago Guillén y posteriormente Julio G. Gutiérrez y Teófilo Benavente. 1952 El historiador Jorge Cornejo Bouroncle publicó su obra “Situación Económica de la región del Cusco”, valiosa contribución al conocimiento de nuestra potencialidad económica. Noviembre, se instaló el “Centro Cultural Cuzco” presidido por el Dr. J. G. Cosio. Salió el tercer número de la revista “Semana del Cusco” con el artículo “La Improductividad artística contemporánea del Cusco” de Emilio Mendizábal, en el cual denuncia la corrupción del artista, generada por el turismo y los dólares, protesta contra el estado de marginalidad, el medio mezquino que frustra generaciones de artistas condenándolos a la bohemia y el alcoholismo. El IAA publica su cuaderno “Portadas y balcones del Cuzco” de J. G. Gutiérrez L. Federico Larrea publica “Mies del Hombre”. 1953 Agosto 22. El sabio químico cusqueño Dr. Oswaldo Baca Mendoza (1908-1962) presentó ante el IV Congreso Peruano de Química el aporte cusqueño de mayor trascendencia a la Ciencia y al Materialismo Científico titulado: “Leyes Genéticas de los Elementos Químicos. Nuevo Sistema Periódico”, que fuera después publicado en la revista especializada de circulación internacional
“Chemical Abstracts” USA, 1955. Se publica “TINYA” de Segundo Jara. “Calendario para el alba” de Gustavo Pérez Ocampo. 1954 Un grupo de jóvenes intelectuales liderados por el poeta calqueño Federico García H. fundaron el “Ateneo Literario Carlos Augusto Salaverry” paralelamente se formó la “Asociación Juvenil de Periodistas” que Tamayo Herrera recuerda como la “Generación del 54”. Se editó “Ciencias y Artes” Órgano de la Gran Unidad Escolar Inca Garcilaso de la Vega, bajo la dirección del Dr. Horacio Villanueva Urteaga y como redactores Efraín Morote, Arístides Vega, Francisco León Mota, Julio G. Gutiérrez; publicándose el documento “Escritura de las Lenguas Aymara y Quechua” presentado y aprobado en el III Congreso Indigenista Interamericano de la Paz - Bolivia, en agosto de 1954 por Oswaldo Baca Mendoza, Oscar Núñez del Prado y Josafat Roel P. Ese mismo año, Rafael Aguilar publica “30 sonetos a Castilla” 1955 Motivados por el rodaje de la película “El Imperio del Sol” de Enrico Grass y Mario Craveri; Eulogio Nishiyama, Manuel Chambi, Luis Figueroa, Rodolfo Zamalloa, Andrés Alencastre, Luis A. Aragón L., Carlos Lizárraga y otros, fundaron el “Cine Club Cuzco” para la realización de cortometrajes que culminaron con la filmación de “KUKULI” (1959-60) de Nishiyama, Figueroa y Villanueva, y que marcó el inicio de la cinematografía nacional y andina, que después, en 1964, el historiador francés de cine George Sadoul llamó la “Escuela cusqueña de cine”(26). Se publicó “Taki Parwa”, poemario de Kilku Warak‟a (Andrés Alencastre G.) ilustrado por Mariano Fuentes Lira. 1956 Apareció la revista “La Voz del Empleado” de la Sociedad Mutua de Empleados, dirigida por Víctor Manuel Alatrista, colaboran: Carlos Núñez Anavitarte, Abel Ramos, “Loredán” (José A. Velazco), “Marga Elena” (Margarita Mendizábal) “E. Kallata”, Luis A. Aragón, Luis Nieto; M. Fuentes Lira y Miguel Valencia. Salió la novela “Doña Shabi” de Clorinda Caller Iberico. Horacio Villanueva U. publica la “Historia del Colegio Nacional de Ciencias” 1957 Fue de gran importancia para la universidad cusqueña porque se gestó un movimiento de reforma universitaria, docentes y alumnos crearon una Junta Reorganizadora, que actuó contra “las fuerzas retrógradas que impiden que la universidad promueva la creación científica por la investigación” y contra “esa estructura caduca que sigue dictando ciencia retrasada”. 1958 Se publicó "OIGA!" revista dirigida por, José Manuel Olivera y Vidal el popular “Tio”, con interesantes artículos del Dr. Cosio (sobre Benjamín Mendizábal), Fuentes Lira, Pérez Ocampo, César Vargas, Román Saavedra, José A. Velazco (Loredán), Rosa Rivero, Mario Gilt Contreras y Mariano Delgado Neira. Por iniciativa de Luis Nieto Miranda, se realizaron las publicaciones del “Festival del libro Cuzqueño” iniciado con las obras: “Aves Sin Nido” de Clorinda Matto; “El Ángel Salvador” de Narciso Aréstegui; “La Florida del Inca” de Garcilaso; “Ollantay” versión castellana de JGGL; y la “Antología de la Poesía Cusqueña” compilada por Bertha Degregori. Aparecieron las obras: “Plural Desvelo” de Gustavo Pérez Ocampo, “En el Valle Sagrado de los Incas” de Manuel E. Cuadros. Martín Chambi, fotógrafo cusqueño por su obra, aunque nacido en Coaza, Puno, celebró cincuenta años de labor artística. Salió el segundo número de “Ciencias y Artes” con colaboraciones de MECE, Benjamín Rojas Díaz, César Sánchez E., Hugo Flores U. David Samanez F., JGGL, “Mac Cervantino” (Max Galdo), Jorge Yábar, Mariano Dueñas, Augusto Mendoza A. Luis F. Paredes publica “El Montonero y otros cuentos”; Segundo Jara E. publica la “Lámpara insomne”. Los artistas plásticos se agruparon en el “Grupo Illary”, el Grupo de Independientes y la “Peña de Arte y Estudios Libres”, de tendencia vanguardista y abstracta, abriendo puertas al arte moderno universal; son representativos los pintores Alberto Quintanilla, Justo Béjar, Octavio Mejía, Juan de la Cruz Machicado, Hugo Béjar, José Guerra, Rosa Julia Faccaro (Argentina), Ronald Peralta, Armando Medina, Emiliano Franco, Pablo Cardeñoso, Carmen Vargas, Federico Huamán de los Heros, Julia Chambi, Abel Jiménez, Jesús Latorre, Fernando Olivera, Darwin Salas y Teófilo Salazar. H. Vidal publica “Visión del Cuzco”. 1959 Salió la revista “Willkamayu” dirigida por Lucio Medina Díaz, con artículos de Guillermo Aguilar Claros, Arturo Castro L., Blas Valerio Aguilar Guerra y Manuel Jesús Aparicio. Se publica “Sensaciones de viaje” de Luis Felipe Paredes Obando. 1960 amaneció con el triunfo de la revolución cubana, que influyó profundamente en el romanticismo revolucionario de la juventud latinoamericana. Años en los que la insurrección campesina en los valles de La Convención y Lares alcanzó su clímax. Salió el “Boletín de la Facultad de Ciencias”, que dirigía el Dr. César Vargas en colaboración con Carlos Kalafatovich, Luis Olazo e Ismael Zevallos. Maximiliano Rendón publicó su interesante obra “Leyendas del Valle Sagrado de los Incas”. Luis Aureliano Zárate, un obrero textil, publicó el poemario “Alborada del Trabajo”. Por iniciativa de la Sociedad Mutua de Empleados se realizó un gran homenaje a los “Cuatro Grandes de
la Música Cusqueña”, los maestros Juan de Dios Aguirre, Roberto Ojeda, Baltazar Zegarra y Francisco González Gamarra. El 23 de noviembre falleció en Lima el escritor y periodista Dr. José Gabriel Cosio Medina, quién durante más de medio siglo había cuidado del buen uso del idioma ejerciendo el magisterio de la palabra y el buen estilo como director de periódicos y revistas cusqueñas. Apareció “La voz mercedaria”, dirigida por Antonio Durand Teves; la Revista del Colegio Manco II de Quillabamba, dirigida por Edgar Yáñez E. “Elementos de Gramática Incana o Quechua” de Fr. J.A. Núñez del Prado. “Pauchinta”, novela de Roberto Barrionuevo, escrita en 1934. 1961 Se publicó el Nro. 10 de la revista del IAA y esta institución realizó un concurso infantil de pintura y dibujo. G. Pérez O. publica “Litoral entre la fe y el olvido”. Aparece la obra “Machu Picchu” de Uriel García; “Antología del Cuzco” de Raúl Porras Barrenechea (Lima). Revista “Cultura” de la Federación de Estudiantes Cusco (FUC), director Mariano Paredes; Eduardo Zegarra, David Pezúa, L. Aragón I., Luis Jerí, José Tamayo, Ángel Avendaño, Alfredo Valencia, Jorge Villafuerte. “Litoral entre la fe y el olvido” de Gustavo Pérez O. 1962 “Hontanar de Cultura” Nos. 4-5 Colegio Manco II Quillabamba, director Víctor Chacón, Otto Aróstegui. 1963 Revista del IAA Nro. 11, dirige Román Saavedra. Revista “Inka Rimay” de la Academia Peruana de la Lengua Quechua, presidente Andrés Alencastre, Jefe de Redacción J.G. Gutiérrez. “Alba y Sombra”, libro de poesía de Segundo Jara E. 1964 “Tomás Tuiro Túpac Inca”, dirigida por Teófilo Benavente (CRYF). “La Universidad Interamericana del Cusco”, de Alfredo Yépez M. “Cuzco Tierra o Muerte”, de Hugo Neira Samanez, describe el horror de las masacres campesinas, el alzamiento del campesinado sur andino, la muerte y sepelio de Emiliano Huamantica. “Dos Apuntes sobre Historia”, de Julio A. Vizcarra. “Taki Ruru”, poemario quechua de Kilku Warak‟a (Andrés Alencastre G.), autor de “Yawar Para”, poemario (sin fecha de edición ?). 1965 “Achancaray” Cuaderno de poesía de la Facultad de Letras de la UNSAAC, participan Edith Alosilla, Alberto Osorio, Silvia Gutiérrez, V.R. Aguilar, René Ramírez Lévano y Jorge Rios. 1966 Se publican: “Geología de Cachimayo” Carlos Kalafatovich V.; “Surco” Revista Universitaria, director Víctor R. Loayza V. escriben: Alfredo Yépez M., M.J. Aparicio, Víctor Ángles, Raúl Brozovich, Luis Ángel Aragón L., Rosa Julia Faccaro, Jorge Ríos, Alfredo Valencia, Ángel Avendaño, Luis Calderón; “Maccana” órgano cultural de la FUC, directora Brisa Marina Hurtado de M., Jefe de Redacción Jorge Monzón, colaboran: Luis Velazco Aragón, Flavio Mirabal, Ángel Garmendia, René Ramírez Lévano, Danilo Pallardel, Emperatriz Escalante. “Revista Pro-Cultura” Nro. 6, 7 Y 8, dirige la Prof. Consuelo Ibarra de Aragón. “Revista del Museo Virreynal” de la Casa de la Cultura del Perú, director Teófilo Benavente, colaboran Alfredo Yépez M., Oscar Ladrón de Guevara. “Ciencias y Artes” Nro. 4, director Guillermo Rozas, colaboran Max Galdo, César Rojas, Miguel Valencia. 1967 Se publican “La Influencia Telúrica en la idea filosófica Inca” de Alfredo Yépez Miranda; “La Fama Internacional del Cusco”, folleto de Alcides F. Estrada; Aparece “Kosko” cuadernos de arte y Literatura, director Luis Nieto, Raúl Brozovich; “Vale un Perú” de Manuel E. Cuadros; salió la Revista del IAA. Nro. 12, dirigida por Román Saavedra. 1968 Se publicó “La Cultura Cusco” Guía de turismo del Dr. Humberto Vidal; “Obaydina”, poemario de Jorge Flores Aybar. El Dr. Roberto F. Garmendia editó el libro “El Progreso del Cusco, 19001967”. La Universidad editó el tercer volumen de la Revista “Letras”, dirigida por Luis Nieto M. 1969 Se editó “Flora ornamental de Machupijchu” de César Vargas; “Cuzco Mágico” de Alfonsina Barrionuevo; apareció “Allpanchis” revista del Instituto de Pastoral Andina (salieron 34 números hasta 1989) 1970 “El Hombre y la Familia: su matrimonio y organización político social en Q‟ero” de Oscar Núñez del Prado; “Teqse” (Fundamento), revista de la facultad de Filosofía de la UNSAAC dirigida por José Tamayo H., participan Moisés Tello P., Augusto Correa, Gotardo Aguirre, Hugo Flores Ugarte. Rafael Aguilar publicó con la Universidad de San Marcos de Lima su “Gramática Quechua y Vocabularios”; “Los dioses de la lluvia” de Alfonsina Barrionuevo; “Ubicación del hombre” poesía de Enrique Rosas Paravicino. 1971 Salieron: la “Revista del Cusco”, suplemento de El Comercio del Cusco; “Waika” Nro. 4-5 revista del Programa de Antropología, dirige Jorge Flores O. y participan: Manuel Chávez B., R. Brooke, Gabriel Escobar, John H. Rowe; “El Poemario del Camino” de Américo Yábar Z.; “Retamayoc” novela de Manuel E. Cuadros; “Illapa” boletín Nro. 2 de la Agrupación René Ramírez;
“Estancias para Túpac Amaru” del poeta Gustavo Pérez Ocampo; la novela “Ch'ekeq” de Betty Yábar. 1972 Se publicaron: el segundo número de “Teqse” bajo la dirección del Prof. Salustio Gutiérrez con la participación de los profesores de Filosofía y Psicología de la UNSAAC; “Perfiles Gritados”, poemario de Sabino Maquera de la Agrupación René Ramírez Lévano. 1973 Revista “Expresión” del Departamento de Idiomas de la UNSAAC, editan Andrés Alencastre, Marco Flórez y Rodolfo Manga. “Rijch‟ary” Nro. 7 Revista Cultural de El Comercio, editan: José Tarquino Guevara, Raúl Brozovich, Armando Ochoa, Néstor Rivera M, G. Pérez, O., Román Saavedra publicó su libro “Estepa en Llamas”. Aparece “El Bolívar Andino” obra póstuma de Luis Velasco Aragón y “Los dioses testarudos” de Enrique Rosas P. 1974 Se publica “Cusco Bandera de un Mundo” de Alfredo Yépez M.; “Issicha Puytu” anónimo quechua recopilado por el sacerdote Jorge A. Lira. Se fundó el Centro de Estudios Rurales Andinos Bartolomé de las Casas, dirigido por Guido Delran, que publicará la Revista Andina y el Boletín “Sur”. 1975 “El tiempo y sus Laberintos” poemario del Dr. Gustavo Pérez Ocampo. 1977 Revista de Economía Nro. 5 de la UNSAAC dirigida por Luis Alberto Paliza, integran Efraín Gonzáles de Olarte y Víctor Villafuerte A. 1978 Aparecieron dos números de “Crítica Andina” Revista del Instituto de Estudios Sociales del Cusco; escriben Efraín Gonzáles de Olarte, B. Kervyn, N. Linch, Marco Ugarte, Jorge Villafuerte, Manuel Burga, J. M. Cabello, J. Fajardo, Demetrio Roca. Se publicó la obra “Lucha de Clases en el Movimiento Sindical Cusqueño, 1927-61” de Arturo Aranda y María Escalante; “Historia Social del Cusco Republicano” del Dr. José Tamayo Herrera; “Cantar de Cantares” poemario de G. Pérez Ocampo; “Historia del Cusco” tomo I de Víctor Ángles. 1979 Salieron “Crítica Andina” Nro. 3 y 4 con artículos de N. Linch, M. Villasante, Ricardo Clavericos, Jorge Polo y la Borda, Arturo Moscoso, Carlos Hanco, W. Kapsoli, B, Berdichewsky. 1980 Se publican: “Crónica de una Pasión” de Ángel Avendaño; “Historia del Indigenismo Cusqueño, siglos XVI-XX” de José Tamayo H.; “Antología del pensamiento literario y social del Cusco” de Vilma Macedo P.; “Los Andes no duermen” novela de Julio Miranda B.; Revista “Allpanchis” Nro. 16 del Instituto de Pastoral Andina, director Alberto Flores G.; participan: Carlos Franco, Moisés Arroyo, J. Tamayo, Luis M. Glave, Waldemar Espinoza. 1981 Aparecen: “Catarsis” Nro. 4, antología poética surperuana y “Memorias” de Luis E. Valcárcel, obra de gran importancia para el conocimiento del siglo XX cusqueño. 1982 “Los Jóvenes Escriben” Nro. 5. Revista del Grupo cultural “Javier Heraud”. Director Isaías Rojas, Iván Aguilar, Carlos Chevarría, Adriel Boza. Se publica en edición de lujo la “Historia de la Pintura Cusqueña” de José de Meza y Teresa Gisbert, dos tomos. “Historia del Cusco Incaico” del Dr. Víctor Ángles, dos tornos y “Humberto Vidal Unda” Por Delia Vidal. 1983 “Fuente y Cielo” poemas de Segundo Jara E.; “Historia del Periodismo Cusqueño, 1822-1983” del Dr. Luis Ángel Aragón L.; “Escuela de labriegos y ángeles" de G. Pérez Ocampo; “Historia del Cusco” t.II de V. Ángles. 1984 “El científico calqueño Eusebio Corazao” por el Dr. Alcides F. Estrada. Aparecen en la universidad “Tinka” Revista de Ciencias Sociales dirige Richar Luna y “Resurgimiento” dirigido por César Gonzáles M. y Rubén Bueno P. 1985 “Proposiciones y otros Tormentos” de G. Pérez Ocampo. “Antología de la Música cusqueña siglos XIX-XX” de Eleodoro Justiniani y Esteban Tupa, socios del IAA, publicada por el Municipio para el IAA. 1986 “Así nació el Cusco Rojo” de Julio G. Gutiérrez L.; “Cusco Testimonios” Municipalidad del Cusco. “Aguas Minero medicinales de Calca”, de Alcides F. Estrada. Revista estudiantil “Q‟elka” dirigida por Elver Pizarro P., Luciano Olazábal, César Corrales, Abel Muñiz. 1987 “Pintura contemporánea en el Cusco” de Ángel Avendaño. “Fundación de la UNSAAC” de Horacio Villanueva U. Revista “El Artesano” Nro. 75 de la Sociedad de Artesanos, dirige Teófilo Benavente. “Harta cerveza y harta bala” de Luis Nieto Degregori. 1988 “Homenaje a Sabogal” J. G. Gutiérrez L. (publicó el INC); “Música Inkaika” de Policarpo Caballero; “Los cuervos de San Antonio” novela de Ángel Avendaño; “Al filo del rayo” narraciones de Enrique Rosas Parravicino; “La joven que subió al cielo” relato de Luis Nieto Degregori; “El desaparecido” relato de Mario Guevara Paredes. 1989 “Crónicas Urbanas” Nro. 1 dirigida por Inés Fernández, colaboradores Elizabeth Kuón, Jorge Villafuerte, Zenón Guzmán, José Tamayo, Roberto Samanez, Abel Rozas; “Literatura y Educación
en los comentarios Reales” de Gustavo Pérez O.; “Raymi” revista dirigida por Mario Carrión. “Como cuando estábamos vivos”, relatos de Luis Nieto Degregori. 1990 “Revista de investigación de la UNSAAC” Nro. 1, Director Eduardo Gil Mora, participan Jorge Flores Ochoa, Teodoro Huisa, Wilfredo Cori, Washington Loayza; “Páginas del ayer” del Dr. Alfredo Yépez M.; “El Cuzco resistencia y continuidad” del Dr. Jorge Flores Ochoa; “La vertiente cusqueña del comunismo peruano” por el Dr. Carlos Ferdinand Cuadros; “Importancia de la música Cusqueña” de Pablo Ojeda Vizcarra; “Revista Municipal” segunda época, dirigen A. García y Julio Gutiérrez S.; “Ciencia Política” de José Béjar Quispe; “Con los ojos para siempre abiertos” narración de Luis Nieto Degregori; “Inkakunaq mit‟anpi qelqay” de Lizardo Pérez A.; “Revista de la Facultad de Derecho” Nro. 7. “Folklore y Educación” de Rosa Núñez del Prado. Revista “Illapa” Nro. 1 de la Escuela de Bellas Artes, dirige Roberto Rojas Oviedo, E. Cerrillo, V. Ángles, M. Chávez B., Teófilo Benavente, Roberto Samanez; “Fuego del Sur”, narraciones de Mario Guevara, Enrique Rosas y Luis Nieto Degregori. 1991 “La Escuela Cusqueña de cine” por Adelma Benavente y Carlos Gutiérrez Vásquez, cuadernos del IAA; “Taytacha Temblores, Patrón Jurado del Cusco” del Dr. Abraham Valencia Espinoza; “Poesías” del Dr. Rafael Aguilar, dos tomos, edición póstuma conmemorativa por el centenario de su nacimiento; “Los sueños de la Sierra, Cusco en el siglo XX” de J. L. Rénique; “Origen” revista de Arqueología, dirige Mario Guevara Paredes, José Marmanillo, Carlos Velásquez Iwaki; periódico “El Reportero” Nro. 5, director Celestino Peralta; “Cusco Sociedad y Cultura” de Rossano Calvo; revista “Inti Raymi” Nro. 20 publicada en Lima por Luis Alberto Chevarría y Marco Flores Aréstegui; Revista “Presencia” Nro. 19 dirigida por Carlos Cuaresma S, participan Leonel Guzmán, Mario Pantoja. Salió el segundo número de “Crónicas Urbanas” del Centro Guamán Poma de Ayala. 1992 Con motivo del Tricentenario de Fundación de la UNSAAC y el V Centenario de la Invasión Europea a América se organizaron importantes eventos académicos de alcance nacional. Se publicaron: La Revista del IAA Nro. 13, dirige J. A. Gutiérrez S.; “El Himno del Cusco” Abel Rozas A.; “Tres temas del Folklore cusqueño” Demetrio Roca Wallparimachi; Revista “Siete Culebras” tres números dirigidos por Mario Guevara P.; Revista “Qosqomanta 500” de Federico Cáceres y Bertha Alegre. Después de 236 números dejó de salir “SUR” del Centro Bartolomé de las Casas, la dirigía Luis Nieto Degregori, participaron José Ignacio López Soria, Jorge Polo, Jesús Guillén, Gerardo Lovón; sale "Mujer Andina" del Centro Trinidad Enríquez. Apareció “Historia General del Qosqo” de José Tamayo H. en tres tomos publicados por la Municipalidad; revista humorística de “Los Chilicos” César Aguilar, Luciano Olazábal, Fritz Villasante; Revista “Investigación” (dos números) del Consejo de Investigación de la UNSAAC, dirige Pedro Zanabria P., J. A. Gutiérrez S., José Díaz, Enrique Rosas P., Gladis Concha F., Bertha Bermúdez; “El Qosqo - Antropología de la ciudad” de Jorge Flores Ochoa; “Picanterías Cusqueñas” de Eleana Llosa; Revista “Allpanchis” Nro. 38; “El V centenario de la conquista española” de Juan Figueroa S.; “A mi bisabuelo no se lo llevó el diablo” de Jorge I. Aragón. Activaron la cultura en este año la Municipalidad del Qosqo, que entregó el Teatro Municipal; la Alianza sa que dirige Jean Pierre Jeremenko; la Casa Cabrera dirigida por Edgar Casaverde y el INC que dirigieron H. Aráoz y Antenor Vargas. NOTAS BIBLIOGRAFICAS (1) Saavedra Román “La Máscara del Lunarejo” Revista Voz del Empleado Nro. 1, 1956. (2) Mendiburo, M. “Diccionario Histórico-Biógrafo del Perú” 1932 tomo VII p. 40. (3) Aparicio M. J. Discurso de orden en Homenaje a la UNSAAC en su Tricentenario 1992. (4) Denegri, F. “Apuntes para una bibliografía de periódicos cusqueños” (1822-1837) Lima 1964. (5) Cahuata, F. “Historia del Periodismo Cusqueño”. Lima 1990. (6) Biblioteca t Archivo de la Fundación J. G. Gutiérrez L. (7) Tamayo, J. “Historia Social del Cusco Republicano” Lima 1978. (8) Sánchez, L. A. “La Literatura Peruana” 1965. (9) García J. U. Prólogo a la novela “Doña Shabi” de Clorinda Caller. Cusco, 1956. (10) Sueldo G., R. “Narradores Cusqueños” 1984”. (11) Valcárcel, L. “Memorias” 1981. (12) Avendaño, A. “Pintura Contemporánea en el Cusco” Lima 1987. (13) Delgado, A. Discurso de homenaje al Dr. Giesecke. Rev. Univ. Nro. 119 1960. (14) Gutiérrez, J. G. “Vega Enríquez, Pintor” El Comercio Cusco 20-01-1937. (15) Gutiérrez, J. G. “60 años de arte en el Qosqo” (1927-1988) inédito.
(16) Tamayo, J. “Historia del indigenismo Cusqueño” siglos XVI-XX, 1980. (17) Sulmont, D. “Historia del Movimiento Obrero en el Perú” (1980-1977). (18) Gutiérrez, J. G. “Así nació el Cusco Rojo” Lima 1986. (19) Lira, Carlos. Por el ideal de la Federación, Rev. Esbozos, 1925. (20) Linch, N. “la polémica indigenista y los orígenes del comunismo en el Cusco” Rev. Crítica Andina Nro. 3, 1979. (21) Rodríguez Zea, M. “Guía del Boletín Titikaka” (Puno 1926-30). Rev. Hueso Húmero número 10 y 11, Lima 1981. (22) Cuadros, Carlos F. “La vertiente cusqueña del comunismo peruano” Lima 1990. (23) Vidal, Delia. “Humberto Vidal Unda”, 1982. (24) Sueldo Guevara, R. “Panorama actual de la literatura cusqueña” 1949. (25) Rozas A, Abel “El Himno al Cusco” Municipalidad del Qosqo, 1992. (26) Benavente, Adelma. “La Escuela cusqueña de cine”, Cuaderno del IAA, 1991. Publicado por Julio Antonio Gutiérrez Samanez en 02:31 No hay comentarios:
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No hay “telúricos” en el Cusco Lunes, 13 de febrero de 2006 | 2:00 am
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Mario Pantoja, escritor y crítico cusqueño, ha publicado Halcones y serpientes, una antología de la cuentística de esta parte del país. Aquí nos habla de su libro, el cual abarca un largo periodo literario de 100 años. Mario Pantoja entrega una antología desde la Ciudad Imperial. Perfil NOMBRE. Mario Pantoja. Cusco, 1947. OCUPACIÓN. Publica en la Revista Andina Sieteculebras. Actualmente es catedrático de Lingüística en la U. San Antonio Abad, en Cusco. PUBLICACIONES. Papel de viento (1988). Los actos semejantes (1999). Ballet de verano (1999) y Piedra sobre piedra: Poesía cusqueña contemporánea (2000).
MARIO PANTOJA • Escritor y crítico cusqueño ha publicado “Halcones y serpientes”, una antología de la cuentística de esta parte del país. • Aquí nos habla de su libro, el cual abarca un largo periodo literario de 100 años. Pedro Escribano. El Cusco ha sido conocido más como tierra de poetas que de narradores, sobre todo marcado por la voz tronante de Luis “Cholo” Nieto. Sin embargo, el tiempo ha cambiado esta realidad literaria, sobre todo a partir de los años 80. Mario Pantoja, profesor y crítico literario, acaba de publicar Halcones y serpientes. El cuento cusqueño del siglo XX, con él intenta probar que la narrativa en esta parte del Perú empieza a florecer. –¿Qué te llevó a preparar la antología del cuento cusqueño? –Me llevó el tener en mente el libro Cuentos Limeños de Luis Fernando Vidal y el Deseo ardiente, como el de Elfriede Jelinek, de reunir en un volumen la narrativa corta de autores cusqueños, escrita en toda la extensión del siglo XX. Aun cuando descubrí que no era tan nutrida. –¿Acaso con el afán de decir que no solo en Lima, sino también en provincias se cuecen cuentos? –No, no fue ese mi afán , sino el de mostrar reunidas las historias cortas tejidas a lo largo de cien años, en este espacio del país de gran importancia por su pasado histórico. Ahí está La Florida del Inca, los Comentarios Reales y la primera novela peruana El Padre Horán.
–¿Qué rasgos distintivos tiene el cuento cusqueño? –El rasgo esencial es el sello cultural andino en gran número de cuentos antologados, entendido éste como la recurrencia al mito y a la magia, es decir a lo real maravilloso, compaginados en los discursos de cada texto de ficción. Además la reelaboración de la anécdota de corte histórico en los cuentos de Avendaño, Rosas Paravicino y de Nieto Degregori. –¿El cuento es un género de desarrollo lento en el Cusco? –Sí, pese a los antecedentes de la narrativa en las obras mencionadas del Inca Garcilaso de la Vega, felizmente a partir de la década del 80, este tipo de desarrollo del cuento en el Cusco se viene apurando. –¿Podemos hablar de un punto de quiebre en el cuento cusqueño, con Guevara y Nieto, que ofrecen miradas sobre Cusco moderno? –En realidad el punto de quiebre en el cuento cusqueño se produce todavía con Rubén Sueldo Guevara, en los textos de ambiente urbano que conforman Ciudad Cotidiana. También con Sing Song de Alfonso la Torre. LA PROPUESTA CUSQUEÑA –¿En Cusco quiénes serían los escritores telúricos (para usar un término vargasllosiano? –Ninguno de los escritores cusqueños que figuran en Halcones y Serpientes, serían „telúricos‟ en el sentido cabal de este vocablo. Casi todos entretejen historias rurales y urbanas en distintos espacios. Los otros, caso Nieto y Guevara, recrean solo temas urbanos. –¿Crees que el brichero hoy por hoy es el personaje más notorio de la cuentística cusqueña? –Sí, a partir de la publicación de Fuego del Sur, en 1990, donde aparece el cuento “Cazador de Gringas” de Guevara Paredes, dando lugar al reconocimiento del „brichero‟: ese personaje que se desenvuelve en esta ciudad cosmopolita buscando con gran entusiasmo a turistas gringas para pasarla bien una o varias noches, tener romance y salir del país en busca de mejor destino. Habiendo sido llevado al cine, este personaje, a través del cuento.
LITERATURA 23 08 2008
Nuevos nuevos y provincianos de la narrativa corta peruana, por Maynor Freyre « volver
Los que se creen los últimos vestigios del indigenismo narrativo peruano se dan en 1980, cuando aparecen "Los perros vagabundos" de Manuel Robles Alarcón, que en su primera edición de 1939 había circulado bajo el título de "Sombras de arcilla". En 1982 el cusqueño Angel Avendaño publica cuatro relatos testimoniales con el título de "Historias de Mesa Pelada”, teniendo como referencia a los años previos al estallido guerrillero de 1965 en el valle cusqueño de La Convención.
Recurriendo a ese estilo testimonial otro cusqueño, Luis Nieto Degregori, crea una saga cuentística sobre la violencia de los años 80 con "Harta cerveza y harta bala"(1987), "La joven que subió al cielo" (1988), "Como cuando estábamos vivos" (1989) y "Con los ojos siempre abiertos" (1990). Sus posteriores cuentos tomarán otra línea, concretamente la de tema histórico. Los diversos galardones obtenidos por Nieto Degregori dicen de su calidad.
Enrique Rosas Paravicino (Cusco 1948), autor de una bien lograda novela, "El gran señor",en 1988 publica su primer libro de cuentos, "Al filo del rayo", con lenguaje directo y estilo realista y regionalista. Diez años después, en 1998,reaparece en el cuento con "La ciudad apocalíptica", diez relatos que bucean en la historia tras la búsqueda de una explicación para el presente.
Otro autor destacado es Mario Guevara (Cusco 1956), quien también en 1988 surge en la cuentística con "El desaparecido", pequeño libro que deja vislumbrar un narrador de garra. Una década después, con otro abigarrado volumen intitulado "Cazador de gringas y otros cuentos", corrobora lo antedicho, mostrando una narrativa diáfana, de viejo oficiante, a pesar de su breve obra creativa. “Cazador de gringas...” lleva varias ediciones, una de ellas traducida al inglés.
Dos libros de cuentos ligados al indigenismo, "Los ilegítimos" de Hildebrando Pérez Huaranca y "Color de ceniza y otros cuentos" de Víctor Zavala, son publicados en 1980 y 1981, respectivamente, cerrando al parecer el ciclo iniciado por López Albújar en 1920.
Dante Castro Arrasco, ganados del Premio Internacional Casa de las Américas en 1992, aparte de otros galardones nacionales de importancia, empezó con "Otorongo y otros cuentos" (1986), "Parte de combate" (1991) y "Ausente medusa de cenizas". Le editan en Cuba, luego, "Tierra de pishtacos" (1993)
y en Lima "Cuando hablan los muertos" (1997). Sus temas tienen que ver con la selva peruana pero tambiéncon los tiempos de insurgencia. Es todo un narrador de punche.
De otro lado, tenemos a Fernando Ampuero, quien es uno de los "Nuevos nuevos" que publica un par de cuentos, junto al de otros dos autores, en breve libro que data de 1971. Al año siguiente, 1972, imprime "Paren el mundo que acá me bajo" y en 1974 su novela "Mamotreto". Pero es en 1975, con la aparición de "Deliremos juntos", que se hace conocer como buen cuentista, al exhibir un lenguaje desenfadado, muy ligado a los ensueños incitados, tan en boga por los 70. Autor de un par de novelas, prosigue cultivando el cuento con "Malos modales" y bastante éxito no sólo en el ámbito nacional. Es el adalid de una corriente narrativa a la que se han sumado Guillermo Niño de Guzmán ( Lima,1955) , con cuentos bastante logrados, como los reunidos en“Cabellos de medianoche”, “En el camino” y, sobre todo, en “Una mujer no hace verano”. Alonso Cueto,aséptico y atildado narrador (Lima, 1954), aunque destaca más en la novela, ha editado dos interesantes libros de cuentos: “La batalla del pasado” y “Los vestidos de una dama”.
En 1981 Alejandro Sánchez Aizcorbe nos ofrece su "Maní con sangre", al que sigue un curativo "Jarabe de lengua". De un narrar alegre y dicharachero, de mucha agilidad y humor, calza perfectamente en el cuento, aunque ahora se haya dedicado en cuerpo y alma a la novela.
Tal como también calza Cronwell Jara, quien premiado permanentemente por sus narraciones cortas, asombró en 1980 con su cuento "Hueso duro" y en 1981 con "Montacerdos" (¿novela corta o cuento largo?). Mas es con "Las huellas del puma" (1986), hoy en tercera edición, que se consagra como un magnífico contador de historias breves, tal como lo corrobora en e1990 al publicar "Babá Osaim, cimarrón, ora por la santa muerta" (relatos) y "Don Rómulo, cazador de cóndores" (cuentos). Al lado de Cecilia Granadino publica "Las ranas embajadoras de la lluvia", un buen conjunto de relatos recogidos de la isla de Taquile, ubicada en medio del lago Titicaca. Como buen piurano, Jara es un contador nato de cuentos.
Y hablando del caluroso norte peruano, es imposible no recordar los "Cuentos del tío Lino", recogidos de la literatura oral por el también brillante pintor Andrés Zevallos (1916), primero sólo en número de quince y que hora suman treintiuno gracias al empeño del recopilador. Dicen que el tío Lino existió de a de veras a fines del siglo XIX en Contumazá, Cajamarca, y que reunía entre siembra y siembra a niños y mayores y les contaba lo que había ocurrido. Aparte del autor mencionado, otros recogieron estos cuentos, entre ellos el poeta Mario Florián. Pero la versión de Andrés Zevallos tiene seis ediciones, lo cual da respeto a su autoría. Si no, léanla.
Otro cajamarquino que cultiva el cuento es Teófilo Gutiérrez, quien recoge el espíritu de la provincia, sobre todo de los pequeños y apartados villorrios. Luego de hacerse de varios galardones, en 1995 publicó "Tiempos de Colambo", siete cuentos muy bien elaborados.
Eduardo Gonzales Viaña, liberteño (Chepén, 1941) dueño de una prosa juguetona, plagada de sueños y aparentes alucinaciones.. “Los peces muertos” y “Batalla de Felipe en la casa de las palomas”, aparte de una copiosa creación novelística, lo colocan a la vanguardia del realismo mágico en la literatura peruana.
Otro liberteño de alta calidad narrativa es Juan Morillo Nanoza (Pataz, 1940), quien con “Los arrieros” , su primer libro de relatos, ya causara asombro. Sus muy posteriores obras publicadas no han hecho sino corroborar su valía literaria, hilada a partir de un lenguaje recogido en el pequeño pueblo andino donde transcurriera su infancia. Escribe con el lenguaje de los abuelos.
El médico Ángel Gavidia, de Santiago de Chuco (1953), tierra vallejiana, tiene “Aquellos pájaros”, trece cuentos breves de atmósfera rulfiana y seguidora del rico lenguaje de Eleodoro Vargas Vicuña. Sus relatos se caracterizan por una frase bruja, una piedra de toque, anunciando el turbión que arriba tratando de arrasarlo todo, hasta que el agua se esfuma como por encanto.
“El hombre de talco” se titulaotro brevísimo libro de relatos que nos hace levitar n una narrativa apoetada donde lo insólito se hace común y cotidiano. Logrando integrarnos a un mundo mofletudo de tiovivos que ruedan sobre un círculo de tiza. Ironía, humor negro y desfachatez lingüística arman este rompecabezas narrativo
Desde Huanta, Ayacucho, Porfirio Meneses (1916), narrador de la Generación del 50,se inauguró con "Cholerías" en 1946 y en 1954 produjo "El hombre oscuro y otros cuentos". En 1965 ganó el Premio Nacional de Narración con "Sólo un camino tiene el río", libro que publicaría diez años después, en 1975. Se le considera un escritor expresionista y regionalista. En buena hora.
También ayacuchano, Julián Pérez ha publicado los libros de narrativa corta “Transeúntes” y “Tikanka, desde donde ya dejaba vislumbrar su pericia literaria demostrada en sus posteriores novelas. Realista no deja de asombrarnos por la ternura impresa a lo duro de sus relatos.
Puneño de corazón y abanquino de nacimiento (1944), basta su “Amarillito amarilleando” para dejar una impronta en la narrativa peruana del siglo veinte. Es un excelente experimentador de las técnicas modernas que va aplicando a cada uno de sus relatos, sin dejar de trabajar un bullente lenguaje
sincrético surgido en el mestizaje andino.
Un escritor de la misma generación de Porfirio Meneses, el chancayano Jorge Ortiz Dueñas (19171987) recién en 1993 reunió un conjunto de cuentos bajo el título de "La luz prometida"; valiéndose de un estilo postmodernistaubica sus argumentos en Chancay, Huacho y Huaral, parte del llamado Norte Chico, en referencia a Lima Metropolitana. Encontramos en estos cuentos no sólo el alma del habitante costeño vecino aLima, si que nos da el habla simple y singular del hombre de la campiña costeña. Pluma tierna que conmociona al lector la de Ortiz Dueñas.
Dos años antes, el huancavelicano Antonio Muñoz Monge (de Pampas, Tayacaja), dentro del mismo tono de ternura y adoptando para sus escritos el rico castellano arcaico de los pequeños pueblos andinos, aún usado en sus tertulias por los mestizos blancos que los habitan, publica "Abrigo esta esperanza" (1991), al que sigue "El patio de la otra casa (1992), "Nos estamos quedando solos" (1998) y "La casa de Mercedes" (1999).Libros de muy buena factura literaria que lastimosamenteno han sido valorizados en su verdadera dimensión.
Tulio Carrasco, huancavelicano también, integrante de la Generación del 50, reeditó "La escalera", libro de cuentos con el cual destacara al iniciarse la segunda mitad del siglo XX. De estilo punzante no exento de humor, es un escritor de quien se sigue esperando amplíe su escueta obra para deleite de sus amigos.
A Carlos Thornele bastó su libro de cuentos intitulado “Mañana Mao”, para abrirse paso entre los más destacados narradores peruanos reconocidos en el extranjero, aunque dígase de paso que fueron sus novelas posteriores las que le abrieron ese merecido camino.
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No olvides nuestros nombres Publicado el marzo 18, 2009 por libros
Karina Pacheco. No olvides nuestros nombres (San Marcos, 2009) Doctora en Antropología y escritora, Karina Pacheco (Cusco, 1970) está desarrollando una interesante obra narrativa, centrada en las emociones y temas más femeninos, pero abierta a los principales problemas y preocupaciones de la actualidad. Tras su auspiciosa primera novela – La voluntad del molle (2006)– y una serie de cuentos, fue incluida en la antología Matadoras. Nuevas narradoras peruanas (2008) y acaba de publicar No olvides nuestros nombres (San Marcos, 2009), su segunda novela, libro con el que obtuvo el Premio Regional de Cultura 2008, otorgado por el Instituto Nacional de Cultura del Cusco. La protagonista de este nuevo relato es Clara, una bióloga cusqueña. Ella está casada con Leonardo, con quien tiene dos hijos pequeños, y aunque en esa familia todo parece armonía y bienestar, las recurrentes infidelidades de Leonardo van generando conflictos que Clara vive con intensidad, a veces exagerada. Escindida entre la estabilidad familiar, necesaria para sus hijos, y su propia felicidad, ella intenta salidas tanto hacia el futuro (la posibilidad de un nuevo amor), la ficción (comienza a escribir cuentos y poemas) y el pasado: la búsqueda de su padre, un idealista guerrillero desaparecido justo antes de que Clara naciera.
Pacheco presenta este aparentemente sencillo melodrama, enlazado con muchas otras líneas narrativas (abundan las precisiones sobre detalles menudos de la vida doméstica) y diversos temas. En primer lugar, la ecología y la preocupación por el medio ambiente, pues el trabajo de Clara consiste precisamente en visitar las regiones más apartadas de nuestro país (la Selva, p. e.) para comprobar el estado de las especies en peligro de extinción. En estos viajes va descubriendo la problemática de las culturas indígenas y la violencia política. A eso se suman las amplias miradas a la historia de los personajes secundarios, que llevan incluso hasta la convulsa Europa de mediados del siglo XX. En algunas páginas el sentimentalismo de la protagonista y lo trivial de ciertos sucesos hacen tambalear un poco la narración, pero finalmente se impone la solidez del conjunto, basada en una estructura compleja que permite a la autora alternar acertadamente la gran amplitud de registros (que van desde lo meramente descriptivo hasta lo poético), ambientes, temas, personajes y tiempos de este relato. Si bien No olvides nuestros nombres no supera a La voluntad del molle, sí nos muestra a una escritora más segura y con mayor dominio de sus medios expresivos. (Agradecemos a la autora que nos permita publicar un par de fragmentos de la novela, el primero de ellos correspondiente a las páginas iniciales)
Domingo 16 de julio 4 de la tarde Los helechos colgantes han crecido en su estilo habitual, impregnados de azul frente al invierno, descendiendo hasta el suelo, precipitándose por la pared que antaño fuera clara: una caída impetuosa, en abundancia. Los jacintos y la hiedra también han multiplicado sus hojas mientras el pasto sobre el que se asientan germina alto. Solo el jardín de su casa hace perceptible el cambio. Los cambios. No quiere escribir en su diario, si ha de tomar el rumbo que más teme, no debería dejar huellas. Se decide a escribir una ficción que desenfunde los demonios pero no le sale, contempla los helechos que crecen cayendo y encuentra en sí misma el reflejo opuesto: alguien que cae y se degrada escalando hacia la cúspide, sin dejar dudas a quien la viera de que es valiente, honesta. Enciende su computadora pero tampoco consigue escribir una frase completa. Las primeras palabras las ha borrado una y otra vez. Imposible. Verdad. Sueños. Espuma. Izquierda. Laberinto. El aliento devastado al momento de suprimirlas, pues aunque las retire de la
pantalla sabe que persistirán mordiéndole el pecho, no como una criatura que extraerá leche de su seno; más bien como una sanguijuela voraz, que succionará su sangre, mordiendo con saña sus pezones, su cerebro. Con nerviosismo, observa que el reloj en una esquina de la pantalla sigue latiendo, que afuera ha empezado a oscurecer, que sus dedos están entumecidos, que le cuesta moverse. Y no quiere moverse, como si su silueta paralizada pudiera contener la llegada de unas circunstancias en las que no sabrá cómo desenvolverse sin ser mezquina, sin ser cruel, sin ser falsa. El latido del reloj indica que son vanos sus esfuerzos por atar el tiempo. «Nada», teclea, y procede a apagar la computadora. –Llegamos de lejos, de orígenes distantes, distintos… –murmura, mientras prende fuego a los leños de la chimenea. La visión de la hoguera que empieza a elevarse en ascuas azules y anaranjadas no le nubla la memoria de sus pasos por las calles nevadas de Brujas, del brazo de un hombre que le recordó que esa ciudad fue refugio de Erasmo, que en invierno transitaría por ellas con los pies helados y su cordura; y que también por esas rutas, dando brincos, formulando encantamientos, burlándose de la seriedad de los muertos, pasearon los duendes de capirotes colorados, botitas verdes y floripondios de sus fantasías infantiles. –Por ahí avanzamos creyendo con fe de fanáticos que lo importante era proclamar la verdad. Una astilla se le clava en la palma de la mano, la retira con cuidado. Una gota de sangre se desliza hasta su muñeca, la lame. Con la otra mano prosigue acomodando los leños en la chimenea. Afuera ha empezado a llover; inusual en el invierno andino, la lluvia puede convertirse en nieve, en penetrante frío. En cualquier momento los niños llegarán con su padre y necesita protegerlos. Hay, en fin, una razón esencial para no derrumbarse intentando detener el tiempo. Esta vez vuelve después de veintitrés días, conociendo que nadie la esperaría en casa. Su marido y sus hijos han pasado ese fin de semana en el campo, él ha accedido a demorar su regreso a la ciudad para que ese domingo ella pueda descansar y encajar sin problemas las quince horas de viaje y las siete de diferencia con Madrid. Pero sabe también que después de tres semanas de separación, considerando que ha tenido todo el día para reposar, llegada la noche él la buscará, la abrazará por la espalda mientras lava los platos de la cena; o tal vez le conceda un poco más de tiempo y recién se acerque a su cuello mientras se cepilla los dientes, aguardando con incierta paciencia a que se enjuague la boca para besarla y cuanto antes
conducirla hasta la cama. Cuando enfrente ese momento se proyecta incapaz de decirle que no. Pero también se siente incapaz de dejarse besar, de desnudar su cuerpo, de dejarlo abierto para que él penetre en sus entrañas. Y sin embargo sabe que tendrá que hacerlo, aunque tenga que volver a fingir. Dos años atrás, cuando regresó con la disposición para quedarse para siempre, se había jurado que nunca más. Se había abrazado a su libro favorito de infancia y había prometido que no, que nunca más sería falsa, tampoco mezquina, ni cruel. ¿Qué podía decirle a ese libro ahora? Acaso prometerle: «No seré cruel ni mezquina con nadie en este mundo, salvo conmigo misma. Y falsa, ¿solo volveré a ser falsa por esta vez?».
(págs. 98-100) Llevar adelante su trabajo de campo cuidando al mismo tiempo de Leonardo resultó inmensamente más complicado de lo que había supuesto. Más que vigilar el agua que bebía o las cosas extrañas, innumerables, que se pudiera meter en la boca, la preocupación más constante era cerciorarse de que ni sus brazos ni sus piernas quedaran al descubierto ni por un minuto, eso habría significado ser adoptado como festín por los mosquitos, o peor aún, por cualquier insecto venenoso. Cada día tenía que estar bien atenta a no dejar que en su mochila faltara lo indispensable: grabadora, cámara fotográfica, cuaderno de notas, lapiceros, colores, agua abundante, fruta, repelente, papel higiénico, colchoneta, juguetes, biberones. Con la mochila a la espalda, con su hijo de veinte meses en un brazo, y con la linterna en la otra mano, a las cuatro de la madrugada debía iniciar la marcha de casi una hora por una trocha abierta en medio de la jungla para finalmente, antes del amanecer, haberse encaramado hasta un observatorio establecido en una colina de selva. Al mismo tiempo que en silencio debía tomar cuenta detallada de las actitudes y costumbres de una pareja de guacamayos alrededor del nido que habían construido para la cría que acaban de tener, debía vigilar que Leonardo hiciera el mínimo ruido, y que al mismo tiempo no se le perdiera de vista al menor descuido. Y esa era una tarea prácticamente imposible. Al cabo de seis semanas no pudo esquivar una distracción y su hijo comió algo que derivó en una deshidratación galopante. Creyó que, como en otras ocasiones, las bolsitas salvadoras antidiarreicas aliviarían pronto el malestar, pero no fue así; dos días después la situación no hacía más que empeorar. Ni las pastillas que le suministró ni el caldo curalotodo que el cocinero del albergue preparó surtieron efecto. Desesperada, Clara estaba decidida a enrumbar al Cusco en la primera embarcación que pasara cerca, conociendo que esa solo sería la primera parte de la travesía, pues para llegar
ahí habían tenido que viajar doce horas por carretera desde la ciudad, y ocho más por río en una lancha motorizada. Sobre la playa de arena blanca, acunando el cuerpo pálido de Leonardo, no cesaba de buscar en el horizonte la aparición de algún bote que le indicara la salvación. El pozo de su arrepentimiento por haberse burlado de las recomendaciones para que no viajara por tanto tiempo con su hijo pequeño a la selva se hacía cada vez más lóbrego. Rezaba a Dios, a los santos, a los árboles, al río, para que algo o alguien apareciera y los salvara. Bajo una sombrilla de lona, acariciando el rostro del niño, empapada por el sudor en un mediodía de pleno sol, apoyada en su mochila, estaba tan quieta, tan asustada, que una hilera de paujiles avanzó con parsimonia desde el bosque hasta el borde del río, pasando a menos de dos metros de su lado. Imaginó que aquellas aves recorrían ese trayecto para calmar la sed, pero no fue así, se apostaron algunos minutos en la orilla, luego, de nuevo en fila volvieron hasta el bosque, dejando en la arena el rastro nítido de su paso. Para que tú me oigas, mis palabras se adelgazan, a veces, como las huellas de las gaviotas en las playas… De sus labios habían brotado esas palabras. La perplejidad había sido superior a la preocupación y su boca de forma completamente autónoma había pronunciado la primera frase de un poema que nunca aprendió de memoria. Los paujiles, pavos silvestres poco llamativos por la oscuridad absoluta de su plumaje, habían caminado con gran tranquilidad hasta la orilla, se habían quedado contemplando el río, no habían acudido hasta él con la simple intención de acallar la sed. Sin beber una sola gota, sin resquemor ante la presencia de extraños, se habían posado en la ribera con la mirada atenta al horizonte que habitaba más allá de aquel caudal. Al cabo de un rato que podría haber sido interminable habían dado media vuelta plasmando en la arena su huella. Para que tú me oigas.
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miércoles, 13 de enero de 2010
“Mi temática es urbana y vivencial”
La República 08 de enero de 2009 Narrador cusqueño reedita libro de relatos el desaparecido. Cuentos recrean la violencia política. Primera edición fue artesanal hace 20 años. Pedro Escribano Escritor y animador de la vida cultural cusqueña, Mario Guevara no solo dirige la revista Siete culebras, una de las más longevas (17 años) publicadas en provincia, sino también, como narrador, se ha hecho un camino en la narrativa cusqueña. Su libro de relatos Cazador de gringas, que cuenta sobre bricheros y otros temas cusqueños, es un libro obligado de los turistas y visitantes de la ciudad inca. Pero ese libro no es el con que se inicio Guevara, sino con El desaparecido (1988), un conjunto de relatos donde fluyen temas como la muerte, la violencia, la represión y la migración, entre otros. –¿Qué necesidad hubo para reeditar veinte años después tu primer libro de relatos?
–Fue necesario reeditarlo porque la primera edición fue cuasi artesanal y no tuvo adecuada corrección de estilo. Además Aníbal Paredes Galván, de la Editorial San Marcos, me propuso reeditarlo y difundir su contenido en esta época –El desaparecido no tiene unidad en cuanto a tema. ¿Qué une al conjunto? –Lo que une al conjunto es la problemática social y la violencia interna que vivía el país. El libro fue publicado en 1988 y el título tiene que ver mucho con esos años de guerra sucia, donde murieron miles de peruanos. –¿Los cuentos corresponden a tu época de peregrino, es decir de viajero? – Sí. Regresaba de un periplo que me llevó a residir dos años en Venezuela, donde experimenté aventuras, desventuras y una deportación por ilegal. Allí, también, decidí ser escritor. –¿Cuánto te has innovado en tu narrativa desde El desaparecido? – Mucho. Pienso que he madurado como escritor. Ahora manejo con facilidad técnicas literarias que antes no las dominaba. Además mis textos se han vuelto más concisos y breves. –La poesía y no el cuento ha sido la señal literaria del Cusco. Ahí está Luis Nieto, Raúl Brozovich. – Siempre se dijo que Cusco era tierra de poetas. Desde fines del ochenta la narrativa cusqueña empezó a abrirse espacio a nivel nacional y ahora se ha consolidado gracias al trabajo continuo de Rosas, Nieto y Jaime Pantigozo. –¿Qué distingue tus relatos de los textos de Luis Nieto Degregori y Enrique Rosas Paravicino? –Se distinguen de ambos porque mis textos son breves. Además mi temática es netamente urbana y vivencial, ejemplo los cuentos sobre bricheros. –¿Cazador de gringas es tu techo narrativo?
–Definitivamente, no. El libro me sigue dando muchas satisfacciones, como reediciones y traducciones Pero yo sigo trabajo en nuevos cuentos, involucrando temas como el cine y la música. –¿Qué escribes ahora? –Estoy completando un libro de crónicas. Este año publicaré Usted, nuestra amante italiana, cuentos sobre amor y desamor. El dato Mario Guevara. Nació en el Cusco, 1956. Abandonó sus estudios de arqueología para dedicarse a la narrativa. Dirige la revista Siete culebras y ha publicado Cazador de gringas, Matar al negro. Entre otros premios, obtuvo el primer premio del concurso nacional de cuentos organizado por el semanario Cambio, 1990. Publicado por Editor en 15:18 JUEVES, 27 DE SEPTIEMBRE DE 2012
ENTREVISTA CON ENRIQUE ROSAS. CRONOLOGÍA DE VIDA Y ARGUMENTO DE MUCHAS LUNAS EN MACHU PICCHU
MUCHAS LUNAS EN MACCHU PICCHU” DE ENRIQUE ROSAS PARAVICINO CRONOLOGÍA DEL AUTOR 1948: Nace el escritor Enrique Rosas Paravicino, en el distrito de Ocongate, provincia de Quispicanchis, Cusco. 1955 – 1966: Cursa estudios de primaria y luego, secundaria en la Gran Unidad Escolar Inca Garcilaso de la Vega, Cusco.
1967: Ingresa en la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, en su Facultad de Letras y Ciencias Humanas. 1969: Publica Ubicación del hombre, su primer poemario. 1973: publica Los Dioses Testarudos, su segundo poemario. 1980: Ejerce docencia en la Facultad de Ciencias de las Comunicación e Idiomas de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco. 1985: Fue finalista de la Cuarta Bienal de Cuento Premio Copé, distinción consagratoria del mejor narrador en el Perú. 1988: Publica Al filo del rayo, su primer volumen de cuentos. 1990: Publica Fuego del sur, (cuento) en coautoría con los narradores cusqueños Luis Nieto Degregori y Mario Guevara Paredes. 1993: Fue designado Secretario peruano de JALLA (Jornadas Andinas de Literatura Latinoamericana). 1995 – 2010: Participa en todos los encuentros internacionales de JALLA (Tucumán, Quito, Cusco, Santiago de Chile, Lima, Bogotá y Río de Janeiro) 1994: Publica El gran señor, su primera novela ambientada en Sinak’ara, donde se ubica el santuario del Señor de Qoyllurrit’i. 1998: Publica La Ciudad Apocalíptica, su segundo volumen de cuentos. 1999: Fue una de los principales gestores del IV Encuentro de JALLA, en Cusco. 2005: Participa en el I Congreso Internacional de Narradores peruanos (Madrid, Casa de América, organizado por el grupo Mirada malva). 2006: Publica Muchas Lunas en Machu Picchu, su segunda novela. 2009: Publica El ferrocarril invisible, su tercer volumen de cuentos. 2012: Publica Elogio de la escritura radical (ensayos) SECUENCIA ARGUMENTAL DE “MUCHAS LUNAS EN MACCHU PICCHU”
El más grande constructor de Tawantinsuyo, el Inca Pachacútec, estando en Cusco, en su sueño, se vio convertido en un pisonay frondoso, cuya copa alcanzaba a las estrellas y sus raíces perforaban aun al mar. De pronto, un ave de fuego arrancó una semilla del pisonay y voló por el cañón del Torontoy, por la ruta del valle que formaba el Willcamayo (río Vilcanota). De ahí se elevó hasta un lugar boscoso rodeado por dos cerros. Allí la misteriosa ave enterró la semilla del pisonay en que Pacchacútec se había convertido. Al día siguiente, ya despierto el emperador consultó con los sacerdotes del Ccoricancha. Estos le aconsejaron ir por la ruta del pájaro de sus sueños, hasta hallar el maravilloso lugar de sus sueños que de seguro debe existir. Pachacútec hizo lo sugerido. Al quinto día de recorrer el cañón del Torontoy, vio volar una parvada de guacamayos. Los siguió desde el cañón hacia arriba como si se tratase de una señal divina, siguiendo la luz de las estrellas y el canto del gallito de las rocas. Hasta que por fin, un atardecer despejado subió a una terraza al pie del cerro Machupicchu. Desde ese lugar vio un arco iris que se extendía entre la cuesta del Intipuncu y el cerro Pumasillo. Giró mirando el paisaje que lo rodeaba. Era una zona, si bien cubierto de muchos árboles, grandiosamente luminosa. Un lugar donde era posible sentir el aliento de la divinidad y ser dichoso a plenitud. Se dio cuenta entonces que ese era el lugar de su sueño. Muy maravillado, Pachacútec agradeció a su dios Huiracocha, se postró ante el cerro Huayna Picchu, abrió los brazos con dirección al Sol, cerró los ojos llenos de llanto. Cual inspirado por el Alto, repitió las palabras que había escuchado en su sueño: “Cielo y tierra caben en un abrazo/ cuando la mirada de Wiraccocha/ se descuelga por las rendijas de una tarde/ quemada por tanta luminosidad”. Eran los versos del poeta sacerdote Ishuar Llaquinto, compuesto para los funerales de Lloque Yupanqui. Instantes después, Pachacútec, decidió edificar la ciudad más hermosa y sagrada del imperio, allí donde él se encontraba. Transcurridos dos semanas, ordenado por Pachacútec, los arquitectos levantaron el plano del abrupto terreno. Vinieron también una cuadrilla de yanaconas que limpiaron la tupida vegetación; luego, los picapedreros. El bronco resonar del trabajo llenó de ecos los cerros y los barrancos, desde la mañana hasta el atardecer. El propio Pachacutec había diseñado la maqueta de la ciudad, con sus terrazas, andenes, canaletas, los caminos, escalinatas, cementerios y despeñaderos. Pero quien dirigió la construcción fue su súbdito Apomayta. Este era el mejor arquitecto, solterón de cincuenta años, de la panaca Hatun Ayllu, hijo del renombrado urbanista Quillahuamán. Además era un viajero infatigable y narrador ameno. Apomayta era minucioso en sus cálculos y exigente con los acabados. Él después de observar la maqueta, dispuso que la primera obra a levantarse fuese el Templo del Sol, por su valor sacratísimo y como medida referencial para las posteriores construcciones. Cinco días después, podía verse ya el cascote del templo similar al del Cusco. Un tunqui (gallito de las rocas) se posó en el dintel del templo y cantó eufórico. Eso fue tomado como aceptación de Dios. Animados por ese hecho los constructores redoblaron esfuerzos para concluir la ciudad. Muchos trabajadores sugerían ideas diversas a Apomayta, hasta que él, cansado, decidió no oírlos más. Cuando estaban en estos afanes, llegó un chaski, detrás de él una comitiva que cargaba un anda imperial. Todos los trabajadores hicieron un pare en sus labores y se postraron de cuclillas para saludar al poderoso inca. Pero se sorprendieron mucho, al ver que quien bajaba era una mujer hermosísima de porte señorial con finos atuendos y alhajas de oro. Ella se llamaba Nina K´uychi o Arco iris de fuego, miembro de la panaca Ccapac Ayllu y sobrina del mismo Pachacutec. Un funcionario que acompañaba a Nina K´uychi le dio la noticia a Apomayta que la ñusta era un regalo de Pachacutec para el arquitecto, para que se inspirara en la voluptuosidad de sus dieciocho años y en la limpieza de su mirada de cuculí. Muy agradecido, Apomayta sacó con sus propias manos un taruca macho cuya carne fue guisado y ofrecido a la ñusta. Pero ella no la probó
siquiera. Luego se echó a dormir durante 3 días seguidos. Después de despertar sin dar explicación a nadie abandonó el campamento y se internó en la más profunda espesura y no volvió más. Una cuadrilla de yanaconas la llamaban por su nombre. Ella no apareció, por lo que las obras quedaron paralizadas. No hallaron más a esa sensual ñusta. La noticia llegó a los oídos del mismo Pachacútec. El moviendo la cabeza dijo: “Será como quiere que sea el Alto”. El hecho que ignoraba Apomayta, es que NinaK´uychi había roto todas las leyes imperiales manteniendo una relación sentimental con quien no debía. La sobrina era una integrante del ajllay wasi (casa de las escogidas) y no se sabe como pudo iniciar una relación con un noble del reino de Chan-Chan, llamado Llangar Pacha. Tal vez se conocieron en los días del Huarachicuy, rito oficial del inicio de la edad viril. A Nina K´uychi le tocó encabezar la procesión de las oficiantes del fuego y atender al joven noble visitante. Lo cierto es que ambos se enamoraron perdidamente. La ñusta faltó a su juramento de preservar su virginidad como escogida que era para los oficios del Dios Sol. Los encuentros entre estos amantes, según unos, fueron en la mansión de las serpientes cerca a Pumajchupan y otros que fue en los extramuros de la ciudad. Sharija Ragua, la matrona regenta del Ajllahuasi, sostuvo que los motivos que Nina K‟uychi argumentaba para salir del Ajllahuasi siempre eran de índole familiar. Por eso y por tratarse de la misma sobrina del emperador ella autorizaba los permisos. Un día, a Llangar Pacha le tocó volver al reino de Chan Chan. Por ese motivo él lloró apoyado en el Ajllahuasi. Por él hubiera preferido ser sirviente o lo que sea para vivir en este Ombligo del Mundo, respirando el mismo aire que su amada y disfrutar de “Aquella piel suave que se estremecía al o de su mano posesiva, la frágil resistencia de su cuerpo que se abría, con placer, a los ardores de otro cuerpo…”. Ambos jóvenes arriesgaron todo por amor. Cuando después de la separación, Llangar Pacha, su padre y la comitiva llegaron a Challvac en la costa norte, el joven chimú expresó su decisión de quedarse allí. Su padre que intuyó el motivo que atormentaba a su hijo, no se opuso. Llangar Pacha, retornó a Cusco enrolado en una caravana de comerciantes chinchanos que transportaban productos marinos. Ya en Cusco, el joven se separó de sus compañeros y se puso a merodear el Ajllahuasi y esperó que se hiciera noche. Así a altas horas de la noche, la sensual Nina K‟uychi fue despertada por el canto persistente de un búho. Desde el primer momento supo que era él. Con el pensamiento pidió a Llangar que lo aguarde hasta la madrugada. Asimismo, alistó sus pocos enseres. Aguardó con ansias toda la noche y al amanecer, invocando a la diosa de la luna y aprovechando que llovía salió detrás de las mujeres de servicio, sin ser advertida. Se encontraron al pie del pisonay de la esquina. Se abrazaron y besaron con alocada desesperación e instantes después se echaron a correr rumbo al Antisuyo, en plena lluvia torrencial y sin intuir lo que les pasaría después.
Lo restante de esta fuga, relató un mitayo al mismo Apomayta. La regenta Sharija Ragua, denunció la fuga. Los dos fueron capturados en Ch‟itapampa y traídos de vuelta al Cusco. Tan pronto se enteró Pachacútec del escape, se enfureció. Declaró sediciosos y los condenó a pena de muerte. Pero ante las súplicas de los padres de Nina y para evitar algún conflicto con el reino Chimú, el emperador conmutó la pena por destierro de por vida en el último rincón del imperio: río Maule al sur del desierto de Atacama. Los padres de la ñusta, suplicaron más a Pachacútec y él se arrepintió de la sentencia para su sobrina y a cambio decidió enviar a Nina a la nueva ciudad que al pie del cerro Machu Picchu estaban construyendo como ofrenda al arquitecto Apomayta y porque Nina fuera la primera mujer en poblar aquella ciudad sagrada. Mientras tanto para el joven chimú la pena no se cambió, de todas maneras iría al destierro. Pero, antes de que se cumpla la orden, el enamorado Llangar se quitó la vida en su presidio. Cuando el urbanista Apomayta iba a preguntar más sobre la historia, llegó hasta su campamento un picapedrero y dijo que Nina K‟uychi estaba en el río, muerta. Por orden de Apomayta
se realizó el entierro,
siendo la ñusta, el primer ser humano en inaugurar el cementerio. Semanas y años después, la historia de tanto relatarse sufrió variaciones hasta muchos años después, se dijo que la muchacha era hija de Pachacútec y el joven chimú un guerrero inca. Apomayta, muy conmovido tardó una semana en recuperarse, luego continuó la construcción de aquella ciudad. Después de diez años, ocho meses y nueve días de iniciado el trabajo, se inauguró la ciudad. Para la ceremonia vino el mismo emperador y su esposa la Coya Pihuiguarmi y todos los dignatarios como por ejemplo, el sumo sacerdote del Tahuantinsuyo, Urco Huarancca. La ceremonia empezó al medio día con el sacrificio de una llama negra. Pachacútec bautizó a la ciudad como Huiñaymarca en desafío al tiempo y en alusión al vínculo entre la piedra y la eternidad. Para dicha obra los cerros Machu Pichu y Huayna Picchu contentos aceptaron a cerca dedos mil picapedreros, novecientos albañiles y tres mil yanaconas que edificaron Huiñaymarca. Nombre que ochenta años después fue cambiado por Vitcos, para despistar a los españaris (españoles) que llenos de codicia buscaban El Dorado.
Aquella mañana, Pachacútec repartió edificios y viviendas entre sus novísimos moradores. Luego derramó la chicha y bailó con su esposa Pihuiguarmi el Ccápac T‟inca, que es la danza privativa de los monarcas. Huiñaymarca, la maravillosa ciudad de los ritos, fue poblada por sus primeros moradores que eran sacerdotes, ñustas, astrónomos, mamacunas, adivinos, amautas, tejedoras y sacerdotisas. El primero en tomar la posesión fue Pachacútec y su palacio Hatunhuasi, luego los dignatarios en orden de estricta jerarquía. En ese lugar Pachacútec meditó su sabia legislación política y el encanto de la ciudad le inspiró el proyecto de extender el imperio. Con los años murió Pachacútec de muerte natural en Cusco, diez meses después su momia fue trasladada a Huiñaymarca y depositada entre los cimientos del templo del sol. Por su parte, el arquitecto Apomayta, con el paso de los años, olvidó por completo a Nina K‟uychi. Fijó como residencia la localidad de Yucay. Desde esta ciudad se trasladó a donde le convocaba el crecimiento urbano del incario. A los setenta y cinco años volvió a Huiñaymarca y se alegró de hallar una ciudad activa. En su vejez presentó un nuevo proyecto a la corte del Cusco: la construcción de la Ciudad de los Amautas, pero, ya Túpac Yupanqui, había ascendido al trono. Este nuevo soberado aceptó la propuesta y le pidió que lo esperara hasta su retorno de un viaje a la Polinesia. Apomayta llegó a Chan – Chan, la capital del reino Chimú. Allí departió un banquete con el monarca chimú Minchancaman. Pasaron los años y como aún no volvía Yupanqui, volvió a Yucay y se volvió viejo. Y de lo que era arquitecto se convirtió en fabulador y poeta. Un día se perdió y fue hallado tres días después. A los pocos días entró en coma y no se recuperó más, ni siquiera cuando le contaron que Túpac Yupanqui había vuelto de su viaje. Sus restos fueron embalsamados y depositados en posición fetal, dentro de una cueva, cerca del anfiteatro de unos volcanes apagados. Desde aquella tarde de los ritos, Pachacútec se quedó en Huiñaymarca cuatro lunas y dos semanas. Tal vez se hubiera quedado más, pero, una pavorosa hambruna se había desatado en la región Collao, matando a miles de aymaras. Tres años continuos de sequía había sido la causante. Frente a ello Pachacútec remitió desde el Cusco veinte mil cargas de alimentos. Pero ni aún así, pudieron calmar su hambre. Niños y mujeres salían en procesión implorando la lluvia a Apu Kon Ticsi Huiraccocha. Incluso sacaron una momia antiquísima en Yunguyo. La procesión de hambrientos invadió territorios cusqueños como Canas y Chumbivilcas. Los lugareños les alcanzaban comida, pero, no los alojaban. Los hambrientos, ubicados en las alturas de los pueblos empezaron a bailar al ritmo de sus zampoñas y tambores imitando a los zorros. Más tarde imitaron a los jaguares y pedían que les den mujeres. Los lugareños dieron a Munay Cantu, hija menor del curaca Llallapara. A ella los aymaras pusieron de cara al este y de espaldas a su aldea y la engalanaron con plumas y flores. Al cabo de mucho girar y retorcerse, el dios jaguar pidió la presencia de la muchacha. En cuanto la llevaron, el dios felino extendió el cuerpo de la muchacha en la tarima del sacrificio. El danzante con un cuchillo de obsidiana en la mano, lanzaba atroces plegarias hasta que la luna oscureció por completo. Los lugareños interpretaron ese acto de brujería como una profanación contra Huiraccocha. Enardecido atacaron a pedradas a los aymaras, llamándolos, brujos, diablos y qhenchas. Se desató una gresca con varios muertos y herido. En medio de ello, un mitayo recuperó a Munay Cantu viva. Cuando miró el cielo dijo que Mama Quilla estaba sangrando. Pero felizmente la luna recuperó su color. Lograron expulsar a los aymaras y todo volvió a la tranquilidad, menos
Munay Cantu, que al quinto
día enfermó de gravedad. Una insoportable calentura le hacía delirar. Habló en la vieja lengua de los tiahuanacos y terminó profetizando un cataclismo. En su agonía pronunció: “Hanaq pachaq sutimpi hamusan”
(viene en nombre del altísimo). Murió como si hubiera sido sacrificada de verdad y nadie prestó atención a su mal presagio.
A la tarde siguiente, por entre los barrancos de Llallapara, apoyado en su bastón de viajero, apareció Raurac Sallo, el Profeta Negro del Altiplano, el más enigmático de los sacerdotes collavinos, considerado como un auqui por haber salido del lago Titicaca. Era pues, un Uru legítimo; es decir, poblador de la isla flotante de los Urus. Al atardecer lo vieron en Pichigua. Tres días después acampó en la misma meseta donde bailaron los aymaras. No pidió alojamiento ni comida. Hablaba además del quechua, todas las lenguas del imperio. Confesó ser el portavoz iluminado del Hanaq Pacha. Un día fue arrebatado por Illapa (dios del rayo). Estuvo en el cielo veintiún años terrestres, que en el cielo es una semana. Allá de la misma boca del Huiracocha, escuchó una verdad cruel y durísima, que comprometía el destino del género humano. Raurac Salló reveló que la humanidad estaba pronto a ser destruido, por haber cometido una de las peores culpas. Sucede que Huiracocha quiso sondear el alma de los hombres. Con tal propósito salió del mar de Tumbes, disfrazado de mendigo harapiento, con rumbo al Altiplano. En el viaje padeció miles de vejaciones. En el valle de Chicama fue capturado por unos guerreros chimús. Tres noches después, fue sacrificado y sus huesos fueron banquete de los gallinazos. A la mañana siguiente, resurgió de sus cenizas y prosiguió su camino. Una semana más tarde fue capturado, tildado de yanacona, trabajó como esclavo, hasta que fue picado por una víbora, pero no murió. Los otros trabajadores lo botaron a pedradas acusándolo de brujo. Ya en tierra de los huancas, se transformó en un rico ganadero. Entonces, fue recibido con honores, banquete y música en cada pueblo. De eso, Huiracocha sacó una conclusión: “que este mundo no sólo era defectuoso, sino, que estaba hecho a la medida de la necedad de los hombres. Porque si eres pobre o forastero eres el blanco de la perversidad de los mortales. Y si eres rico, te conviertes en el fetiche ridículo de las vanidades y las zalamerías de todos”. Por eso, ante la perplejidad del gentío se transformó en cóndor. Se elevó hasta la altura del Sol. De allí bajó rodeado de millones de aves en dirección al Lago Sagrado. En ese mismo instante, un niño balsero de la isla de Uru, estaba resolviendo un acertijo que le había planteado el pez más viejo del lago. Ese niño era Raurac Sallo. Fue envuelto por un viento volcánico, que lo llevó hasta el tercer cielo. Allí permaneció veintiún años dedicados a la meditación. Cuando despertó ya se encontraba en su isla natal. Constató que sobre el Altiplano, se había tendido una hambruna infernal. Confeccionó su cushma con piel de huanaco, oró a Huiraccocha y salió por el mundo a cumplir la misión que el Alto le había encomendado. Un chaski informó al Sumo Sacerdote, que el tal brujo del Altiplano venía al Ombligo Solar alborotando a los runas con su profecía, con una muchedumbre de seguidores. El inca ordenó vigilar a tal hombre. En verdad, familias enteras seguían al brujo y lo imitaban. Raurac Sallo, donde se detenía predicaba las peores calamidades contra el género humano. “El Tayta Inti se apagaría como una hoguera y la luna se derretiría como un bloque de hielo negro”. Ponía a la epidemia contra los aymaras como un anuncio. Las mujeres al escucharlo prorrumpían en llanto. Algunos llevaban y le ofrecían canastas llenas de frutos y comida. Él rechazaba; prefería su coca, sus raíces, culebras y lagartijas. Especialmente su ayahuasca, planta alucinógena. Preguntado por un albañil, a qué iba a Cusco el brujo respondió: “para poder yo entrevistarme con el emperador y ponerle al tanto de los designios que el Alto me encomendó anunciar… precisamente yo tengo que aconsejarle al magnánimo Inca, sobre la necesidad de cambiar las formas de culto al Radiante Civilizador. Tenemos que decirle que Apu Kon Ticci Huiraccocha exige que lo adoremos más que
a las Huacas…”. Para entonces, los peregrinos se encontraban en las peñolerías de Rumiccolca, cerca a Cusco. Cuando de pronto, un hombre elegante con manto azul e insignias de funcionario los detuvo y les preguntó, por quien era Raurac Sallo. Nadie respiró, ni tosió, ni carraspeó. “¡Repito una vez más!”- rugió el dignatario de manto azul-. ¡El tal Raurac Sallo que dé tres pasos adelante para ser identificado!”. Una mujer y un anciano dieron el paso. Otros iban a seguirlo y antes de que eso ocurra, el Huillca Uma, dio la orden fatal y desde los matorrales salieron los soldados a matar a los peregrinos. Con mucha crueldad llegaron a asesinar a cuatro mil cien hombres entre mujeres, niños, jóvenes y ancianos. En cuanto a Raurac Sallo, nadie supo cómo se salvó de la matanza ni qué rumbo tomó. La corte imperial puso un precio a su cabeza: quince topos de terreno maizalero en el Valle Sagrado, para quien diese noticias de su paradero. Transcurridos muchos meses, pasaron catástrofes y hechos curiosos en Cusco, pero, del predicador subversivo no se supo nada. Luego de un año y tres meses de aquel hecho, cuando el inca y sus consejeros y militares, acordaban conmemorar los quince años de la victoria militar sobre los chancas, llegó un chaski e informó que el tal Raurac Sallo, había sido localizado en Huiñaymarca, la ciudad sagrada. Los consejeros sugirieron que lo traigan a Cusco, para su ejecución. Otros en cambio proponían otra acción. Cuando estaban en eso, apreció otro chaski, anunciando que el profeta había muerto desbarrancado. Su cuerpo fue encontrado en el río Huillcamayo.
La noticia de esta muerte llegó a los aymaras y los conmovió mucho. Entro ellos al anciano Sangar Catacora. Durante un mes entero en la isla de los Uros del Lago Sagrado, se escuchó sonidos fúnebres y se realizó sacrificios humanos. Eso no cayó bien a Pachacútec, que lo tomó como rebeldía. Ordenó entonces, la edificación de templos incas. Pero los aymaras se habían sublevado. Ante ello, el emperador ordenó a su hijo Túpac Yupanqui, derrotar a los aymaras sediciosos. Él lo asumió como un reto. Se dirigió junto con el general Molletupa al Altiplano. Cuando ya estuvieron cerca a Ayaviri, les salieron al encuentro cinco aymaras. Eran los emisarios del patriarca Catacora y traían una propuesta de vasallaje al Inca. Minutos después, apreció el mismo anciano Catacora y pidió perdón al hijo de Pachacútec. Tupac Yupanqui, tomó juramento de fidelidad al viejo y le perdonó por los desatinos de su pueblo. Tras la muerte de Pachacútec, asume el poder su hijo Túpac Yupanqui, cuya mayor proeza fue haber llegado a la Polinesia. A la muerte de Yupanqui, asume el trono Huayna Ccapac a los veintiún años. Hasta entonces Huiñaymarca era el centro ceremonial más sagrado del Cusco. La intelectualidad más brillante del Tahuantinsuyo vivía allí. Uno de ellos era el joven Astor Ninango, aspirante a ser quipucamayoc, astrónomo o amauta. Hijo del más grade amauta, Huillcanina. Desde la ciudad sagrada, sus habitantes, se enteraron de la muerte de Huayna Ccapac y tras ello sobre la inevitable guerra entre Huáscar y Atahuallpa, con el terrible saldo de la muerte de Huáscar. Asimismo, la llegada de los blancos y barbados españaris. Desde entonces, se inició para el Imperio inca, la Edad del Murciélago. Así fue denominado por el astrónomo los tiempos confusos desde la llegada de los españaris. Estos advenedizos decían ser la espuma del mar, los emisarios divinos del Radiante Civilizador. Más tarde ellos mismos se hacían llamar Huiracochas o dioses. Llamándose así, mataron a Atahaullpa y en Cusco fueron recibidos como dioses. Enterados por el chasqui,
los pobladores
de
Huiñaymarca sintieron
mucho la
muerte
de
Atahuallpa,
en
especial Quillahuamán. Este era un prestigioso sacerdote que ofició el último rito fúnebre en la Ciudad Numinosa. Terminado el ritual desapareció, tal vez, adivinando el desplome del imperio. Aún así, los pobladores mantuvieron o con los cusqueños y especialmente con Manco Inca, que ahora había sido
declarado inca por los mismos españaris. En el Tahunatinsuyo, una enfermedad desconocida mataba a niños y a los mismos hombres. Los habitantes dedujeron que esa enfermedad la habían traído esos bardados que estaban en Cusco, atendidos como dioses por el mismo Manco. Pero de divinos no tenían nada. Pues eran codiciosos y lujuriosos. Estaban acabando con el oro y la plata que adornaban los templos y con las ñustas del Ajllahuasi. Recelosos de estos codiciosos barbados, los de la Ciudad Sagrada, a fin de que los españaris, nunca se enteren de ellos y de la ciudad, decidieron cambiar de nombre. Así Huiñaymarca, se llamaría Vitcos. Y para que nunca ni siquiera se aproximen por allí empezaron a difundir la existencia del Paititi, una ciudad hecha de planchas de oro y cornisas de esmeralda y poblada solo por mujeres. Cosas que tanto deseaban los españaris. Estos, maravillados por el relato se aventuraron a buscar el Paititi, relacionándolo con El Dorado. Después de tanto indagar solo hallaron el río Amaru, al cual cambiaron de nombre llamándolo Amazonas, en alusión a unas mujeres fantasmales que en su delirio creyeron ver. Con esto, realmente los españaris nunca llegaron a la ciudad sagrada de los incas. Cuando Astor Ninango, se encontraba en uno de los huertos de su casa en Vitcos, junto a su concubina Sumac Sara, el gigante Ayar Choquehua le comunicó que el padre de Astor había reaparecido. Este se alegró al igual que todos los moradores. Entró en la Casa de los Sortilegios, donde el consejo de amutas estaba deliberando sobre el asunto. Cuando Astor entró el patriarca Sulk‟apuma, le ordenó que vaya a buscar a su anciano padre y también recoger los pormenores de la sublevación de Manco Inca contra los españaris. Astor que hace cuatro días había cumplido los veinte años, aceptó la orden. Era la segunda vez que iba a Cusco. La primera fue cuando de niño acompañó a su padre, quien quería convencer al emperador de la necesidad de registrar los hechos e ideas con un sistema superior al de los quipus. Muy de madrugada Astor Ninango partió en compañía de un guía rumbo a Cusco. En el camino se encontró con un alma en pena que buscaba la ciudad sagrada. Cuando ya estuvieron cerca de Cusco, Astor y su compañero vieron cómo una multitud de hombres y mujeres, niños, jóvenes y ancianos iban a Cusco, a unirse con Manco Inca y a expulsar a los codiciosos españaris. Astor se unió a ellos, cuando de pronto se encontró con su primo Quishuar Sayac, valeroso militar. Este lo llevó ante el mismo Manco Inca. Ya en la tienda de este inca rebelde, Astor conversó con él. Manco le dijo que lo conocía desde la vez que una comitiva llegó a Vitcos y manco era el único niño de dicho séquito imperial. Recordó otra oportunidad más. Luego le dijo que la
batalla contra los españaris los
convocaba. Pero a Astor no le dijo que participara en dicha batalla; sino, que fuera a Paucartambo
porque
allí estaba su padre el gran sabio Huillcanina, el último sobreviviente de la Benemérita Sociedad de Amautas del Cusco. Astor antes de partir pidió a Manco Inca, que después de llevar a su padre a Vitcos, lo acepte como soldado en su ejército. El soberano aceptó. Cuando, Astor iba rumbo a Paucartambo, escuchó el rumor aterrador de la guerra. Los incas sitiaban el Cusco y los españaris respondían con terribles cañonazos. Por momentos Astor quiso regresar y unirse a la lucha. Luego de la agotadora caminata, Astor se echó a descansar un rato. En su sueño, vio el rostro de su padre que había muerto. Despertó asustado y prosiguió su caminata. En el trayecto evocó lo que de su padre le habían dicho, entre ellos que Huillcanina era de la misma panaca que Pachacútec. Cuando llegó a Paucartambo, encontró un pueblo sin gente; porque, todos se habían ido a la guerra contra los españaris. Siguió avanzando entonces, se encontró con un niño aymara, que le indicó el lugar que buscaba. Luego se encontró también con Ishuanco, quien lo guió hasta el encuentro con su padre. Huillcanina se
hallaba en la casa de este Ishuanco. Llegaron hasta allí. El anfitrión le relató que toda la noche lo había llamado. Astor entró contento al encuentro con su padre, pero este se encontraba muerto. Ishuanco y Astor cantaron el ayataki o canto de los difuntos. Al atardecer un pequeño cortejo fúnebre partió rumbo a la ciudad oculta. Mientras avanzaban, Astor recordaba muy adolorido a su padre el gran Sapan Huillcanina, hombre inteligentísimo, de irable memoria. Conocía y almacenaba en su memoria “la complicada sucesión de dinastías, la urdimbre de los parentescos, el régimen de las panacas, el origen de las sangres y los nombres”. Este sabio en su mayor lucidez inventó un sistema de escritura llamado qhelqarimay. Jubiloso por el invento, Hillcanina viajó a Cusco a exponer su proyecto al inca Huayna Ccapac. Como ayudante y confidente estaba su hijo Astor. Explicó en la corte dicho proyecto de la manera más sencilla posible. El sistema consistía en setenta y nueve signos de formas caprichosas pintados con óxido de ceramista en cincuenta planchas de madera ishpingo. Usando los signos que representaban sonidos, para luego palabras e ideas, el sabio Huillcanina representó la derrota de los Chancas por Pachacútec. Muchos del consejo objetaron el invento. Pero el inca Huayna Ccapac, dispuso de los analizaron los amautas. Esto ocurrió en Yucay, donde se reunieron los más sabios del Tahuantinsuyo, quienes aprobaron el proyecto.
Pero no así los integrantes del
consejo, que siempre posponían su aprobación, hasta que murió el inca, luego sus hijos se enemistaron y al final llegaron los españaris. Contra todo pronóstico perdió Manco Inca. La noticia llegó a Vitcos y los enlutó el alma. Astor entonces, ya al mando de Manco Inca, derrotado y retirado a Vilcabamba, asumió la jefatura de una misión especial y se entrevistó con un español emisario de
Diego de Almagro, quien proponía alianza contra los
pizarristas. Manco Inca, rechazó la supuesta alianza. Astor se había convertido además en sinchi o capitán del ejército inca de Vilcabamba. Estando en esas acciones bélicas se enteró de la toma de Cusco por los almagristas. Pero luego Almagro fue derrotado. Además un almagrista a quien Manco le había dado refugio en Vilcabamba, lo había matado. Muerto Manco Inca, le sucedió en el trono su hijo Sayri Tupac, pero él murió joven y le sucedió en el trono Titu Cusi Yupanqui, quien fue muy tolerante con los curas españoles. Uno de ellos lo mató justamente, Diego Ortiz, en complicidad con el escribano Martín Pando. Tras la muerte asumió el poder el joven Túpac Amaru, quien rechazó toda tentativa de acercamiento con los españaris. Astor Ninango estuvo durante cuatro años bajo las órdenes de Túpac Amaru. Después de treinta años de ausencia, enterado de que la espantosa enfermedad de los españaris está aniquilando vidas en Vitcos, Astor pidió permiso al inca y volvió a su ciudad natal. Ya allí fue recibido por la vieja hechicera Illa Aya. Preguntó por su mujer Sumac Sara y por su hija. Ella le respondió que su mujer había muerto y que gracias al Altísimo su hija no estaba allí; sino, en Pomacanchi casada con un militar alfarero. Luego, se presentó ante él un chasqui, para decirle que el ejército del maldito virrey Toledo iba hacia Vilcabamba. Eran más de cuatro mil enemigos. Él dijo entonces que partiría de inmediato; pero, el Chasqui le dijo que no que por orden del mismo inca, tenía que quedarse en Vitcos, para cuidarla. Astor organizó un ejército para defender Vitcos, pero, llegó otro chasqui con la mala notica de que Túpac Amaru había sido capturado y ahora lo llevaban a Cusco. Muy entristecido consultó con la hechicera Illa Aya. Ella propuso ayunar durante diez días seguidos. Así lo hicieron. Illa Aya seguía todos los pormenores sobre Túpac Amaru. En su condición de hechicera, vio el horrendo crimen de los españaris contra Túpac Amaru. En su desesperación la bruja invocaba a todas las huacas y dioses, para que eviten el suplicio, aún con terribles gritos de dolor y llanto en sus ojos al igual que todos los habitantes de la ciudad sagrada. Pero
siempre murió el último inca. ¿Qué hacer ahora? ¿A dónde ir? Todos lo sobrevivientes lloraron. Tal vez sabían que el fin ya llegaba sobre Vitcos. Astor convocó a una reunión urgente para tomarla una decisión. Muchos años después, ya en Cusco, Astor Ninango de aproximadamente noventa años, reposando en una casa de la calle Pumacurco, relata a su nieta María Palla el éxodo que habían emprendido los habitantes de Vitcos: “La tarde en que la ciudad se borró ante nuestros ojos, envuelta en la lluvia y el abandono, yo hice el último acto de despedida en nombre de todos. Y al postrarme ceremonioso en la cumbre, presté oídos al viento y al eco del río que subía por los barrancos.” Cuenta, asimismo, que en ese instante oyó la voz de su mujer que le dice: “Vamos, vayan todos al Cusco que es allí donde aún germina nuestra semilla… la tuya, la mía, la del linaje. Cerca del Cusco está nuestra hija”. Recuerda también que aquella tarde era tormentosa. Y que aun así hombres, mujeres y niños luego de muchísimos pesares y desahogos, abandonaron la Ciudad Sagrada. Bajo una lluvia torrencial, y bajo mortales fogonazos, consiguieron reagruparse en el Intipunco, setenta últimos moradores. De ahí rumbo a Cusco. Muchísimos años después de esta triste partida, el nombre de la ciudad fue olvidado. Y las siguientes generaciones, terminarían llamándola Machu Picchu, por el cerro que lo rodea. Llegaron a Cusco después del cuarto día de la partida y esperaron para entrar la noche. Cuando ya todos estuvieron dormidos, ingresaron a Cusco. Los perros, antes que los humanos, se percataron de su presencia. En Cusco fueron en busca de Saico Maratambo. Pero este había, muerto, por eso les recibió su hijo Silvestre a los setenta que eran. Esa noche cuando Astor y Silvestre conversaban llegó el españari Diego Almirón, corregidor de la ciudad y jefe de la milicia local. Por cierto, amigo del Saico Maratambo. El anciano Astor cuenta a su nieta, que el virrey Francisco de Toledo es el más maldito de los españaris. Por eso, ellos lo habían apodado El Diablo negro o La Baba de la Muerte. Este criminal hizo matar a Túpac Amaru e instituyó en el Cusco la ejecución mediante el degüello. Así habían cortado la cabeza del último inca de Vilcabamba. Astor cuenta que después de la ejecución, en Cusco, el suplicio, el dolor y los gritos estaban en el mismo aire, en las paredes de los muros. Esa noche Astor Ninango salió con dirección a la plaza. Se topó con una procesión de almas en pena, muertos en la guillotina. Ante tanto dolor identificaron la cabeza de Túpac Amaru en la punta de una estaca, exhibida como escarmiento. Lo bajaron y vieron que aún estaba intacta. Al día siguiente se contaban infinidad de versiones sobre aquella cabeza desaparecida. Todas coincidían que dicha cabeza volvería algún día a su humanidad reconstituida en un nuevo Pachacuti. De ese entonces quinientos años, mil años, tal vez más. Pero la cabeza lo tenían los venidos de Vitcos. Luego recordaron a Urpi, la hija de Astor Ninango y madre de María Palla. Esta última dijo a su abuelo que ya era tarde, que le va a preparar su cena, porque más tarde tiene que verse con su prometido Sanguillo. Un día, María Palla y su novio Sanguillo están contemplando al anciano Astor. Ella le cuenta que su abuelo tiene más de noventa años, pero una memoria de joven y cuenta todo lo que sabe sobre los incas, que habla perfectamente el mochica, el aymara y el aru, además del quechua. Entiende también el castellano. En eso despertó el venerable anciano y preguntó quién andaba por ahí. María Palla dijo que era ella acompañado por su novio Sanguillo. Este se dirigió a Astor con mucha ceremoniosidad. Le confesó que quería mostrarle algo. Pero primero confesó que era sobrino de un muy ilustre señor descendiente de los incas, que vivía en Montilla, España. Se llamaba Gómez Suárez de Figueroa. Y le dijo: “… esta cosa especial que hoy traje para mostrártelo es de él. Toma padre mío, pálpalo. Es un libro que trata sobre la historia de los incas. ¡Anda! Sujétalo fuerte con las manos. Lo ha escrito mi tío en España, en gran parte con las informaciones que le hemos enviado sus parientes, desde Cusco”. Con la postura de ciego, Astor palpó el libro, lo acarició con mucha solemnidad. Incluso reveló que ese Gómez Suárez era también Garcilaso de la
Vega. Ante esto, María Palla y Sanguillo, le preguntaron sorprendido de dónde conocía eso. Astor dijo que él había contado mucho sobre los incas a los parientes de Garcilaso. Sanguillo también reveló que él fue quien escribió dichos relatos para mandárselo a su tío. Sanguillo le pidió venir a la casa y escuchar sus relatos, el anciano aceptó. A la mañana siguiente de la desaparición de la cabeza de Túpac Amaru, el bárbaro Toledo montó en cólera y ordenó la búsqueda y castigo para el sustractor. Astor y los demás venidos de Vitcos, cuidaban con recelo aquella cabeza, que por cierto cada día estaba lozana, sonriente como si no se hubiera separado del cuerpo vivo. Una semana después, los solo cincuenta varones de Vitcos partieron rumbo a la cordillera del Ausangate, llevándose con ellos la cabeza del joven y último inca en una vasija. Lo hicieron disfrazados de bailarines y músicos, agrupados en cuatro comparsas. Al atardecer de ese mismo día divisaron al Apu Ausangate. Se postraron ante él, emocionados convencidos de que en esas alturas los dioses incas continuaban vivos. En el camino se encontraron con una rara procesión en la que unos hombres cargaban la estatua de una señora que dicen era madre de Cristo. El cura interrogó adónde iban y quienes eran. Astor respondió que eran yanas de Francisco Barbierto de la encomiendo de Guayllabamaba. Y llevaban una cruz como regalo a los de Mahuayani. El cura siguió preguntando y esta vez sí sabía rezar en cristiano. Astor dijo que lo estaba aprendiendo. El sacerdote cristiano elevó una oración a su dios. La comitiva de Astor llegó por fin a Ocongate, allí velaban a diez víctimas de la viruela. Al medio día del jueves llegaron al pie del nevado Callangate. Allí en una ladera, los últimos habitantes hallaron lo más sagrado que buscaban: la gran Huaca Pumaraura, la más venerada por la población inca desde el tiempo de Túpac Yupanqui. Luego Astor se rencontró con Felipe Hualla, más conocido como el Takiongo de Rayanmarca, de Parinacochas. Allí había estallado, la rebelión de resistencia de la religión inca contra los extirpadores de idolatrías, liderados por Juan Ch‟oyñi. Felipe Hualla, contó sus luchas con los takiongos y como llegó hasta el nevado Callangate. Y mostró el tejido que Astor le había regalado a nombre del inca. Ya en Cusco y tosiendo fuerte, el anciano Astor relató a su nieta María Palla y a Sanguillo. “Al amanecer de ese viernes escalamos las nieves resbaladizas del Callangate…”. Luego como guiados por el takiongo llegaron a la misma cima del Callangate. Ya allí, Astor se vistió con su traje de guerrero inca. El sol acababa de salir. Un hombre hizo hueco. Astor sacó de la caja, la cabeza de Túpac Amaru y levantando al sol exclamó: “Mira padre, esta es la cabeza de tu último hijo”… ¡La hemos rescatado de la humillación de ser exhibida al gentío, y la hemos traído a este lugar sagrado para que pase la eternidad aquí en la nieve, bajo la custodia de los apus tutelares...! Un zumbido de pututus acompasaba las palabras de Astor. Él levantó más alto la cabeza y enterró acompañándola con un prodigioso grano de maíz. Fue también el primero en dejar en la fosa, bloques de nieve, luego le siguieron otros en estricta jerarquía. Cerraron la ceremonia con el baile Danza del guerrero. Seguidamente, vieron a tanta gente que avanzaba adonde estaban ellos. Era una multitud de hombres que venían a despedirse o a adorar al último inca. Emocionado, Astor dijo sobre quienes recordarán a Túpac Amaru: “esta gente esperanzada… los hijos de estos que, a su vez, engendrarán otros hijos…” Y le comentó a Felipe Hualla: “¡Hasta podemos institucionalizar una peregrinación anual a este nevado!”. Y explicó: “Que cada año pudiesen venir comparsas de músicos y bailarines a este lugar, de visita al inca… Tal vez los peregrinos podrían venir con la apariencia de adorar a alguna de esas tantas cruces que los españaris han alzado en las apachetas”. Luego bailaron, danzaron contentos con los nuevos peregrinos; porque, eso en el futuro sería así, que el lugar donde está la cabeza del último inca, sería visitado anual y eternamente. Fin
DIÁLOGO CON ENRIQUE ROSAS PARAVICINO Por Niel Palomino Gonzales Dueño de una narrativa artísticamente bien labrada y universal, Enrique Rosas Paravicino es uno de los más destacados narradores cusqueños de fines de fines del siglo XX e inicios del XXI. Reconocido como tal por la crítica especializada y por las antologías narrativas más serias. Si hay una novela cusqueña contemporánea que trascenderá el tiempo, esa es Muchas lunas en Machu Picchu, que por el genuino incaismo que se siente y palpa en sus páginas es los Comentarios reales del siglo XX. En esta, el tema transversal es la fundación, florecimiento y éxodo de una sociedad y una cultura: la incaica, asemejándose por ello, a Cien años de soledad del gran Gabo. A dicho eje temático, como sucede en las mejores novelas de la literatura universal, se suman temas como el amor, la muerte, la lucha, el valor heroico, la magnanimidad de sus personajes, la traición, las fiestas, la peste, el dolor, la guerra, la paz, la sabiduría, la juventud y la vejez; es decir, toda la humanidad. En suma, Muchas lunas en Machu Picchu es, para decirlo con la voz de nuestro Premio Nobel, una novela total.
1. Mario Vargas Llosa en su Cartas a un novelista dice: “El novelista no elige sus temas; es elegido por ellos”. Díganos, ¿por qué decidió escribir Muchas lunas en Machu Picchu, qué le ha motivado su escritura? Conozco ese juicio de Vargas Llosa. Es interesante. Pero yo escogí deliberadamente Machu Picchu como tema de novela, por la atmósfera de magia y misterio que trasunta la ciudad. La idea la fui madurando durante muchos años, al tiempo que me sumía en lecturas de narrativa histórica que guardasen analogía con el pasado prehispánico de Perú. Novelas como “Los últimos días de Pompeya”, “Salambó”, “El nombre de la rosa” y “Los perros del paraíso” fueron ayudándome a delinear el argumento. Las fuentes propiamente históricas las hallé en los textos de Luis E. Valcárcel, John Rowe, Alfredo Valencia Zegarra, Marino Sánchez y otros especialistas. Fue una experiencia maravillosa. Noche y día tenía presente aquella frase de Thornton Wilder: “El viaje de la imaginación a un lugar remoto es un juego de niños, comparado con un viaje a otra época”. 2. El genio del Realismo francés, Balzac, había dicho que “la novela es la historia olvidada de los pueblos”, es ¿Muchas Lunas en Machu Picchu, una novela histórica? Así es. “Muchas lunas…” se inscribe en la vertiente de la novela histórica. Su propósito es reconstruir ficcionalmente lo que pudo ser Machu Picchu. Recordará usted que Pablo Neruda en su famoso poema “Alturas de Machupicchu” se pregunta: “Piedra en la piedra, el hombre ¿dónde estuvo? / Aire en el aire, el hombre ¿dónde estuvo?” Pues bien, mi novela es una respuesta a este Premio Nobel. Es una forma de decirle en prosa compacta: “Aquí está el hombre por el
que usted pregunta, poeta Neruda. Esta es la gente que habitó Machu Picchu; he aquí las pasiones, amores y padecimientos que llenaron el aire de la ciudad. Aprecie al Inca Pachacútec bailando con la Coya en el día de inauguración de la ciudad. Mire a estos personajes venidos del pasado: unos son amautas, otros astrónomos; tampoco faltan las sacerdotisas, los guerreros, los chasquis, los arquitectos, las hechiceras. Es decir toda una galería de sujetos, con sus respectivos roles en la trenza argumental. 3. En su novela, usted postula que el nombre con que bautizó Pachacutec a nuestra ciudad sagrada no fue Machu Picchu (Picacho Viejo), sino WIÑAYMARCA (pueblo de la eternidad). Luego, temiendo que los españoles llegaran hasta allá, los mismos pobladores de aquella ciudad terminaron llamándola Vitcos, ¿en qué se basa Ud. para dicho postulado? Más que basarme en fuentes históricas, yo elaboro mis propias deducciones, porque estoy convencido de que el verdadero nombre de la ciudad tuvo que ser otra, probablemente uno de fuerte resonancia poética. Alguna vez, un viejo profesor mío decía que pudo haber sido “Wiñaymarka” (ciudad eterna) ¿Y por qué no? Dado que la razón de ser de Machu Picchu era el bienestar espiritual, la comunión con la divinidad, la reafirmación del binomio hombre-naturaleza, es probable que su nombre haya sido algo connotativo de paz, meditación, magia y sensación de eternidad. 4. Otra hipótesis suya es que aquella ciudad sagrada fue poblada hasta la muerte de Túpac Amaru I, luego, a causa de este asesinato, se produce un éxodo que termina en el Ausangate, donde es enterrada la cabeza del último joven inca, ¿cuál es el sustento para que esto ocurra así? Me baso en el dato histórico que aporta Luis E. Valcárcel, esto es, que el éxodo de los últimos habitantes de Machu Picchu pudo haber sido en 1572. Bien sabemos que este año el virrey Francisco de Toledo llevó a cabo la campaña de Vilcabamba, con un saldo decisivo consistente en la derrota final del último inca, Túpac Amaru, quien luego de ser traído prisionero al Cusco, fue ejecutado en la plaza de Awqaypata. También las investigaciones etnológicas nos refieren que el mito de Inkarrí tiene su origen en este período, en la muerte del indicado monarca. Este episodio de la historia es el que me sirve de eje para construir la trama de la novela. Es más, ahí radica el sustento de rigor. Los demás elementos corresponden a la ficción y, como tales, están más en los predios de la verdad poética que de la verdad histórica. 5. Según infiero de su novela, Paititi es entonces una invención, un mito. Le pregunto esto porque, sobre el caso se ha escrito varios relatos cortos y extensos que defienden su existencia real y Ud. es el único narrador que parece negarlo.
Ni lo niego ni lo afirmo. El Paititi en el Perú forma parte del imaginario popular, desde los orígenes de la colonia. En la novela, lo enfoco como un ardid inteligente de los incas para despistar a los españoles y mandarles de paseo por las selvas más inhóspitas. Era una manera de proteger Machu Picchu de los depredadores. ¿Se imagina usted? Si las huestes de Pizarro y Almagro hubiesen dado con dicha ciudadela, no hubiera quedado piedra sobre piedra. La hubieran arrasado con el argumento de que era el centro de los adoradores del demonio. En todo caso, los incas han tenido que haber seguido alguna estrategia inteligente para mantener alejados a los españoles de espacios sagrados como Machu Picchu y Chokekiraw. 6. Mucho fluye en su novela un lenguaje incaico, garcilasiano, cusqueño, andino. Tal parece que las frases de Astor Ninango (personaje central de su novela) son suyas, es decir, sentidas por Ud. Acaso Astor no es su alter ego, es decir Ud. mismo ¿Cuánto de Enrique Rosas hay en ese último poblador vivo de Machu Picchu? En los juicios del protagonista hay mucho de uno. Siempre el autor se expresa sutil o abiertamente a través de alguno de los personajes. Ciertamente Astor Ninango es mi alter ego. De haber yo nacido en aquel tiempo, me hubiera gustado ser como él, así proteico y multifacético. Es astrónomo, cazador, viajero, espía, guerrero y líder de un pueblo. 7. La lectura de su novela me ha traído a la memoria aquel libro interesante que escribió un chalaco, seguro lo ha leído: Buscando un Inca de Flores Galindo y, también ese mito que fue ansiado por Guaman Poma, por Garcilaso y por Arguedas y sigue siendo la esperanza nuestra; es decir, el mito Inkari, ¿por qué insistir en el mito, por qué seguir buscando un inca? Aparte de la propuesta de Flores Galindo y de los discursos de Guaman Poma y Garcilaso de la Vega, el mito andino viene a ser el contradiscurso popular de la historia, la respuesta de los subalternos ante la versión oficial de los acontecimientos. Durante siglos se nos enseñó que la conquista del Perú fue una misión civilizadora de Occidente, o que Francisco Pizarro viene a ser el paladín central de nuestra nacionalidad. Es más, se nos formó en el falso mito de la hispanidad, o sea, celebrar el 12 de octubre como el “día de la raza”, esto es, una forma de reconocer, arbitrariamente, a los ibéricos como el tronco hegemónico del que surgen las naciones hispanoamericanos. ¿Y dónde quedan los incas, aztecas, mayas, mochicas y tiahuanacos? ¿Dónde quedaron los 20 mil años de civilización andina? Ante este contrabando historiográfico, bienvenido sea el mito de Inkarri en sus diferentes versiones, tanto así como la rica tradición oral registrada por la etnología, especialmente por la acción pionera de José María Arguedas, tanto como de Josafat Roel Pineda, Efraín Morote Best, Alejandro Ortiz Rescaniere y otros.
8. Creo haber leído la mayoría de su producción literaria. En esas lecturas constaté que desde su primer cuento Temporal en la cuesta de los difuntos hasta su última novela (Muchas lunas en Macchu Picchu), todas siempre aluden al Ausangate, ¿por qué en la mayoría de su narrativa siempre está presente aquel nevado? ¿Qué es para Ud. El Ausangate? El Ausangate es mi apu tutelar. Un portento de la naturaleza que está allí al alcance de la imaginación, un nevado cuya sola existencia genera una mitología regional riquísima. Tuve la suerte de nacer cerca al nevado (Ocongate) y apreciarlo desde niño y, también, oír una preciosa tradición oral en torno al Apu que lo habita. Los pueblos de su entorno se sienten impregnados por su magia y belleza. Se sienten privilegiados de vivir cerca de él. Hay canciones, danzas y ritos inspirados en la perenne majestad del nevado. Entonces ¿cómo no incorporarlo a mi narrativa como un referente de vida, anhelos, proyectos y vicisitudes, además de fuente de inspiración permanente? 9. Estamos por concluir el centenario de nacimiento de Arguedas, a la narrativa que él ha abierto algunos quisieron enterrarla y no lo pudieron ¿Cuál es su balance sobre la narrativa andina después de José María Arguedas, cuánto y cómo ha influenciado el autor de Todas las sangres a los narradores andinos contemporáneos? He aquí un tema muy importante. Al respecto tengo un ensayo titulado “La novelística andina posarguediana” en la cual evalúo el rol del autor de “Los ríos profundos” en el proceso actual de la narrativa peruana. Por cierto que el tema es complejo para tratarlo en una entrevista. Le invito más bien a leer ese escrito que ya está en circulación. ¿Qué quisieron enterrar a Arguedas? ¿Quiénes? ¿Los cientistas sociales que en 1965 organizaron una mesa redonda para descalificar el valor de “Todas las sangres? ¿O los intelectuales que se sumaron a los juicios sesgados de “La utopía arcaica” de Vargas Llosa? Como respuesta a ellos baste citar el reciente libro publicado por la Biblioteca Nacional del Perú, Arguedas, poética de la verdad. Segunda mesa redonda sobre Todas las sangres (Lima 2011). Aquí está registrado el homenaje que le rinden a Arguedas personalidades del nivel de José Matos Mar, Aníbal Quijano, Julio Cotler, Hugo Neira, Guillermo Rochabrún y Gonzalo Portocarrero, entre otros. Es una forma de desagraviarlo del penoso incidente de 1965. Por lo demás, la conmemoración del centenario de su nacimiento ha sido apoteósica a nivel nacional e internacional. Jamás he visto tanto fervor por la memoria de un novelista que reivindicó vigorosamente la herencia indígena. Es señal de que avanzamos, es evidencia de que nos reconocemos así como somos: síntesis de un mestizaje hecho de todas las sangres, herederos de Garcilaso, Guaman Poma y Vallejo y, por lo mismo, con una tarea de encarar el presente con lucidez y coraje, pero también de pensar en un futuro de modernidad, sin renunciar a los valores y memorias recibidos de nuestros mayores.
10. Por otra parte, estamos en el Año del Centenario de Machu Picchu para el Mundo, no hay mejor nombre, creo yo, porque, efectivamente, fueron cien años de nuestro Machu Picchu, pero para el mundo y no para nosotros, ¿Ud. que escribió el mejor libro no a Machu Picchu, sino, sobre Machu Picchu, cómo considera esta celebración del centenario? Me parece que esta celebración obedece más a los afanes del mercado turístico que a una voluntad ciudadana de conmemorar un acontecimiento. Con ello no quiero desmerecer el mérito de Hiram Bingham, como descubridor científico de Machu Picchu, pero sí considero conveniente recuperar también a otras personalidades que aportaron en la investigación de lo que fue Machu Picchu en la historia. Nombres como de Luis E. Valcárcel, José Gabriel Cosio, Manuel Chávez Ballón, John Rowe, Alfredo Valencia Zegarra y Oscar Ladrón de Guevara, entre otros, aparecen ciertamente postergados ante el incienso que el marketing turístico quema en honor de Hiram Bingham y su corte. Bienvenido el boom turístico y la prosperidad que ello acarrea para sus beneficiarios. Pero, señor, nuestra región sigue acusando altos índices de pobreza, exclusión social y deficiencia alimentaria. Parodiando a Eduardo Galeano: el Cusco tiene a la vaca, pero otros ordeñan la leche. ¿Por qué? Por diversas razones de orden político y económico; entre ellas, por el centralismo agobiante que, también en este sector, ejerce Lima a través del Ministerio de Cultura. El centenario debería ser asimismo una ocasión para reflexionar sobre éste y otros asuntos, pero además para debatir alternativas viables en beneficio de la región. 11.¿En qué momento Ud. sintió un llamado de la escritura, hay algún hecho importante que le haya motivado para ser escritor? Todo llamado en el arte tiene un toque de misterio y fascinación. Exactamente no recuerdo un episodio equiparable a la figura del „Camino de Damasco‟. Pero hay una serie de hechos que fueron constituyendo en mí ese binomio esencial para ser hombre de letras: vocación y formación. Por algún designio oscuro, uno tiene una adolescencia solitaria, lejos del hogar paterno y de la risa de los hermanos. Uno se refugia entonces en los libros de la Biblioteca Municipal y en los volúmenes empolvados del colegio. A los 14 años leí con deleite a Bécquer, luego pasé a Neruda, después a Vallejo. Entre uno y otro autor me sentí arrobado por La vida es sueño de Calderón de la Barca. El Quijote de Cervantes me hizo entender la complejidad de la condición humana, y del predominio de la racionalidad prosaica sobre el ideal platónico. Una mañana de 1964 la radio dio una noticia: Jean Paul Sartre acababa de rechazar el Premio Nobel de Literatura. Lo comenté con mi profesor de literatura, quien entonces ensalzó a Sartre como un prototipo de intelectual honesto y, por tanto, justificó su decisión. Ese profesor era Gustavo Pérez Ocampo, quien años después fue un entrañable amigo. A partir de Sartre se me abrió el mundo de los vanguardistas europeos y sus epígonos latinoamericanos: Breton, Maiakovski, García Lorca, Eluard, Huidobro, Borges, Hidalgo, etcétera. En el género narrativo mis lecturas fueron más libres: Gustavo
Flaubert, Ernest Hemingway, Ciro Alegría, Alejo Carpentier, Thomas Mann, Rómulo Gallegos y José María Arguedas, entre otros. Como verá, usted, la lectura permanente fue el punto de partida para forjar una vocación hecha más de intuiciones que de certezas. En eso estamos y en ello nos jugamos. Como dijo Alejandro Romualdo: “El hombre es lucha. Y en la lucha pena”. ¿Cuándo Ud. escribe, cuál le sale primero, la obra o el título? Primero uno engendra a la criatura, luego le asigna un nombre; en este caso, el título. Así exige la lógica. ¿No le parece?
12.
Cusco, octubre 2011
CON EL NARRADOR ROSAS EN SU CASA
noviembre 08, 2012
LA POESIA CUZQUEÑA DEL SIGLO XX / Armando Arteaga LA POESIA CUZQUEÑA DEL SIGLO XX / Armando Arteaga
Poesía cuzqueña, derrotero para una ubicación de la poesía cusqueña (1956)
El indigenismo cuzqueño del siglo XX es un buen hito para empezar un debate evidente acerca de las contingencias necesarias y suficientes para palpar algo del movimiento panorámico de la poesía cuzqueña, tal como lo abordó Luis Nieto llamándola “Poesía cuzqueña, derrotero para una ubicación de la poesía cuzqueña (1956)”, a manera de referéndum literario; lo mismo que su referente complementario y consultado como fue la “Exposición de la Poesía Cuzqueña Contemporanea (1956)” (Tomo I y II, 1958)”, selección y notas de Bertha Degrégori de Nieto; y es partir de estos dos aportes literarios que uno puede hacerse una idea muy rápida del concento poético social cuzqueño y de su consubstancial propuesta regional en el marco de una apertura concreta hacia la modernidad de nuestra poesía peruana.
Exposición de la Poesía Cuzqueña Contemporanea, Tomo I
Para hacer una secuencia de los acontecimientos sociales, políticos y culturales inmersos en la historia cusqueña, para recorrer por las ideas y por el despertar del “Grupo Resurgimiento”, recomiendo hurgar las paginas de “Historia del indigenismo cuzqueño, siglos XVI-XX” de José Tamayo Herrera que es un buen bosquejo para empezar a comprender el derrotero de esta poesía cuzqueña. La propuesta de los indigenistas cusqueños: empieza con la formación de la llamada generación de la revista “La sierra” o generación de 1909. Es cierto que, antes existen antecedentes culturales como la propuesta de Ángel Vera Enríquez y la edición de “El sol”, y los albores culturales importantes que dieron paso a la formación de la generación de la llamada “Escuela Cuzqueña”.
Exposición de la Poesía Cuzqueña Contemporanea, Tomo II
Insurgió una “nueva generación” que protagonizó la primera huelga universitaria y publicó la revista “La Sierra”, participaron en esta movida cultural Demetrio Corazao, Uriel García, Luis E Valcárcel, Romualdo Aguilar, José Gabriel Cosio, Félix Cosio y Rafael Aguilar, entre otros. Esta generación fue la que logró un mayor impacto e influencia aceptada en la formación de la cultura peruana. Allí nomas, Alberto Giesecke y bajo el influjo del descubrimiento de Machupicchu, en 1911, crearon la Revista Universitaria, el Museo Arqueológico e iniciaron el estudio científico-social del pasado cuzqueño. En 1920, se realizó en el Cusco el Primer Congreso de la Federación de Estudiantes del Perú (FEP) bajo la presidencia de Haya de la Torre; se crearon las universidades populares, se impulsó la reforma universitaria y el descentralismo. En 1921 el pintor cuzqueño Francisco Olazo expuso su obra con éxito en París.
“Historia del indigenismo cusqueño, siglos XVI-XX” de José Tamayo Herrera
En 1924 se edita la revista “Kosko” que presidió al “Boletín Titicaca” de Puno y “Amauta” en Lima que predican las propuestas del indigenismo, el socialismo y las ideas de las vanguardias literarias. En la revista “Kosko” vamos a encontrar publicando sus textos literarios a Roberto Latorre, a Luis Yábar Palacios y a Luis Felipe Paredes. En 1926, Luis E. Valcárcel fundó el grupo “Resurgimiento” que participó en la redacción de “Amauta”. En 1927 insurge la revista “Kuntur” del grupo Ande con otra generación indigenista que organizó la segunda huelga universitaria donde participaron Román Saavedra, Oscar Rozas, Sergio Caller, Rafael Tupayachi, Julio G. Gutiérrez, entre otros. Luego aparecerán algunas publicaciones importantes para el movimiento cultural indigenista: “Tempestad en los Andes” de L.E. Valcárcel y “El Nuevo Indio” de Uriel García. El año 34 se celebró el Cuarto Centenario de la Fundación Española del Cuzco. En 1937, como un acuerdo tomado en un Congreso en Buenos Aires, Uriel García fundó el Instituto Americano de Arte, integrado por Rafael Aguilar, José Gabriel Cosio, Roberto Latorre, Víctor Navarro Del Águila, Humberto Vidal, Román Saavedra, Luis F. Paredes, Julio G. Gutiérrez, Alfredo Yépez Miranda, Martín Chambi y otros. Uno de sus aportes sustanciales, a la nacionalidad y a la cultura peruana, fue la creación de “Día del Cuzco” y la escenificación de “Inti Raymi” en 1944, sin duda son algunos de los valores regionales que han internacionalizado la peruanidad.
Luís Nieto Miranda
Se editó también la revista “Wamán Puma” de Navarro de Águila, introductor del estudio científico-social del folklore; la revista “Tradición”, del investigador social y antropólogo Efraín Morote Best; la revista de "Arqueología", la revista “Letras” fundada por Luis Nieto Miranda. Luís Nieto Miranda se va a convertir en uno de los personajes importantes de la cultura regional para la poesía cusqueña. La poesía de Luis Nieto todavía no ha sido debidamente estudiada desde lo estrictamente crítico-literario. Manuel J. Baquerizo dice: "Nieto es el mejor romancerista de lo cholo, es decir, del mundo cultural mestizo, en la misma medida en que Federico García Lorca lo fuera del espíritu bético. En tanto el autor de Romancero expresa una intención vindicatoria de la gitanería -como motivo literario y como hecho social- nuestro poeta representa la idiosincrasia del mestizo cusqueño. Para Nieto el mestizo no es un sector étnico marginado y perseguido al que hay que liberar, según proponía García Lorca con respecto al grupo gitano, sino un tipo humano digno de festejar y cantar". Edición de la Municipalidad del Cuzco (Luis Nieto. De cuerpo entero. Antología poética, 1997).
Andrés Alencastre Gutiérrez
Otro poeta destacado es Andrés Alencastre Kilku Waraka. Kilku Warak‟a, Andrés Alencastre Gutiérrez, poeta nacido en las soledosas punas, a orillas del lago de Layo hace más de un siglo, 18 de abril, en 1909. Profesor y doctor en literatura, fue graduado en la alquimia de crear poemas en quechua, con los que expresó su amor ante su pueblo cuzqueño y a su esposa: la señora Julia, su hija y sus tres nietos. Amigo de José María Arguedas, en el Colegio Pumaccahua de Sicuani. Ejerció el magisterio escolar y universitario, donde sembró su poesía y su canto. Llenó de dramas y comedias el aire escénico de los andes; fue experto en lengua y literatura quechua y en música andina. Cofundador y presidente de la Academia de la Lengua Quechua, y director de su Revista”Inkarimay”. Alcalde del Municipio Distrital de Kunturkanqui, en la altiva estatua de los bravos K‟anas, donde varias veces lo visité en la década del 70, pueblo andino creado por gestión suya, en los terrenos por él conseguidos, donde antes sólo existía pajonal y páramo. Este poema “Puma” rompe todos los esquemas de la poesía cusqueña, le da una visión telúrica e histórica, pero también convoca la ternura y la propuesta nativa de la lengua quechua, es el inicio de la ruptura moderna de la poesía quechua actual: PUMA Phuyuq wawan uqi mici phiña uywa rumi maki, urqollantan purishanki rit´illantas k´umu k´umu
Phiña phiña qhawayniykiwan phuyutaraq picharinki chupaykita maywirispa urqutaraq mayt´urinki Ch´awar kiska sunkhaykiwan Intitaraq, llaqllachinki qalluykitaq sansaq puka yawartaña llaqwarishan. Apukunaq sumaq uywan Inkakunaq yupaychanan yarqasqachu purishanki aychatachu maskhashanki?. Hamuy noqa qarasqayki kay sonqoyta qharispa qhasqoypatapi thallaykuy llalliykunata ñit´iykuy Qaqa hasp´iq silluykiwan Hank´uykunata watariy Hinaspataq puñuchiway Ama llaki muchunaypaq. (Taki Parwa, 1955) PUMA Gato gris hijo de las nubes bestia feroz, mano de piedra; sólo por cerros tú caminas, sólo entre la nieve agazapado. Con tus miradas terribles vas limpiando a las nubes y removiendo tu gran cola envuelves a las montañas. Con tus barbas de cerda que espinas son vas hiriendo al mismo sol y tu lengua, brasa al vivo, ya va lamiendo la sangre. Bello animal de los dioses tutelares, adorado por los Inkas;
tal vez hambriento caminas quién sabe buscando carne? Ven, yo te daré de comer destrozando mi corazón; échate de bruces sobre mi pecho y apasta todas mis penas. Con tus garras que las rocas arañan amarra todos mis nervios y enseguida hazme dormir para no sufrir pesares. El largo transitar poético de Federico Larrea Blanes, ha sido consignado en el “Diccionario de Literatura Peruana” de Emilia Romero del Valle, en “Derrotero para una Ubicación de la Poesía Cuzqueña” de Luis Nieto Miranda, en “Panorama de la Literatura Cuzqueña” de Rubén Sueldo Guevara y en “La Literatura peruana” de Luis Alberto Sánchez Tomo V.; sus poemas se pueden hallar en las revistas “Tradición”, “Mar del Sur”, “Literatura Peruana”, “Letras Peruanas”, “Cuadernos de Poesía”, “Creación”, “Signos” y en las páginas literarias de los diarios “La Tribuna”, “El Comercio”, “La Crónica” y el “Sol”, entre otros. Su obra poética, ha merecido criticas y elogiosos de intelectuales diversos como César Miró, Yolanda Bedregal (Bolivia), Rafael Jijena Sánchez (Argentina), José María Arguedas, Luis Jaime Cisneros, Jorge Puccinelli, Antonio Cornejo Polar y Julio Julián. Rubén Sueldo Guevara (Cuzco, 1953) se ha referido de la obra poética de Federico Larrea Blanes de la siguiente manera: “Con la belleza de sus poemas brevísimos, facturados así de acuerdo a nuestra época, o con la savia que alimenta los motivos de su cosecha, Federico Larrea Blanes, viene a sumarse, en forma efectiva, a la labor de una generación que está logrando crear la conciencia literaria de nuestra tierra; viene a dejar huella húmeda y profunda con sus composiciones, como un poeta más, que sienta las bases de la literatura cuzqueña, propia y por consiguiente peruana”.
Raúl Brozovich
Raúl Brozovich (Cuzco, 1928-2006), figura destacada de la generación del 50 y fundador del grupo cultural Rumiñahui, es casi desconocido por la crítica literaria peruana. Raúl Brozovich es un poeta fino, aristocrático, melómano, extremadamente culto y oculto. Me acuerdo de aquella mañana que lo visité en su casa de la calle Qeswa, en el invierno del año 80, en el Cuzco, tal vez fue la única vez que puede conversar con él tan largamente. Sin embargo, tiene dos colecciones de poemas en: "Exposición de Poesía Contemporánea Cuzqueña, 1958" y "Poemas", Ediciones Elemento, 1969, Colección Vigencia. Tiene poemas dispersos en publicaciones eventuales. Este poema Melpómene, canto a la vida, de Brozovich, nos muestra la calidad poética y su visión histórica para entender la vida y las cosas de la vida, su inspiración en lo trágico: Melpómene Ven acércate de la sombra porque de sombra eres en los ojos humo en los cabellos y una delgada cintura de asfódelo y harina contaminada con miel de tu carne Existen números en el abismo
huesos delicados aves solitarias que duermen a la sombra del paraíso ven yo de ti no sé nada. El amor es un cuchillo desvelado apenas una máquina que destruye una rueda del infortunio una rosa perforada por una bala de fuego no tengo palabras mejor vuelve a la sombra porque de sombra eres en los ojos Para concluir, citando a Luis Nieto, en su “Poesía Cuzqueña. Derrotero para una ubicación de la poesía cuzqueña contemporánea”, con quien siempre tuve algunas largas conversaciones en El Juanito de Barranco, diré este pensamiento del Cholo Nieto: “El poeta no puede traicionar su destino ni su misión de artista sobre la tierra”. Observar, criticar, actuar. Es verdad que los poetas tienen un compromiso con la humanidad, en este caso, creo que los poetas cuzqueños han cumplido su misión y han sido fieles a su propia utopía indigenista, corresponderá a otros nuevos poetas interpretarlos, estudiarlos, juzgarlos; pero tendrán que ser mejores que ellos. Punto final, volveré a citar al poeta Nieto: “La voz del poeta es su definición”
Luis Nieto y Mario Vargas Llosa
Qosqo Qhechwasimipi”, Antología de historias Andinas, es presentado en la FIL Arequipa 2012 Uno de sus autores: el escritor cusqueño, Jorge Alejandro Vargas Prado, compartió con el público algunas frases en Quechua.
Fecha: septiembre 30, 2012
Publicado por: Sonia Quispe
Categoría: Sobre la FIL Arequipa 2012
Ciudad Editorial editoriales independientes Jorge Alejandro Vargas Prado Qosqo Qhechwasimipi
Historias que plasman la identidad andina, muchas escritas en Quechua, están reunidas en el libro: “Qosqo Qhechwasimipi”, que fue presentado por el escritor cusqueño, Jorge Alejandro Vargas Prado en el auditorio de la Biblioteca Mario Vargas Llosa, el sábado 29 de setiembre. Hay más de cien escritos: entre cuentos, poemas, leyendas u obras de teatro Desde el siglo XVI que los escritores cusqueños: Jorge Alejandro Vargas Prado, Luis Gregorich; y el francés, Cesar Ithiel, estudioso de la lengua Quechua, recopilaron a lo largo de tres meses, para tener ésta antología completa escrita en castellano y Quechua. “La preocupación porque mi abuela es quechuahablante y yo no, por qué no me enseñaron siendo también mi lengua”, fue lo que inspiró en el escritor Jorge Alejandro Vargas a aprender la lengua, “es una lengua útil, hermosa y tenemos que disfrutarla todos los que tenemos el origen Quechua, cuándo despertaremos la conciencia en Arequipa de que somos andinos”, dijo en alusión al racismo todavía existente en nuestra sociedad. El libro no sólo rescata el estilo quechua, también el castellano andino, la forma de hablar de las personas del ande que muchas veces es anulado por los correctores de estilos en las grandes editoriales, por ignorancia o “desprecio” a este tipo de castellano. El texto se encuentra en el stand de la Editoriales Independientes, y Ciudad Editorial.
TANIA GUTIERREZ SAMANEZ Tania Consuelo Gutiérrez Samanez, nacida en el Cusco, es escritora, periodista y profesora de la especialidad de Lengua y Literatura, del Colegio Fe y Alegria de Santiago. Ha publicado la Obra "Trinidad Enríquez, primera universitaria peruana" Cusco 2005. Es socia de instituciones como: Instituto Americano de Arte, Centro de Investigación y Asesoramiento para la mujer andina: Trinidad Enriquez; Asociación de Escritoras del Cusco.
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NAME: JULIO ANTONIO GUTIÉRRE Z SAMANE Z LOCATION: CUSCO, CUSCO, PERU
Escritor, promotor cultural, artista plástico e ingeniero químico, dedicado a la creación y producción cerámica. Ha publicado obras sobre temas de cultura, poesía, historia, química y geometría.Web:www.kutiry.org, email:
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CENTENARIO DEL NACIMIENTO DEL CIENTÍFICO SOCIAL PE... HOJA DE VIDA CONCEPCION RAMOS VALDIVIA, LUCHADORA SOCIAL CUSQUE... ANGÉLICA PALMA Comentario de la obra: “El Patriarca de las Aves”,... Trinidad Enríquez, Primera Universitaria y precurs... CERVANTES Y SU INMORTAL OBRA "EL QUIJOTE" MARIA ESCALANTE, ESCRITORA Y PENSADORA SOCIAL.
April 2006 June 2006 December 2006 March 2007 October 2007 March 2010 May 2010 August 2010
SATURDAY, AUGUST 14, 2010
CENTENARIO DEL NACIMIENTO DEL CIENTÍFICO SOCIAL PERUANO VICTOR NAVARRO DEL AGUILA Por: Tania Gutiérrez Samanez El 15 de diciembre del 2010 se conmemora el Centenario del Nacimiento del Científico Social Peruano Dr. Víctor Navarro del Águila, nacido en la ciudad de Huamanga (Ayacucho) en 1910. Después de medio siglo, el aporte y la vigencia de Víctor Navarro del Águila, empieza a ser estudiado y analizado por los nuevos científicos sociales peruanos, ya que Navarro del Águila tuvo el mérito de introducir los estudios de Folklore en el país. En los 16 años de permanencia en el Cusco, influyó decisivamente en los estudios folklóricos del Cusco, Ayacucho y el Perú, dándole un nuevo sentido a la realidad social de esa época, venida a menos e ignorada por su importancia en los círculos intelectuales de sociólogos e historiadores. En 1932, llega al Cusco e ingresa a la Facultad de Letras, Ciencias Humanas y Derecho, graduándose como Doctor en la Facultad de Letras; siendo aún estudiante universitario, ejerció la docencia en los colegios de las Hijas de Santa Ana, las Mercedes y en los colegios de San Francisco y Nacional de Ciencias.
Obtuvo la cátedra de Folklore y Arqueología Peruana en 1942, mediante concurso de méritos y aptitudes, iniciando de esta manera el estudio de las Ciencias Sociales en el Perú. Navarro del Águila, fue el primero que introdujo el estudio sistemático de la ciencia social, utilizando una metodología propia, para estudiar el comportamiento de la cultura popular en sus diversas manifestaciones, elaborando un archivo valiosísimo en forma de fichas, creadas con este fin. Gracias a él se conoce temas sobre literatura folklórica, cuentos, tradiciones, leyendas, refranes, juegos infantiles, adivinanzas. Además estudió y realizó fichaje de la música andina, huaynos canciones populares, instrumentos musicales, danzas, trabajo, alimentación, medicina popular, práctica de brujería, etc., de esta manera enseñó a desentrañar las raíces y la mentalidad del alma andina, salvando un patrimonio rico en costumbres y tradición. Entre sus trabajos publicados están:"Las Tribus de Anko Wallock" que es el estudio de los Chancas de Andahuaylas (Apurímac), "Calendario de las Fiestas Populares del Departamento del Cusco", "Folklore Nacional", "Wayanay", "Chijmu", “Wamam Puma, Cronista" y otros trabajos que se hallan diseminados en diarios y revistas de la época, como en la Revista Universitaria y la Revista del Instituto Americano de Arte, diarios locales, nacionales y del extranjero. En sus trabajos utilizó diversos seudónimos como: Ludaluiga, Poqra, Argos, Agapito Kanchara, personaje satírico, que recrea en la revista humorística "Don Cualquiera" que dirigía el Dr. “Humberto Vidal Unda. En 1937 fue cofundador del Instituto Americano de Arte del Cusco, acude al llamado de su maestro, el Dr. Uriel García Ochoa, quien había recibido el encargo de fundar dicha institución cultural, luego de concurrir al Segundo Congreso de Historia de América, cuya sede fue la ciudad de Buenos Aires. Uriel García, emprende la tarea de agrupar al elemento más selecto de la intelectualidad cusqueña de la época, entre ellos se recuerda a: Víctor Navarro del Águila, Alberto Delgado, José Gabriel Cosio, Víctor M. Guillén, Domingo Velazco Astete, Rafael Aguilar, Roberto Latorre Medina, Sergio Caller Zavaleta, Julio G. Gutiérrez Loayza, Luís Felipe Paredes, Federico Ponce de León, Julio Rouviros, Alfredo Yépez Miranda, Humberto Vidal Unda, Juan Manuel Figueroa Aznar, Daniel Castillo. Martín Chambi, Rafael Yépez La Rosa, Luís Nieto Miranda, Roberto Díaz Robles; generación brillante de intelectuales y artistas que tenían por misión salvaguardar el patrimonio cultural del Cusco y de la nación. Fue en el seno del Instituto Americano de Arte que surgió la idea de creación de la Semana del Cusco, idea
plasmada por el doctor Humberto Vidal Unda en 1944; asimismo se llamo a concurso para la creación del Himno al Cusco, se instauró el Santurantikuy, feria artesanal que se lleva a cabo el 24 de diciembre; se creó el Museo de Arte Popular, único en su género en el país, se cuenta con una fototeca del Cusco antiguo, donado por el mago del lente Martín Chamb, biblioteca y pinacoteca y se publica La Revista del Instituto Americano de Arte, cuyo ámbito de difusión no sólo es local, sino internacional, ya que esta revista es leída en Quito (Ecuador), La Paz (Bolivia) y Buenos Aires (Argentina), Los fundadores del Instituto Americano de Arte, fueron forjadores de una autentica identidad nacional dando lustre y prestancia a la cultura Sur Peruana como testifica su vida y obra. En 1977 se llevó a cabo en Lima el Congreso Nacional de Folklore, organizado por la Universidad Nacional de San Marcos, evento que llevó el nombre del insigne científico social “Dr, Víctor Navarro del Aguila” en mérito a su valiosa obra en la rama de las Ciencias Sociales y como precursor del estudio del Folklore en nuestro país. En su faceta periodísticas Víctor Navarro del Águila fue fundador de la revista "Guaman Puma" y la Revista Folklórica del Cusco, asimismo fue fundador del Museo de Arte Popular de la Universidad San Antonio Abad del Cusco. FACETA HUMANA DEL DR. VÍCTOR NAVARRO DEL ÁGUILA En opinión de sus parientes y amigos, el Dr. Víctor Navarro del Águila fue una persona jovial y alegre, se dice que nunca se le vio colérico, abatido o triste; reunión social donde se encontraba él, se convertía en jolgorio, porque además de tocar el piano y la guitarra el Dr. Víctor Navarro cantaba huaynos ayacuchanos y apurimeños. Julio G. Gutiérrez, amigo entrañable del Dr. Navarro del Águila refería que "Navarro armaba las jaranas y se bailaba hasta sacar chispas al suelo”. En las calles, cuando se escuchaba sendas carcajadas, es que allí, andaba Navarro del Águila; debido a su carácter festivo era muy querido por sus amigos, así como era apreciado en los sectores del sindicalismo cusqueño. A decir del Dr. Edmundo Arce Quiroz, catedrático de la Facultad de Educación de la Universidad del Cusco y coterráneo suyo, refería que "El Dr. Navarro del Águila, Arce Quiróz y la Profesora Dina Samanez Cáceres, egresada de la universidad San Antonio Abad del Cusco fueron los que popularizaron el huayco “Puka Pulleracha” (Faldita Roja), así como otros huaynos ayacuchanos y apurimeños.
El Dr, Víctor Navarro del Águila, contrajo matrimonio con la señora Alcira Ibañez Palomino, proveniente de distinguidas familias apurimeñas. Alcira Ibáñez, fue una de las primeras universitarias que desplegó actividad social y cultural en el Cusco. En 1934 figura en la AFU (Asociación Femenina Universitaria), fundada por entonces por la luchadora social Rosa Augusta Rivero Ricalde, que en 1927 fundara el grupo "Albores" de feministas cusqueñas, para años más tarde aglutinar al elemento estudiantil femenino en la AFU; la joven Alcira Ibañez, fiel a los postulados de la Asociación Femenina Universitaria, desplegó acción de concientización feminista en los colegios de Santa Ana y las Mercedes, donde daba charlas a las estudiantes sobre el rol protagónico que debían tener las mujeres en la sociedad. En 1945, Alcira Ibañez de Navarro del Águila, aparece como co fundadora de "Acción Femenina Peruana - filial Cusco”, que a instancias de la luchadora social Estela Bocángel Montesinos se fundó en el Cusco y como primera Presidenta figuraba la señora Martha Alicia Yépez de .Fernan Zegarra, en los demás cargos estaban: Rosa Augusta Rivero, Concepción Ramos Valdivia, Estela Bocángel, Rebeca Fernández Baca, Alcira Ibañez de Navarro del Águila, Delia Vidal Unda, Maria Jesús Salas de Caller, Consuelo Samanez de Gutiérrez, Maria Luisa de Delgado, Tula Luna de Latorre, Etelvina de Lira, Angélica Hurtado Povea, Rosario Bocángel Montesinos; quienes en acción conjunta de frente único, sin distinción de raza, credo político y religioso, se unieron para luchar por la obtención del voto femenino peruano, y gracias al petitorio que formulara Acción Femenina - filial Cusco, la organización de Lima y personalmente la Dra. Carmela Aguilar Ayanz, primera embajadora peruana, al entonces Senador de la República Dr. José Uriel García Ochoa, quien expuso el petitorio ante el Senado de la República, se otorgó la Ley a favor del sufragio femenino durante del Gobierno de Manuel A. Odria en 1955. Víctor Navarro del Águila y Alcira Ibáñez de Navarro, fueron padres de: Anita, Alicia, Waldo y Eddy Navarro Ibáñez, dignos hijos, criados por su madre en el recuerdo de su ilustre padre. Por sus dotes de nobleza y calidad humana la señora Alcira Ibáñez de Navarro del Águila estará presente en el recuerdo de quienes tuvieron la dicha de conocerla. El Dr. Víctor Navarro del Águila, dejó de existir en la ciudad del Cusco el 6 de enero de 1948, dejando una obra muy importante que al paso del tiempo recobra vigencia, mereciendo el reconocimiento del pueblo peruano, ya que dejó escuela de
estudio en sus discípulos: Josafat Roel Pineda, Efraín Morote Best, Demetrio Roca Huallparimachi, dignos exponentes del estudio de la Ciencias Sociales en el Perú posted by Julio Antonio Gutiérrez Samanez | 7:06 AM | 0 comments
SATURDAY, MAY 08, 20 10
HOJA DE VIDA
HOJA DE VIDA DE LA PROFESORA TANIA CONSUELO GUTIÉRREZ SAMANEZ Profesora de Lengua y Literatura, Periodista e investigadora de literatura femenina. Cursó estudios superiores en la Universidad de San Antonio Abad del Cusco, en la Facultad de Educación en la de especialidad Lengua y Literatura y en el Programa de Periodismo y Relaciones Públicas. Inicia su quehacer periodístico en el diario El Comercio del Cusco, con la columna “Opinión Femenina”, enfocando temas literarios y culturales con una perspectiva de género. Fue cofundadora del Círculo Cultural Micaela Bastidas y del Centro de la Mujer Trinidad Enríquez. Es socia del Instituto Americano de Arte y presidenta de la Asociación de Escritoras del Cusco y presidenta del Movimiento Sur Peruano de Escritoras (Arequipa, Puno, Moquegua, Tacna, Apurímac y Ayacucho). Es directiva de AMA (América Madre, con sede en Córdoba – Argentina) y es miembro del Comité de Defensa del Patrimonio del Cusco. PUBLICACIONES. La Mujer en la Literaturas Mundial, Nacional y Regional.- Revista Nº 13 del Instituto Americano de Arte. Mujeres Célebres en la Resistencia.- Revista Mujer Andina del Centro de Estudios y Asesoramiento de la Mujer Trinidad Enríquez- 1997.
María Ester Castro, ilustre hija de Félix Evaristo Castro.- Centenarios del Diario El Comercio del Cusco.- 1996. Trinidad Enríquez, Primera Universitaria y Precursora Social Peruana- Cusco2005. Gutierrez Samanez Editores. Luis Velazco Aragón y el Enfoque de la Literatura Americana- El Antoniano UNSAAC -1999. TRABAJOS INÉDITOS Fantasía y Algunos Juegos (Poemario Infantil) Bocetos (Poemario biográfico) Legendarias Feministas del Siglo XX Antología de la Poesía Femenina Cusqueña (Siglo XIX, XX y XXI) Notables Educadoras Cusqueñas. Rosa Augusta Rivero y el Discurso de Género Sur Peruano (En prensa) Dirección: Calle Inca 357, Santiago, Cusco Tel. 051-84-221814. E-mail:
[email protected] http://tania-gutierrez-samanez.blogspot.com/ posted by Julio Antonio Gutiérrez Samanez | 1:23 PM | 0 comments
THURSDAY, MARCH 18, 2010
CONCEPCION RAMOS VALDIVIA, LUCHADORA SOCIAL CUSQUEÑA
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WEDNESDAY, OCTOBER 10, 2007
ANGÉLICA PALMA LA INFLUENCIA LITERARIA DE RICARDO PALMA EN SUS HIJOS: ANGÉLICA PALMA Ponente: Tania C. Gutiérrez Samanez Profesora de Lengua y Literatura Investigadora de literatura femenina
Universidad Ricardo Palma Lima - octubre- 2007
La segunda mitad del siglo XIX fue una etapa de afirmación de la nacionalidad peruana y el egregio escritor Ricardo Palma se constituyó en el guía y mentor de toda una generación de escritores y escritoras que se reunían en torno al maestro para compartir ideales e inquietudes en favor de una auténtica literatura nacional. Entre los años de 1876 y 1877, Palma presidía las inolvidables veladas en casa de la escritora argentina Juana Manuela Gorriti, que tuvieron como antecedente en la Colonia las reuniones que promovía Manuelita Orrantia, hermana del Conde de San Isidro; de esa manera y sin abandonar el hogar familiar las mujeres manifestaban sus primeros escarceos literarios. En 1887 en la residencia de la escritora cusqueña Clorinda Matto en la calle Calonge Nº 58, se realizaban veladas. Clorinda hacia conocer a los literatos de Lima, el pensamiento de los pobladores del ande. En estas reuniones muy niña Angélica Palma, recitó un poema de Mercedes Cabello de Carbonera sobre la “Mujer Escritora” y el tradicionista había sonreído orgulloso, presintiendo que su hija seguiría sus pasos en el mundo de la literatura. Evocando aquellas famosas veladas, Angélica Palma, escribía: “... las Veladas se celebran quincenalmente, tenía por escenario una sala espaciosa, de esas de antiguo caserón de Lima, con muros sólidos y elevado techo; quizá a cada lado de la puerta de entrada habría una ventana labrada roja con ancho y bajo alféizar como para brindar asiento cómodo a alguna pareja deseosa de aislamiento; acaso las mamparas tendrían cristales de colores, cortados en trozos de regular tamaño y caprichosa geometría; colocado al centro de una de las paredes un Erard o un Pleyel mostraría su teclado marfileño; en la fronteriza, dos espejos de marco dorado parecían casi apoyados en sendas consolas de jaspeado mármol y patas curvas; la alfombra sería enteriza y floreada; sofás y sillones de los de medallón, con respaldo y brazos protegidos por adornos de crochet; y no faltaría la indispensables mesa de centro, rodeada de sillitas ligeras y soportando en su tablero el peso de un álbum enconchado repleto de retratos, entre los que se vería infaliblemente a la reina Victoria y a la Emperatriz Eugenia, y el más leve jarroncillo con esbeltas varas cuajadas de margaritas intensamente aromadas”. A estas veladas asistían: Manuela Villarán de Placencia, cuya obra propiciaba el
retorno al mundo pastoril; Cristina Bustamante, llamada por Palma “Hada gentil de rizos cabellos y ojos fascinadores que melodiosos trinos arrancaba de su garganta de ruiseñor” la poetisa Adriana Buendía, las escritoras Mendiburo de Palacios; Mercedes Cabello de Carbonera y Lastenia Larriva de Llona; entre los escritores figuraban: Abelardo Gamarra “El Tunante”, Manuel Adolfo García, Acisclo Villarán, Teobaldo Corpancho, Numa Pompilio Llona, Alberto Ureta. En estas veladas Clorinda Matto, leía sus Tradiciones que luego publicaba en “El Perú Ilustrado”. Este fue el contexto cultural donde Angélica Palma, nutrió su espíritu de poesía y arte, apreciando la obra de las escritoras y poetas de la época, quienes dieron marco al nacimiento de la Literatura Nacional.
DATOS BIOGRÁFICOS. Angélica Palma Román, nació en Lima el 25 de Octubre de 1878. Hija del escritor Ricardo Palma y de Cristina Román, realizó sus estudios bajo la dirección de la notable pedagoga Teresa González de Fanning. Sus biógrafos la describen de cenceña y grácil figura, casi incorpórea por su delgadez, de faz cálidamente morena, de grandes ojos negros que irradiaban un vivo fulgor que le envolvía como visible emanación de su espíritu, de aguda inteligencia y de burlona gracia limeña, algo parecida a la sevillana, su trato la hacía irresistiblemente simpática, de conversación amena, juicio sólido, ingeniosidad discreta, distinguida modestia, delicadeza moral, probidad y lealtad acrisoladas, dulce y risueña. Heredó el limpio y castizo castellano de su padre y maestro. Como hija fue amantísima, desempeñaba aquella triple tarea de lazarillo, enfermera y secretaria que no hubo otra limeña dechado de amor filial; a fuerza de desvelos entrañables, prolongó la vida de su padre, fue una sacerdotisa del hogar paterno. Su inclinación por las letras se manifestó desde niña, cuando asistía con su padre a las famosas veladas literarias organizadas por Clorinda Matto, en donde seguramente se respiraba una atmósfera intelectual. Conocería a Amalia Puga natural de Cajamarca; Mercedes Cabello, de Moquegua; Carolina Freire, de Tacna, escritoras que habían leído a Flaubert, Sthendal, Zolá y a la española Fernán Caballero.
A la muerte de su madre Cristina Román en 1911, Angélica no se apartó jamás del lado de su padre. Se crió y creció en el despacho de Ricardo Palma, entre libros viejos y nutrida correspondencia, produciéndose una influencia del saber y el espíritu de Don Ricardo. En 1892, acompañó a su padre en su viaje a España, junto a su hermano Ricardo: Palma representaba al Perú en el Noveno Congreso Internacional de Americanistas. A la muerte de Palma, Angélica y sus hermanas Augusta y Renée, se abocaron a la tarea de publicar la obra del tradicionista. El libro “El Palma de la Juventud” – Lima (1921), constituyó un notable aporte a la literatura Infantil y Juvenil Peruana. Entre 1921 y 1923 se establece en Madrid y se encarga de la edición de las Tradiciones Peruanas (Madrid 1921 - 1925), viaja por Francia, Bélgica e Inglaterra. En 1926, asiste al Congreso Interamericano de Mujeres en Panamá, y en 1929, retorna nuevamente a Europa, nombrada por el Gobierno del Perú delegada a la Exposición Internacional de Sevilla, asiste al Congreso de Historia en Barcelona, donde da a conocer su trabajo sobre el Virrey Abascal, para luego viajar a Italia. En 1931 retorna a Lima y en julio de 1935 el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública de Argentina la invitó para dictar charlas y conferencias, y participar en diversos homenajes como la develación de un busto de su padre, donado por el Instituto Nacional de las Lenguas Vivas “Juan R. Fernández”. Angélica dictó charlas y conferencias en el teatro Cervantes y participó en el homenaje que le rindió a Palma la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires; en agosto de 1935 visitó la Plata y Montevideo; viajó a la ciudad de Rosario, pero al poco tiempo cayó enferma siendo internada en el Sanatorio Británico de la ciudad de Buenos Aires, atacada de neumonía y pleuresía. Dejó de existir en agosto de 1935. Sus restos fueron repatriados de Buenos Aires al Perú, el 21 de marzo de 1936 y enterrados en el cementerio de Lima. Las sociedades “Entre Nous” y “Amigos de Palma” le tributaron sentido homenaje.
La Obra Literaria de Angélica Palma En 1925, Angélica Palma figuraba como miembro activo de la sociedad “Entre Nous” institución que fue su hogar espiritual.
Ofrece su primera conferencia en 1925 con el titulo de “Charla Hispánica”, ya que aprendió a amar a España cuando viajó con su padre a la península, decía “que sólo conociéndola de cerca podemos comprender y aquilatar su influencia en el mundo y su contribución valiosísima a la civilización moderna”, más adelante se ocupa de toda esa pléyade de mujeres célebres españolas que figuran en la historia por su decisión y carácter, tal el caso de Isabel de Castilla y de Santa Teresa de Jesús o la doctora de Ávila, terminando con las grandes cultoras de la lengua de Cervantes y de Calderón de la Barca en los siglos XIX y XX, entre ellas: Fernán Caballero, Emilia Pardo Bazán, Concepción Arenal y concluye con los nombres de sus amigas: Blanca de los Ríos, Concha Espina y Mercedes de Ballesteros. En 1928 en una charla en “Entre Nous” se ocupa de la vida y obra de las “Mujeres Peruanas”, hace un recuento de las figuras femeninas más brillantes de nuestra historia, desde el incanato, las célebres ñustas y coyas, las aristocráticas virreinas y las célebres poetisas mujeres de letras de la Colonia. Se ocupa de Micaela Villegas “La Perricholi” a quien defiende de los dichos y mal interpretaciones que su persona suscitó en la época del Virreinato, de sus labios salieron también los más bellos loores para nuestra Santa Patrona Rosa de Lima, primera Santa que nació en América, figura sublime de espíritu diáfano y puro, y que Don Ricardo Palma con su pluma ágil y galana nos enseñó a amar desde niños. Evocó, también, en esta charla la figura heroica de María Parado de Bellido, así como la gallarda figura de la Mariscala Pancha Zubiaga de Gamarra, quien en verdad gobernó al país en ausencia de su marido el Mariscal de Ayacucho Agustín Gamarra. Hizo un comentario de la franco – peruana Flora Tristán y recordó los salones literarios que promovía Juana Manuela Gorriti y concluyó dedicando sentidas frases a su maestra Teresa González de Fanning y a Juana de Dammert a quien llamó “Prez de su sexo y de su patria”. En 1931, dictó la conferencia titulada “Pancho Fierro, Acuarelista Limeño” que sirvió de prólogo a la colección de acuarelas publicadas con motivo del IV Centenario de Lima en que calificó a Pancho Fierro de “Prodigio de intuición, costumbrista, plácido y risueño, de visión más clara que penetrante, burlón a la manera de Segura y Mesonero Romanos (..) Pancho Fierro gran pintor indocto, ocupa -afirma Angélica Palma- un lugar preferente en la historia del arte peruano, cuyo señorío corresponde a la hidalga sabiduría de don Francisco Lazo” El 3 de febrero de 1933, al concluir la Semana dedicada a Palma, con los labios temblorosos y los ojos empañados en lágrimas por la emoción, dijo: “Nada dignifica a los seres y a los pueblos como la consideración por los trabajadores
intelectuales, como el respeto a la obra, en continua evolución de la inteligencia” y fue idea de la sociedad “Entre Nous” hacer un busto de Angélica en que apareciera junto al padre como la “Vestal de la Supervivencia del Maestro y como la guardadora del fuego sagrado de la inteligencia de la familia Palma, como legado patriótico para el pueblo peruano al que Angélica consagró su culto y a la fama de su padre, dirigiendo la edición Oficial de los tres volúmenes sucesivos sobre la biografía del tradicionista. Prologó la obra “Palma de la Juventud” en 1911, luego Ricardo Palma en Figuras de la Raza (Madrid – 1927), Ricardo Palma, biografía (Buenos Aires – 1933) obra en la que relata sabrosas anécdotas con motivo del Centenario del Nacimiento de Palma, y luego, en artículos y conferencias, no cesó de investigar y difundir la vida y obra de su padre. La excursión a Buenos Aires en que le sorprendió la muerte fue precisamente para asistir a la inauguración de un busto a Ricardo Palma y disertar acerca de las Tradiciones, asimismo, se cuenta que amó profundamente a su madre doña Cristina Román, que tenia aficiones literarias y que se preocupó de la educación de Angélica. En 1918, publica “Cartas son Cartas” que sale a luz en el Mercurio Peruano y escribe con el seudónimo de Marianela, personaje de la novela de Pérez Galdós. Por esos años Angélica demostraba ser muy tímida, su excesiva reserva le impedía manifestar su talento literario, ya a la muerte de su padre y a poco de haber publicado su novela “Vencida” (Barcelona – 1918) y “Morbus Aureus” (1918) seguida “Por Senda Propia”, y pese a haber escrito estas novelas en 1913 a 1916, no se atrevió a darlas a conocer. Posteriormente las publicó casi simultáneamente. Los personajes femeninos de las obras de Angélica, constituyen tipos idealizados de mujer: sensitiva, candorosa y sufrida, que encarnan a la mujer de la época, criada para la sumisión. Los personajes masculinos parecen ser inferiores a los femeninos, por su frivolidad y superficialidad. En cuanto al medio ambiente describe el clima de Lima con tibio sol y garúas, y se refiere al mestizaje cultural que existe en el país. “Uno de Tantos” (1926) fue la obra de mayor aliento de Angélica, ésta sería su novela principal. En ella critica la demagogia, los vicios de la república, el periodismo venal, en síntesis, es un estudio de la patología social. La obra “Coloniaje Romántico” fue premiada en un concurso literario llevado a cabo en Buenos Aires en 1931 y fue impresa en Barcelona. En “Tiempos de la Patria Vieja”, presenta cierta influencia de Benito Pérez Galdós y toma motivos costumbristas de Lima. En “Morbos Aureus” describe la romería al Señor de los Milagros. Colabora en el diario “Madrid” de España (1926), algunas de sus crónicas están
publicadas en la revista “Variedades” (1924) en una de ellas denuncia las vandálicas modernizaciones y escribe: “…Lima no puede ostentar opulento pasado artístico, porque tiene su historia y su leyenda genuinas. Atentar contra lo que nos habla de ella pretextando la supuesta pobreza de ayer es lo mismo conceder únicamente a los ricos el derecho de estimar las joyas de la familia. Los reyes custodian los diamantes de la corona, los humildes guardan amorosamente el sencillo aro de oro que ceñía amorosa su madre”. En sus estudios referentes a mujeres célebres, estudió la vida de Cecilia Böhl de Faber (1796 - 1879 en su obra: “Fernán Caballero - La Novelista Novelable”, escritora nacida en España, autora de la Gaviota (1845) La Familia de Alvareda (1856) En narrativa, Angélica sacó a luz su cuento “Las Dos Voces” que es una pieza sobre el mestizaje andino. Su estilo demuestra moderación y cautela, su feminismo estuvo cifrado en la educación de la mujer, posponiendo la política. Se nota influencia de Benito Pérez Galdós, Fernán Caballero, Emilia Pardo Bazán, de su amiga Blanca de los Ríos y de otros autores sudamericanos, ocupando Angélica un sitial excepcional en las letras iberoamericanas. Fue saludada en España y Argentina; pero, en el Perú le faltó aliento y estímulo. Sus novelas se conocen poco, sólo en círculos intelectuales reducidos se comentaba su obra, y fue gracias al o con sus amigas europeas quienes le dieron la fortaleza de ánimo para escribir e imponerse en sus ensayos, ya que en esa época para las mujeres era difícil, abrirse camino en el mundo de las letras. Los prejuicios arraigados, la sociedad patriarcal, fueron terribles escollos para las escritoras. Frente a estas dificultades, Angélica Palma alcanzó el reconocimiento de la crítica, que vio en ella a la escritora seria y estudiosa que llevaba en sus venas la sangre de su ilustre padre. Juicios Críticos. La historia literaria peruana, ignoró por mucho tiempo la obra realizada por las escritoras. El silencio permaneció hasta mediados del siglo XX; relegada en el hogar, la mujer pugnó a través de los siglos por salir de la postergación. Si revisamos la historia literaria, observamos autoras que ocultaron su identidad femenina bajo seudónimos masculinos y fueron aquellas que destacaron por su talento como: Aurora Dupin que escribía con el seudónimo de Jorge Sand y que se reveló contra las costumbres de la época; Cecilia Böhl de Faber o Fenán Caballero,
estudiada por Angélica Palma; George Eliot seudónimo que ocultaba a Maria Ana Evans. Al paso de los años el silencio se fue resquebrajando; en el Perú fue encomiable el aliento y apoyo que brindó a las mujeres escritoras el Patriarca de las Letras Peruanas Ricardo Palma, que con su presencia y consejos, impulsó a escribir a mujeres de talento como: Clorinda Matto de Turner y Mercedes Cabello de Carbonera, entre otras. Angélica Palma, ocultó por mucho tiempo su inclinación por la literatura, en vida de su padre, se dedicó con ternura ejemplar y conmovedora a ser sólo su hija, secretaria y compañera. La faceta paterna de don Ricardo Palma, fue sin duda excepcional, ya que tuvo el mérito de criar a sus hijos en el gusto por el arte y la literatura, ejemplo de ello fueron: Clemente y Angélica Palma. Clemente, autor de “Cuentos Malévolos”, semeja sus relatos a Poe; dirigió por mucho tiempo la revista “Variedades”, fue un digno heredero de su padre, pero más cerca de don Ricardo, estuvo Angélica. A decir de los críticos, Angélica tuvo un don especialísimo, el de hacer conversar a sus personajes con gracia y naturalidad. Fue una maestra en la descripción del ambiente y la evocación de los viejos tiempo, los paisajes, las costumbres son narradas con estilo claro, fácil y sencillo. La novela “Por Senda Propia” demostró la capacidad narrativa de Angélica Palma. Luís Alberto Sánchez en su estudio “La Literatura Peruana” – Lima 1989, afirma que “las novelas de Angélica Palma forma parte de un género familiar, aséptico entretenido y bien escrito, aunque sin ninguno de los ingredientes que confiere calidad perdurable a las grandes obras de la literatura”. Si tomamos en cuenta el contexto social de la época, las novelas escritas por mujeres a fines del siglo XIX y principios del Siglo XX sólo son el principio o constituyen la formación de la futura novelística nacional. El mérito de estas escritoras estriba en haber vencido el temor a la crítica y de haber producido obras de carácter social. Raúl Porras Barrenechea al comentar la obra: “Uno de Tantos” de Angélica Palma, afirma que esta novela es “Una inquietud hondamente sentida por la situación de la mujer de la clase media o alta, sujeta a todas las trabas e injusticias del amor y de los códigos que surgen a menudo de los conflictos novelescos creados por la autora y la angustia de sus personajes (…) en ninguna de las novelas la autora ha expresado nada que trascienda, protesta sufragista o feminismo de cartel, el suyo, dice Porras es un hondo y sereno sentimiento, gemelo de otras mujeres contemporáneas como Gabriela Mistral y de Delmira Agustini, ajeno a toda
finalidad declamatoria. Las protagonistas de “Vencida” y “Por Senda Propia”, las dos novelas primogénitas de Angélica Palma no nos hablan de la mujer y de sus derechos, porque son ellas, con sus vidas truncas, alegatos vivientes henchidos de emoción”. El feminismo en la obra de Angélica Palma, es evidente, sus personajes encarnan a mujeres postergadas, vejadas en sus derechos, son por lo tanto sus novelas, obras de denuncia social, en donde se retrata la sociedad de entonces como en “Uno de tantos” cuyo personaje Abelardo Torralba es un tipo ruin, egoísta y ambicioso que abandona a la madre, la amante y la hija. Sobre este personaje, afirma el maestro Porras que se trata del típico “arribista criollo, larva de genio incomprendido, cuyas etapas son el estudiante radicaloide y demoledor y el periodista declamatorio venal, que queda estereotipado para siempre en el relato de Angélica Palma (…) Nada hay sin embargo a pesar del feminismo sensitivo de la autora, de amargo ni de punzante para el protagonista viril. Tan sólo una sonrisa benévola (…) el inmenso escritor que había dentro de la envoltura de Abelardo Torralba, exportado a Madrid para asombrar a los mayorazgos del idioma, detiene su mirada ante el monumento de Cervantes para acordarse que aún no había leído el Quijote (…) y que extenuado por los tóxicos va a morir, anhelante y nostálgico frente a la casa representativa de la tierra y del hogar ausente, buscando el último alivio espiritual en el recuerdo de los suyos y hasta en los colores de la bandera de la que había abjurado”. Los diversos juicios críticos acerca de la obra de Angélica Palma, como el emitido por la famosa pedagoga y luchadora por los derechos de la mujer Elvira García y García son significativos. Esta autora opinaba que: “Angélica Palma, se distinguió por su estilo clásico, lleno de formas elegantes y serias al mismo tiempo, y por las riquezas de sus expresiones, usando un vocabulario en la que se adivinaba a la lectora asidua de los maestros castellanos”. El 7 de setiembre de 1935, el diario El Comercio de Lima, con motivo de la repatriación de los restos de Angélica Palma, informaba: “A pesar de que Angélica Palma buscó sus temas en nuestro ambiente, afirmando su sentido nacionalista del arte, las magníficas cualidades de su estilo rebasan la órbita de nuestra literatura y sitúan a la autora de “Vencida” en el plano más universal de los valores españoles. Entre estos, ella logró mantener y acrecentar el prestigio de las letras peruanas. Esta satisfacción le fue dada a Angélica Palma, que tuvo en España entusiastas iradores y recibió allí significativos homenajes”. Dora Mayer de Zulen, escribía “Primero la sombra del padre hizo, florecer el talento de la hija, después la sombra de la hija amparó las energías menguadas del
anciano que terminaba sus ensueños en el arcádico recinto de Miraflores”. Por su parte la española Concha Espina, opinaba “Un moderno historiador, Raúl Porras, nos acaba de decir que a Lima la fundaron Francisco Pizarro y Ricardo Palma, el insigne tradicionista (…) veremos con doble interés en nuestra querida Angélica a la hermana siempre juvenil de la ciudad de los Reyes, a la limeña cien por cien en patriotismo, arte y legalidad con indiscutible derecho a una singular ciudadanía que bien merece cuajarse en mármol civil, en piedra augusta y noble”. Maria Wiesse, afirma: “Angélica Palma publicó su primera novela “Vencida” editada por la casa editora Salvat. La primera novela de Angélica Palma fue recibida con sinceros elogios por la crítica española y americana. Con “Vencida” Angélica traía una muy estimable contribución a la novela peruana, todavía en formación. La fina escritora estudiaba un tipo de mujer limeña de hace veinte años; la hija de una familia aristocrática que habiendo perdido su fortuna, se vio obligada a trabajar (…) Angélica Palma era ante todo novelista. Novelista más que conferencista, ensayista o historiadora (…) en la novela daba todo lo que poseía de cualidades literarias, de dones de observación, de agudeza psicológica. Me dijo Angélica que sus autores predilectos eran el francés Alfonso Daudet, el portugués Eca de Queiroz y el español Pérez Galdós . Cristóbal de Castro, escribía: “Angélica fue al par contemplativa y diligente. Marta en su vida y María en su obra. Menudita y graciosa, como una donna chica, de Juan Ruiz; pero delicada y romántica como una musa de Bécquer, su don más valioso fue su bondad (…) viene a España a dirigir personalmente una edición monumental de las Tradiciones Peruanas, revuelve archivos, iconografías, epistolarios, revistas, periódicos; da conferencias, publica folletos y libros, hasta culminar la Exposición, que organizada por la “Sociedad Amigos de Palma” en 1933, recoge en sus diversas salas y vitrinas, los objetos personales, los retratos, la bibliografía, las memorias, las obras de autores diversos publicados por Palma, los prólogos, las antologías, referencias y recuerdos de España, autógrafos y manuscritos, y homenajes al gran polígrafo”. José de la Riva Agüero gran amigo de Angélica Palma la recuerda: “…hace tiempo la conocí, dulce y risueña Antígona, junto a su glorioso y caduco padre (…). Prototipo de abnegación, encarnación de la piedad doméstica, formada con la lectura de las castizas páginas de D. Ricardo, de la Pardo Bazán y de Galdós, y apasionada de la poesía española, italiana y sa (…) han llegado a mí noticia de las crónicas quincenales intituladas Cartas a una Turista, de Febrero a Septiembre de 1907, y varios artículos y novelas cortas en Prisma, el año de 1909,
para todo lo cual usó el seudónimo galdosiano de Araceli. Después lo cambió por el de Marianela (…) con el que ya firma relatos en prosa y rimas originales o traducidas, en Arequipa Ilustrada y en diversos periódicos norteamericanos. Su soneto De Saya y Manto es de 1911 (…) es llano descubrir, en las últimas producciones de D. Ricardo, por ejemplo en los discursos a Sáenz Peña y a los estudiantes americanos, y en la carta sobre la muerte de Piérola, retoques finales de la mano de Angélica. Es de 1918 la novelita epistolar Cartas son Cartas (…) Vencida y Morbus Aureus (1918) a las que siguió, a los tres años Por Senda Propia, que me cupo el honor de prologar”. Blanca de los Ríos su amiga entrañable, escribía: “En aquel ambiente de historia y literatura ochocentista, en que flotaba nieblas del Romanticismo español y cálidas rachas del criollismo peruano, bebió Angélica las fuertes esencias generosas de la tradición y de la lengua; pero su viva mentalidad flexible y moderna no quiso anclarse en lo pasado, aunque estribara firmemente en él para producir su obra propia y personal”. Luís Alayza y Paz Soldan, gran amigo de la familia Palma, evocaba “…Arrojado D. Ricardo de esa casa tan suya que era la Biblioteca Nacional - El Mendigo Glorioso habíala formado entera – donde morara con su familia, buscó albergue en un casuchín estrecho, enriquecido solo por la sombra de unos fresnos y el canturreo de una acequia. Son inolvidables las charlas en torno del sillón del anciano. Hablaba con la misma sonrisa burlona que campea en las “Tradiciones”, de los vaivenes de su existencia accidentada y de los sufrimientos de la vida (…) en el corro formado por las tres amables sombritas Angélica, Augusta y Renée (…) a veces estaba Didí la nieta predilecta del anciano (…) el hijo Vital, heredero de la sal criolla de don Ricardo, que jamás ha querido trazar una línea. Ricardito (perdón por el diminutivo familiar) de cuyos donjuaneos chancéaba orgulloso el padre. Clemente que por entonces me aterrorizaba con “Cuentos Malévolos”, joya de la literatura a lo Poe en nuestra tierra. Y siempre Angélica, que de hija habíase tornado en madre del anciano, de quien las dolencias y los años habían hecho un niño (…) Angélica, que en vida del padre viviera sobrecogida ante tanta gloria, sólo quienes la tratábamos de cerca sabíamos de su exquisito talento literario oculto hasta entonces bajo diversos seudónimos – esperó la puesta del sol para que luciese la estrella”.
Núñez de Arce, el famoso escritor español, dedicó Angélica el siguiente poema:
Flor del Perú que despliegas tu suave corola al viento y hoy blandamente perfumas la tierra de tus abuelos, si cuando vuelvas a Lima triste de verte tan lejos la patria de tus mayores te inspira gratos recuerdos y en tu corazón le guardas filial cariño, venciendo la presión olvidadiza de la distancia y del tiempo, colme Dios, hermosa niña, de tus memorias en premio, tu juventud de ilusiones, tus noches de alegres sueños, tu vida de eternas dichas, tu hogar de dulces recuerdos, de santa paz tu conciencia y de luz tu pensamiento. Y el gran Zorrilla que frisaba los ochenta años de vida, escribió para Angélica este romance: En tu patria la del Sol, te habló tu padre de mí, y por verme te antojaste al venir con él aquí. Tu padre y yo nos quisimos siempre bien, en tu país te diría él de mí algo de lo que yo de él aquí; mas ya me has visto y te he visto, y ¡oh peruano querubín! ya has visto bien que no soy
lo que te han dicho que fui, ni más que un viejo ya inútil que hoy se tiene por feliz de abrazarte y bendecirte un día antes de morir.
Esta fue la vida y obra de Angélica Palma, generosa y noble, querida y irada por todos los que la conocieron, y en justicia debiera reeditarse su obra y erigirle un monumento que perennice su imagen en el bronce, al lado de su ilustre padre, como símbolo de amor filial y por su valiosa contribución a las letras peruanas.
BIBLIOGRAFIA 1. Alberto Tauro.- Elementos de Literatura Peruana- Pág. 119 2. Augusto Tamayo Vargas.- Apuntes para un estudio de la Literatura Peruana.3. Ricardo Palma.- Epistolario.- Tomo II.- José de la Riva Agüero.- Pág. 445. 4. Luis Alberto Sánchez.- La Literatura Peruana.- Lima 1989. 5. Clemente Palma.- Cuentos Malévolos.- Biblioteca Peruana – 1974. 6. Mario Castro Arenas.- De Palma a Vallejo.- Populibros Peruanos. 7. Alberto Escobar y José Miguel Oviedo.- Ricardo Palma- César Vallejo- Lima 1964. 8. Angélica Palma.- Sociedad de Amigos de Palma.- Lima 1937. 9. Ricardo Palma.- Tradiciones Peruanas.- Segunda Edición.- 1987.
HOJA DE VIDA DE LA PROFESORA Tania C. Gutiérrez Samanez (Cusco) Profesora de Lengua y Literatura, Periodista e investigadora de literatura femenina. Cursó estudios superiores en la Universidad de San Antonio Abad del Cusco, en la Facultad de Educación en la de especialidad Lengua y Literatura y en el Programa de Periodismo y Relaciones Públicas. Inicia su quehacer periodístico en el diario El Comercio del Cusco, con la columna “Opinión Femenina”, enfocando temas literarios y culturales con una perspectiva
de género. Fue cofundadora del Círculo Cultural Micaela Bastidas y del Centro de la Mujer Trinidad Enríquez. Es socia del Instituto Americano de Arte y presidenta de la Asociación de Escritoras del Cusco y presidenta del Movimiento Sur Peruano de Escritoras (Arequipa, Puno, Moquegua, Tacna, Apurímac y Ayacucho). Es directiva de AMA (América Madre, con sede en Córdoba – Argentina) y es miembro del Comité de Defensa del Patrimonio del Cusco.
PUBLICACIONES. La Mujer en la Literaturas Mundial, Nacional y Regional.- Revista Nº 13 del Instituto Americano de Arte. Mujeres Célebres en la Resistencia.- Revista Mujer Andina del Centro de Estudios y Asesoramiento de la Mujer Trinidad Enríquez- 1997. María Ester Castro, ilustre hija de Félix Evaristo Castro.- Centenarios del Diario El Comercio del Cusco.- 1996. Trinidad Enríquez, Primera Universitaria y Precursora Social Peruana- Cusco2005. Gutierrez Samanez Editores. Luis Velazco Aragón y el Enfoque de la Literatura Americana- El Antoniano UNSAAC -1999. TRABAJOS INÉDITOS Fantasía y Algunos Juegos (Poemario Infantil) Bocetos (Poemario biográfico) Legendarias Feministas del Siglo XX Antología de la Poesía Femenina Cusqueña (Siglo XIX, XX y XXI) Notables Educadoras Cusqueñas. Rosa Augusta Rivero y el Discurso de Género Sur Peruano (En prensa) Dirección: Calle Inca 357, Santiago, Cusco Tel. 051-84-221814. E-mail:
[email protected] http://tania-gutierrez-samanez.blogspot.com/
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FRIDAY, MARCH 16, 2007
Comentario de la obra: “El Patriarca de las Aves”, Comentario de la obra “El Patriarca de las Aves” Escribe: Tania Gutiérrez Samanez El escritor Enrique Rosas Paravicino, nuevamente nos sorprende con su talento creador y, esta vez lo hace incursionando en el mundo de la literatura infantil, entregándonos el cuento “El Patriarca de las Aves”, tema en que se mimetizan la fauna, la flora y la simbología propia de nuestro país. El discurso narrativo de Rosas está referido en sus obras al entorno cultural, recibiendo un fuerte impacto telúrico del paisaje; esa cosmovisión andina, tan peculiar en algunas de sus obras como “El Gran Señor”; lo inscribe en la corriente temática de Arguedas, Alegría, López Albújar y otros autores nacionales. Hasta hace algunos años en nuestro país no existía una literatura infantil auténticamente peruana, es decir no se tomaban elementos o motivos nacionales para constituir una literatura infantil propia del Perú. Es indudable que al difundir temas nacionales el niño peruano conocerá su pasado, porque nuestra historia está saturada de hechos legendarios y grandiosos, y que por medio de relatos y narraciones, el niño logrará conocer la naturaleza pródiga en paisajes, con su fauna, flora y riqueza natural en sus tres regiones geográficas. El Perú como pueblo poseedor de una rica tradición cultural, tiene vasta profusión de motivos temáticos que el escritor peruano puede aprovechar en sus obras. Los mitos, leyendas y tradiciones del antiguo Perú nos sirven para comprender el pensamiento y la vida de la antigua población peruana. Raúl Porras Barrenechea en su obra “Mito, Tradición e Historia del Perú” afirma: “Ningún pueblo como el incaico, salvo los chinos, sintió más hondamente la seducción del pasado y el anhelo de retener el tiempo fugaz. Todos los ritos y costumbres familiares y estatales están llenos de ese sentido recordatorio y propiciador del pasado (.....), en todos sus actos hay un instinto o apetencia de historia, que cristaliza también en el amor a los mitos, cuentos, leyendas y fábulas y
más tarde en las formas oficiales de la historia que planifica el estado incaico. El mito y el cuento popular antecede según los sociólogos a la historia. El pueblo incaico fue propenso a contar fábulas y leyendas”. Y de este modo fue cómo los antiguos peruanos, desde la época de los incas, cultivaron el arte de la narración. Citamos a los cronistas: Cristóbal de Molina (El Cusqueño), autor de las “Fábulas y Ritos de los Incas”, quien hace un estudio de las costumbres y relata la fábula de las “Guacamayas, en tiempos del diluvio”; los relatos de Garcilaso de la Vega, Felipe Guamán Poma de Ayala, Blas Valera, Bernabé Cobo, Juan de Betanzos y otros que coinciden en afirmar que los incas amaron y cultivaron el arte narrativo. Continuando esta tradición, Enrique Rosas en el “Patriarca de las Aves”, toma un tema de nuestro folklore el cóndor que simboliza, en el cuento, la memoria colectiva del pueblo, encerrando este relato un mensaje educativo y formativo, que promueve valores tales como la gratitud, el reconocimiento a la obra del maestro; el respeto y veneración a la ancianidad, además este texto servirá como un valioso auxiliar para la enseñanza de la lectura y el idioma, propendiendo a que el niño alcance una visión profunda del mundo circundante. En este entender, el cuento “El Patriarca de las Aves” contiene un mensaje interesante en el plano denotativo como en el connotativo. El cuento en sí tiene un tono filosófico y espiritual. Los demás personajes, son aves que representan al pueblo, quienes reciben la herencia del maestro que les alienta a conservar su historia, cuando dice: “Cuidad bien la memoria hermanos, ¡Cuidadla siempre!” Después de la muerte del cóndor los animales dialogan en los términos siguientes: - Todo cuanto yo sé – lo aprendí de él – replica el zorro lloroso. - ¿A qué edad murió el cóndor? – pregunta el búho y el águila lacónica contesta: - Tenía noventa y siete años cuando expiró - Entonces el flamenco se chicoteó la frente con el ala - ¡Claro que sí! – exclamó entusiasta – Por ahí esta la explicación. Es sencillo. A esa edad venerable ¿Quién no tiene la mayor cantidad de conocimientos y experiencias? – Por lo mismo ¿no se requiere entonces de una gran memoria para guardarlos?.
- El búho replica: - A lo razonado por nuestro hermano flamenco yo agregaría lo siguiente: - ¿Quién de nosotros no escuchó de boca del cóndor una historia, un cuento, una fábula, un refrán, un mito o siquiera una adivinanza? - ¡Así es, amigos! Replica el búho- Nuestro saber viene de él, se nutre de su excelente memoria de patriarca – él conservó, toda su vida, el legado espiritual de los antepasados”. El desenlace de la historia o moraleja es el siguiente: “Desde esa vez, el pueblo de las aves cultivó el arte de la memoria. Lo hizo por medio de cuentos, fábulas, mitos, refranes y adivinanzas que pasaban de uno a otro, de familia en familia, de bandada en bandada... en largas noches de amena conversación”. La escuela peruana necesita realizar una revaloración de los mitos, leyendas, cuentos y fábulas por ser elementos de formación educativa e instructiva, porque a más de hacerles conocer nuestro pasado, los niños cimentarán sus conocimientos y afirmarán su identidad nacional. La lectura del cuento “El Patriarca de las Aves” es recomendable para niños de cuatro a doce años de edad. Está escrito en prosa lírica, llena de encanto poético, tierno, amable, sugestivo, con descripciones y diálogos directos y sencillos; lleva, además, ilustraciones del pintor César Aguilar Peña, uno de los valores de la plástica regional. Permítaseme en este comentario de la obra de Enrique Rosas, recordar a aquellos pioneros y pioneras de la literatura infantil y juvenil, muchos de ellos maestros y maestras de escuela, y a las madres quienes inventan canciones y versos para mecer a sus hijos, siendo las primeras maestras de literatura infantil. Recordamos a Luchi Blanco Galdos, escritora y periodista cusqueña, autora de “Las Taruquitas”, “La Chocita Voladora” y otros cuentos; Alfonsina Barrionuevo, exquisita maestra del arte de la narración en el mito y la leyenda; Carlota Carvallo de Núñez, Rosa Cerna Guardia, Catalina Recavarren de Zizold, Ester Allison, Matilde Indacochea, Clorinda Matto, Mercedes Cabello de Carbonera, Enriqueta Herrera Gray; así como al vate nacional César Vallejo; a los escritores: Arturo Jiménez Borja, Francisco Izquierdo Ríos, Arturo Corcuera, Manuel Pantigozo, Saniel Lozano, Roberto Rosario, Luzman Salas, Jesús Cabel, Danilo Sánchez Lihón, Cronwell Jara, Cecilia Granadino, María Teresa Llona y en el Cusco: Germán Baush y María Luisa García,
entre otros. Los niños y jóvenes de hoy han reducido la lecto-escritura a su mínima expresión. Hay una especie de pereza mental ya que van desapareciendo los hábitos de lectura, escritura, diálogo, creación, expresión, etc., debido a la televisión y la Internet. La imagen iconográfica, como se sabe, no invita a la reflexión como la palabra, por eso se hace imperiosa la necesidad de brindar más horas de lectura en la currícula educativa. Felicito a Enrique Rosas por esta valiosa entrega que hace a los niños peruanos, maestros y cultores de la literatura y, de esta manera, ingresa con paso firme a los predios de la Literatura Infantil y Juvenil, inscribiendo su nombre en la galería de autores nacionales de este quehacer literario tan singular. posted by Julio Antonio Gutiérrez Samanez | 12:55 PM | 0 comments
SUNDAY, DECEMBER 31, 2006
Trinidad Enríquez, Primera Universitaria y precursora del discurso de género.
TRINIDAD ENRIQUEZ, PRIMERA UNIVERSITARIA Y PRECURSORA DEL DISCURSO DE GÉNERO Escribe: Tania Gutiérrez Samanez. Fue el Cusco, cuna de Trinidad María Enríquez Ladrón de Guevara una de las mujeres más notables del Perú del Siglo XIX. Su fama adquirió relieve continental e
internacional al romper la barrera del oscurantismo e ingresar a la Universidad de San Antonio Abad en 1875, año que marca el inicio de la profesionalización de la mujer peruana. Trinidad Enríquez, nació el 5 de junio de 1846. Fue hija de Marcelino Enríquez y Cecilia Ladrón de Guevara y Castilla. Su madre era de ascendencia noble, descendía de Túpac Amaru I y de José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru II), tal como sostuvo el distinguido historiador Horacio Villanueva Urteaga. Fue hermana de Ángela, madre del famoso escritor, pintor y periodista Ángel Vega Enríquez, fundador del diario “El Sol” y primer biógrafo de su tía. Ángela Enríquez fue considerada como una “intelectual olvidada”, escribía en la revista “Recreo”, fundada por Clorinda Matto y en la “Alborada” editada en Lima por Juana Manuela Gorriti. A los cinco años Trinidad María fue llevada a Lima, donde llamaba la atención de los amigos de la familia por su agudeza de niña precoz. De regreso al Cusco estudió en el Colegio Educandas, fundado por Simón Bolívar y regentado en esa época por la notable educadora Antonina Pérez, a quien Clorinda Matto recuerda a esta maestra con iración y respeto, como Sub- Directora figuraba la no menos notable Gertrudis Araujo y como profesora destacaba Elena Benavides de Enríquez. El currículo de estudios en colegios de mujeres en aquellos años era sólo hasta el tercer año de media, los dos últimos años cuarto y quinto se continuaba con cursos de especialización para optar al título de Profesora de Primeras Letras. Trinidad María, aspiraba a recibir educación superior y debía de prepararse con ese fin, y decide fundar su propio colegio en su domicilio en la calle Mesón de la Estrella Nº 44 (Antiguo local del diario “El Sol), dictándose cursos de Matemática Superior, Derecho Civil y Lógica Deductiva, contándose con un selecto plantel de profesores como: José Varea de Música, Gabino Pacheco Zegarra de Literatura, Teodocio Rozas de Filosofía e Historia, M. Bougereau de francés , quien había estado en Venezuela y iraba a Bolívar, interesando a su alumna en el estudio de la Emancipación Americana y la Liberación del Hombre. Gracias a sus conocimientos del idioma francés, Trinidad María leyó posiblemente a: Rousseau, Montesquieu, Saint Simon, Blanc y Flora Tristán, obras que influyeron en su formación y personalidad. La fundación del Colegio Superior fue considerada en la época como una herejía, ya que era inconcebible por esos años que las mujeres incursionaran en el terreno de la ciencia y la cultura. Zoila Ladrón de Guevara, Catedrática de la Facultad de Educación y pariente de
Trinidad Enríquez, emitía el siguiente juicio crítico en la Revista Pro- Cultura en l966: “....la gazmoñería, desata sobre Trinidad María la más vil calumnia y se pide se clausure el colegio, a pesar de tanta infamia, enhiesta y perenne se enfrenta con altivez de mujer encendida por el amor a los demás (...) como maestra Trinidad Enríquez es la abanderada de la Pedagogía Social y Política.” El Colegio Superior tuvo posiblemente una duración de tres años, tiempo suficiente para que Trinidad María concluyese la secundaria, se clausuró el colegio debido a la presión del elemento conservador de la época que no vacilaba en apedrear el local en las clásicas asonadas con que se daba término al tradicional Lunes Santo cusqueño. El arma que se esgrimió contra Trinidad fue el de ser acusada de lesbianismo, infamia a que hace referencia la doctora Ladrón de Guevara, pues no era posible que reuniera en su casa a mujeres inquietas, ávidas de conocimiento y saber, al igual que en la antigua Grecia fue denigrada Safo por haber vencido a sus colegas poetas en sendos eventos literarios y ser considerada por Platón como la “Décima Musa” por la belleza de sus versos. Derrota que no pudieron asimilar sus contemporáneos, creándose en torna a ella una infame leyenda negra, y que hoy las historiadoras mujeres han develado. Fue, con la Revolución sa, que la humanidad cambia y aparece Condorcet, ferviente feminista, quien escribió en 1790 “Sobre la isión de las Mujeres en el Derecho de la Ciudad”, libro que sirvió a las mujeres para reclamar sus derechos y probablemente Trinidad María nutrió su espíritu de un idealismo generoso y afirmaba al igual que Flora Tristán: “Servir a la humanidad, he ahí mi religión y mi vida”. El 3 de octubre de 1874, el Supremo Gobierno, durante el mandato de Pardo le otorga autorización de ingreso a cualquier Universidad Nacional, debiendo rendir exámenes de previas para revalidar sus estudios de cuarto y quinto de secundaria que los cursó en el colegio que ella fundó y que no contaba con valor oficial. Y fue a partir del 20 al 29 de abril de 1875, tras arduos exámenes orales que dejó atónito al jurado por la sapiencia de sus conocimientos; logra así ingresar a la Universidad en la Facultad de Jurisprudencia, hazaña sin precedentes en Perú y América.. Trinidad María, coronó con éxito sus estudios, obtuvo el grado de Bachiller en Jurisprudencia, mas no el de Abogada, porque este derecho no estaba permitido aquellos años a las mujeres. El Presidente Piérola le otorgó una autorización especial para que Trinidad María se graduase de Abogada, pero en un gesto de solidaridad feminista, exigió que dicha autorización no sea sólo para ella, sino para todas las mujeres en general.
El 5 de enero de 1848 se publicó en París la obra “Peregrinaciones de una Paria” de la insigne peruano-sa Flora Tristán, siendo la obra fundamental de Flora la “Unión Obrera”. Nadie sospechó las repercusiones que esta obra iba a tener en el movimiento socialista mundial. Trinidad Enríquez, mujer de aguda inteligencia, probablemente leyó y se inspiró en esta obra y trató de emular a la “Paria” en vida y obra; así lo demuestran sus actividades en el Cusco al adoptar la causa del proletariado y de las reivindicaciones sociales. En 1870, funda la Sociedad de Artesanos en compañía de Francisco García y Francisco González, este último padre del pintor nacional Francisco González Gamarra. Francisco García, murió en acción de armas al comandar el célebre batallón “Zepita” de artesanos que a instancias de Trinidad Enríquez, marcharon a la guerra, durante el grave conflicto de la Guerra con Chile en l879, fue así como el Gobierno Peruano, otorgó a perpetuidad a los artesanos el local de la capilla de los jesuitas en la Plaza de Armas. En dicho local Trinidad María, fundó la Escuela Nocturna para los obreros, enseñándoles lectura, escritura y las leyes que amparaban sus derechos. Incentivó al elemento trabajador a incursionar en política, eligiéndose al Primer Diputado Obrero el señor Francisco González, caso insólito como escribiera la doctora Rosa Augusta Rivero Ricalde, prominente lideresa social del Siglo XX y Primera Abogada graduada en el país. Luego de estos acontecimientos, Trinidad María, cae enferma, posiblemente de una dolencia nerviosa. Recobra la salud brevemente y saca a luz el periódico “La Voz del Pueblo”, órgano donde dio a conocer sus ideales de progreso a favor de su tierra natal. Fallece el 20 de abril de1891 a la edad de 45 años. Años después, Clorinda Matto en una Conferencia de Mujeres, realizada en Buenos Aires, recuerda a su maestra del Colegio Educandas y escribe: “Trinidad María Enríquez, cuzqueña audaz, fue la primera que en el Perú acometió las aulas universitarias en la facultad de jurisprudencia. Escribió en prosa correcta, fundó un colegio para señoritas y una escuela para artesanos donde ella misma daba lecciones a los obreros. La estrechez del escenario, talvez asfixió esa alma generosa; el vendaval del infortunio la arrastró, despiadado, hacia temprana sepultura, pero su nombre está escrito en el corazón del pueblo y no la olvida el país nativo”. Digno epitafio para una mujer que entregó su vida a la causa social de su pueblo, y coincidimos con el juicio crítico de la escritora Aurora Aráoz Ocampo quien
escribía en 1910; “Una fama más notable la espera, pues la historia del feminismo tiene que considerarla entre sus inmortales”. posted by Julio Antonio Gutiérrez Samanez | 12:54 PM | 3 comments
WEDNESDAY, JUNE 14, 2006
CERVANTES Y SU INMORTAL OBRA "EL QUIJOTE" CERVANTES Y SU INMORTAL OBRA “EL QUIJOTE” Escribe: Tania Consuelo Gutiérrez Samanez El mundo entero y de habla castellana celebra el Cuarto Centenario de publicación del “Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”, obra monumental del Manco de Lepanto, Miguel de Cervantes Saavedra. “El Quijote”, sale a luz en 1605, novela de la cual se han hecho millares de ediciones y traducido a todos los idiomas. Está escrita en prosa de fino estilo artístico y sintetiza los ideales del Siglo XVI. El Quijote refleja con nitidez el espíritu del pueblo español en sus manifestaciones íntimas: el realismo simbolizado en Sancho y el idealismo en el ingenioso manchego. Desfilan por sus páginas 607 varones y 62 mujeres con todo su carácter y sentido humano, pintados dentro del paisaje español con la excelsitud y sabia filosofía que sólo un genio como Cervantes pudo bosquejar con expresión pintoresca y humanista la sociedad de su tiempo. Los hombres y los ingenios más lúcidos en el curso de cuatro siglos se han ocupado de este personaje: Ortega y Gasset compara el alma de su pueblo con los protagonistas de la novela caballeresca, convertidos en inspiración de dramaturgos, poetas, pintores, dibujantes y escultores, pues, la plasticidad estética del Caballero de la Triste Figura, al lado de su fiel escudero Sancho, Dulcinea y Rocinante y otras criaturas de la fantasía cervantina han pasado a ser prototipos de la naturaleza humana. No en vano Cervantes vislumbró esta fama, cuando escribe en El Quijote: “Yendo pues, caminando nuestro flamante aventurero, iba hablando consigo mismo y diciendo: ¡Dichosa edad y siglo dichoso aquel, adonde saldrán a luz las famosas hazañas mías, dignas de entallarse en bronces, esculpirse en mármoles y pintarse en tablas, para memoria en lo futuro! ¡Oh! Tú, sabio encantador, quien quiera que seas, a quien ha de tocar el ser cronista desta peregrina historia! Ruégote que no te olvides de mi buen Rocinante, compañero eterno mío en todos mis caminos y
carreras”. El idealismo generoso de “El Quijote” se aprecia en su conversación con los cabreros, cuando dice: “!Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quienes los antiguos pusieron nombre de dorados; y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío!.Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes; a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano, y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con su dulce y sazonado fruto (...) todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia (...) No había la fraude, el engaño ni la malicia mezclándose con la verdad y llaneza: La justicia se estaba en sus propios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del interese, que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen”. Con estas frases, Cervantes inmortaliza su obra, llenando toda una etapa del Siglo de Oro de la literatura castellana, nadie como él, escribió en lenguaje castizo una obra monumental con caracteres de verdadera genialidad. Pese a que el éxito de publicación de El Quijote fue rotundo esta edición no le deparó fortuna a su autor; Cervantes vivió pobre y murió así, fue un marginado que supo sobrellevar con paciente estoicismo el dolor y el fracaso. Entre su obras menores, como clasifica la crítica, editó, “Las Novelas Ejemplares” (1613), “Persiles y Segismunda” (Obra póstuma, publicada en 1617). Cultivó la poesía en su juventud y es alrededor de los 20 años que escribe sus primeros versos con motivo de las exequias de la Reina Isabel de Valois. Se aprecia la vena lírica de Cervantes en su primera novela de corte pastoril “La Galatea”, publicada en 1585, así como sus Comedias y Entremeses, escritos con donosura y sutileza. Sólo Cervantes en lengua castellana fue capaz de trascender la región sublime del arte, seguido por el Fénix de los Ingenios, Lope de Vega. Es, en este entender que se considera la obra de Cervantes como un hito o vértice en donde confluye la literatura, cuando la crítica sitúa las producciones de la narrativa en antes y después de la obra Cervantina, y en esta opinión concordamos con Julio Cejador, conspicuo cervantista cuando afirma que “El Quijote es la primera novela del mundo” y una de las obras más bellas que ha producido el genio humano. En síntesis toda la creación de Cervantes, especialmente “El Quijote” nos hace reflexionar en nuestra propia vida, hacia un proyecto nuevo, un sueño, un ideal enmarcado en el amor al bien y a la libertad; aunque siempre nos saldrán al paso obstáculos como los “molinos de viento” o deseos fallidos, pero los seres humanos
seguiremos adelante, porque en nuestro fuero interno vivirá ese fantasma, representado en Don Quijote que nos alentará a la acción en procura de un futuro mejor. posted by Julio Antonio Gutiérrez Samanez | 9:00 AM | 0 comments
CHIQUIÁN Y SUS AMIGOS / Armando Alvarado Balarezo (Nalo) sábado, 9 de junio de 2012
LOS GALANTES SANTOS DEL CORPUS CUSQUEÑO - POR LUZ SAMANEZ PAZ, PRESIDENTA DE ASOLAPO
Imagen: Miguel Amaro
LOS GALANTES SANTOS DEL CORPUS CUSQUEÑO . LUZ SAMANEZ PAZ, POSTULADA AL PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2013 (www.asolapocuscoinmortal.org) Los santos "también tienen corazón", los santos "también se enamoran",
afirman los católicos de la zona, especialmente los indios i un buen número de mestizos. Se les atribuye una serie de intenciones amorosas, particularmente a quienes participan en la Solemne Procesión del CORPUS CHRISTI, que se efectúa todos los años en el mes de junio en el CUSCO. Es una fastuosa Fiesta Católica, que transcurre, sin embargo, entre ancestrales sentimientos paganos, porque desde su origen interaccionan antiguas costumbres incas i españolas. SAN SEBASTIÁN i SAN JERÓNIMO, son los primeros santos que entran a la pelea por rivalidades amorosas, ambos están enamorados de SANTA CATALINA. Asímismo, se establece una vigilancia especial al patrón SANTIAGO, que tiene fama de seductor i además es militar i sobre todo entra al Templo con caballo i todo. Se dice wque enamora a SANTA BÁRBARA i a la Virgen de BELÉN, sentimientos de los cuales no serían ajenas esa vírgenes. La LINDA, que por ser la más bella de las vírgenes, es también la que mayores iradores tiene en esa "santificada corte". El CORPUS, que sustituyó al desfile de las MOMIAS de los EMPERADORES PRECOLOMBINOS, se realiza actualmente dentro del amplio PROGRAMA del denominado MES JUBILAR DEL CUSCO, que coincide además, con la fecha litúrgica del mismo nombre. La celebración está ligada profundamente a las tradiciones i costumbres de nuestro pueblo i constituye una muestra de la mezcla de las creencias ancestrales del cusqueño i las impuestas posteriormente por los españoles. Es por eso que esta Fiesta multicolor, se puede advertir dentro de un solo espectáculo de gran colorido, las expresiones melancólicas i pensarivas de los quechuas, así como la bizarra bohemia de los hidalgos, que se combinan con la prudente alegría de los mestizos. Todo ello, unido en unn gran espectáculo, que al conjugarse en una común expresión de alegría, se desborda en escenas formadas por waynos, danzas i rezos, canciones, cruces, recogimiento, enamoramiento, actos de contrición i bebidas de todo tipo, especialmente la tradicional CHICHA i el CAÑAZO. Por otro lado, el CORPUS que se celebra en las provincias altas, sobre el níveo manto del QOYLLURITI o Lucero de la Nieve, se dibuja con encarnadas flores de ÑUJ´CHU, una gigantesca CRUZ de rojo muy intenso. Los fieles se inclinan con unión ante ese símbolo católico, que además, puede ser apreciado a varios kilómetros de distancia, pero en realidad lo que hacen es rendir homenaje a su APU TUTELAR , el nevado del QOYLLURITI , dios i señor de todos los pueblos de las alturas, de las regiones andinas. En lo que concierne a la noche en que los santos deben pasar en la BASÍLICA DE LA CATEDRAL, antes de la procesión i durante la semana, en la que deben pernoctar luego de la misma, se dictan todas las providencias, para que las vírgenes estén bien resguardadas, i por supuesto, nada haga peligrar su
castidad. El más vigilado es como habíamos dicho, el patrón SANTIAGO. Por eso, el corpulento SAN CRISTÓBAL es colocado delante de él, para que no le pierda de vista. Sobre todo debe cuidar que no se acerque a SANTA BÁRBARA, de quien se dice está muy enamorado. Se encarga el austero JOSÉ, para que vigile a la LINDA, que por ser la más bella de las vísgenes, es también la que mayores iradores tiene. La ubicación de SAN PEDRO, está entre SAN SEBASTIÁN i SAN JERÓNIMO. El discípulo preferido de CRISTO tiene la misión de hacer guardar el orden, porque en cualquier momento pueden surgir las disputas entre esos santos, debido a que entre ellos existe gran rivalidad, ya que están enamorados de SANTA CATALINA i así sucesivamente. Asimismo, se dice que dentro de la CATEDRAL, los santos realizan una especie de CONGRESO, analizando el co,portamiento de sus fieles i discutiendo los petitorios que finalmente harán llegar a CRISTO, para el ofrecimiento de la fe católica. En esas discuciones no se permiten la intervención de SANTA CATALINA, ni de la Virgen de ALMUDENA, a quienes se considera intrusas, porque representan a solo Iglesias i no a Parroquias, requisito indispensable para que intervengan en el CORPUS CHRISTI. Ambas imágenes son colocadas un poco alejadas de las demás, porque se cree que SANTA CATALINA ha llegado para estar cerca de los santos que la pretenden i de la Virgen de ALMUDENA, que es coqueta, porque es conciente de su hermosura. Como no puede ser de otra manera i tratándose de mujeres, hay ostentación i rivalidades. Se afirma por ejemplo, que cierta vez en la entrada de Todos los Santos, se encontraron frente a frente la rica i enjoyada Virgen de BELÉN i la modesta SANTA BÁRBARA. La primera mirándola con soberbia i cierto desprecio, le dijo: -
Qué
pobre
La
aludida
-
Es
estás,
cómo
le cierto,
vienes
contestó pobre
a con
esta
Fiesta, altivés
pero
vestida i honrada
así
-
desdén: -
Esas i muchas anécdotas han inventado i hacen circular los devotos. Cada una de las mismas son festejadas con alegres risas i generosas libaciones de bebidas alcohólicas. Como se puede apreciar el CORPUS CHRISTI, es una gran fiesta costumbrista i religiosa. El CHIRI-UCHU, es el plato principal en esa festividad. Esa vianda tiene como ingredientes el cuy o conejo asado o QEWI, el KUTUTO o cuy macho, los rojos rocotos, la gallina hervida, los chorizos i otras carnes doradas, la CANCHA o tostado de maíz, el queso fresco, el CAU CAU o huevera, el cochayuyo i la CHALONA o carne asada. Así se reunen en un solo
plato manjares provenientes de la costa, la puna i la quebrada, rociados con abundantes caporales de CHICHA. Actualmente el CORPUS CHRISTI, conservsa sus fastuosas i singulares características, convirtiéndose además, en una gran atracción turística. EL CORPUS CHRISTI LUZ SAMANEZ PAZ La fiesta del CORPUS CHRISTI levanta sus míticos altares de plata, oro i diamante i la procesión avanza, toda de luz i colores al son de los WAYNOS, desparramando ardientes ÑUJ´CHUS, sobre un mar de cabezas. Alborotado, inmenso, flotan mil nubecillas de embriagador incienso, a las andas como islas de pedrería, oro i plata, más que un pueblo cristiano, circula un pueblo pagano. De innumerables voces, se oye el piadoso canto... en que hay gritos de júbilo i temblores de llanto. Nubes de angustia humana, que se deshace en gotas i ráfagas de alegría, que se deshace en luces. Dando extraño relieve a todo el día, que hizo brillar con tonos de luz i de alegría: penitentes i profanos, santos, vírgenes i pecadores, estandartes i cruces, andas monumentales i ÑUJ¨CHUS, el CHIRI-UCHO, plato tradicional i la CHICHA de jora...
Todo a medias se apaga, todo a medias se ilumina, con amarilla i vaga luz que se atreve a penas a remontar el vuelo, haciéndose más notable la oscuridad del cielo. El INTI con su esplendor difuso antes que acabe el día usó toda su ardiente luz... que tiñó la Fiesta del CORPUS CRISTY, de oro, rojo i añil... Donde se mezclaron todas las razas humanas, con sus vestimentas de todo color... en donde el alma cusqueña, vive su ancestral tradición. Inquietan al PUEBLO todos los santos i vírgenes, "que también se enamoran porque tienen corazón"... i que desfilan haciendo derroche. I son los ÑUJ´CHUS ROJOS que tiñen las fiestas, mujeres piadosas que pasan rezando, hombres que preguntan con humilde gesto, niños que lloran, perros que ladran e imágenes que dicen su mensaje divino. I sigue el cortejo de gente piadosa, que en masa compacta i rosario en la mano, pasa mirando su santa o su virgen devota i modula muy quedo su cálida oración.
I así, en las Fiestas del CORPUS CHRISTI, el PUEBLO es el alma de esta devoción.
Imagen: Felipe Tapia
Literatura cusqueña Los Incas, es sabido, no conocieron la escritura, pero esto no fue obstáculo para que desarrollaran una literatura en lengua quechua en géneros como el épico, eldramático y el lírico. Pequeñísima parte de este acervo cultural se ha conservado hasta hoy día gracias a las recopilaciones que hicieron los cronistas. Se trata, sobre todo, de poesías como los haylli, que eran una especie de himnos guerreros, o los harawi, que, por el contrario, eran canciones de amor y de ausencia. Durante los primeros siglos de la colonia, el género más característico fue la crónica. Entre los cronistas que nacieron en el Cusco o que crearon su obra en la antigua capital incaica destacan el Inca Garcilaso, con sus Comentarios Reales de los Incas(1609); Vasco de Contreras y Valverde, con su Relación de la Ciudad del Cusco (1649); Diego de Esquivel y Navia, autor de las Noticias Cronológicas de la Ciudad del Cuzco (1749), y, finalmente Ignacio
de Castro, quien escribió una Relación de la Fundación de la Real Audiencia del Cuzco (1788). Un hombre de letras que también alcanzó renombre en su tiempo y que es considerado hasta ahora uno de los pilares de la literatura peruana colonial, fue Juan Espinoza Medrano. El lunarejo, autor de un Apologético en favor de Luis de Góngora (1662), de gran maestría estilística. El Inca Garcilaso de la Vega (1540-1616) es, sin embargo, quien alcanza una estaura universal. Para muchos encarnación del mestizaje que se produce en tierras peruanas tras la conquista española. Garcilaso es ante todo el autor de esa mezcla de crónica histórica, literatura y autobiografía que son los Comentarios Reales de los Incas, libro escrito en plena madurez intelectual y en el que el Inca hace una reconstrucción de la vida en el imperio de los incas, no siempre fidedigna pero llena, en cambio, de la iración que los cusqueños sienten por ese período de suhistoria. Otro momento interesante de la literatura cusqueña colonial está relacionada con el quechua y se produce a partir de fines del siglo XVII. Por entonces, el nacionalismo en germen de los sectores criollos hace que se empiece a producir una literatura en el idioma nativo que busca adueñarse del pasado incaico. Tal es el caso, por citarse sólo los ejemplos más representativos, de los dramas en quechua Usca Paucar y Ollantay. De hecho, algunos estudiosos consideran que el período que va de fines del siglo XVII a fines del XVIII, es el "siglo de oro" del quechua literario. La literatura del Cusco republicano está marcada por la preocupación que los artistassienten por la situación de postración en que viven las masas indígenas, así como por el afán de revalorar y rescatar las más diversas expresiones culturales de este sector por entonces mayoritario de la población. En la narrativa, esto se tradujo en el surgimiento de la novela indigenista, cuyas primeras manifestaciones las encontramos en el siglo XIX. Narciso Aréstegui (1824-1869) y Clorinda Matto de Turner son los máximos exponentes. Abogado, profesor y político cusqueño, Aréstegui es el autor de El padre Horán, novela en la que se relata la vida del Cusco en la primera mitad del siglo XIX y hace una fuerte denuncia de la pobreza de la mayoría de sus pobladores entre ellos los indios. Clorinda Matto de Turner (1852-1909) es autora de la que es considerada la primera novela indigenista del Perú, Aves sin nido, en la que se muestra la cruel explotación de la que eran víctimas los indígenas. Entre su amplia producción literaria se encuentran también unas Tradiciones cuzqueñas que, al estilo de las Tradiciones peruanas de Ricardo Palma, recogen pasajes de la historia de la antigua capital incaica y hechos curiosos ocurridos en ella. Entre las dos últimas décadas del siglo XIX y las dos primeras del siglo XX, la ciudad del Cusco conoce el auge de una amplia y variada producción teatral en lengua quechua. Son más de setenta, entre dramas y comedias, las obras que se escribieron y se pusieron en escena en ese período y son numerosos, asimismo, los autores que cultivaron estos géneros literarios, destacando los nombres de Nicanor Jara, José Lucas Caparó y Nemesio Zúñiga Cazorla. En el siglo XX, es casi imprescindible eso que podríamos llamar la "mitología literaria" del Cusco, que nos muestra sobre todo la imagen de una ciudad sagrada, cuna de la más alta civilización que floreció en suelo peruano y americano hasta antes de la llegada de los europeos. Precisamente desde esta perspectiva resultan pioneras algunas páginas de
esos dos pilares del indigenismo cusqueño que son Luis E. Valcárcel y José Uriel García. Valcárcel, con su libro Del ayllu al imperio (1925), inaugura esa manera de exaltar la grandeza de la antigua capital del Imperio que mezcla el ensayo con la prosa poética y que desde entonces se cultiva incansablemente en el Cusco. Otro libro que publica en 1925, De la vida inkaica. Algunas captaciones del espíritu que la animó, está en la misma línea. José Uriel García (1884-1965), condiscípulo de Valcárcel y, como él, polémico ensayista, escritor e historiador, es el autor de El Nuevo Indio (1930), en el que hace un agudo análisis del mestizaje y la aculturación en la sociedad peruana. La poesía es el género preferido por varias generaciones de escritores cusqueños a lo largo del siglo pasado, pero son sobre todo dos los que destacan y cuya obra trasciende los marcos locales, Luis Nieto Miranda (1910-1998) y Andrés Alencastre (1911-1983); el primero, un exponente del "cholismo", una vertiente de la poesía peruana que revalora las expresiones culturales de los mestizos o "cholos", y el segundo, el más importante cultor en el Perú de la poesía en idioma quechua. Figura imprescindible también es la del padre Jorge A. Lira, cuya contribución al rescate de la literatura oral quechua, tanto en la vertiente poética como en la de la narración, es sumamente valiosa. Canto de amor y Tutupaka llaqta son algunos títulos que corroboran lo que acabamos de afirmar. Por lo demás, al hablar de tradición oral, es justo recordar a una de las principales informantes del padre Lira, doña Carmen Taripha, en cuya persona en cierto modo se encarna el genio creativo del pueblo quechua. En los últimos años, tres narradores cusqueños, que en su obra retratan tanto al Cusco urbano contemporáneo como el rural o incursionan en el pasado de la capital incaica, han recibido reconocimiento a nivel nacional. Ellos son Enrique Rosas Paravicino, Luis Nieto Degregori y Mario Guevara Paredes. Esto es un extracto del artículo Literatura cusqueña de la enciclopedia libre Wikipedia. En Wikipedia hay disponible una lista de los autores
VIERNES, 8 DE FEBRERO DE 2013
LENA, efluvios deletéreos en la poesía Leer la poesía de Lena Marice Orduña (Cusco, 1989) es dejarse arrastrar por una imaginería despiadada que inmoviliza y arrincona al lector hasta sumirlo en un estado de ingravidez emocional debido a la desnudez y horizontalidad de un mensaje repleto de un fulgor sumamente lascivo cuyo objetivo es contener el tiempo y hacernos cerrar los ojos ante tanta rojez oscura y fresca. Un aprisionamiento hipnótico que va empapando los desiertos urbanos que la cotidianidad alienante con sus desalentadores horizontes grises- nos impone tan vehementemente. La suya, es una poesía de ruptura, un juego viscoso de luces de neón que nos quema las pupilas sin ropaje alguno, que va hacia el origen de lo que realmente nos hace tan humanos: el deseo de creernos envenenados solo para ser atenidos con minuciosidad por una mano compasiva, el acto de rescatar del fondo de nuestras propias oquedades esas sombras teatrales que nos dominan y a la que tanto pánico les tenemos; un juego de aromas crueles y corruptos hechos para dominar y ser dominados, donde lo hedónico y lo tóxico se mezclan con breves visiones angelicales. En cada verso hay un replanteamiento del amor como un medio efímero de pausar la tragedia vital que nos embarga. Para
ella, el amor es algo serio, en la medida en que haya una entrega y una honestidad total donde la vida esté en juego. Cada poema es una cruel escalada por el lado crepuscular de los sentimientos; aparece la noche y nos cambia la faz, nos hace feroces y el desgobierno es ya la bandera de nuestras embarcaciones ("Nada es incorrecto cuando esta anocheciendo)". Las ideas de Lena tienen ese aroma a cine negro, la búsqueda de un asesino que se camufla hasta en el humo y el hallazgo consternador de la sangre regada en un lecho que huele a viernes por la noche con tormenta, donde los relámpagos son dos corazones que alguna vez se trenzaron y cuyos latidos agónicos aún se hallan diseminados en las esquinas mas neblinosas de un pueblo fantasma. El blog de Lena: http://vertigobajolacama.blogspot.com.es/ (Me encanta darle de comer a sus peces)
CEREBRO DE UNA TUMBA Qué significado tiene el vacío en la orilla de mis ojos si el silencio es la orilla del vacío. -Pequeña amapola, tristeza de cera, engendro mefistoDesluce el dolor con un suspiro caliente En un Anochecer contra Anocheceres ¡Corazón! No alcanzarás mi amanecer con el dolor de tus raíces Ni con escombros en mi ser, Cerebro de tumba
No hay nada entre líneas Ni cuerpos de deseo absortos de placer, Solo debes saber, que la soledad es una palabra vacía Es el límite del viento, la aureola caída Cerebro de tumba. -Pequeña tristeza, amapola mefisto, engendro de ceraEstás mojando mi silueta en tu laguna desierta Con agua de llanto, con leche de madre. Con calma cucaracha de mi alma, deja de matarme en paz . Lena Marice Orduña
Barquito de: Leo Cáceres en 1:26:00 p.m. Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir con TwitterCompartir con Facebook Etiquetas: Lena Marice Orduña
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(1) Un poeta, narrador, historiador, periodista, excluido de todas las antologías. (2) Jaime Miranda, Olinto Ugarte, Calvo y Avendaño en Cusco.
Hace poco días, un amigo puso en mis manos el último libro del poeta cusqueño Angel Avendaño. Lo leí de un solo viaje, de un viaje en taxi. Me estremeció. Se titula Sacramentos y funerales de las sombras. Es historia de amor e historia de una vida. A Rina Soto, su compañera, le dedica allí un poema que evoca: ¡Tus manos de Casandra ordenando los días, / tu blusa azul, / tu falda, tus ojos de vicuña que miran lo invisible.!• Y en su ¡Elegía desde el Qosqo!• dedicada a Gustavo Valcárcel: ¡Olviden a Narciso. Amar es un poema / siempre nuevo, dos manos que se estrechan / cuando las otras manos los acusan.!• A continuación, fragmentos de un diálogo con el poeta. Notas Relacionadas
100 años de “El cóndor pasa” 20 años de “País de Jauja” 30 años sin Chabuca Angel Avendaño, el poeta omitido, cuenta historias de su vida. DATO Prólogo de amor Te clavaste como un puñal en mis sueños, desde entonces tu nombre amanece en mi sangre y, como el amor es faena de plenitud perfecta, amándote conquisto mi derecho a la vida.
(De la antología personal A contracorriente).
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-En el libro In forma de Parole, publicado en Reggio Emilia, Italia, en 1981, se publican unos versos en quechua e italiano que se atribuyen a Isidro Condori, ladrón de caballos. ¿Son de CÉsar Calvo? -La vez pasada que Antonio Melis me llamó, le reclamÉ, le dije: Tú sabías, Antonio, que esos eran mis poemas. -CuÉntame la historia completa. -Son unos poemas que yo había escrito en quechua, y los tradujimos al castellano con CÉsar Calvo. DespuÉs los traduje al quechua. Luego los volvimos a traducir al castellano. Los enviÉ al concurso de Poesía de Casa de las AmÉricas. ContÉ la historia de que un campesino, Isidro Condori, había escrito esos poemas y que yo los había traducido al castellano. De Casa de las AmÉricas me respondieron que no aceptaban trabajos que no fueran presentados por los autores. CÉsar Calvo recogió despuÉs en la embajada de Cuba los ejemplares enviados al concurso. No supe más del asunto. El poemario se perdió. DespuÉs de la muerte de Calvo, los versos aparecieron como obra íntegramente suya. CÉsar los había hecho traducir al quechua ayacuchano. -CÉsar Calvo era un gran fabulador. -Sí. Fue un gran amigo, un poeta extraordinario, gozó de la vida en forma envidiable. De su generación, fue el que mejor manejó el idioma. Para mí está en el trío de los mejores de esa etapa, con Javier Heraud y Mario Razetto. (Lee en quechua uno de los poemas, Yana Wayra: Viento negro). Es uno de los poemas
que publicó CÉsar, traducidos al quechua ayacuchano, lo que habla del propósito que Él tenía de hacer suyo el poemario. Si comparamos el quechua cusqueño con el ayacuchano, ves que hay una diferencia. El cusqueño es un quechua glotalizado. Decimos quen' ko. El quechua ayacuchano es mucho más suave. Nosotros utilizamos el apóstrofo para indicar la glotalización. -¿En que año viniste por primera vez a Lima? -Conocí Lima a los 22 años. Vine a estudiar a San Marcos. Ya era estudiante de la Universidad del Cusco. Por presiones familiares, para separarme de mis actividades políticas, me vine a San Marcos. Fue para peor. En San Marcos coincido con CÉsar Calvo, con Alfonso Barrantes, con Federico García, con Reynaldo Naranjo. En 1963, cuando matan a Heraud, los estudiantes del Cusco salimos a la calles a protestar. -¿Cómo ingresas en el periodismo? -Yo estaba preso en la cárcel de la Almudena en Cusco, en 1973, y escribí una carta a la revista Oiga, que la publicó íntegra. Animado por eso, escribí unas notas para el diario La Crónica. Guillermo Thorndike las publicó y me hizo la propuesta de escribir semanalmente. Cuando salí de la cárcel, en 1974, me vine de frente a La Crónica. Así iniciÉ mi vida periodística, hasta 1985. CÉsar LÉvano ... ETIQUETAS:
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Poesía: Regreso de Sofía Buchuck Apr 01, 2013Comments Offby Jimena Gorraez Belmar
Sofía Buchuck es intérprete, historiadora, poeta y compositora cusqueña. Vivió en varios países de América Latina antes de establecerse en Inglaterra. Actualmente se encuentra en el Perú terminando su nuevo álbum musical con la participación de grandes representantes de la música andina como lo son Julio Humala, Pedro Arriola, Chano Díaz Limaco entre otros. Regreso fue publicado en su primer poemario Al otro lado de América en 2004 por la Editorial Resistencia en México.
Regreso Regreso a la foresta de mi infancia, a esconderme tras los árboles y plantas de mis juegos, a pertenecer una vez más a la tierra mía, a beber el agua de la memoria, Yo regreso.
Regreso hoy sin cuestionar nada, al principio de la vida, a hablar con la madre naturaleza, a compartir mis secretos con la creación, ¿A dónde más podría regresar?
Regreso tal vez, mayor, tal vez sabia y avergonzada, Regreso alegre y sedienta de esperanza.
Soñé con el retorno, regresé de muchas maneras, aprendí a ver de muchas formas, a oler más allá, a ver más allá, a sentir más allá, pensé que era un sueño, y a pesar de saber de fantasías, este era mi sueño más real.
Muchas cosas pasan en la vida, algunas violentamente, nos arrojan a nuestros orígenes, y el dolor hasta el límite, y a distancia hasta el límite, en esos precisos momentos yo regreso.
Puedo escuchar las gotas de lluvia en mi cabeza, oler los troncos y saberme a salvo, Regreso a beber el frio que cura, a amar cada hoja del vestido de la naturaleza, una vez más yo regreso.
En mi vida doblé muchas esquinas, pero nunca la piedra fue tan cercana, estuve buscando el olor a fuego, pero nunca encontré aquella que hiciera sentirme,
Me estuve buscando en los caminos, hasta haber regresado. Coger el aire y sentir libertad, escuchar el canto de las aves, sin cuestionar la felicidad.
Entrevista a:
Jorge Alejandro Vargas Prado Miryam Yataco Introducción – “sobre los nuevos jóvenes en el Perú….”
Es difícil expresar en palabras la extraordinaria contribución de la juventud peruana al desarrollo del país en este momento, tanto en la literatura escrita, como oral, en la música, en las nuevas propuestas de arte performático, visual, y experimental los jóvenes peruanos están ya construyendo un futuro para el país que ellos desean tener. Sus propuestas de orden multidisciplinario apuntan a un país inclusivo, plurilingüe, diverso, reflejado en la justicia social y cultural. Aquí presento a un creador, tanto literario, como multidisciplinario. Jorge Alejandro Vargas Prado tiene 25 años, y ya ha publicado varios libros, antologías, habla quechua, inglés, y rumano; tiene una banda bilingüe que hace post-folk. Además ha sido editor de una de las propuestas editoriales más interesantes (a mí entender), la Revista Noqanchis, tipo fashion escrita totalmente en quechua. La cual uds. pueden adquirir y apoyar tamaño esfuerzo editorial del Centro Guamán Poma de Ayala, del Cusco. Noqanchis – lliwpaq revistanchis – Actualización editor: Jorge Alejandro Vargas Prado
Jorge Alejandro nació en Cusco en 1987. Egresó de la Escuela Profesional de Literatura y Lingüística de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa. A pesar de su corta edad ya ha publicado tres libros, el primero es Cuentos (2006), el segundo es Para detener el tiempo (2008) y el tercero es Kunan Pop (2010). Ha sido editor principal de varias recopilaciones de poesía y narrativa, donde destaca sin duda la antología escrita de forma bilingüe en castellano y en quechua bajo el título deQosqoqhechwasimipiakllasqarimaykuna (2012) con Luis Nieto
Degregori y César Itier. Ha sido ganador de varios premios en poesía, narrativa y video-poesía porque su propuesta es multidisciplinaria. Es fundador del Grupo Editorial Dragostea y empezó su carrera de editor a los 16 años.
Poema borderline 2 Escucha: Yo, puedo cernir el cielo y hacer que llueva. Puedo pincharle los ojos a Dios con mi aguja incandescente. Revierto el mundo y sin embargo: Tú. Luego, tu mandíbula: nudo de cordilleras, tu maldita boca. Soy feliz como un río de sangre, como un brazo suelto persiguiéndote, como tu ropa sucia. Yo, soy feliz como un grito.
Sin duda, Jorgicha como le llaman sus amigos, es un gestor cultural, su trabajo se refleja en el arte plástico, la intervención urbana, la traducción de poesía, la video-poesía, la música, y producciones plurilingües. Actualmente, trabaja en el proyecto de políticas culturales hacia una sociedad más justa “Perúsuyu” del Centro Guamán Poma de Ayala, allí es editor de la primera revista completamente en quechua del Perú:Noqanchis. Ha publicado más narrativa que poesía, pero este año espera publicar un libro conceptual bilingüe de poesía. Tiene una pequeña banda que es bilingüe y hacen post-folk. Se llama Chintatá. Conocí a Jorge Alejandro Vargas Prado vía una entrevista que él le hizo a César Itier con el titulo Si no quiere desaparecer, el Quechua tiene que dar el salto a las ciudades,publicada por la revista Parlante que pueden ver aquí http://www.revistaparlante.pe/?q=node/33 Desde que observe su temática me pareció interesante arlo para una entrevista virtual.
Foto: César Venero Torres
1-
¿Eres quechuahablante, y además un poeta multilingüe. ¿Por qué escoges el oficio de la literatura, Jorge?
Querida Miryam, todavía me falta desatar la lengua para considerarme realmente quechua hablante. ¡Cuánto quisiera yo ser muy fluido! ¡Cuánto quisiera tener yo la suerte de ser bilingüe coordinado como mis amigos! Pero aunque no pueda hablar el quechua fluidamente, puedo escribirlo bastante bien. Yo entiendo el mundo a través de la literatura y no tengo idea por qué es así. Creo que sería demasiado pretensioso decir que nací para la literatura, especialmente porque entiendo que la literatura se “aprende”, pero creo que no podría vivir tranquilo sin ella. La literatura me ha enseñado a vivir en comunión, me ha enseñado a no juzgar, me ha enseñado el placer de la contemplación que en esta época tan acelerada se está perdiendo. La literatura me ayuda a detener el tiempo y agudiza mis sentidos. La literatura me ha enseñado a amar mucho la vida y a disfrutar del mar. Antes, cuando tenía más tiempo libre, escribía todo el tiempo en mi cabeza: planeaba lo que iba a escribir y vivía mi propia vida a través de un filtro bien raro. Me he hecho adulto ahora y me he distraído un poco de la literatura. Los años trabajando en el Centro Guaman Poma han sido espectaculares, pero muy adultos y me han desgastado. Quizás también he exagerado haciendo demasiadas cosas: video-poesía, arte plástico, intervenciones urbanas, clases fallidas de violín, mi banda Chintatá. Quisiera creer que todos los tipos de arte, al final, tienen en nuestros corazones un mismo lenguaje. Imagino que por eso a veces prefiero una forma sobre otra. Sin embargo, una de mis pocas certezas es la literatura. Creo que podría dejar de hacer, por ejemplo, música; pero nunca voy a abandonar la literatura. Además, le agradezco demasiado a la literatura y al quechua porque me han dado las más grandes satisfacciones y me han acercado a las más grandes personas. 2¿Explícame un poco cómo percibes tu bilingüismo castellano-quechua? Tal vez empezando por la historia de cuando estas lenguas ingresaron en tí, en tu repertorio lingüístico? ¿Cual percibes que es tu primera lengua? ¿Y qué lugar tiene el runasimi en tu diario vivir y sobre todo en tu corazón? Creo que todos los cusqueños tenemos el quechua debajo de la lengua. Los que no lo hablamos de nacimiento, igual lo escuchamos desde que estamos en la barriga. Es muy común escuchar hablar el quechua en el Cusco. Los medios de comunicación y los intelectuales le están dando un valor más y más grande al quechua. Los propios jóvenes de ahora sienten menos vergüenza y aunque estén vestidos como Justin Bieber, cantan y bailan con alegría violenta, por ejemplo, las canciones en quechua de Gualberto Apaza. Al contrario de lo que dicen muchos especialistas, siento que hay una onda poderosa que se
expande. Estamos floreciendo. Ojalá el estado haga su parte y cuide de estas nuestras flores para que crezcan fuertes y se sigan esparciendo. Mi primera lengua es el castellano y mi o más directo con el quechua está íntimamente ligado a mi abuelita Juana. Ella hablaba en quechua en el mercado cuando yo le acompañaba a comprar las cosas, eso me despertaba una terrible atracción. Siempre me imaginé hablando con las señoras en quechua. Recuerdo que en la biblioteca de mi primo Guido había un libro que se llamaba “El quechua para todos”. Por el título, pensé que realmente era un libro para aprender quechua fácilmente, pero era un tratado lingüístico demasiado confuso. De ahí comencé a preguntarle a mi abuelita algunas palabras. La primera persona que nos enseñó quechua en el colegio fue un profesor de Historia en 2do. de secundaria que copió un listado inmenso de palabras en el pizarrón. Nos enseñó también un poco a insultar y eso me ayudó mucho después para poder entender cómo se construyen ciertas expresiones. Recuerdo otra ocasión en el colegio: el 2003 en Huacho, cuando estaba participando en una competencia deportiva de colegios mercedarios a nivel nacional, y se estaban presentando todas las delegaciones, un amigo que habla quechua nos enseñó a decir: “Chakaykitakichariy, warmi”. Ante cualquier cosa, para impresionar a los otros colegios mercedarios del Perú, repetíamos esa frase gritándoselas y además le añadimos: “on the table in my room”. Ahora que reflexiono sobre ello, me doy cuenta que sentíamos placer al hacerles saber a los otros que hablábamos un idioma distinto, muy nuestro (aunque en realidad no lo sabíamos) y que además, éramos lo suficientemente postmodernos para utilizar el inglés con la misma picardía y aplomo, y en el mismo momento. Mis primeros recuerdos del quechua siempre son muy tibios, llenos de cariño. A los 16 años, cuando ingresé a la universidad en Arequipa para estudiar Literatura llevé un curso obligatorio de quechua. Allí fue que mi interés se desbordó indeciblemente. Luego de mis clases dentro de la currícula académica de mi facultad, llevé dos cursos más en la universidad. Dentro de esos cursos encontré las distintas tendencias en la escritura del quechua y entendí que la lengua no puede ir desligada de su cultura. Con mi profesor Julián Roca comí por primera vez chaqu que es una especie de piedra blanca muy harinosa que se mezcla con agua y es deliciosa para acompañar la papa hervida. Yo chaqché coca por primera vez a los 14 años, pero fue con mi profesor Julián que aprendí a amarla y respetarla mucho más. Con mi profesor Julián y mi profesora Antonieta tradujimos versos de Ana Blandiana, Sor Ana Inés de la Cruz, Renée Vivien, Sylvia Plath, Alejandra Pizarnik y Mercedes Cabello para hacer una intervención urbana con stickers que hasta ahora conservo. Pero fue en el Centro Guamán Poma de Ayala que mi boca comenzó a explotar. Como sabía muy bien la gramática, el gran escritor Luis Nieto Degregori me dio la confianza para hacerle “corrección de estilo” a textos que publicábamos. Allí desarrollé más y más mi capacidad escrituraria en quechua. Sin embargo, debo agradecer a personas como Juan Galiano, Jacinto Paucar, Vicky Casós y, muy especialmente, a Hilda Cañari con los que comenzamos a usar el quechua en todo momento en las oficinas. A ellos les tengo un cariño inmenso, porque –como si fuera magia– el mundo andino más rural se abrió de golpe para mí mientras más cercano me sentía de ellos. De niño y adolescente fui muy urbano, pero siempre andino. Luego, viví 5 años en una ciudad con muchas ansias de occidente como Arequipa, que hasta hace poco tiempo no aceptaba ser andina. Entonces no tuve tiempo para encender el mundo andino rural de mi corazón a través del o directo con la realidad que tiene la mayoría de jóvenes en el Cusco. Seguro que en mi corazón había una especie de semillita. De pronto, todo se dio. Desde mi primera clase de quechua, creo que no ha habido un solo día en el que no piense sobre el quechua. En la literatura también pienso todos los días. Por eso los relaciono tanto. Yo me siento un muchacho quechua urbano. Si uno se pone a pensar, si no existiera la terrible discriminación y racismo en mi país, yo hubiera hablado quechua de nacimiento. Sin embargo, creo que la cultura quechua está muy viva en todos los jóvenes del Cusco aunque no dominen el idioma. Que yo escuche música islandesa no me hace menos quechua. Además, creo que las etiquetas que segregan y encasillan ya no funcionan. Al final somos humanos, pero entendemos el mundo de distintas formas. Creo que en el Cusco festejamos en quechua, amamos en quechua, abrazamos a nuestros amigos en quechua, comemos en quechua, tomamos cerveza en quechua, trabajamos en quechua, pero hablamos en castellano. 3¿Leía que le preguntaste a Céesar Itier sobre la importancia del „salto del quechua a las ciudades‟; asumo que es al uso oficial del quechua en las ciudades tanto de la Sierra pero en especial de la costa, digamos Lima.
Porque el quechua se habla ya en las ciudades, hasta en Lima la lengua tiene vida…. pero es invisibilizada. ¿Hablas de oficializar esa invisibilidad? Háblame un poquito de eso … Creo que es urgente que hablemos el quechua en cualquier parte y con cualquier persona. Creo que debemos entender que, como mencionas, el quechua hace tiempo dejó de ser una lengua rural. El quechua en la ciudad está bajo una capa pesada de polvo, pero no se necesita de un milagro para que se desentierre. El quechua está extremamente vivo en la ciudad del Cusco, pero se usa muy poco. Sería alucinante que los bancos, por ejemplo, construyan una política de uso del quechua, aunque sea para saludar. He visto ya programas de televisión en Cusco que son en quechua. Hay que buscarle el gusto estético al quechua. Hablarlo por placer, por diversión. Obligar a los hospitales grandes y bancos donde todavía hay una discriminación aberrante a quechuas monolingües. Sheyla Galarreta, una chica quechua profesional, hizo su tesis sobre los terribles actos de discriminación a los quechua hablantes en el hospital de los pobres del Cusco, el Antonio Lorena. Antes, preguntaba a cada institución a la que iba si es que podrían atender a personas en quechua. Los que siempre me contestaban de manera afirmativa y con alegría eran los trabajadores del B. En cambio, y esto hay que decirlo, una vez en el Scotiabank una muchacha me miró muy despectívamente y me dijo: No. Presenté mi reclamo al Scotiabank y me respondieron con una carta. Creo que en el proyecto Perúsuyu, cuyo gestor fue Luis Nieto Degregori con el apoyo de César Venero Torres y Juan Galiano, se han realizado 2 importantes actividades que ayudan a desempolvar el quechua en la ciudad. Primero, la Hora del quechua, realizada con la Municipalidad Provincial del Cusco y la Academia Mayor de la Lengua Quechua, que invade todos los domingos la Plaza de Armas del Cusco (un espacio de exclusión bien significativo en este Cusco pisoteado por el turismo). Y la revista Noqanchis que vincula lo fashion, lo postmoderno, lo citadino con la alegría y la comunión de nuestros saberes milenarios, todo completamente en quechua. Creo que del estado principalmente tendrían que surgir iniciativas poco convencionales como las que menciono para potenciar nuestra lengua. Pero no hay una política cultural relacionada. No hay interés de las autoridades por hacer un plan estratégico que abarque varios niveles. Sin embargo, el tema está visibilizando. ¡Necesitamos tantísimo una televisión nacional –desde el estado– en lenguas originarias! 4¿Cómo joven quechuahablante piensas que por ej. la producción de rock en quechua (tipo Uchpa) o de otras manifestaciones parecidas estén creando un impacto en que la lengua se vea de otra manera ante los monolingüecastellano hablantes costeños? En especial los y las limeñas? Yo he visto ciertos cambios… aun no son grandes pero pueden predecir cierta tendencia a la apreciación por ej. del quechua. Siento que muchos limeños y limeñas tienen una concepción bastante particular de la situación del Perú en general. Aunque haya muchísimos hijos de provincianos, Lima continúa teniendo una visión bastante limitada de lo que es el Perú. Sin embargo, ahora que lo pienso, así como ellos desconocen el Perú no costeño, los cusqueños, por ejemplo, tenemos también una visión limitada y prejuiciosa de las personas de la selva del propio Cusco. Tenemos que encontrar mecanismos interesantes de romper barreras, de acercarnos y disfrutarnos. Creo que las manifestaciones que mencionas pueden ser una herramienta para acercarnos entre nosotros los peruanos que somos, realmente, tan diferentes. El arte verdadero puede nacer del corazón de cualquier persona, más allá de su cultura o idioma. Sinceramente, no creo que sea ningún pecado que exista rock o pop en quechua. Mientras la creación artística no sea conducida por los mandatos de la industria y del consumo (el pop coreano es un clarísimo ejemplo de ello) y sea la expresión real del corazón de alguien, me parece genial que haya una movida así. El quechua está tomando un inusual rumbo adquiriendo otros espacios. Lo genial es que se utiliza el pop, el rock, la moda o lo occidental no para negar la andinidad, sino al contrario, para reforzar el hecho de poseer una andinidad poco usual, pero andinidad al fin. 5¿Mi posición como sociolingüista es que las lenguas pueden ser usadas en muchas direcciones y en muchos contextos pro-diversas razones, que las lenguas cambian con el tiempo y son sus hablantes quienes poseen la libertad de transformarlas. ¿Qué piensas de la gente que „sacraliza las funciones del quechua‟ que constantemente la llama la lengua telúrica, inamovible?
Creo que ese es un discurso que está pasando de moda, felizmente. Yo le encuentro una estrecha relación al discurso de cierto sector cusqueño (que tiene todavía rasgos de llaqtataytakuna o gamonales) que relaciona al quechua con un cusqueñismo chauvinista, totalitario y corrosivo. Esas personas creen que todo lo relacionado al Cusco es lo mejor, lo más bello, lo más puro. Le temo terriblemente a los discursos puristas. Por supuesto que el quechua es sacro en un contexto, hay momentos en los que nosotros sólo podemos hablar con las divinidades en quechua, especialmente cuando participamos en ritos sociales (aunque yo sé que también la pachamamita habla español). Sin embargo, creo que el quechua es un idioma como cualquier otro. Si usando el quechua le podemos hacer frente al (post)colonialismo y a esa tendencia que tiene “lo poderoso” en el mundo a homogeneizarlo todo, genial. No le faltamos el respeto al quechua cometiendo errores en su uso, no le faltamos el respeto al quechua cuando ocasionalmente aparece una palabra en español, no le faltamos el respeto al quechua en una canción pop, no le faltamos el respeto al quechua expresando en quechua otras cosmovisiones, le faltamos el respeto al quechua cuando no lo hablamos. La cultura estática está destinada a desaparecer o sólo ser apreciada en museos. 6¿Siendo un poeta, qué rol crees que podría tener la literatura en la revitalización del quechua a través del territorio nacional? Como ya lo mencioné, la creación artística sincera y, sobre todo, el efecto que produce en nuestros espíritus es increíble, pero inexplicable. El arte remueve conciencias, destroza imaginarios destructivos, edifica corazones abiertos y nos devuelve lo que esta época nos está quitando: la posibilidad de sentir con intensidad y de contemplar lo que todos los días miramos sin darnos cuenta. No hay mejor herramienta que la literatura para fortalecer un idioma sin transmitir una ideología destructiva. La literatura quechua necesita independencia. Adoro ver libros de poesía publicados sólo en quechua. La poesía quechua, por ahora, puede ser la principal herramienta para difundir y disfrutar el quechua escrito. El proceso va a ser difícil. Poca gente que habla quechua, puede leer y escribir fluidamente en quechua textos más largos. Para ello necesitamos que la sociedad en general nos brinde más mecanismos para poner en práctica nuestras capacidades escriturarias en quechua (publicidad, afiches, textos informativos, señaléticas en las instituciones, etc.) y, sobre todo, necesitamos con urgencia que el estado –en todos sus niveles– implemente la educación intercultural bilingüe no sólo en los sectores rurales, sino en todo el Perú. Una educación que nos muestre que no sólo hay un camino, que no sólo hay una verdad, sino que proponga un aprendizaje crítico y tolerante y que, además, esté en estrecha relación con otros idiomas originarios es vital para desarrollar las capacidades lingüísticas y, sobre todo, humanas de los niños y niñas de las ciudades y del campo. Creo que ese sería un paso definitivo para lograr una explosión de literatura no sólo en quechua, sino también en las otras lenguas nacionales. Es importante, también, pensar el quechua a través de la literatura como una lengua no sólo regional. Las lenguas quechuas se hablan en todo el Perú. Es preciso que el proceso de normalización del quechua se expanda sencillamente por amor. Mientras más quechuahablantes (cualquiera que sea su lengua quechua) puedan leer un texto sin importar en qué lugar del Perú se haya producido, el quechua será más hermoso y grande. Creo que para el desarrollo de una literatura, pensando en el número de lectores, es necesario que se conozca el proceso de normalización. Con el ingreso de nuevas personas a grupos tradicionalmente cerrados, están comenzando a avizorarse cambios. 7¿Los limeños como yo, hijos de migrantes por ej. en mi caso, mi madre es ancashina quechuahablante, y yo la ví sufrir mucho en nuestra larga estadía en Lima. ¿Crees que esta nueva generación de lo que yo llamo nuevos mestizos son más sensibles a apreciar las lenguas andinas y amazónicas o somos una excepción ante la regla de desprecio lingüístico y de favorecer al castellanismo impuesto? Desconozco mucho sobre el caso de Lima y de los nuevos mestizos en Lima. Yo paso poco tiempo al año en Lima como para tener una idea. Sin embargo, una iniciativa que me parece fenomenal y que surgió de las aulas de mis colegas de Literatura en la Universidad de San Marcos, es la revista Atuqpachupan, una publicación académica y literaria completamente en quechua. Bajo la dirección de Pablo Landeo se han juntado chicos provincianos quechuahablantes y jóvenes hijos de provincianos
quechuahablantes que no hablan fluidamente el quechua pero lo están aprendiendo, lo están escribiendo. Cuando visito la Feria Internacional del Libro de Lima y vendo los libros en quechua de Guamán Poma de Ayala, veo que muchas personas se identifican y me hablan sin miedo en quechua, sin embargo, muy poca gente joven en Lima me ha hablado en quechua en la FIL. Otra cosa que observo es que familias de clase media limeña se interesan porque sus hijos se acerquen al quechua, aunque ellos no tengan ascendencia provinciana. El tema del racismo y la discriminación está siendo tocado desde muchísimos niveles en el Perú: en el campo académico, en la ficción popular, en la ficción “académica”, en la publicidad, en las redes sociales, etc. Creo que la polarización de las últimas elecciones le dio al tema el empujón que le faltaba para que los peruanos y peruanas asumamos que la discriminación y el racismo son, quizás, el principal problema de nuestro país. Por ello, imagino que la autoestima y la identidad del nuevo mestizo en Lima, se está alzando de una forma poco conocida. Lo que me sorprende es la velocidad con lo que todo esto está pasando. No sé si son las redes sociales, pero hace pocos años todo lo que está ocurriendo ahora era impensable, o quizás estaba demasiado escondido. En el caso del Cusco, especialmente en la universidad, conozco luminarias. Son muchachos y muchachas que provienen de comunidades amazónicas y andinas que no tienen ninguna vergüenza de hablar el quechua o el asháninka o el matsiguenka o el yiney que son extremadamente inteligentes, críticos, talentosos, carismáticos e imaginativos. Supongo que en ellos, el conflicto de los “dos mundos” se está solucionando de una manera más feliz. Veo cada vez más jóvenes escribiendo en quechua en Facebook. Veo cada vez más videos subidos por jóvenes awajunes, wambisas, asháninkas en el Youtube y en ellos, veo cada vez más comentarios en lenguas originarias. 8-
¿Eres un chico muy guapo y al leer tu poesía me di cuenta que eres muy DEEP.
¿Qué te dice la gente cuando ven que te identificas tanto con el quechua, saltan los estereotipos? (Risas). Me halaga muchísimo lo que dices, tanto que ni sé cómo responder. En realidad, cuando estoy en comunidades, por ejemplo, tomando unas cervecitas con las personas, hay un cariño instantáneo que surge entre nosotros a través del quechua. Yo intento que cada cosa que hago salga de mi corazón. Y creo que, culturalmente, muchos quechuas somos así. Siempre nos abrazamos, no tenemos miedo a expresar nuestro cariño, siempre estamos ofreciendo algo, somos muy confiados, etc. Entonces, el quechua me sirve para expresar y recibir el cariño con personas que sólo hablan quechua o que son bilingües y viven en comunidades rurales. Nunca me he sentido muy cómodo en un lugar pituco. No me gusta fingir. No me gusta aparentar. No me gusta tener “modales”. Me siento más cómodo y tranquilo en lugares menos, digamos, occidentales. Es decir, en un cargo en Coya, nadie va estar mirando tus zapatillas o si te sientas de tal o cual forma o si agarras los cubiertos de tal o cual manera. Por otro lado, algunas personas intelectuales de la ciudad, al principio, me tomaban en broma. Sin embargo, cuando se dan cuenta que es algo más profundo y sincero, también se emocionan. Creo que todo lo que hago artísticamente (literatura, música, videopoesía) y en mi vivir diario tienen debajo una necesidad medio política de romper estereotipos, de quebrar lo establecido. A mí me gusta mucho el huayno, entonces, en las discos –cuando estoy borrachito–me gusta pedir huayno, si lo ponen, me gusta ver las reacciones de los asistentes, además que adoro bailarlo. A veces el dj me mira con cara de asco. No me importa. Te cuento una anécdota para acabar. Hace poco fue el matrimonio de mi primo. La mayoría de los invitados eran arequipeños de clase media alta. Fui a la recepción, en un lugar muy occidentalmente elegante, con mi chullo de Ccatcca. Cuando entré, hubo un silencio tan incómodo y adiviné unas miradas tan sorprendidas que al sentarme en la mesa, pasado un rato, me lo quité. Sin embargo, dije dentro mío: “Carajo, Jorge, tienes que ponértelo”. Lo hice. Salí con mi chullo en todas las fotos oficiales de la boda. Al final, cuando las personas estaban ya borrachas se me acercaron, me dijeron que el chullo era muy lindo y se sacaron foto conmigo. Fue muy divertido. Mi familia y mis amigos siempre me han dado fuerzas y me apoyan mucho. Sin el apoyo de mi madre y de mi abuelita, sin el apoyo de todos los increíbles amigos y compañeros de trabajo, sin el apoyo de mis profesores no hubiera podido hacer que mi corazón haga lo que siente. A ellos, y a tí por el interés y esta linda entrevista, anchatapuniañachaytamunashani, tukuykayrawraqsunquywan. Miryam Yataco te dice desde Nueva York: Gracias a tí Jorge, desde que empecé a leerte y ver tus trabajos me
doy cuenta que hay una gran esperanza en las nuevas juventudes que emergen con una conciencia clara de un país que espera aun ser un espejo de sus mayorías minorizadas. Las lenguas del país, dejadas de lado, excluidas, tienen en jóvenes como tú la promesa de un futuro digno y sobre todo de un futuro en que los ciudadanos peruanos cuyas lenguas maternas no sean el castellano, se encuentren con todos nosotros en un espacio de igualdad y no de asimetría como el que nos caracteriza ahora ”Un futuro de respeto para las lenguas originarias del Perú y para sus hablantes.” Jallalla.
Foto: Alfredo Velarde
Información del autor http://www.guamanpoma.org/blog/?tag=jorge-alejandro-vargas-prado http://www.revistaparlante.pe/?q=node/33
Video- poema Katatay http://www.youtube.com/watch?v=eYWxwcSCDag&playnext=1&list=PLD523D2FEA938B438&feature=results_main
Sobre su libro Kunan Pop http://www.youtube.com/watch?v=enu8MwoG48s
۰۰۰۰۰۰۰۰۰ Antología Quechua del Cusco